( Continuación de la publicación anterior)
Información
básica para padres de
![]() |
Indigo |
Niños Índigo y Cristal
Celia
Fenn
Al
interactuar con sus niños Índigo/Cristal y cuidarlos, deberán
recordar que sus niños son muy diferentes a ustedes. Lo que servía
para ustedes de niños, no servirá para ellos.
Las
principales áreas en las que tendrán que hacer ajustes, son las
siguientes:
- El niño Índigo/Cristal es un ser en el que predomina el hemisferio derecho del cerebro.
- El niño Índigo/Cristal es hipersensible a la tensión ambiental.
- El niño Índigo/Cristal es sensible a la comida y a menudo desarrollará alergias a los alimentos.
¿Qué
significa esto para ustedes?
1.
Predominio del hemisferio derecho del cerebro
Los
niños Índigo y Cristal operan principalmente desde el hemisferio
derecho del cerebro. Esto significa que son creativos, intuitivos,
imaginativos y emocionalmente inteligentes. Sin embargo, en nuestra
cultura domina principalmente el hemisferio izquierdo del cerebro, lo
que significa que es lineal, racional y lógica.
Las
dificultades surgen cuando el niño ingresa en el sistema escolar y
debe adaptar su modo de funcionar. Alguien en quien predomina el
hemisferio derecho aprende muy rápido, y a menudo hace saltos
intuitivos que demuestran una inteligencia sorprendente. Pero el
sistema escolar se dirige al predominio del hemisferio izquierdo, que
es repetitivo, rutinario, organizado, lineal y acumulativo. Este
enfoque “más lento” hace que el niño se aburra rápidamente y
pierda el interés. Entonces, generalmente busca otra forma de
estimular su interés. Esto lleva a que muchos Niños Índigo sean
diagnosticados con Transtorno de Déficit de Atención (TDA, o ADD en
inglés) o Desorden de Déficit Hiperactivo en la Atención (TDHA, o
ADHD en inglés), y a menudo se les da Ritalina, cuando en realidad
no tienen ningún problema más allá del aburrimiento.
Además,
a causa de su inteligencia intuitiva, a menudo pueden “improvisar”
su camino a través de varios años del sistema escolar antes de que
se verifique que no pueden leer o escribir “correctamente”. Esto
lleva a que se los denomine “disléxicos”, otro estigma.
Esto
es destructivo porque su Niño Índigo tiene un fuerte sentido de ser
“perfecto”, y está aquí con una “misión”. Si se le dice
que es disfuncional o que “hay algo mal en él/ella”, se traumará
y buscará sanar o esconder la
herida. Esto puede llevar, en la adolescencia, al abuso de drogas y
desordenes en la alimentación como modos de sanar o esconder el
trauma.
Es
vitalmente importante que el Niño Índigo o Cristal sea reconocido
como diferente pero no como disfuncional. Si la diferencia es honrada
y manejada, el niño crecerá de un modo equilibrado, pero de lo
contrario, llevará a un mal funcionamiento y problemas.
2.
Sensibilidad a la tensión ambiental
Sus
niños también son mucho más sensibles de lo que fueron o son
ustedes. Su audición, visión y sentidos son mucho más agudos que
los de ustedes. Esto es parte del cambio evolutivo, a medida que los
humanos se vuelven más abiertos y sensibles.
Esto
significa que sus niños se estresarán y angustiarán ante sonidos
fuertes, multitudes, música estridente y televisores. Su respuesta
será, o bien volverse ausentes y
deprimidos, o bien permitir los
estímulos y volverse hiperactivos y
destructivos.
Por
lo tanto, el niño Índigo/Cristal necesita un entorno familiar calmo
y tranquilo, con un mínimo de juguetes y artefactos electrónicos, y
ciertamente, sin televisores como niñera. Hay una correlación casi
directa entre la cantidad y el tipo de TV que se absorbe y la
conducta del niño.
La
tensión ambiental también incluye la relación de los padres. Si en
el hogar hay agresión tanto abierta como no declarada, el niño la
recogerá y desarrollará una disfunción o mecanismos de defensa. No
pueden esconder nada del niño Índigo/Cristal, él/ella “lee” su
campo energético y comprende exactamente lo que piensan y sienten,
incluso si no se lo dice.
- Alergias a los alimentos
El
cuerpo físico del niño Índigo/Cristal también es muy sensible. A
menudo no pueden tolerar comida procesada ni los aditivos
de la comida. También responden negativamente al azúcar
y la cafeína.
Esto
significa que dulces, bebidas con colorantes artificiales, galletas,
tortas, hamburguesas y chocolates generarán conductas disfuncionales
e hiperactivas en el niño. Darle a un niño Índigo o Cristal un
chocolate y una Coca Cola es el equivalente literal de darle al niño
una droga. Su sistema responderá volviéndose sobreactivo –
produciendo una conducta hiperactiva seguida por un “choque” o
berrinche en el que los efectos desaparecen y el niño se pone
“caído” y sufre de síntomas de abstinencia de azúcar y
cafeína.
Esto
también puede significar que una dieta “normal” no será
tolerada por muchos Índigos. El pollo y la carne están llenos de
hormonas, antibióticos y químicos, y la mayoría de la comida
enlatada o procesada que se vende en los supermercados también
contiene químicos que pueden no ser tolerados. Adicionalmente, el
niño puede no tolerar el trigo y los lácteos, manifestando síntomas
como eccemas,problemas digestivos y desórdenes en
la cavidad nasal, oído/nariz y en la garganta.
Educación
Sus
niños Índigo/Cristal responderán bien a un sistema educativo que
equilibre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro y que
incluya la creatividad, en forma de música, arte, danza y drama.
El
mejor sistema para un niño Índigo/Cristal es probablemente el
sistema Waldorf, que maximiza inicialmente el elemento derecho del
cerebro mientras desarrolla el izquierdo como soporte. También se
concentra en “colocar” al niño en el cuerpo, ya que muchos niños
Índigo afrontan sus traumas escapando de sus cuerpos.
