Entradas populares

miércoles, 6 de enero de 2016

Caracter de las oraciones espíritas


INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
PERDÓN DE LAS OFENSAS
EL Divino Maestro  nos enseñó  que si tenemos un enemigo vayamos a perdonarlo setenta veces siete.

Por otro lado las ciencias psicológicas de la actualidad, concordando con Jesús, aseveran que es preciso sacarnos del corazón cualquier resentimiento, y establecer  el equilibrio en el dominio de nuestras potencialidades mentales, a fin de que la tranquilidad se nos exprese en términos de salud y armonía.

Es forzoso reconocer que el perdón exige operaciones profundas en las estructuras de la conciencia. Los que aspiramos  a seguir a Cristo, debemos pensar primero en nuestro adversario y en su condición de hijo de Dios, tanto como nosotros, y poniéndonos en el lugar de él, imaginarnos como estimaríamos que la ley de Dios  nos tratase en circunstancias análogas.

 El perdón es una extraordinaria terapia para las ulceras morales. Es una elevada expresión del amor, bendice a quien lo da, y pacifica al que lo recibe. Sin el perdón, el clima se intoxica  con vapores venenosos y los individuos se vuelven salvajes, descontrolados; la intolerancia se manifiesta en la agresividad y la ira da armas al odio para la venganza brutal.

El perdón llega, suaviza la gravedad del delito y auxilia en la reparación, mediante la cual el equivocado se rehabilita, modifica su conducta y se torna útil a la comunidad donde está situado.

Aquel que rechaza el perdón, doblemente enfermo, padece hipertrofia de los sentimientos, murmurando venganza y atado a disturbios de la emoción. Toda la doctrina de Jesús, por ser de amor, está labrada en la conducta del perdón.

Si la onda de amor encuentra receptibilidad  en aquel a quien va dirigida, más extraordinarios son los efectos de la dádiva. Jesús envolvía con su compasión a todos los que se aproximaban a Él, siempre misericordioso, porque conocía las lacras humanas y las pasiones mezquinas, que gobiernan a los hombres.

Su presencia en la tierra era un acto de perdón Divino para con los delincuentes humanos, que mataron cruelmente a los profetas y Lo crucificaron, sedientos de sangre. El sabía lo que le aguardaba, y, a pesar de todo, pudo amar y perdonar a los insensatos con los cuales compartió sus horas, esperando de ellos responsabilidad y elevación.

Incluso cuando, fue  abandonado y puesto en la cruz prosiguió perdonando. Las parábolas  se escurrían de Sus labios como perlas luminosas para adornar las almas inmersas en las sombras de la ignorancia.

La maldad es una enfermedad cruel. La falta de compasión enloquece y degrada mientras que el perdón cura y santifica. Felices son los que perdonan, porque se liberan de las pasiones y obtienen paz todo el que arremete, con o sin motivo, sé arremete a sí mismo.

No debemos provocar a nadie, ni lastimar, debemos silenciar las ofensas y distribuir la misericordia en todas partes y a todos aquellos con quienes convivimos.

Los discípulos de Jesús, Felipe, Simón y Pedro llegaron a discutir seriamente con algunos señores, intercambiando, palabras ásperas al respecto, de las edificaciones del Mesías. Jesús comprendió los acontecimientos y serenamente reaccionó   contra las venenosas insinuaciones  a su respecto Pedro y Felipe trataron de encontrarse con el Señor, ansiosos por la claridad de sus enseñanzas.  ¡Maestro, os llamaron siervo de Satanás y reaccionamos, rápidamente! _Pedro decía con ingenua sinceridad. muy difícil que nos veamos con alguna parte de culpa  en los sucesos indeseables de los cuales nos hacemos victimas; más al influjo de la Divina Providencia, a cuyo patrocinio recurrimos, no sería posible recordar  nuestros impulsos menos felices, las sugestiones delictuosas que habremos lanzado sin rumbo, las pequeñas acusaciones indebidas y las diminutas desconsideraciones que perpetramos, algunas veces, hasta sin pensar, sobre el compañero que no resistió más la persistencia de nuestras provocaciones, cayendo, por fin en la situación de enemigo delante de nosotros.

Solo efectuando un auto examen la visión del montante de nuestras faltas no nos permitiría emitir cualquier tipo de censura en perjuicio de alguien.

Muy por el contrario, veremos en nuestro interior la necesidad urgente de la Misericordia Divina para nuestro adversario y para nosotros.

Entonces no hablaremos más en singular, delante de aquel que nos hiere diciendo: “yo te perdono” y si, diremos delante de cualquier ofensor orando a Dios “Padre de Infinita Bondad, perdónanos a los dos”.

 Nadie por muy agresivo que sea puede matar la vida. Seguimos viviendo, así como sigue viviendo el criminal. Y la posición de víctima es siempre la mejor, la más feliz. Quien a los otros hiere, se hiere a sí mismo, quien hace infeliz a su prójimo, a sí mismo se destruye en el campo de la emoción; con la diferencia de que aquel que aparentemente es el perdedor, si ama perdona, estará exento de toda aflicción y será inalcanzable, por lo tanto feliz.

