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jueves, 22 de enero de 2015

Divorcio y hogar

AFABILIDAD Y DULZURA PARA QUE HAYA CARIDAD
La  necesidad a veces nos enseña la afabilidad y la dulzura para con el prójimo.  Las criaturas muy independientes acostumbran a ser caprichosas y ásperas. Cuando crecemos, es útil que tengamos que necesitar del concurso de los demás, para volvernos más cariñosos y más sensibles al afecto fraternal…
Los que  aun no saben lo que es la vida, cuando la necesidad llama a su puerta, comprenderán, tal vez, inmediatamente, que todos somos hermanos. Dios siendo tan bueno, permitió la pobreza y la enfermedad en el mundo  para que aprendiésemos su divina ley de fraternidad y auxilio mutuo.
Muchas veces cuando nos humilla,, sufrimos mucho. Hacemos esfuerzos para reaccionar con malas palabras y a veces, si nos lo impide cualquier causa, si esta no existiera,  agrediéramos al que nos ha ofendido.
No debemos  dar eco a ese pensamiento, debemos  procurar en esos momentos hacer ejercicios  mentales de tolerancia. Reflexionar con uno mismo, y ponernos en el lugar del que nos ha ofendido. Esto requiere mucho esfuerzo, porque solo el pecado  nos ofrece la puerta ancha. La virtud es más difícil.
Jesús nuestro amado Maestro nos protege en las aventuras singulares, compadeciéndose de nuestras necesidades.  No debemos reincidir en esas exhibiciones, que caímos en la adversidad,  pues siempre al lado de las personas educadas, hay muchos explotadores y numerosos holgazanes.
Jesús no camino en la Tierra solamente para que lo admirásemos, ni el Evangelio escrito solo para que el hombre  encuentre en sus paginas  motivos de apologías brillantes. Su palabra nos aclara siempre,  que permanecemos  en el mundo  con el santo objetivo de purificar el corazón.  Dios quiere que nos amemos unos a los otros. Su misericordia, de vez en cuando, reúne fortuitamente  a los propios enemigos, para verificar si ya estamos preparados la tarea sacrosanta del amor.
Como discípulos del Evangelio, debemos comprender que no debemos abandonar la lucha contra el mal, en hipótesis alguna: entretanto, debemos desarrollar  la batalla  en el campo silencioso de los sacrificios. Dios nos pone en los caminos que debemos recorrer para aprender algunas cosas. Sin embargo Jesús nunca nos abandona.  Por eso, debemos procurar tratar  a los pecadores  no como a criaturas perversas, sino como a enfermos necesitados de medicación constante. ¿No fue así como nos trato Jesús en su misión divina? Jesús  encaró a los romanos como personas atacadas por la enfermedad de la ambición y de la tirania; a los judíos, como enfermos de la vanidad y del egoísmo destructores; y, seguramente, habrá visto en Judas un compañero demente, así como en  Pilatos a un hermano perseguido por la enfermedad del miedo.
La bondad de Cristo, en todos los actos de Su vida y hasta  en los últimos instantes en la cruz, nos debe inspirar fe en Su ayuda desinteresada,  cuando fue conducido al madero entre dos ladrones, en los cuales debemos observar a dos enfermos del mundo, bastó que uno de ellos mostrase el deseo sincero de mejorarse, recobrando la salud, y el Señor  le prometió el Paraíso.   El mundo prepara siempre un calvario para las vidas cristianas, pero  el Maestro reserva la corona de la vida….
Si el Salvador vino a la Tierra a probar los testimonios más ásperos, vertiendo sangre y lágrimas ¿Por qué damos tanta importancia a unas gotas de sudor, vertidas en beneficio propio? En todas partes, estamos en la casa de Nuestro Padre y llegará el día en el que tendremos por templo  de Dios el mundo entero, pero en nuestra actual condición, no nos cuesta reconocer  el provecho de la Iglesias  y el carácter sagrado  del culto en el hogar, en lo que concierne a las enseñanzas de Jesús. El hogar es el templo más noble, porque nos ofrece la oportunidad diaria del esfuerzo y adoración. Cada criatura de nuestra convivencia, bajo el mismo techo, representa un altar para el culto de la bondad, del cariño de la comprensión. Cada borrasca domestica es una ocasión para la distribución de esperanza y fe.  Cada día afanoso  proporciona posibilidades  de testimoniar la confianza en Dios. Mientras eso  ocurre en la intimidad de nuestro hogar,  las instituciones religiosas pueden funcionar como hospitales  de los espíritus convalecientes , como granero para los hambrientos, como fuentes de informaciones sublimes para los ignorantes. Cualquier enfermo esperara el regreso de la salud, pero observando reintegrarse en el plano del esfuerzo diario; el hambriento se alimentará de modo a proseguir su camino; y el ignorante  se instruirá para que se acostumbre a aplicar lo que aprendió. El hogar es el nido donde  el espíritu humano crea en si mismo, con el auxilio del Padre celestial, las alas de la sabiduría y del amor, con las que hay que conocer, más tarde, las sendas divinas del Universo.
Los negocios materiales siempre crean  cierta atmosfera de incomprensión para las lecciones de Cristo. El hogar es como una fortaleza de nuestra felicidad en el Tierra, pero nunca como base para el enriquecimiento de dones espirituales.
Las fuerzas que nos encarcelan  el corazón en las rejas de tantos problemas temporales, acostumbran a ser violentas y rudas. Mientras tanto, Dios no se cansa  de atraernos a sus brazos misericordiosos.
Dios nos llama por la manera DE CÓMO Jesús a los discípulos. ¿Para realizar la unión divina es necesario marchar, en la “tierra” de nosotros mismos, pese a los malos días y las tenebrosas noches!...
La vida tiene un profundo significado,  los hombres somos exiliados de las míseras tinieblas, que nos encontraremos más tarde con Dios, o con la punición. El Evangelio es un mensaje de salvación, nunca de tormento. Conocemos la extensión de nuestra indigencia y el grado de nuestras debilidades; más la misericordia divina  restaría inmovilidad sin nuestras caídas y dolorosas necesidades.  El cristianismo nunca será  una doctrina de reglas implacables, sino la historia  y la ejemplificació n de las almas transformadas con Jesús, para la gloria de Dios. si las lecciones del Maestro solo nos ofreciesen  motivos de condenación ¿Dónde estarían  las grande figuras evangélicas  de María de Magdalena, Pablo de Tarso y tantas otras? No obstante la pecadora transformada fue la mensajera de la resurrección; el inflexible y cruel perseguidor convertido  recibió de  Jesús la misión de iluminar el gentilismo.
Si Dios nos ofrece, diariamente oportunidades de levantarnos  hacia su amor ¿Por qué vivir en la incredulidad contumaz? Vivir sin esperanza es el peor de todos los males. Cuando  nos iluminamos interiormente,  comprendemos el significado de todas las cosas.
Alcemos nuestras voces al cielo, pidamos fuerzas y coraje para seguir caminando hasta el fin, sin olvidarnos de llevar como itinerario el Evangelio de Jesús, que nos llevara siempre a puerto seguro, a la “Casa de Dios”
Merchita
Extraído del libro “Renuncia” de Francisco Cándido Xavier.
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                       DIVORCIO Y HOGAR