Si
someten a sus niños a un examen de TDA o TDHA, tengan cuidado de dar
Ritalina a sus niños, pues ésta es una droga (con efectos
colaterales y síntomas de abstinencia) diseñada para ayudar a
padres y educadores a hacer frente a estos niños, más que a asistir
a los niños mismos. Hay alternativas homeopáticas y de la dieta
alimenticia que son menos dañinas y más efectivas.
Tensión
ambiental
En
los primeros años, minimicen el ruido y el estrés. Esto significa:
minimicen la televisión, los videojuegos y las actividades
“violentas”.
Alienten
el juego, la imaginación, la lectura y los libros, pintar y las
historias.
Creen
un ambiente lo más calmo y tranquilo posible.
Comida
Esto
es lo más difícil de controlar, ya que las compras por conveniencia
y la presión social significan que el niño estará expuesto al
“glamur” de la comida chatarra.
Traten
de concentrarse en alternativas naturales,
orgánicas y saludables.
Aportación de Merche y Adaptación de Jose Luis Martín-
El falso Padre Ambrosio
Uno de los escollos que presentan las comunicaciones espíritas es el de los Espíritus impostores que pueden inducir al error sobre su identidad y que, al abrigo de un nombre respetable, intentan pasar los más groseros absurdos. En muchas ocasiones hemos explicado sobre este peligro, que deja de serlo para cualquiera que examine, a la vez, la forma y el fondo del lenguaje de los seres invisibles con los cuales esté en comunicación. No podemos repetir aquí lo que hemos dicho sobre ese tema; léase atentamente al respecto en esta Revista, en El Libro de los Espíritus y en nuestras Instrucciones Prácticas, y se verá que nada es más fácil que precaverse contra semejantes fraudes, por poco de buena voluntad que en esto se ponga.
Reproducimos solamente la siguiente comparación que habíamos citado en alguna parte: «Suponed que en un cuarto vecino al que estáis se encuentren varios individuos que no conocéis, que no podéis ver, pero que escucháis perfectamente; ¿no sería fácil reconocer su conversación, si son ignorantes o sabios, personas honestas o malhechores, hombres serios o atolondrados, gente de buena compañía o sujetos groseros?»
Tomemos otra comparación sin salir de nuestra humanidad material: Supongamos que un hombre se os presente con el nombre de un distinguido literato; ante ese nombre, lo recibís al principio con toda la debida consideración a su supuesto mérito; pero si él se expresa como un hombre grosero, reconoceréis inmediatamente sus intenciones y lo expulsaréis como a un impostor. Sucede lo mismo con los Espíritus: se los reconoce por su lenguaje; el de los Espíritus superiores es siempre digno y en armonía con la sublimidad de los pensamientos; nunca la trivialidad mancha la pureza. La grosería y la bajeza de las expresiones sólo pertenecen a los Espíritus inferiores. Todas las cualidades y todas las imperfecciones de los Espíritus se revelan por su lenguaje, y con razón se les puede aplicar este adagio de un célebre escritor: El estilo es el hombre. Estas reflexiones nos son sugeridas por un artículo que encontramos en el Spiritualiste de la Nouvelle-Orléans del mes de diciembre de 1857.
Es una conversación que se estableció, a través de un médium, entre dos Espíritus, uno dándose el nombre de Padre Ambrosio y el otro el de Clemente XIV. El Padre Ambrosio era un respetable eclesiástico, muerto en Luisiana en el siglo pasado; era un hombre de bien, de gran inteligencia, y que ha dejado un recuerdo venerado. En este diálogo, donde el ridículo disputa con lo innoble, es imposible confundirse sobre la cualidad de los interlocutores, y es preciso concordar que los Espíritus que han mantenido dicho diálogo han tomado muy pocas precauciones para enmascararse; porque ¿cuál es el hombre de buen sentido que podría un solo instante suponer que el Padre Ambrosio y Clemente XIV 183 hubieran podido rebajarse a tales trivialidades, que se parecen más a una escena burlesca? Comediantes del más bajo nivel que hiciesen una parodia de esos dos personajes, no se expresarían de otro modo.
Estamos persuadidos que el Círculo de Nueva Orleáns – donde sucedió el hecho – lo ha comprendido como nosotros; dudar de esto sería injuriarlos; sólo lamentamos que a la publicación no la hayan hecho seguir de algunas observaciones correctivas, que hubieran impedido a las personas superficiales tomarlo como un modelo de estilo serio del Más Allá. Pero apresurémonos en decir que ese Círculo no tiene apenas comunicaciones de ese género: las hay de muy diferente orden, donde se encuentra toda la sublimidad del pensamiento y de la expresión de los Espíritus superiores. Hemos pensado que la evocación del verdadero y del falso Padre Ambrosio pudiese ofrecer un asunto útil de observación sobre los Espíritus impostores; en efecto, es lo que ha tenido lugar, así como se puede juzgar por la siguiente conversación:
1. Muerto en Luisiana en el siglo pasado y habiendo dejado un recuerdo venerado, ruego a Dios Todopoderoso que permita al verdadero Padre Ambrosio, en Espíritu, comunicarse con nosotros.
– Resp. Estoy aquí.
2. ¿Quisierais decirnos si realmente vos habéis mantenido la conversación relatada en el Spiritualiste de la Nouvelle-Orléans con Clemente XIV, y cuya lectura hemos hecho en nuestra última sesión?
– Resp. Lamento por los hombres que han sido engañados por los Espíritus, de los cuales también me compadezco.
3. ¿Cuál es el Espíritu que ha tomado vuestro nombre?
– Resp. Un Espíritu farsante.
4. Y el interlocutor, ¿era realmente Clemente XIV?
– Resp. Era un Espíritu simpático al que había tomado mi nombre.
5. ¿Cómo pudisteis haber permitido que se hayan dicho semejantes cosas en vuestro nombre, y por qué no habéis venido a desenmascarar a los impostores?
– Resp. Porque no siempre puedo impedir a los hombres y a los Espíritus que se diviertan.
6. Concebimos esto para los Espíritus; pero con respecto a las personas que han recibido esas palabras, son personas serias y que de ninguna manera buscaban divertirse.
– Resp. Con más razón: ellos deberían haber pensado que tales palabras sólo podrían ser el lenguaje de Espíritus burlones.
