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lunes, 20 de septiembre de 2010

VIDENCIA




Estando la médium en oración, vio a Teresa de Avila muy hermosa, la cual le dijo:
Según las virtudes que practicáis en vuestra vida terrestre, ocupáis un estado mas feliz o mas desgraciado en el espacio. El ser que en la tierra ha sido virtuoso, caritativo, sufrido, resignado y amoroso, cuando desaparece de la tierra es semejante al viajero que emprende un viaje en un día de primavera, que avanza en su camino, el sol sube majestuoso en el espacio y su viaje esta lleno de luz y de hermosura; pues el espíritu que obra bien al desaparecer de la tierra, va abriendo sus facultades a la luz, y cuando despierta lo encuentra todo alumbrado,comprende en donde se halla y sabe que es feliz.
Pero el espíritu que en la tierra ha sido egoísta y avaro, que todo lo ha esperado de vuestro mundo, que no ha sido ni misericordioso, ni caritativo, ni virtuoso, este espíritu entra en el mundo espiritual cuando el Sol esta en su ocaso;a medida que va despertando, las tinieblas van aumentando y cuando esta completamente despierto todo lo ve tenebroso y terrible;quiere saber donde esta, pero no le es posible averiguarlo; va de una parte a otra y no encuentra mas que tinieblas, desierto y espanto; en el espacio todo es lúgubre y entonces empieza la desesperación.
Habitantes de la tierra: apresuraos a traer la luz sobre vosotros con buenas obras,cambiad de vida los que practicáis el mal, o sino vuestra ultima hora sera terrible y vuestro despertad horroroso)).
Extraído del libro guia practica del espiritista, por el médium Miguel Vives.
Comentario, alerta con el desanimo y la perdida de fe, porque son puertas abiertas a los espíritus obsesores, que quieren apartarnos del camino del bien, Fe en Dios, confianza en Jesús, trabajo en nosotros, que el Señor nos librara, de la oscuridad, para que nuestro desencarnamiento este lleno de luz .
Con respeto y amor
marco antuan

LEY DE IGUALDAD




Todos los hombres son iguales ante Dios, todos tienden a un mismo fin. El derecho a la igualdad es aquel derecho inherente que tienen todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los demás derechos otorgados de manera incondicional, es decir, sin discriminación por motivos de nacionalidad, raza, creencias o cualquier otro motivo.

Todos los seres están sujetos a las mismas leyes naturales; “todos nacen igualmente débiles, están expuestos a los mismos dolores, y el cuerpo del rico se destruye lo mismo que el del pobre. Dios no ha dado, pues, a ningún hombre superioridad natural, ni en lo referente al nacimiento ni en cuanto a la muerte. Todos son iguales ante Él.

La igualdad es un término que se utiliza para describir que todos somos iguales y que hay que tratarnos bien y sin subestimar a otros y sin criticarlos por sus gustos, color o nacionalidad. ¿Por qué es importante la igualdad entre hombres y mujeres? La igualdad debe darse en todos los campos de géneros, es una de las principales acciones que hay que lograr para que se dé un desarrollo de nuestra sociedad.

Creados a imagen del Dios único, dotados de una misma alma racional, todos los hombres poseen una misma naturaleza y un mismo origen. Rescatados por el sacrificio de Cristo, todos son llamados a participar en la misma bienaventuranza divina: todos gozan por tanto de una misma dignidad.

Durante la Historia se han violado constantemente los Derechos Humanos, es decir, que este valor no ha sido respetado, causándose por ello grandes y numerosas desgracias a nivel universal, como las conquistas, el sometimiento de pueblos, la esclavitud...

La desigualdad ha estado presente desde el principio de los tiempos, y los pueblos han mantenido una lucha constante contra ella aunque en muy pocas ocasiones consiguieron la igualdad propuesta, y fue durante la Revolución Francesa, cuando se alcanzó su integridad como concepto y empezó a ser un valor defendido globalmente, representado en el lema: “Libertad, igualdad y fraternidad”.

Dios nos ha creado a todos los Espíritus iguales; pero cada uno de ellos ha vivido más o menos tiempo, y por consiguiente ha desarrollado más o menos aptitudes. La diferencia proviene de su grado de experiencia y de su voluntad que es el libre albedrio.

Dios no ha creado la desigualdad de facultades: pero ha permitido que los diferentes grados de desarrollo estuviesen en contacto, con el fin de que los más adelantados puedan favorecer al progreso de los más atrasados, y también, que a través de necesitarse unos a los otros, comprendiesen la ley de caridad que ha de unirlos.

La desigualdad social es obra del hombre, no de Dios. La igualdad entre los hombres se deriva esencialmente de su dignidad personal y de los derechos que dimanan de ella:

Al venir al mundo, el hombre no dispone de todo lo que es necesario para el desarrollo de su vida corporal y espiritual. Necesita de los demás. Ciertamente hay diferencias entre los hombres por lo que se refiere a la edad, a las capacidades físicas, a las aptitudes intelectuales o morales, a las circunstancias de que cada uno se pudo beneficiar, a la distribución de las riquezas.

