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domingo, 17 de julio de 2011

Dios, ¿ Dónde estabas?.


¿ Dónde estás Dios, que no respondes ?.

El poeta Castro Alves inicia así su poema titulado "Voces de África". Es el lamento del continente africano viendo a sus hijos siendo llevados como animales al mercado de esclavos.



¡ Dios, ho Dios ! ¿ Dónde estás que no respondes ?.
¿En qué mundo o en qué estrella Tú te escondes?
¿ Te ocultas en los cielos ?
Hace dos mil años te envié mi grito;
que en balde desde entonces recorre el infinito....
¿Donde estás señor Dios ?

A semejanza de los versos del poeta, muchas voces se irguieron cuando aconteció el 11 de septiembre de 2.011, para preguntar donde estaba Dios en aquel momento.
¿ Por qué permitió que más de dos mil vidas fuesen destrozadas en aquella mañana ?.
¿ Por qué ?
Se podría  preguntar aun donde estaba Dios cuando fomentamos la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
¿ Y cuando eliminamos seis millones de judíos en nombre de una inexistente superioridad ariana?.
¿ Y cuando emprendimos las Cruzadas, llevando a la muerte a aquellos a los que calificábamos de infieles?.
¿ Y durante la Inquisición de tanta barbarie ?
¿ Y todos los días, dónde está Dios?
¿Dónde está Dios cuando engañamos a nuestro hermano?,
¿ Cuando mentimos para conseguir favores que deseamos ?
¿ Cuando deshonramos el hogar con el adulterio?
¿Cuando eliminamos la vida en el vientre materno porque no deseamos al ser en gestación?
¿Dónde está Dios cuando dejamos a nuestros hijos a la deriva, sin orientación, porque preferimos la comodidad?
¿Dónde está Dios cuando utilizando el poder que el mundo nos confiere, herimos a  las personas destruyendo la honra de otras vidas?
¿Dónde está Dios cuando levantamos las banderas de la pena de muerte a nuestro hermano?; ¿ O de la eutanasia ?

Para todas las preguntas la respuesta es la misma:  Dios está dentro de nosotros, dentro de cada criatura.
Soberanamente sabio, nos creó a todos iguales, partiendo de un mismo punto de simplicidad e ignorancia.
Creó los mundos para que en ellos trabajáramos, utilizando nuestras fuerzas y creciendo en el intelecto y en la moral.
A nadie concedió privilegios. A todos les concedió el libre albedrío, con la consecuente Ley de Causa y Efecto.
Estableció que a cada uno será dado conforme a sus obras y que todos deberán llegar al mismo destino, no importa cuanto se demore: A la perfección.
Él nos permite la libre siembra, mas establece que la cosecha sea obligatoria.
Por eso unos siembran vientos y recogen tempestades. Otros lanzan al suelo simientes de bondad y de bien, y alcanzan felicidad.
Unos están sembrando hoy. Otros tantos están realizando la cosecha de las bendiciones o de las desgracias que se permitieron sembrar.
Conocedor de las fragilidades de sus hijos, aguarda que cada uno despierte, a su tiempo, cansado de  los dolores que para sí mismo creó.
Por tanto, no pregunte dónde está Dios, cuando observe violencia, siembre Paz.

No cuestione dónde está Dios cuando la miseria campee. Utilice sus recursos para sembrar las riquezas.
En fin, donde quiera que usted esté , recuerde que Dios está dentro de usted. Y espera que usted sea su mensajero de bendiciones, donde quiera que se encuentre.

Piense en eso, piense ahora . Comience a demostrar al mundo al Dios que existe en su intimidad.

Texto de Redacción de Momento Espírita.


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