7. ¿Por qué los Espíritus no enseñan en Nueva Orleáns principios en todos los puntos idénticos a los que enseñan aquí?
– Resp. La Doctrina que os es dictada pronto les servirá; no habrá más que una.
8. Puesto que esta Doctrina debe ser enseñada allí más adelante, nos parece que si lo hubiera sido inmediatamente anticiparía el progreso y habría evitado, en el pensamiento de algunos, una lamentable incertidumbre.
– Resp. Los caminos de Dios son a menudo impenetrables; ¿no existen otras cosas que os parecían incomprensibles en los medios que Él emplea para llegar a sus fines? Es preciso que el hombre se ejercite en distinguir lo verdadero de lo falso, pero todos no podrían recibir la luz súbitamente sin ser encandilados.
9. ¿Quisierais decirnos, os lo ruego, vuestra opinión personal sobre la reencarnación?
– Resp. Los Espíritus son creados ignorantes e imperfectos: una sola encarnación no puede serles suficiente para aprender todo; es preciso que se reencarnen para progresar con las bondades que Dios les destina.
10. ¿Puede la reencarnación tener lugar en la Tierra o solamente en otros globos?
– Resp. La reencarnación se da según el progreso del Espíritu, en mundos más o menos perfectos.
11. Esto no nos dice claramente si puede tener lugar en la Tierra.
– Resp. Sí, puede tener lugar en la Tierra; y si el Espíritu la pide como misión, eso debe ser más meritorio para él que pedir avanzar más rápido en mundos más perfectos.
12. Rogamos a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu que ha tomado el nombre del Padre Ambrosio comunicarse con nosotros.
– Resp. Estoy aquí, pero no queráis confundirme.
13. ¿Eres tú realmente el Padre Ambrosio? En el nombre de Dios, te intimo a decir la verdad.
– Resp. No.
14. ¿Qué piensas de lo que has dicho en su nombre?
– Resp. Pienso como pensaban los que me escucharon.
15. ¿Por qué te has servido de un nombre respetable para decir semejantes tonterías?
– Resp. A nuestros ojos los nombres no son nada: las obras lo son todo; como se podía ver lo que yo era por lo que yo decía, no le atribuí consecuencias a la usurpación de este nombre.
16. ¿Por qué en nuestra presencia no mantienes tu impostura?
– Resp. Porque mi lenguaje es una piedra de toque con la cual no podéis engañaros.
Nota – Varias veces se nos ha dicho que la impostura de ciertos Espíritus es una prueba para nuestro juicio; es una especie de tentación que Dios permite para que, como lo ha dicho el Padre Ambrosio, el hombre pueda ejercitarse en distinguir lo verdadero de lo falso.
17. Y tu compañero Clemente XIV, ¿qué piensas de él?
– Resp. Él no es mejor que yo; ambos tenemos necesidad de indulgencia.
18. En el nombre de Dios Todopoderoso, te pido que vengas.
– Resp. Estoy aquí desde que está el falso Padre Ambrosio.
19. ¿Por qué has abusado de la credulidad de personas respetables, para dar una falsa idea de la Doctrina Espírita?
– Resp. ¿Por qué estamos inclinados a faltas? Porque no somos perfectos.
20. ¿Ambos no pensasteis que un día vuestra bellaquería sería descubierta, y que los verdaderos Padre Ambrosio y Clemente XIV no habrían de expresarse como vosotros lo habéis hecho?
– Resp. Las bellaquerías ya fueron descubiertas y castigadas por Aquel que nos creó.
21. ¿Sois de la misma clase que los Espíritus a los que llamamos golpeadores?
– Resp. No, porque aún es preciso tener razonamiento para hacer lo que hicimos en Nueva Orleáns.
22. (Al verdadero Padre Ambrosio.) ¿Os ven aquí estos Espíritus impostores?
– Resp. Sí, y sufren al verme.
23. Estos Espíritus ¿son errantes o reencarnados?
– Resp. Errantes; ellos no son lo bastante perfectos como para desprenderse si estuviesen encarnados.
24. Y vos, Padre Ambrosio, ¿en qué estado estáis?
– Resp. Encarnado en un mundo feliz y sin nombre para vosotros.
25. Nosotros os agradecemos los esclarecimientos que habéis tenido a bien darnos; ¿tendríais la bondad de venir otras veces entre nosotros, para decirnos algunas buenas palabras y darnos un dictado que pueda mostrar la diferencia entre vuestro estilo y el de aquel que había tomado vuestro nombre?
– Resp. Estoy con aquellos que quieren el bien dentro de la verdad.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
***************************************
Uno de los escollos que presentan las comunicaciones espíritas es el de los Espíritus impostores que pueden inducir al error sobre su identidad y que, al abrigo de un nombre respetable, intentan pasar los más groseros absurdos. En muchas ocasiones hemos explicado sobre este peligro, que deja de serlo para cualquiera que examine, a la vez, la forma y el fondo del lenguaje de los seres invisibles con los cuales esté en comunicación. No podemos repetir aquí lo que hemos dicho sobre ese tema; léase atentamente al respecto en esta Revista, en El Libro de los Espíritus y en nuestras Instrucciones Prácticas, y se verá que nada es más fácil que precaverse contra semejantes fraudes, por poco de buena voluntad que en esto se ponga.
Reproducimos solamente la siguiente comparación que habíamos citado en alguna parte: «Suponed que en un cuarto vecino al que estáis se encuentren varios individuos que no conocéis, que no podéis ver, pero que escucháis perfectamente; ¿no sería fácil reconocer su conversación, si son ignorantes o sabios, personas honestas o malhechores, hombres serios o atolondrados, gente de buena compañía o sujetos groseros?»
