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lunes, 27 de abril de 2015

HIPPOLYTE BERNHEIM, UN DESTINO BAJO HIPNOSIS


     
    NUESTRO COMPORTAMIENTO HACIA LOS DEMÁS


Las reuniones familiares son siempre bien avenidas, cuando los miembros que la forman se quieren, se respetan, y saben transigir con las posibles deficiencias que cada uno porta en sí. Hemos venido para aprender a amarnos, y sabemos que no siempre es fácil, por eso nuestro empeño debe ser siempre estrechar los lazos familiares, y aprovechar el tiempo de descanso, cuando hemos terminado nuestra jornada laboral, es una hermosa oportunidad, si ellos no viene a ti, procura tu ir a ellos.
Aunque todos nosotros tratamos de lograr el hogar ideal, en ocasiones experimentamos conflictos. El Señor también espera que reconozcamos las fuentes de las desavenencias en el hogar y que solucionemos nuestros problemas.
Para ello hemos de procurar que las palabras de ásperas y de enojo no se instalen en nuestra familia, y cuando nos dejemos llevar por ellas, una palabra de disculpa y marcha a tras opera siempre milagros, rompiendo con la enemistad que en esos momentos suele instalarse en nuestros corazones, el orgullo herido siempre nos hacen perder esas batallas, de la lucha interior contra nosotros mismos.
Un “lo siento “a tiempo y la armonía en el hogar se estimulará cuando se lo pedimos al Señor en oración familiar y personal que nos ayude a superar nuestras diferencias.
Uno de los requisitos para hacer nuestra vida familiar amena y agradable es la bondad, de hecho, se nos ha instado a que seamos bondadosos, cariñosos y que perdonemos. Se aconseja a todos, tanto niños como adultos, que se traten mutuamente con respeto, mostrando el mismo tipo de bondad que Cristo nos ha mostrado. En estos asuntos, debemos siempre dejar que Cristo sea nuestro modelo, y el evangelio nuestro guía, deben olvidarse de ustedes mismos y amar a su cónyuge más que a ustedes mismos, sin dudar de que en los casos que surjan problemas, el mejor antídoto es la bondad y la oración ellas juntas pueden prevenir y resolver los problemas familiares.
Si el espirita debe ser prudente, virtuoso, tolerante, humilde abnegado y caritativo, entre sus hermanos del ideal y en el seno de la Humanidad! Cuanto más lo debe ser en la familia!.
Si son sagrados los deberes que hemos de cumplir entre nuestros hermanos y en la Humanidad, mucho más lo son los que tenemos que cumplir en la familia. Porque debemos considerar que, más allá de los vínculos que en esta existencia nos unen con lazos insolubles, tenemos siempre historias pasadas, que se enlazan con la historia presente.
Lo más común en el espirita es el ser padre de algunos hijos, y su misión no está exenta de peligros, siendo necesario a veces una abnegación a toda prueba, dirigida por el buen sentido espirita. El Espirita sabe que la vida no es como un simple paseo, sino como una secuencia de hechos que lo herirán hasta lo más profundo del alma, que lo harán muchas veces sufrir y derramar lágrimas. Mas justamente por eso debe ser fuerte, de ánimo firme, compasivo y abnegado, caritativo para con todos, y muy especialmente para con las imperfecciones de sus hijos, depósitos sagrados que el Padre les concede, para que sea su protector y guía, a fin de hacerlos avanzar por lo menos un paso, en el caso de no poder hacer más.
Nadie puede creer poder vivir en un hogar sin cualquier indisposición física o moral, o sin padecer uno u otro estilete de las sombras que, apoyándose en las imperfecciones individuales, promueven verdaderos conflictos y desajustes entre los comensales de la familia.
Solo el que haya desarrollado mayor nivel de comprensión y de vigilancia encontrara elementos para frenar la onda nociva de las energías deletéreas, y con mucho esfuerzo, sabrá percibir la acción nefaria de los hermanos invisibles de baja postura moral.
Cuando el amor verdadero entra en el hogar, ilumina a la familia y se hace posible la materialización de la buena voluntad, del espíritu de cooperación, del entusiasmo con la victoria del otro, de la participación de las luchas comunes.
El amor introducido en el corazón de los que aman, no padece interese mezquinos, renuncia cuando sabe que de esta manera podrá auxiliar mejor, sabe callar para apaciguar infructíferas querellas o consigue hablar para aclarar y enaltecer, construir y bendecir.
Llenémonos de amor para derramarlo en nuestro hogar, allí es donde debe comenzar la paz, luchando por ella con todas nuestras fuerzas. 

- Merchita-

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 COMUNICADO DE UN ESPÍRITU : LA HUMILDAD                    


Hoy hemos aprendido una gran lección, nadie es más que nadie.
La humildad es una forma de avanzar hacia un mundo mejor.

Y por supuesto hay un mundo mucho mejor ahí fuera, más de lo que podemos imaginar.
En la fe está la esperanza y eso no es dominio de nadie.
Todo no está escrito.
La luz siempre iluminará vuestros pensamientos y estos serán mucho más fuertes de lo que podamos imaginar.
La fuerza está en el pensamiento.

Escrito el 20/03/2015