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lunes, 18 de agosto de 2014

El porvenir del Espiritismo


                                    EL PORVENIR DEL ESPIRITISMO
   

En cuanto al porvenir del Espiritismo, los espíritus afirman unánimemente que el triunfo está cercano, a pesar de los obstáculos que se le oponen. Esta profecía les resulta fácil, en principio, porque la propagación es obra personal de ellos. Ayudando al movimiento o dirigiéndolo, saben bien lo que deben hacer. Y en segundo término, les basta abarcar un período de corta duración para ver en él a los poderosos auxiliares que Dios enviará y que no tardarán en manifestarse. 
Sin necesidad de ser espíritus desencarnados, vosotros, espíritas, podéis transportaros con vuestra imaginación treinta años en el futuro para encontraros en medio de la generación que se eleva. Considerad, entonces, lo que sucede hoy, seguid la marcha progresiva y veréis agotarse en vano esfuerzos a quienes se creen convocados para destruir al movimiento. Los veréis desaparecer poco a poco de la escena, al lado del árbol que crece y cuyas raíces se extienden cada día un poco más. 
*. Los acontecimientos comunes de la vida privada son, generalmente, consecuencia de la manera de actuar de cada cual; éste triunfará con su capacidad, su prudencia, su perseverancia y su energía. Aquél, en el mismo caso, fallará en razón de su ineptitud. De manera que se puede decir que cada uno es artífice de su propio destino, el cual no está sujeto a ninguna regla ciega y fatal independiente de la persona. Conociendo el carácter de un individuo, se puede intuir con facilidad la suerte que le espera en el camino tomado. 
 Los acontecimientos que se relacionan con los intereses generales de la Humanidad se encuentran reglamentados por la Providencia. Cuando algo se halla en los designios de Dios, ha de cumplirse, ya sea de una manera o de otra. Los hombres ayudan a su ejecución, pero ninguno es indispensable, ya que de lo contrario Dios estaría a merced de sus criaturas. Si quien está encargado de una misión comete errores, otro vendrá a reemplazarlo. No existe la misión fatal, obligatoria. 

EL GÉNESIS 
ALLAN KARDEC

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CODIFICACION DE LA DOCTRINA ESPÍRITA

-La codificación de la Doctrina Espírita, elaborada dentro de los principios del Consolador prometido por Jesús, amplió de forma considerable los horizontes de nuestro entendimiento. Nos trajo conocimientos incuestionables para dirigir nuestras conductas, estableciendo para toda la humanidad una ruta segura, basada en exaustivos estudios para la sustentación de nuevos conceptos. Hoy ya somos consientes de que los ofensores transfigurados en verdugos, la mayor parte de las veces son grandes obsesados por entidades sombrías para ponernos a prueba, a modo de pruebas largas que nos llevan a demostrar en la práctica, la virtud que enseñamos. Sabemos que las dificultades que se asemejan a espinos magnéticos en el campo de nuestro trabajo, son recursos valiosos que la vida nos ofrece para que no hablemos nuevamente de la conquista de experiencia.El precio de la victoria se llama lucha.
ANTONIO LIMA
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MUNDOS SUPERIORES Y MUNDOS INFERIORES


8. La calificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.
Tomando la Tierra como punto de comparación, se puede formar una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aún se encuentran en su superficie y que son restos de su estado primitivo. En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna belleza; sus instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza o de benevolencia, ni por nociones de lo justo o injusto; la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, emplean su vida en conquistar su alimentación.
Sin embargo, Dios no abandona a ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia, yace latente la vaga intuición de un Ser Supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su eclosión para una vida más completa; porque éstos no son seres degradados sino niños que crecen.
Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los Espíritus puros,desmaterializados y resplandecientes de gloria, con dificultad se reconocen aquellos que animaron a esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.
9. En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy diferentes que las de la Tierra. La forma del cuerpo es siempre, como por todas partes, la forma humana, pero embellecida, perfeccionada y sobre todo,purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos, más delicados, tienen percepciones que lo grosero de los órganos sofoca en este mundo; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, por decirlo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de su voluntad, así como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban a los manes en los Campos Elíseos. Los hombres conservan a voluntad los rasgos de sus emigraciones pasadas y aparecen a sus amigos tal como les conocieron, pero iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos,demacrados por los sufrimientos y por las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.
La poca resistencia que ofrece la materia a los Espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea más rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de inquietudes y de angustias, es proporcionalmente mucho más larga que en la Tierra. En principio la longevidad es proporcional al grado de adelantamiento de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto,es considerada como una transformación feliz, porque la duda sobre el porvenir no existe. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.
10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amigables, nunca se turban por la ambición de dominar a su vecino, ni por la guerra consecuencia de aquella. Allí no hay ni señores, ni esclavos, ni privilegios de nacimiento; sólo la superioridad moral e inteligente establece la diferencia de las condiciones y de la supremacía, La autoridad es siempre respetada,porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.
El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar el rango de los Espíritus puros, y este deseo incesante no es un tormento sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados;los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia
son desconocidos; un lazo de amor y de fraternidad reúne a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe.
11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; en los mundos superiores, esos contrastes no son necesarios;la eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma, proporcionan una eterna alegría que no es turbada ni por las angustias de la vida material, ni por el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto es lo que el espíritu humano tiene más dificultad en comprender, pues,siendo ingenioso para pintar los tormentos del infierno, nunca pudo representarse los goces del cielo. Y eso, ¿por qué será? Porque siendo
inferior sólo soportó penas y miserias, y no entrevió los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero, a medida que se eleva y se depura, el horizonte se ilumina, y comprende el bien que tiene ante sí, como comprendió el mal que dejó atrás.
12. Sin embargo, estos mundos afortunados no son mundos privilegiados, porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para alcanzarlos; a todos hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; las primeras posiciones son accesibles a todos: a ellos corresponde conquistarlas por medio del trabajo,alcanzarlas lo más rápido posible, o arrastrarse durante siglos y siglos en las clases bajas de la Humanidad. (Resumen de la enseñanza de todos los Espíritus superiores).

Tomado del Evangelio Según el Espiritismo. Allan Kardec.