Tomemos otra comparación sin salir de nuestra humanidad material: Supongamos que un hombre se os presente con el nombre de un distinguido literato; ante ese nombre, lo recibís al principio con toda la debida consideración a su supuesto mérito; pero si él se expresa como un hombre grosero, reconoceréis inmediatamente sus intenciones y lo expulsaréis como a un impostor. Sucede lo mismo con los Espíritus: se los reconoce por su lenguaje; el de los Espíritus superiores es siempre digno y en armonía con la sublimidad de los pensamientos; nunca la trivialidad mancha la pureza. La grosería y la bajeza de las expresiones sólo pertenecen a los Espíritus inferiores. Todas las cualidades y todas las imperfecciones de los Espíritus se revelan por su lenguaje, y con razón se les puede aplicar este adagio de un célebre escritor: El estilo es el hombre. Estas reflexiones nos son sugeridas por un artículo que encontramos en el Spiritualiste de la Nouvelle-Orléans del mes de diciembre de 1857.
Es una conversación que se estableció, a través de un médium, entre dos Espíritus, uno dándose el nombre de Padre Ambrosio y el otro el de Clemente XIV. El Padre Ambrosio era un respetable eclesiástico, muerto en Luisiana en el siglo pasado; era un hombre de bien, de gran inteligencia, y que ha dejado un recuerdo venerado. En este diálogo, donde el ridículo disputa con lo innoble, es imposible confundirse sobre la cualidad de los interlocutores, y es preciso concordar que los Espíritus que han mantenido dicho diálogo han tomado muy pocas precauciones para enmascararse; porque ¿cuál es el hombre de buen sentido que podría un solo instante suponer que el Padre Ambrosio y Clemente XIV 183 hubieran podido rebajarse a tales trivialidades, que se parecen más a una escena burlesca? Comediantes del más bajo nivel que hiciesen una parodia de esos dos personajes, no se expresarían de otro modo.
Estamos persuadidos que el Círculo de Nueva Orleáns – donde sucedió el hecho – lo ha comprendido como nosotros; dudar de esto sería injuriarlos; sólo lamentamos que a la publicación no la hayan hecho seguir de algunas observaciones correctivas, que hubieran impedido a las personas superficiales tomarlo como un modelo de estilo serio del Más Allá. Pero apresurémonos en decir que ese Círculo no tiene apenas comunicaciones de ese género: las hay de muy diferente orden, donde se encuentra toda la sublimidad del pensamiento y de la expresión de los Espíritus superiores. Hemos pensado que la evocación del verdadero y del falso Padre Ambrosio pudiese ofrecer un asunto útil de observación sobre los Espíritus impostores; en efecto, es lo que ha tenido lugar, así como se puede juzgar por la siguiente conversación:
1. Muerto en Luisiana en el siglo pasado y habiendo dejado un recuerdo venerado, ruego a Dios Todopoderoso que permita al verdadero Padre Ambrosio, en Espíritu, comunicarse con nosotros.
– Resp. Estoy aquí.
2. ¿Quisierais decirnos si realmente vos habéis mantenido la conversación relatada en el Spiritualiste de la Nouvelle-Orléans con Clemente XIV, y cuya lectura hemos hecho en nuestra última sesión?
– Resp. Lamento por los hombres que han sido engañados por los Espíritus, de los cuales también me compadezco.
3. ¿Cuál es el Espíritu que ha tomado vuestro nombre?
– Resp. Un Espíritu farsante.
4. Y el interlocutor, ¿era realmente Clemente XIV?
– Resp. Era un Espíritu simpático al que había tomado mi nombre.
5. ¿Cómo pudisteis haber permitido que se hayan dicho semejantes cosas en vuestro nombre, y por qué no habéis venido a desenmascarar a los impostores?
– Resp. Porque no siempre puedo impedir a los hombres y a los Espíritus que se diviertan.
6. Concebimos esto para los Espíritus; pero con respecto a las personas que han recibido esas palabras, son personas serias y que de ninguna manera buscaban divertirse.
– Resp. Con más razón: ellos deberían haber pensado que tales palabras sólo podrían ser el lenguaje de Espíritus burlones.
7. ¿Por qué los Espíritus no enseñan en Nueva Orleáns principios en todos los puntos idénticos a los que enseñan aquí?
– Resp. La Doctrina que os es dictada pronto les servirá; no habrá más que una.
8. Puesto que esta Doctrina debe ser enseñada allí más adelante, nos parece que si lo hubiera sido inmediatamente anticiparía el progreso y habría evitado, en el pensamiento de algunos, una lamentable incertidumbre.
– Resp. Los caminos de Dios son a menudo impenetrables; ¿no existen otras cosas que os parecían incomprensibles en los medios que Él emplea para llegar a sus fines? Es preciso que el hombre se ejercite en distinguir lo verdadero de lo falso, pero todos no podrían recibir la luz súbitamente sin ser encandilados.
9. ¿Quisierais decirnos, os lo ruego, vuestra opinión personal sobre la reencarnación?
– Resp. Los Espíritus son creados ignorantes e imperfectos: una sola encarnación no puede serles suficiente para aprender todo; es preciso que se reencarnen para progresar con las bondades que Dios les destina.
10. ¿Puede la reencarnación tener lugar en la Tierra o solamente en otros globos?
– Resp. La reencarnación se da según el progreso del Espíritu, en mundos más o menos perfectos.
11. Esto no nos dice claramente si puede tener lugar en la Tierra.
– Resp. Sí, puede tener lugar en la Tierra; y si el Espíritu la pide como misión, eso debe ser más meritorio para él que pedir avanzar más rápido en mundos más perfectos.
12. Rogamos a Dios Todopoderoso que permita al Espíritu que ha tomado el nombre del Padre Ambrosio comunicarse con nosotros.
– Resp. Estoy aquí, pero no queráis confundirme.
13. ¿Eres tú realmente el Padre Ambrosio? En el nombre de Dios, te intimo a decir la verdad.
– Resp. No.
14. ¿Qué piensas de lo que has dicho en su nombre?
– Resp. Pienso como pensaban los que me escucharon.
15. ¿Por qué te has servido de un nombre respetable para decir semejantes tonterías?
– Resp. A nuestros ojos los nombres no son nada: las obras lo son todo; como se podía ver lo que yo era por lo que yo decía, no le atribuí consecuencias a la usurpación de este nombre.
16. ¿Por qué en nuestra presencia no mantienes tu impostura?
– Resp. Porque mi lenguaje es una piedra de toque con la cual no podéis engañaros.