Todos debemos luchar para que las instituciones terrenales se perfeccionen, para alcanzar que los privilegios de casta o de nacimiento desaparezcan. El mejor medio para alcanzar ese objetivo, es necesario la cristianización del hombre, así, él cumplirá con sus deberes para consigo mismo, para con el prójimo y para con Dios.

Los Espíritus que ayudaron a Kardec a componer el “Libro de los Espíritus” dijeron, que Dios otorgo a ambos sexos los mismos derechos, bajo cualquier punto de vista, y que la situación de inferioridad en la que se halla la mujer, en casi todo el mundo, es debida “al predominio injusto y cruel que sobre ella asumió el hombre”, es decir, “el abuso de la fuerza sobre la debilidad. Las investigaciones corroboran efectivamente que la supremacía masculina solo fue obtenida por la violencia, pues la mujer ha auxiliado al hombre y acompañado en las glorias de que se jacta.

Y aunque haya existido un periodo en la evolución de la sociedad en que la mujer haya ejercido un papel predominante en la familia y en la tribu, incluso teniendo la iniciativa de tomar marido, o maridos, si así lo desease, eso duro muy poco. Y aunque existen algunos pueblos de civilización primaria, donde la mujer tiene mayor importancia que el hombre, , dando origen a un lenguaje matrilineal, según el cual el nombre de los hijos, la herencia, etc., proviene de la madre y no del padre; es verdad que, en ciertos lugares, algunas mujeres se encuentran ejerciendo un cargo en el gobierno de algunas naciones, pero son casos excepcionales. La regla, desde las sociedades primitivas, fue y continúa siendo la supeditación de la mujer.

Venciendo las barreras milenarias, desde hace medio siglo a tras, hasta nuestros días, la mujer viene ampliando bastante su actuación en la sociedad, participa de los trabajos que antes eran únicamente masculinos, pero aun no ha conseguido igualarse al hombre.

La Doctrina Espirita nos dice que un día, cuando ella esté completamente emancipada, disfrutará de los mismos derechos que el hombre, pero para ello es necesario “que cada uno esté en el lugar que le corresponde, de conformidad con sus aptitudes“, porque si todo le es licito a ambos, le cabe al buen sentido determinar lo que sea más conveniente al hombre y a la mujer, para la perfecta armonía en el hogar, y, consecuentemente, en el cuerpo social.

La mujer en los tiempos actuales, y quizás por querer subestimar o rechazar la sublimidad de las funciones que le fueron destinadas por la Providencia, con lo cual se ha masculinizado en el peor de los sentidos.

Cambia las alegrías sacrosantas del hogar por los goces turbios mundanos, imita al hombre en sus desvaríos y licenciosidades y deja de dar a los hijos la atención y el cariño debidos, perdiendo, de estos, su amor y respeto, y lo que es peor aún, contribuyendo, en gran parte, para que los hijos, sintiéndose desplazados, se subleven contra la vida, resultando en la actualidad, “la juventud extraviada”

Esto que sucede en la actualidad, es transitorio. Pues la mujer acabará comprendiendo que, para ser verdaderamente feliz, debe volver a ocuparse de sus deberes de esposa y de madre, mientras el hombre, descendiendo del pedestal de pretendida superioridad en el que se colocó, ha de tributarle el merecido aprecio, convencido, finalmente, de que su compañera tiene derecho a los mismos privilegios humanos, pues, en un último análisis” es su querida “mitad”

Todos los hombres sea cual sea la posición en que se hallen situados son obreros de la evolución. Cuando el egoísmo y el orgullo dejen de ser los sentimientos predominantes en la Tierra; cuando comprendamos que todos somos hermanos, amándonos realmente unos a los otros como preceptúa la religión; todo hombre de buena voluntad hallará ocupación adecuada a sus aptitudes, que le garantizará lo mínimo necesario para una vivencia compatible con la dignidad humana, e incluso aquellos que no puedan mantenerse más en activo, por enfermedad o vejez, tendrán a su favor el amparo de la ley, sin que necesiten de humillarse, recurriendo a la caridad pública.

Beneficiados por la ley de Dios, que nos señala un solo y único destino, busquemos, todos, conquistar la Sabiduría y el Amor, razón tecnológica de nuestra existencia, dedicándonos al trabajo, y a la práctica del Bien, teniendo la seguridad de que, aunque momentáneamente colocados en diferentes planos en el paisaje social de la Tierra , en atención a las necesidades evolutivas de cada cual, todos caminamos para un estado de justicia perfecta, lo que vale decir que todos habremos de sentir un día, el “reino de los cielos” dentro de nuestros propios corazones.

Trabajo realizado por Merchita

Extraído del libro “Las Leyes morales” de Rodolfo Galligaris y de otras fuentes.

SÉ FELIZ

Puedes tener defectos, vivir con ansiedad y estar irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo. Solo tu puedes evitar que ella vaya en decadencia.

Hay muchas personas que te precisan, admiran y te quieren.
Recuerda siempre que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio o relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad ante el miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza.

No es apenas conmemorar el suceso, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino encontrar alegría en el anonimato.

Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones y periodos de crisis. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista de quien sabe viajar dentro de su propio Ser.

Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse un actor de la propia historia. Es atravesar desiertos fuera de si, pero ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a DIOS cada mañana por el milagro de la vida.

Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos. Es saber hablar de si mismo. Es tener coraje para oír un “NO".
Es tener seguridad para recibir una critica, aunque sea injusta.

Es besar a los hijos, mimar a los padres y tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran.

Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple que vive dentro de cada uno de nosotros.

Es tener madurez para decir “ME EQUIVOQUE".
Es tener la osadía para decir “PERDONAME".
Es tener sensibilidad para expresar “TE NECESITO".
Es tener capacidad de decir "TE AMO".

Ojalá tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz.

Que en tus primaveras seas amante de la alegría.
Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.
Y, cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo.

Pues así serás cada vez mas apasionado por la vida, y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia.

Mucha Paz con Jesús

Gina de Rezkalah

¿ Es posible llegar a creer que existen esos fenómenos?



¿Se puede admitir racionalmente la existencia de lo paranormal?

Cada cual es muy libre de aceptar o de rechazar lo que quiera, pero generalmente el rechazo a estos temas, siempre tiene como causa temores ocultos y prejuicios, que inclinan hacia la postura más sencilla o cómoda del "no querer saber nada" o la del escepticismo, negandolo todo sistemáticamente.
A mediados del siglo XIX, se produjo una especie de revolución psíquica y también moral, en donde toda la fenomenología paranormal encontró amplio eco en los medios de comunicación.
Posteriormente también se han dado a conocer los resultados de numerosas investigaciones en este área, efectuadas a nivel de prestigiosas Universidades por diversos lugares del mundo. Los resultados y conclusiones de estas pruebas y estudios constatan que en todos los seres vivos actúan unas funciones psíquicas especiales, llamadas ultrasensoriales o paranormales, porque van mas allá de los sentidos físicos y las funciones biológicas normales.
Con frecuencia, en estos temas se roza el carácter de lo subjetivo, pero sin embargo se puede creer en la realidad y objetividad de estos fenómenos aun sin haberlos presenciado, del mismo modo que por ejemplo, podemos creer en la realidad de la existencia del Polo Norte aunque nunca hayamos ido allí para confirmarlo.
La curiosidad que generalmente suscitan estos temas, es la puerta de entrada al despertar de otras inquietudes de índole intelectual, espiritual y moral. Sin el acicate de esta natural curiosidad por saber y conocer , el ser humano avanzaría mucho mas lentamente en todos los aspectos.
Para admitir la realidad de la existencia de los fenómenos paranormales, no es imprescindible haber sido testigo directo de alguno de ellos; sin embargo creo que resulta bastante creible quien sin ningún interés ni motivo de ninguna clase, afirma haber sido alguna vez ha sido testigo o incluso ha protagonizado alguno de estos fenómenos, deduciendo en consecuencia que además de nuestra realidad física y material, existe otra realidad o dimensión intangible e inmaterial.
Quien nunca haya experimentado, ni visto, ni oído, ni vivido nada, puede estar seguro de que no es cuestión del azar, o la suerte , sino que tal vez sea porque esta experiencia, que no deja de ser una llamada de atención, no le ha sido precisa para su despertar espiritual, o tal vez no le ha llegado el momento de "meter la mano en la llaga", como Santo Tomás. No obstante, ello no significa que cualquier inesperado día no podamos ser testigos de lo insólito....

“ La credulidad es el atributo de los ignorantes; la decidida incredulidad, el de los sabios a medias; pero la duda metódica es de los hombres instruidos”
- Albert Camus -

Fenómenos Paranormales

¿Qué son los fenómenos paranormales?.-

Son aquellos sucesos extraños que a veces ocurren en determinadas circunstancias, y que suelen ser poco frecuentes y de carácter extraordinario, porque en sí mismos extralimitan lo que se considera como fenómenos "normales" u ordinarios , y que son provocados por causas mas o menos desconocidas.
Están constituidos por diversos tipos de sucesos en los que intervienen energías de carácter psíquico generalmente, pero que no tienen nada de mágico ni de milagroso, de modo que aunque poco frecuentes y extraordinarios, no están al margen de lo que es natural, por lo que tampoco entran en el ámbito de lo que se entiende por "sobrenatural". La Parapsicología que estudia estos fenómenos que van más allá de lo que explica la Psicología los clasifica en dos grandes grupos: Los “Anímicos”, cuyas causas son psíquicas o mentales de un sujeto que los origina, y los “Espiríticos” o Mediúmnicos, cuyo origen y causa son energías inteligentes, que proceden generalmente de la manifestación de personas que fallecieron pero que sin embargo se manifiestan por mediación de personas que actúan como canales o intermediario, llamados médiums, acreditando así que los llamados Espíritus continúan existiendo tras la muerte de su cuerpo carnal .

“Tales fenómenos, basados en una ley de la naturaleza, no poseen nada de maravilloso ni de sobrenatural, en el sentido que vulgarmente se atribuye a estas palabras”
- Allan Kardec-