Sepamos, cuando sea necesario, reprender con dulzura, discutir sin exaltarnos, juzgar todas las cosas con moderación y benevolencia; huyamos de todo lo que apasiona y sobreexcita.

 La indulgencia, la simpatía y la bondad apaciguan a los hombres, los atraen hacia nosotros, los disponen a prestar oído a nuestra opinión confiados, en tanto que la severidad les rechaza y les aleja.

La bondad nos crea así una especie de austeridad moral sobre las almas, nos proporciona más medios de conmoverlas y de orientarlas hacia el bien. Hagamos de esta virtud pues, una antorcha con cuya ayuda podamos llevar la luz a las inteligencias más oscuras, tarea delicada, pero que hará más fácil un poco de amor hacia nuestros hermanos unido al sentimiento profundo de la solidaridad.

“La misericordia es el complemento de la dulzura, porque aquel que no sea misericordioso no podrá ser blando y pacifico; Ella consiste en el olvido y en el perdón de las ofensas”.

La oración del Divino Maestro, la única que el hombre tiene de Jesús y que casi todos los hombres  conocen para rogar al Padre es la del “padre nuestro “y en ella dice:

“Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores “. Cuando pronunciamos las palabras “perdona nuestras deudas.....”no solo estamos a la  espera del beneficio para nuestro corazón y para nuestra conciencia, sino estamos igualmente asumiendo el compromiso de disculpar a los que nos ofenden, todos solemos observar con evasivas los grandes defectos que existen en nosotros reprobando, sin examinar, pequeñas faltas ajenas.

Por eso mismo, Jesús, enseñándonos a orar nos recomendó olvidar cualquier amargura que alguien nos haya causado.

Si no ofrecemos reposo a la mente del prójimo, ¿cómo podremos aguardar el descanso para nuestros pensamientos? ¿Será justo conservar todo el pan, en nuestra casa, dejando el hambre aniquilar la residencia del vecino?.

EL POEMA DEL PERDÓN, HOY COMO AYER, Y MAÑANA, SERÁ, EL HIMNO DE LOS ESPÍRITUS EN CAMINO DE SUBLIMACIÓN, QUE CANTARAN MIENTRAS ASCIENDEN EL MONTE DEL CALVARIO, DESDE CUYA CIMA SE ELEVARAN, INMOLADOS AL REINO DEL AMOR PURO, VESTIDOS DE ETERNA PAZ.
 - Merchita-
                                     *********************
Es importante que tomemos consciencia por tratar de impregnar en nosotros las cualidades que nos ayudará en nuestra evolución, como el amor al prójimo, la humildad, la bondad y la gratitud. Si logramos impregnarlos en nuestro propio yo, pasará a ser parte de nosotros y cuando nos toque volver a reencarnar, esas virtudes serán parte de nuestra nueva existencia.
- Mercy Ingaro -
                      *****************


ESPIRITISMO EN GRUPO
 Desde sus comienzos, la actuación del espírita se ha venido desarrollando en grupo. Sin duda, aquel espírita que haya vivido también una etapa en solitario, se habrá dado cuenta de los inconvenientes que ésta conlleva. La actuación en solitario, puede tener su importancia, pero generalmente se encuentra uno limitado, y al mismo tiempo, la soledad lleva muchas veces al desánimo y la frustración, ya que los frutos que se puedan conseguir trabajando individualmente son casi siempre escasos.
En un grupo, el trabajo del espíritu reúne dos facetas claramente diferenciadas, la primera es la personal; aquella que nadie puede realizar por otro, porque se trata del esfuerzo personal por la superación moral; la segunda es la colectiva: de cara a los demás miembros del grupo de la sociedad.
Este trabajo de grupo se desarrolla con mayor fluidez que en solitario, unos a otros fraternalmente se ayudan y se dan ánimos en los momentos de flaqueza, al mismo tiempo que, si son numerosos, pueden realizar empresas, imposibles de conseguir en solitario.
En la convivencia, es cuando más sobresalen nuestros gustos, tendencias y personalismos, siendo ésta la mejor forma de localizar nuestras imperfecciones y de poder superarlas. Al mismo tiempo, el encontrarse en un grupo supone una mayor entrega y un mayor aliciente, pues puedes comprobar el trabajo de tus compañeros y su resultado, hecho que te ayuda a esforzarte cada día más y a tener la certeza de que estás en el mejor de los caminos.
Conscientes de lo que acabamos de exponer, sería de desear que la mayoría de los espiritistas, intentaran agruparse y formar una colectividad unida por ideales comunes de perfeccionamiento y progreso, para, de esta manera realizar con mayor facilidad, obras de caridad y ayuda a los demás, en estos tiempos de tantas dificultades y en los que la negatividad manifiesta toda su potencia.
Así pues, es necesario trabajar en grupo para poder enfrentar con éxito la nueva etapa que nos corresponde realizar. Debemos buscar un modelo de grupo, que reúna una serie de características capaces de realizar un espiritismo actual, dinámico, consciente y responsable y cuya mejor propaganda sea la de su propio ejemplo.
Hemos de fijar unas bases y trabajar sobre ellas, para de esta forma conseguir aquello que todos anhelamos: El reconocimiento del Espiritismo a nivel mundial y más concretamente nacional.
 Tomado del Congreso Nacional de Espiritismo 1981
Publicación De La Asociación Parapsicològica Villenense

