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viernes, 28 de septiembre de 2012

Un relato anecdótico de Chico Xavier





De las experiencias de nuestra tarea mediúmnica, citaremos una de ellas, para nosotros inolvidable.

En los alrededores de Pedro Leopoldo, hace años, cierta viuda  tuvo que ver  el cuerpo de un hijo asesinado, cuando un día llegó a casa repentinamente.

   Desde entonces ella lloraba sin consuelo.

   El hermano homicida huyó después del delito y la sufridora señora ignoraba el por qué  su  chico había perdido  la vida de modo tan trágico.

    Ante sus padecimientos  morales, una amiga nuestra, ya desencarnada, D. Joaninha Gomes, nos convidó a ir con ella a participar del culto del Evangelio en el hogar, con la viuda enlutada.

   La desdichada madre nos acogió con bondad y después, en un círculo de cinco personas, nos entregamos a la oración.

Enseguida se abrió al azar el "Evangelio según el Espiritismo", apareciendo ante nuestros ojos el item 14 del Capítulo X titulado "Perdón de las Ofensas".

  Por mi parte,iniciaba  la lectura, cuando alguien llamó a la puerta.

Hicimos una pausa en la actividad espiritual, mientras que la dueña de la casa fue a atender a quien llegaba.

Se trataba de un viajante mal vestido, probablemente un mendigo, que necesitaba ayuda, alegando hambre y cansancio. Pedía un plato de alimento y una manta.

La viuda lo hizo entrar con gentileza y le pidió algunos momentos de espera.

El hombre se acomodó en un banco e iniciamos la lectura.

Inmediatamente después, comentamos la lección de modo general y uno de los asistentes preguntó a la dueña de la casa si ella había perdonado al infeliz que había matado a su hijo querido, cuyo nombre pasó a ser pronunciado varias veces durante la conversación.

La viuda aseguró que el Evangelio, por lo menos, la determinaba a perdonar.

Fue entonces cuando el recién llegado,un desconocido, exclamó dirigiéndose  a nuestra anfitriona:

- ¿ Entonces la señora es la madre del muerto ?

Y después, trémulo, confesó que él mismo era el asesino,llorando y pidiendo perdón.
.
La viuda, igualmente, llorando, avanzó maternalmente hacia él y le dijo:

- No me pidas perdón, hijo mío, que yo también soy una pobre pecadora.... Roguemos a Dios para que nos perdone ¡....

Enseguida le trajo un plato bien preparado y le dio al desconocido lo que necesitaba.

Él, mientras tanto, transformado, salió del Culto del Evangelio con nosotros y fue a entregarse  a la Justicia.

Al día siguiente, Joaninha Gomes y yo volvimos al hogar de la  generosa señora y nos contó, que aliviada, durante la noche soñó con su hijo que le dijo que él mismo, la víctima, había traído al ofensor a su regazo de madre, para que lo auxiliase con bondad y socorro, entendimiento y perdón.

- Francisco Cándido Xavier- (  Pesquisador Espirita, Mocidade Espírita Chico Xavier, Mocidade Espírita de Bebedouro, Espiritismo Mundial, Aliança Municipal Espirita Poços DE Caldas, Associação Espírita Emmanuel, José Carlos De Lucca, Biblioteca Nosso Lar, Cisco De Deus y Luismar Ornelas de Lima.



Buscando algo a lo lejos, ignoramos lo que está cerca...
Esperando el mañana, desperdiciamos el presente...
Esperando lo mejor, dejamos ir lo bueno...
Buscando el placer, a veces encontramos el dolor...
Buscando la libertad, nos convertimos en esclavos...
Queriendo la perfección, nos convertimos en imperfectos...
No olvides que tu vida es hoy...

Anónimo






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