APOYO AFECTIVO • Francisco Cándido Xavier

Los temas enfocados eran los asuntos actuales de la familia, destacándose el divorcio. Después de muchas opiniones contradictorias, al inicio de las tareas, El Evangelio Según el Espiritismo nos ofreció para el estudio el ítem 2 del capítulo XXII, sobre las cuestiones que preocupaban a la asamblea de frecuentadores de nuestros trabajos.
Al termino de la reunión, nuestro querido Emmanuel escribió las anotaciones que titulo el Divorcio y hogar, que a continuación se expone.”

NOTA – El capítulo XXII del Evangelio Según el Espiritismo tiene por título “No separéis lo que Dios junto”. Examinando el problema del divorcio, ante el dogma de la indisolubilidad del casamiento., Kardec estudia los versículos 3 y 9 del capítulo XIX del Evangelio de Mateo, esclareciendo de inicio: “A no ser lo que procede de Dios, nada es inmutable en el mundo. Todo lo que procede del hombre está sujeto a cambios.”
Luego afirma: “En el casamiento lo que es de orden divino es la unión conyugal, para que se opere la renovación de los seres que mueren. Más las condiciones que regularizan esa unión son de tal manera humanas que no hay, en todo el mundo, y aun mismo en la cristiandad, dos países en que ellas sean absolutamente iguales. Y no hay un solo país que no haya sufrido modificaciones a través del tiempo.
Concluye Kardec que, en la unión conyugal, la ley divina es el amor, acentuando: “Dios quiso que los seres se uniesen no solamente por los lazos carnales, sino también por los lazos del alma, a fin de que el mutuo afecto de los esposos se extienda a los hijos”.