Nota – Varias veces se nos ha dicho que la impostura de ciertos Espíritus es una prueba para nuestro juicio; es una especie de tentación que Dios permite para que, como lo ha dicho el Padre Ambrosio, el hombre pueda ejercitarse en distinguir lo verdadero de lo falso.
17. Y tu compañero Clemente XIV, ¿qué piensas de él?
– Resp. Él no es mejor que yo; ambos tenemos necesidad de indulgencia.
18. En el nombre de Dios Todopoderoso, te pido que vengas.
– Resp. Estoy aquí desde que está el falso Padre Ambrosio.
19. ¿Por qué has abusado de la credulidad de personas respetables, para dar una falsa idea de la Doctrina Espírita?
– Resp. ¿Por qué estamos inclinados a faltas? Porque no somos perfectos.
20. ¿Ambos no pensasteis que un día vuestra bellaquería sería descubierta, y que los verdaderos Padre Ambrosio y Clemente XIV no habrían de expresarse como vosotros lo habéis hecho?
– Resp. Las bellaquerías ya fueron descubiertas y castigadas por Aquel que nos creó.
21. ¿Sois de la misma clase que los Espíritus a los que llamamos golpeadores?
– Resp. No, porque aún es preciso tener razonamiento para hacer lo que hicimos en Nueva Orleáns.
22. (Al verdadero Padre Ambrosio.) ¿Os ven aquí estos Espíritus impostores?
– Resp. Sí, y sufren al verme.
23. Estos Espíritus ¿son errantes o reencarnados?
– Resp. Errantes; ellos no son lo bastante perfectos como para desprenderse si estuviesen encarnados.
24. Y vos, Padre Ambrosio, ¿en qué estado estáis?
– Resp. Encarnado en un mundo feliz y sin nombre para vosotros.
25. Nosotros os agradecemos los esclarecimientos que habéis tenido a bien darnos; ¿tendríais la bondad de venir otras veces entre nosotros, para decirnos algunas buenas palabras y darnos un dictado que pueda mostrar la diferencia entre vuestro estilo y el de aquel que había tomado vuestro nombre?
– Resp. Estoy con aquellos que quieren el bien dentro de la verdad.
Allan Kardec
Revista Espirita 1858
***************************************
LA ENFERMEDAD BAJO LA VISIÓN ESPÍRITA
La causa original de las enfermedades que afligen a la humanidad, pertenece esencialmente al orden psíquico.
El hombre continúa sufriendo fuertes golpes contra la salud de su cuerpo físico.
El Espiritismo no tiene por finalidad curar las enfermedades del cuerpo. Aunque coopera en ese sector del orden humano, su objetivo principal es enseñar, orientar y liberar al espíritu de sus debilidades o instintos inferiores hasta alcanzar la “salud moral” la Angelitud. No pretende competir deliberadamente con la medicina del mundo, como presuponen algunos médiums y neófitos espiritas.
Si ese hubiera sido el objetivo esencial, los mentores que orientaron a Allan Kardec en la codificación de la doctrina le habrían indicado los recursos y métodos técnicos que aseguraran el éxito terapéutico en la lucha contra las enfermedades que afectan a la humanidad.
La espiritualidad inspira y coopera en las actividades terapéuticas utilizando a los médiums, pero sin la finalidad de deprimir o debilitar la noble profesión de los médicos, cuyos derechos académicos deben prevalecer por encima de las actuaciones de los legos.
Por ser la mediúmnidad un fenómeno circunscrito a las causas del plano astral o invisible, es necesario investigarla en lo más íntimo, traerla a la superficie y considerarla debidamente, para que luego sirva de orientación a los discípulos y obreros de la Siembra del Maestro.
Cuando la ciencia médica analice el introspectivo del alma, comprobará que ciertas molestias de carácter virulento son el producto de graves “infecciones morales” existentes en la conciencia de la misma, las cuales, por efecto de repercusión vibratoria, afectan al periespiritu y al cuerpo físico, al que está sujeta.
Aunque son útiles y eficientes los recursos preventivos de las vacunas y la profilaxis contra ciertas endemias y epidemias, y benéficos los medicamentos específicos para curar las molestias comunes, la ciencia médica, en su marcha evolutiva reconocerá el poder curativo de los fluidos magnéticos y consagrará la magnetoterapia como fuente de nuevos recursos en beneficio de la salud.
El periespiritu es el laboratorio invisible que modela a nuestro cuerpo desde el embrión fetal hasta la completa estructuración física, dado que posee órganos similares al nuestro, pero más sutiles y que desempeñan funciones sumamente delicadas, que en definitiva son “moldes o matrices” de los órganos del cuerpo humano, estructurados a su imagen y semejanza.
Si el periespiritu está afectado en alguno de sus órganos por fluidos cáusticos, provenientes de las emociones toxicas del alma, el cuerpo carnal que tuviera que modelarse en el vientre materno heredará esas deformaciones clasificadas como congénitas.
De esta interdependencia psico orgánica existente, nacen los pensamientos negativos del alma, como el odio, ira, venganza, orgullo, egoísmo y celos que generan fluidos irritantes que se adhieren al periespiritu, formando “postulas” de magnetismo toxico, que además afectan el metabolismo psíquico, perturbando y retardando la evolución espiritual del alma. El periespiritu, agitado por la “fiebre” acentuada por la saturación de los fluidos infecciosos, los vierte hacia el cuerpo carnal; transfusión que se produce mediante el “doble eterico” elemento intermediario que desempeña la función de una especie de “válvula de escape” por donde el alma expurga los residuos tóxicos de las emociones violentas. Estos fluidos corrosivos, una vez transferidos hacia el cuerpo físico, producen o se convierten en lesiones mórbidas y virulentas, como son el cáncer, la lepra, la tuberculosis y otras molestias de carácter benigno.
A medida que reencarna sucesivamente se espiritualiza, adquiriendo gradualmente los atributos morales de la santidad, su periespiritu también se diafaniza y los órganos que componen su contextura eterico-fisiológica van perdiendo “peso” o densidad eterica.
