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martes, 6 de diciembre de 2011

Escultores de almas

Pericles


    Pericles fue un celebre orador y estratega que gobernó Atenas del 460-430 a.c., y fue conocido en la historia como la mayor figura política de aquella ciudad.
  Estimuló las artes y la cultura, realizó grandes construcciones como el Partenón, templo pagano de insuperable perfección arquitectónica y riqueza escultural de Atenas. 

    En cierta fecha, promovió una gran fiesta en homenaje a la belleza de la ciudad de Atenas, para la cual mandó invitar a todos aquellos que de alguna forma habían contribuido para que la ciudad quedase tan bella.Avisado de que los invitados estaban presentes, Pericles lanzó su mirada sobre los salones y vio escultores, pintores, arquitectos, políticos, pero no vio a ningún pedagogo.
    Llamó a sus asistentes y le preguntó porqué los pedagogos no estaban allí. Y ellos respondieron:“Porque no fueron invitados, señor. Al final no hicieron ninguna contribución para Embellecer Atenas.”

Entonces Pericles ordenó:

  “Van a invitarlos inmediatamente a la fiesta, pues son ellos que embellecieron las almas de los atenienses.”

    Es interesante pensar en lo que eso significa.
   Es importante reflexionar sobre lo que significa tener el poder de esculpir en las almas de aquellos que se disponen al aprendizaje, a la reflexión sobre los valores, las virtudes, el sentido de la vida.
   Y en ese contexto podemos decir que los profesores son escultores de almas, sí.

    Un día un profesor jubilado, alma sensible y dedicada, competente y estudioso, estaba siendo entrevistado y le fue pedido que hablase un poco sobre su mayor producción literaria, pues también es escritor, y él habló con sabiduría:

    “Mi mayor producción son mis alumnos.”


   De hecho, quien tiene acceso a un ser humano, en una sala de aula, predispuesto a recibir lecciones, podrá dejar una gran y noble producción.
    Trabajar con las mentes y los corazones es algo de valor inestimable.Y como el profesor también es un ser inacabado, la experiencia en una sala de aula puede y debe ser una gran oportunidad de enseñar aprendiendo y aprender enseñando.

   En el computo final, el resultado será una gran experiencia conjunta que faculta a ambas partes momentos de embellecimiento mutuo.

    Si usted tiene el elemento humano bajo su responsabilidad, acuérdese de la importancia de esa noble tarea y sea un artista dedicado a embellecer las almas de sus educados, pues es de almas bellas y nobles que la humanidad necesita.

 ¡Piense en eso!

Usted, que es profesor, antes de iniciar su aula, mire para los rostros que están a su frente y acuérdese de que son almas listas a absorber sus lecciones.

Y no serán solamente las instrucciones formales que van a captar, sino, por encima de todo, esas almas absorberán sus vibraciones de amor, dedicación y entusiasmo con que se dirige a todos.

   Al final, enseñar es un arte que requiere más que simplemente transferir informaciones.

     Es la sabiduría de crear posibilidades para que cada alumno se produzca y se construya a sí mismo con los elementos de reflexión que recibe de su maestro.

Piense en eso,
                                         Y sea un buen escultor de almas.
Equipo de redacción de Momento Espírita

“El mejor método de educación para una criatura es obtener una buena madre.”
Cristian Morgenstern
( Ver  inquietudesespiritas.blogspot.com)