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jueves, 9 de agosto de 2012

CREACIONISMO RELIGIOSO O EVOLUCIONISMO CIENTÍFICO

Camilo Flammarion




    Observando la Humanidad en su actual estado, nos sentimos inclinados a creer, que siempre fue como es ahora, y sin embargo, somos testigos de su evolución.
El hombre se ha hecho por si mismo, lo que es hoy, como en la actualidad, se hace lo que será mañana.

    La cuestión del origen del hombre, es sin duda alguna, la más interesante, la de mayor importancia de todas cuantas cautivan nuestra atención.

    El hombre creado por la voluntad directa de un dios, en virtud de un milagro; o el hombre descendiente de los animales que le han precedido en la evolución de la naturaleza. He ahí los dos términos del dilema. Las dos únicas hipótesis posibles, no puede haber tres.

    La primera implica el milagro y el origen sobre natural, no sólo del hombre sino también de todos loa animales, de todas las plantas y de todos los minerales.

    La segunda es el producto de la deducción científica. Todas las especies se han formado de un modo natural, derivando las unas, de las otras,  por un lento progreso, una lenta diferenciación, entre los individuos y variedades.

    ¿Cuál es el medio para conocer la verdad?
1º Tener el espíritu libre
2º Observar lo que sucede en la naturaleza

    Examinemos, pues, al hombre con la más completa independencia de espíritu, y la imparcialidad más absoluta.

    Empecemos por la vida embrionaria. En los comienzos de su formación, en el seno de su madre, el hombre es una simple célula. El ovario humano es esencialmente parecido a los de los demás mamíferos; no solo en su forma  y estructura, sino también en su diámetro.

    Es absolutamente imposible reconocer en el primer estado, distinción alguna entre el embrión del hombre y el de algunos mamíferos, pájaros o reptiles.

    Hay fases primordiales  del desarrollo humano, que corresponden a ciertas conformaciones que persisten toda la vida, entre los peces inferiores, luego se convierte en anfibia; y sólo mucho más tarde es cuando aparecen  los caracteres particulares a los mamíferos.

    El embrión del niño en la cuarta semana y de de un perro de la misma edad, de una tortuga de igual fecha o de un polluelo de cuatro días, se parecen hasta el punto de poderlos confundir.

    La misma naturaleza, responde la pregunta con la embriogenia actual, pero cuando ya estamos totalmente formados, nos sobran órganos rudimentarios o atrofiados, que bajo el punto de vista fisiológico son totalmente inútiles y que no pueden ser más que un legado de nuestros antecesores.

    Si el hombre o cualquier otro ser, hubiesen sido hechos desde el comienzo, con un objeto determinado, si hubiesen sido llamados a la vida por un creador, la existencia de esos órganos, no tendrían ninguna razón de ser.
    La teoría de la descendencia, por el contrario, da con mucha sencillez la explicación y nos enseña que los órganos rudimentarios son partes del cuerpo, que a través de los siglos han quedado fuera de servicio.

    El mismo testimonio ofrece también la anatomía comparada: el cuerpo del hombre aparece formado exactamente, como el de los animales que le precedieron.

    Haeckel en su obra sobre la creación natural, presenta una lámina muy instructiva representando las extremidades anteriores, de nueve mamíferos diferentes: hombre, gorila, orangután, perro, foca, delfín, murciélago, topo y ornitorrinco. En estas nueve extremidades se encuentran siempre los mismos huesos, en un número igual, en la misma posición y agrupadas de un modo análogo.

    Puede parecer  muy natural que la mano del hombre, difiera poco de la del orangután y del gorila, pero ha de parecer más sorprendente, que de la misma manera que ella, esté constituida, la pata del perro y la aleta pectoral de la foca, y del delfín, y la sorpresa subirá de punto, al ver los mismos huesos en el ala del murciélago, la pata del topo y la extremidad anterior del más imperfecto de los mamíferos, el ornitorrinco. Han variado en volumen, pero no en posición, agrupamiento y número.

    Todas estas conclusiones están confirmadas por la Geología y Paleontología. Vemos pues, que todas la ciencias antropológicas, se unen para afirmar que el ser humano desciende, de una serie de diversos antepasados mamíferos.

    Quién fue el precursor inmediato?  No pudo serlo  ninguna de las razas humanas inferiores que hoy existen, ni tampoco ninguna de las razas de monos que aun viven. Los hombres de los primeros tiempos de la edad de piedra, eran monos, antropoides, pero su raza  no ha sobrevivido.

    Han ido desapareciendo los tasmanianos, esquimales, polinesios, etc.

    La Tierra gira y el progreso transforma  al mundo.

    Hay algunos hombres que prefieren ser descendientes de un Adán perfecto, que haberse elevado desde el simio progenitor

Extracto de la obra “Noches de Luna”de Camilo Flammarion
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta


Tenemos razones transcendentes que nos llevan al deber de cumplir la piedad filial. Nuestros padres son nuestros hermanos que Dios nos confió en esta existencia terrena, como responsables de suma importancia, por nuestra actual fase evolutiva. La familia representa nuestro camino de purificación, donde aprendemos a ejercitar la legítima fraternidad. Consideremos, no obstante, que son compañeros falibles. La busca de unión y armonía debe ser una constante.
- Antonio Lima-




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