Los espíritus Benefactores ayudan, a través de la intuición, a los médicos honestos y piadosos que se dedican a curar a los humanos, los profesionales de la medicina son una legión de misioneros, útiles a la humanidad, pues además de sus funciones comunes se dedican a las investigaciones que tienen el objeto curar las enfermedades rebeldes de consecuencias fatales.
El Espiritismo no concursa con los médicos terrícolas, ni pretende sobreponerse a su capacidad profesional. El alivio, el reajuste psíquico o las curas alcanzadas por medio de la facultad mediúmnica, tienen por objetivo sacudir el ateísmo del enfermo, despertándole para atendimiento hacia las enseñanzas de la vida espiritual.
Jesús cuando curaba a los enfermos que iban a buscarlo curaba los “cuerpos” para después alcanzar “la cura del alma” de cada uno. La mediúmnidad de cura se propone igual finalidad.
Muchos médicos, inconscientes del fenómeno, actúan como verdaderos “médiums” son hombres conscientes, pues cuando se extingue la vida del paciente sufren, viendo que su empeño en salvarle no ha surgido efecto.
La mediúmnidad de cura mediante el Espiritismo, es una elevada cooperación del objetivo crística, condicionada a la evangelización del hombre.
La función del Espiritismo es la de “curar el espíritu enfermo” siendo un vehículo beneficioso que instiga al hombre a despertar su conciencia hacia los deberes y responsabilidades del espíritu inmortal.
El auxilio de lo Alto no se condiciona únicamente a los espiritas o médiums, sino a todas las criaturas y dedicados a los objetivos espirituales de orden superior. El médico no necesita ser espiritista para recibir la buena asistencia de los espíritus dedicados a las dolencias de la humanidad.
Los médiums presuntuosos, adversos al estudio, viven rodeados de almas inferiores que perturban sus intuiciones, induciéndoles a cometer los peores ridículos y desaciertos, pues esto no les impide ser antenas vivas que atraen a los espíritus gozadores, perversos o mistificadores, en cambio, los médicos buenos y atentos, reciben constantemente la cooperación del Espacio.
Criaturas mercenarias usan su facultad mediúmnica para los negocios impuros, uniendo la práctica de la caridad en la siembra espirita, a la remuneración fácil de la moneda del mundo.
Pese a la protesta de la medicina oficial, por la intromisión del médium o del curandero en su área profesional, fracasa ente los casos de las obsesiones, cuando pretende tratarlas por métodos diferentes a la técnica tradicional adoptada por los espiritistas y médiums.
Ni el médium, ni el médico lograran eficacia alguna sobre el enfermo que esté condenado por la Ley Karmica a abandonar el cuerpo físico en la Tierra. Cuando se presentan esos casos, son inútiles todos los recursos terapéuticos de la medicina, y algunos espíritus desencarnados desaciertan en sus diagnósticos y recetario a través de los médiums curativos.
Delante del sufrimiento correctivo decretado por la Ley de Causa y Efecto no hay la menor duda, de que fracasarán el médico y el médium, pues el dolor, en ese caso, no es accidente ni enfermedad, sino un recurso disciplinario para que el espíritu retorne a su verdadera ruta espiritual evitando mayores prejuicios para el futuro.
Aunque el Espiritismo no sea un movimiento llamado a competir con la medicina oficial, corresponde a la promesa bendecida de Cristo, cuando prometió, el envió del Consolador en el momento oportuno para curar a los enfermos de Espíritu, aunque eso se consiga curando primero el cuerpo físico
La cura mediúmnica y excepcional termina demostrando el poder de los espíritus desencarnados que actúan con el mundo material, cuando vitalizan células, corrigen disturbios nerviosos, desenvuelven músculos atrofiados, eliminan infecciones y hasta devuelven el raciocinio a las personas alineados beneficiados sienten la responsabilidad espiritual pesándole en los hombros, exigiéndoles mayor comprensión moral de sus deberes humanos en el contacto diario con la humanidad.
Los espiritas siempre bendicen el sufrimiento y el dolor, reconociendo que la enfermedad los conduce a la sombra amiga y confortadora de la doctrina espirita, tonificando notablemente la personalidad humana, por el tratamiento sencillo del agua fluidificada, del pase mediúmnico o por la receta de los desencarnados.
Los mentores espirituales inciden en el recetario mediúmnico bajo el patrocinio del Espiritismo, a pesar de las recetas inocuas o anímicas, producto de la precipitación o ignorancia de los médiums incipientes. El bien espiritual conseguido por el servicio benefactor del recetario mediúmnico, supera satisfactoriamente las equivocaciones e imprudencias de un mediumnismo de urgencia, preocupado solamente por la cura del cuerpo físico, antes que por la salud del espíritu inmortal.
Los hechos prueban que es inútil la movilización de los más espectaculares y avanzados recursos de la terapéutica del mundo, si el hombre no es merecedor de la salud física, pues si la medicina ha prolongado la vida, no puede vencer la muerte.
Las criaturas mansas de corazón y bondadosas que sufren de cáncer, no son más que almas que delinquieron en el pasado y actualmente se encuentran en trance de purificación espiritual.
Desgraciadamente, la tierra jamás puede protestar contra su sufrimiento redentor, pues desde su infancia sabe que las virtudes pertenecen al mundo angélico, y los pecados, al reino instintivo animal.
El hombre, en sus momentos de subversión espiritual y conforme al pecado que lo domina, alimenta un tipo específico de virus, generando determinada enfermedad que la medicina después clasifica en la tabla patológica, conforme a las características etiológicas y a la virulencia identificada. La cólera, la irascibilidad, violencia mental o emotiva, producen el campo fluidito mórbido para nutrir y manifestar las afecciones cutáneas o eczemas ticas; las maledicencias, la calumnia o la magia mental, verbal, o física, generan tóxicos responsables de la vida de los ultravirus que producen la molestia Karmica de “prejuicio al prójimo” conocido como cáncer. Del mismo modo, la indiferencia, la egolatría, o el egoísmo, ponen en movimiento los fluidos perniciosos que más tarde abonan el terreno orgánico del hombre y lo predispone para las enfermedades contagiosas, como la tuberculosis.