DIVORCIO Y HOGAR• Emmanuel
Indudablemente el divorcio es comprensible y humano, siempre que la pareja se encuentre a la vera de la locura o de la delincuencia.
Cuando alguien enloquece, reconocidamente, da la segregación en la cárcel o en el sanatorio especializado en terapias de la mente, a través de irreflexiones con las que señala la propia inseguridad, es imperioso se le aplique recurso adecuado para el reequilibrio.
Hecha la asertiva, y atentos que debemos estar a los principios de causa y efecto que nos orientan en los engranajes de la vida, es razonable se pida a los cónyuges el máximo esfuerzo  para que no interrumpan los compromisos a que se confiaron en el tiempo. Para que se atienda a eso es justo anotar que, muchas veces, el matrimonio, a efecto de organismo vivo y actuante, adolece por desidia de una de las partes.
Dos seres, uniéndose en casamiento, no están únicamente llamados al rendimiento posible de la familia humana y al progreso de las buenas obras a que se dedican, más están también y principalmente - muy principalmente – al amparo mutuo.
¿Considerado el problema en la formula exacta, qué decir del hombre que, a pretexto de negocio y administración, luchas y cuestiones de naturaleza superficial, dejase a su mujer sin apoyo afectivo en el que se comprometió con ella al buscarla a fin de que compartiese la existencia?
¿Y qué pensar de la mujer que, bajo la disculpa de obligaciones religiosas y encargos sociales, votos de amparo a causas públicas y contrariedades de parentela, recusasen el apoyo sentimental que debe al compañero, desde que se decidió a compartir su camino?
Dos corazones que se entregan uno al otro, desde que se funden en las mismas promesas y realizaciones reciprocas, pasan a responder, de manera profunda, a los impositivos de causa y efecto, de los cuales no pueden definitivamente escapar.

Todos sabemos que del equilibrio emocional, entre los compañeros que se responsabilizan por la organización doméstica, depende invariablemente la felicidad casera.
Por eso mismo, en el dialogo a que somos habitualmente impelidos, en el intercambio con los amigos encarnados en la Tierra, acerca del relacionamiento de que carecemos en la sustentación de la tranquilidad de unos para con los otros, divorcio y hogar constituyen temas  que no nos será licito olvidar.
Si te encuentras en las olas pesadas de la desarmonía conyugal, atendiendo para el divorcio o cualquier otra especie de separación, no menosprecies buscar alguna isla de silencio con el fin de pensar.

Considera las propias actitudes y, a través de criteriosa examen, indaga por tu propio comportamiento en el área afectiva en la que te comprometiste, en la garantía de la paz y de la seguridad emotiva de la compañera o del compañero que elegiste para la jornada humana. Y tal vez descubras que la causa de las perturbaciones existentes reside en ti mismo.
Hecho esto, si tienes la conciencia vinculada al deber, acabarás donando al corazón que espera por tu apoyo, con el fin de trabajar y ser feliz, la cuota de asistencia debida que se le hace en materia de alegría y tranquilidad, amor y comprensión.



LO QUE DIOS JUNTO• J. Herculano Pires (Hermano Saulo)

Es la ley del amor lo que une a las almas. El casamiento por interés o conveniencia ligan apenas los cuerpos, cuando los ligan. “El juramento pronunciado al pie del altar se torna un perjuicio, si fue dicho como simple formula”, enseña el Evangelio Según el Espiritismo. De eso resulta que hay casamientos indisolubles porque determinados por la ley del amor, que es la ley de Dios, más también existen casamientos insustentables porque efectuados según las leyes variables de los hombres, obedeciendo a intereses o conveniencias puramente humanas o ilusiones pasajeras de los sentidos.
Esa es la razón principal de la separación de los casados. Lo que Dios junto por el amor permanece unido por la propia fuerza del amor. Y si alguien lo separara estará cometiendo una acción contraria a la voluntad divina. Más lo que los hombres unieron por intereses no tiene posibilidad. Por eso los propios hombres crearon leyes humanas que preservan la sociedad de la desagregación producida por las separaciones inevitables.

Kardec enseña: “El divorcio es una ley humana, cuya finalidad es separar legalmente lo que de hecho ya estaba separado. No es contraria a la ley de Dios, pues solo reforma lo que los hombres hicieron.”
Los que acusan al espiritismo de divorcista no conocen la posición verdadera de la doctrina ante ese problema. Mantener la unión legal de una pareja ya de hecho separada es atentar la moral de la sociedad, pues los casados separados se renuevan con la formación de dos nuevos compañeros, ambos ilegítimos, de los cuales resultaran naturalmente los hijos ilegítimos. Eso es un mal social, una enfermedad de la sociedad, para la cual solo existe un remedio, que es el divorcio, legalizando la separación y permitiendo la legitimidad de los nuevos hogares constituidos. El Espiritismos es realista, ve las cosas como ellas son y no como queremos que sean.
Más, como vemos en el mensaje de Emmanuel, el espiritismo solo admite el divorcio en los casos extremos, enseñando que las obligaciones morales asumidas en la vida terrena tienen la sanción de la ley divina de causa y efecto, de la acción y reacción. Jesús mismo permitió el divorcio, como vemos en Mateo, XIX: 3-9. Por causa de este permiso evangélico, la legislación del divorcio en el estado de Nova York [en los Estados Unidos] solo admite como motivo el adulterio.
Las personas interesadas en el esclarecimiento del asunto deben leer el capitulo XXII del Evangelio Según el espiritismo.

