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miércoles, 6 de julio de 2011

CONSTRUYENDO LA PAZ





 El Reino de Dios está dentro de vosotros
Jesus (Lc. XVII, 21)
  ¿Está pensando en ser blando y pacífico?

Normalmente, deseamos la paz, pero olvidamos que no hay  paz sin  esfuerzo  y  dedicación  para construirla.
Vivimos angustiados por los errores y perturbaciones de todas clases.  Y lo aparente difícil que nos quita la “calma”, o el jefe que no nos permite vivir en armonía, los compañeros de trabajo  que se muestran agresivos e intolerantes. Incluso  los amigos están sujetos a la discordia... Entretanto, todos queremos la paz.  Y esperamos ansiosamente  el  cambio de nuestros semejantes. ..
  Pero, si ellos no  cambian, nos acomodamos  y quedamos aguardando la próxima reencarnación, pues quien sabe  si Dios  no nos dará compañeros mejores...
 ¿Será posible vivir em paz sin edificarla?  ¿Será que  nuestra  armonía dependerá de otro?  ¿ Y nuestros talentos? ¿Acaso no son instrumentos importantes para realizaciones mayores? Nuestras virtudes son adquisiciones singulares  y personales.
  Dios, en su infinita sabiduría, -nos da la presencia del otro, para que podamos desenvolverlas  y ejercitarlas. Sin el otro, no hay aprendizaje.  Y nuestras conquistas espirituales, uma vez adquiridas, no se pierden jamás...Una vez superada la circunstância que la estimula, dejará de existir... Y la paz del mundo, es transitoria, engañosa  y  hasta  impuesta.
  La  paz legítima procede  del corazón  feliz y de la mentalidad de comprensión, trabajo  y  fe.
Creyendo en Dios, no se turba, es permanente. Ella  jamás será impuesta, pues, para ser verdadera, tendrá que ser construida  en lo íntimo de las almas, día a día,  en  las pequeñas cosas, prometiendo grandes conquistas.
   Pero mas que hablar sobre la paz, necesitamos reflexionar sobre ella y vivir por ella y para ella. Muchas veces creemos que solamente alcanzaremos  la paz con grandes realizaciones.
  Mientras tanto, la paz se consolida en las pequeñas actitudes. Para construir nuestra  paz, precisamos  comprometernos  con ella diariamente.
   Tempestades, aflicciones, ansiedades, contrariedades, son percances del camino. La irritación, la fuga, o el desespero serán siempre malos consejeros.
   Mejor intentar serenar el espíritu y  recordar  que nunca estamos solos. La espiritualidad amiga y sobre todo Dios, nuestro Padre, nos reserva soluciones para todos los males. Calmémonos, haciendo lo mejor que podamos en la  construcción diaria de la paz y confiando en Dios.
Que nuestro salvaconducto sea la Paz con Jesús e que  Él  nos bendiga...

  
... mientras Te busqué lejos, jamás Te encontré..
... Un dia examiné mi alma  y la encontré finalmente en Tí..
Tagore
Del  periódico EL APRENDIZ ,una publicación bimestral de CEMA - Centro Espírita Maria Angélica
( visitar el otro blog:  inquietudesespiritas.blogspot.com )