El enfermo contagioso es normal que esté obligado a aislarse de la familia y de las relaciones comunes y también del público, debiendo someterse a tratamientos especiales en los instituciones apropiadas y que lo apartan de convivir peligrosamente con el prójimo. Así recoge los efectos generados por su egoísmo y egolatría en vidas pasadas cuando siendo sano, y en posesión de sus facultades normales, decidió dedicarse con excesivo amor a su propio bien, sin importarle los problemas aflictivos del prójimo. De acuerdo con la Ley Karmica que establece que “el hombre cosecha conforme a su siembra”, el enfermo contagioso, aislado de sus relaciones con el resto del mundo, es el espíritu egocéntrico y frió que en el pasado vivía solamente para sí mismo. El efecto enfermizo de hoy es el resultado de la causa censurable del pasado, y así, hoy vive obligatoriamente en la misma condición generada otrora por su libre voluntad, pero en obediencia a la Ley del Amor y la Fraternidad, que le permite rescatar su debito pecaminoso.
Las personas de mejor graduación espiritual o que se hayan al fin de sus pruebas cárnicas dolorosas, debido a expurgaciones anteriores, en la actualidad, son elegidas y beneficiadas por la homeopatía, irradiaciones fluídicas, pases mediúmnicos o agua fluidificada liberadas de la medicina, que produce reacciones toxicas. Por eso hay tanta decepción y variedad con respecto al éxito de los tratamientos para los hombres en la tierra, pues la terapéutica salvadora par determinada criatura, es completamente inocua, cuando se aplica a otro enfermo de las mismas condiciones físicas.
El recetario alopático ofrece serios peligros, y no es aconsejable para los médiums intuitivos, que no posean el más mínimo conocimiento farmacéutica que le permita prever las reacciones toxicas de los medicamentos para el cuerpo humano.
El médium intuitivo recetita, que prescribe homeopáticamente, debe saber, cuales son los medicamentos antídotos, complementarios o incompatibles, clasificados científicamente por la farmacología homeopática. Debe familiarizarse con los métodos apropiados para el tratamiento de las dosis infinitesimales, como también con los tipos más indicados para los casos agudos o crónicos. La homeopatía ejerce una acción pronunciada en el periespiritu, por eso las mezclas de medicamentos, neutralizan la cualidad terapéutica. Por ignorar los preceptos más comunes de la medicina homeopática, ciertos espíritus incipientes juzgan que recetando simplemente media docena de medicamentos homeopáticos mezclados en el mismo frasco, bastará para que uno de ellos produzca el milagro esperado. Ignoran que las leyes sutilísimas que rigen la acción homeopática en el cuerpo humano, no aceptan la mezcla de ciertas dosis que son antídotos, incompatibles o neutras entre sí.
Las altas dosis de receta médica, por su acción atómica y profunda en la contextura del periespiritu, desprenden las toxinas que se encuentran adheridas y después convergen hacia el cuerpo físico, exigiendo la ayuda de la baja dinamización, para que se efectúe el drenamiento por las vías emuntorios.
El homeopático es un medicamento energético capaz de actuar en los intersticios atómicos y etéreo-astrales del periespiritu, por eso puede tranquilizar los temperamentos excitados, eterizando los residuos mórbidos que oprimen el psiquismo de los enfermos. Al mismo tiempo que revitaliza todos los centros energéticos del cuerpo físico y del “doble eterico” accionando los “chacras” y despertando el tonos vital de los plexos nerviosos – su acción es profunda penetrante, y expurgadora de las toxinas que forman el residual de la mente, cuando esta se descontrola. Las altas dosis, actúan en lo íntimo del ser, desalojando las impurezas o combustible usado por el espíritu, y que queda adherido a su delicada tesitura peri espiritual.
El agua fluidificada es la medicina ideal para los espiritas y médiums recetistas, pues aunque sea destinada a fines terapéuticos, su aplicación no debe ser censurada por los médicos, dado que no infringe las leyes del Código penal del mundo, y su prescripción no hace parte de la práctica ilegal de la medicina.
Cuando el agua es fluidificada por los médiums o personas de físico y psiquismo sano, se potencializa extraordinariamente en su energía eterica natural, volviéndose un medicamento saludable, capaz de revitalizar los órganos físicos debilitados y restablecer las funciones orgánicas desarmonizadas. El agua es un elemento energético y optimo vehículo para transmitir fluidos bienhechores al organismo humano. Es sensible a los principios radiactivos emanados del Sol y al magnetismo áurico del periespiritu humano.
Si el individuo que debe fluidificar el agua está enfermo, debilitado, o su mente se encuentra en efervescencia, o bajo el influjo de emociones nocivas, en ese caso, el agua se transformara en un elemento deletéreo.
No quiere decir esto que el donador de fluidos deba ser un santo, sino un espíritu que tenga “buena salud”. El agua fluidificada es un medicamento eficaz exceptuado de los tóxicos de drogas y producto de la farmacología moderna, que muchas veces, son fabricados por industriales, que en su avidez por mayores lucros, no atienden a las correctas características de las formulas.
Los médiums poderosos y de sana vitalidad, alcanza el “guaritun” energético y bienhechor de la homeopatía en su 100,000 dinamización infinitesimal, esto no es frecuente, pero sucede a veces.
Los médiums vegetarianos, sin vicios deprimentes y liberados de las pasiones esclavizadoras, son capaces de producir curas prodigiosas por el empleo de agua fluidificada, lo que, a su vez es súper activa por las energías movilizadas por los espíritus desencarnados en el servicio de ayuda a los encarnados.
No es suficiente que los médiums fluidifiquen el agua, suministren pases o recepciones recetas para que se logren resultados positivos. Necesitan mejorar su salud física y sanar sus desequilibrios morales.
Todas las molestias físicas ceden con suma facilidad al tratamiento medicinal o psíquico, siempre que el enfermo se disponga y esfuerce en espiritualizarse, en el sentido de mejorar su conducta particular y social, pues ningún tratamiento es más eficiente que el remedio bendecido y prescripto por el Evangelio de Jesús. La evangelización del espíritu enfermo no siempre llega a tiempo para curarle el cuerpo físico, que está saturado de venenos psíquicos generados en vidas pasadas y en la existencia actual.