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MOTIVOS DE LA OBSESIÓN.

Los motivos de la obsesión varían según el carácter del Espíritu; muchas veces es una venganza que ejerce sobre un individuo de quien ha tenido que quejarse durante su vida o en otra existencia; a menudo no tienen otra razón que el deseo de hacer mal; como sufre, quiere hacer sufrir a los demás; halla unaespecie de gozo en atormentarles, en vejarles; de este modo la impaciencia que se demuestra le excita, porque tal es su objeto,
mientras que se le cansa por la paciencia; irritándose, demostrando despecho, se hace precisamente lo que él quiere. Estos Espíritus obran algunas veces por ira y por celos del bien; por esto dirigen sobre las gentes honradas sus intenciones maléficas.

246. Hay Espíritus obsesores sin malicia, que son algo buenos, pero que tienen el orgullo del falso saber; tienen sus ideas y sus sistemas sobre la ciencia, la economía social, la moral, la religión, la filosofía; quieren hacer prevalecer su opinión y al efecto buscan médiums bastante crédulos para que les acepten con los ojos cerrados, a quienes fascinan para impedirles que puedan distinguir lo verdadero de lo falso. Estos son los más perjudiciales, porque los sofismas no les cuestan nada y de este modo pueden acreditar las utopías más ridículas; como conocen el prestigio de los grandes nombres no tienen ningún escrúpulo en servirse de aquellos ante los cuales uno se inclina con respeto, y tampoco retroceden por el sacrilegio de nombrarse Jesús, Virgen María o un santo venerado. Procuran deslumbrar por un lenguaje pomposo, más pretencioso que profundo, erizado de términos técnicos y adornado de grandes palabras de caridad y de moral: se guardarán de dar un mal consejo, porque saben bien que serían despedidos;además, los que son sus víctimas les defienden porfiadamente diciendo: ya veis que nada dicen de malo. Pero la moral no es para ellos sino un pase; es el menor de sus cuidados; lo que quieren ante todo es dominar e imponer sus ideas aunque estén desprovistas
de razón.
247. Los Espíritus sistemáticos Son casi siemprehabladores, muy prolijos, procurando compensar la calidad por la
cantidad. Se complacen en dictar a sus intérpretes escritos voluminosos e indigestos y a menudo poco inteligibles, que felizmente tienen por antídoto la imposibilidad material de ser leídos por las masas. Los Espíritus verdaderamente superiores son sobrios de palabras; escriben poco y dicen mucho; además esta prodigiosa fecundidad debe ser siempre sospechosa.
No podríamos ser bastante circunspectos cuando se trata de publicar estos escritos; las utopías y las excentricidades, de las que abundan mucho, y que chocan con el buen sentido, producen una molesta impresión sobre las personas novicias, dándoles una idea falsa del Espiritismo, sin contar que estas son armas de las cuales se sirven sus enemigos para ponerlo en ridículo. Entre estas publicaciones las hay que sin ser malas y sin dimanar de una obsesión pueden ser miradas como imprudentes, intempestivas o poco hábiles.

248. Acontece muchas veces que un médium solo puede comunicarse con un Espíritu, que se une a él y responde por aquellos que son llamados por su mediación. Esta no es siempre una obsesión, porque puede dimanar de una falta de flexibilidad del médium y de una afinidad especial de su parte por tal o cual Espíritu. No hay obsesión propiamente dicha sino cuando el Espíritu impone y aleja a los otros por su voluntad; lo que nunca
es el hecho de un Espíritu bueno. Generalmente el Espíritu que se apodera del médium con la idea de dominarle, no sufre el examen crítico de sus comunicaciones; cuando ve que no son aceptadas y que se discuten, no se retira pero inspira al médium el pensamiento de aislarse y muchas veces se lo manda. Todo médium que se
resiente de la crítica de las comunicaciones que recibe es el eco del Espíritu que le domina, y este Espíritu no puede ser bueno desde el momento que le inspira un pensamiento ilógico, el de rehusar su examen. El aislamiento del médium es siempre una cosa mala para él, porque no tiene ninguna comprobación para sus comunicaciones. No solamente debe cerciorarse por el aviso de un tercero, sino que le es necesario estudiar todas las clases de comunicaciones para compararlas; aislándose en las que obtiene,por muy buenas que les parezcan, se expone a hacerse ilusión sobre su valor sin contar que no puede conocerlo todo y que versan
siempre, poco más o menos, sobre un mismo asunto.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC.

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