Aun así, su anhelo espiritual por evangelizarse, le proporciona cierto alivio en la vida más Allá de la Sepultura después de su desencarnación; y es una credencial para que en el futuro le sea ofrecida una reencarnación más saludable.
Por todo lo expuesto, se deduce que la salud física depende mucho de la “salud espiritual”. Esto es porque el auto evangelización, aunque no produzca una cura milagrosa, dará sensibles mejoras porque el enfermo deja de generar y verter los venenos psíquicos que anteriormente le agravaban la enfermedad.
Cuando los pasistas, curanderos o médiums son abnegados y desprendidos de los intereses mercenarios, también gozan de la asistencia de los buenos espíritus, que los ayudan a lograr éxitos en sus tareas con los enfermos del cuerpo y del alma.
El médium no debe olvidar que su facultad es un medio para renovarse espiritualmente, por eso no debe especular de ninguna manera.
La ley Karmica, a pesar de su función rectificadora, tiene una acción educativa, ella favorece al espíritu para el rescate de sus débitos pasados, sino que también lo sitúa en la carne en las condiciones de evitarle nuevos desatinos, gracias a la reducción en sus bienes en el cuerpo físico, la Ley que es muy sabia, le reduce los valores que en el ayer le llevaron a hacer un mal uso.
Cuando enfrenta duras dificultades económicas y se entristece por no poder sustentar a la familia, vemos al médico negligente, que en su vida anterior hacia del dolor ajeno un lamentable negocio para su enriquecimiento condenable. La ley lo hace volver al mismo mundo donde cometió los deslices y le sobrecarga de obligaciones en el seno del espiritualismo.
Debiendo ejercer la mediúmnidad gratuitamente, en pago a las deudas pasadas, no debe cobrar absolutamente nada, ni recibir atenciones materiales que significan agradecimientos por la cura realizada.
Muchas personas de palabra fácil, raciocinio sensato y sentimientos altruistas, considerando que todos somos médiums, producen más beneficios al prójimo que ciertos médiums negligentes que trabajan en un servicio oficial bajo la égida del Espiritismo.
Allan Kardec advierte constantemente en sus obras fundamentales del Espiritismo, la responsabilidad del médium mercenario en el ejercicio de su facultad, aunque esté necesitado. El dio ejemplo de su advertencia, renunciando a todos los derechos de autor de sus obras a favor del bien colectivo, también demostró profunda discordancia con aquellos que pretenden explotar los valores de lo Alto.
El médium debe cumplir con sus obligaciones junto a la familia, pues es su principal compromiso asumido en el Espacio antes de reencarnar. El hogar, el vestido, el alimento y la educación de la prole representan la primera responsabilidad del médium.
Aunque la mediúmnidad sea una gracia concedida por lo Alto a los espíritus errados, deben ejercerla con ánimo y dignidad, pero sin el holocausto de la familia, que son obligaciones esenciales de la vida humana.
Los espíritus superiores no sobrecargan a los médiums más allá de su necesidad; jamás lo obligan a sacrificar a la familia para atender el servicio mediúmnico, solamente les permiten servirse del tiempo disponible para aprovecharlo a su favor. Por eso algunos médiums prefieren mantenerse solteros en el mundo carnal, con el fin de ejercer con más eficiencia la severa responsabilidad de su redención espiritual mediante el ejercicio de la facultad mediúmnica.
El médium enfermo no debe dar pases pues en vez de transmitir fluidos terapéuticos o vitalizantes, termina por agotar las energías ajenas, en beneficio de su equilibrio vital.
El médium enfermo, despreocupado o irresponsable, contamina, sin poderlo evitar, a sus pacientes con los gérmenes nocivos del cual es portador.
Los médiums prudentes y sensatos, aunque eviten dar pases, practicar el soplo magnético de fluidificar el agua porque están enfermos, pueden transmitir el consejo espiritual benefactor, el estimulo que levanta el ánimo de aquellos que se encuentran moralmente abatidos.
No basta el pedido a lo Alto y el deseo sincero del médium de servir al prójimo, para ser verdaderamente asistido. Es necesario esforzarse en modificar los malos pensamientos, y abandonar las costumbres viciosas, a fin de ser apto para captar los fluidos transmitidos desde el mundo espiritual.
El médium cuando está enfermo, debe contentarse con ser el intérprete fiel de los consejos e intenciones superiores para transmitirlas a sus compañeros menos esclarecidos, orientándolos en los caminos difíciles de la vida humana.
El mantenimiento del equilibrio psíquico y emocional es de fundamental importancia para la sustentación de la salud.
El visualizarse saludable y cultivar pensamientos optimistas, cimentado en el amor, en la acción dignificante, en la esperanza.
Liberar todo residuo mental, que pueda significar una fuente de intoxicación y estimulo a las vidas microbianas perturbadoras, conservando la paz intima.
Si la enfermedad nos visita, aprovechemos su presencia para hacer reflexiones valiosas en torno a nuestro comportamiento y a la programación de las actividades.
Pensemos en la salud y deseémosla ardientemente, sin imposiciones, sin presiones, pero con noble intención.
Elaboremos planes para estar saludables y ser útiles; imaginemos que ya nos hemos recuperado y estamos desempeñando en la convivencia familiar y social como un instrumento valioso dentro de la comunidad.
Vinculemos a la Fuente Generosa de donde fluyen todas las fuerzas, y absorbamos de ella recursos necesarios para recuperar el equilibrio.
Volvamos a abastecer nuestra casa mental con pensamientos de paz, de compasión, de solidaridad, de perdón y ternura; y comprometiéndonos emocionalmente con la Vida, a fin de que nos sintamos integrados en ella, conscientes y felices.
Si estamos sanos, aprovechemos la oportunidad para preservarnos, produciendo más y mejor. Si estamos enfermos, agradezcamos a Dios y ampliemos los horizontes mentales en el amor para recuperarnos, hoy y más tarde, y prosigamos la marcha en paz y confiados.
Trabajo elaborado por Merchita.
****************************************