**********************************

    El espiritismo refutando los 
errores del catolicismo romano 
El Diario de Barcelona correspondiente al 17 deagosto de 1877, copia un artículo del The Standard y se comprende que al copiarlo, se hace solidario de las ideas del colega británico. El artículo en cuestión lleva por epígrafe: El mundo de los espíritus, con una llamada que dice: Home, Luz y Sombra del Espiritismo, 1877.
No es nuestro ánimo hablar sobre el citado libro espiritista porque no lo hemos leído, únicamente haremos algunas reflexiones sobre uno de los últimos párrafos, escrito en sentido crítico, que es digno de ser leído y comentado. Dice así:
“Practicados como él los practica (M. Home), estos artificios se convierten, (así quiere que lo creamos) en grandes y nobles servidores de la virtud y la religión, dignos de toda protección por parte de los filósofos y cristianos. Pero, a nuestro modo de ver ciertamente, según este libro lo atestigua, no existen términos hábiles para que ni cristianos ni filósofos les concedan ninguna clase de protección. Sean lo que quieren los fenómenos realizados delante de M. Home, o Serjeant Cox, explicables e inexplicables, lo que el sentido común reclama y tiene derecho de reclamar, antes de otorgar crédito a una “Monstruosidad como el Espiritismo”, es la respuesta a las siguientes preguntas: ¿Qué utilidad y ventajas pueden producir esas manifestaciones y maravillas? ¿Ha habido algún hombre que a causa de ellas se haya hecho mejor, más prudente o más veraz? ¿Se ha hecho algún descubrimiento; se ha realizado alguna predicción; se ha efectuado una mera curación; ha salido un rayo de luz de entre las tinieblas, que no haya podido con facilidad ser obra de un par de charlatanes o brujos de una sala de prestidigitación?” “A preguntas como estas no es posible replicar sino con una absoluta negativa, que de una vez y para siempre arroje toda el sistema al abismo de los frívolos y perversos engaños. Ni aprovecha al género humano en este mundo, ni ofrece provecho alguno en el otro. Por el contrario, la eternidad al otro lado de la tumba aparece espantosa”.
Este párrafo requiere no una contestación de nuestra débil pluma, sino las concluyentes argumentaciones de Allan Kardec que anticipadamente ha contestado a todas las escuelas que creyeran que el Espiritismo era una monstruosidad. Escuchemos lo que dice el maestro, entiéndase bien que le llamamos el maestro, no el pontífice, porque los espiritistas no le concedemos a nadie el pontificado en el sentido que a esa palabra le quieren dar. Después de Dios, no reconocemos más pontificado que el de la ciencia y la razón; y Allan Kardec era un hombre razonable por excelencia. Hablando del principio espiritual en su libro La Génesis (capítulo Xl, Génesis espiritual, Principio espiritual, N° 2, 3, 4, 7, 8 y 9) dice lo que sigue:
2.”El principio espiritual es el corolario de la existencia de Dios; sin este principio, no tendría Dios razón de ser, Porque no se concebiría el soberano poder ni la infinita inteligencia, reinando eternamente sobre la materia bruta, del mismo modo que no se comprendería un soberano terrestre, ejerciendo su reinado sobre las piedras. Y como no se puede comprender a Dios sin los atributos esenciales de la divinidad, entre los cuales descuellan la justicia y la bondad, éstos carecerían de objeto si sólo hubiesen de ejercitarse sobre la materia”.
3.Por otra parte, no podría concebirse un Dios justo y bueno en sumo grado, creando siempre seres inteligentes y sensibles para reducirlos a la nada después de algunos instantes de sufrimientos sin compensación; recreando su vista en esta sucesión indefinida de seres que nacen sin haberlo solicitado, que piensan un instante para no conocer más que el dolor, y que se disipan para siempre después de una existencia efímera”. “Sin la supervivencia del ser inteligente, los sufrimientos de la vida serían, de parte de Dios, una crueldad sin objeto. Por eso el materialismo y el ateísmo son corolarios recíprocos: negando la causa se niega el efecto, y negando el efecto no puede admitirse la causa. El materialismo es, pues, consecuente consigo mismo, ya que no lo es con la razón”.
4. “La idea de la perpetuidad del ser espiritual, es innata en el hombre; está en él como una intuición y una aspiración; comprende que en eso está la verdadera compensación de las miserias de la vida, y por lo mismo ha habido y habrá siempre más espiritualistas que materialistas, y más deístas que ateos”. “A la idea intuitiva y a la fuerza del razonamiento, añade el Espiritismo la sanción de los hechos, la prueba material de la existencia del ser espiritual, de su supervivencia, de su inmortalidad y de su individualidad; precisa y define lo que este pensamiento tenía de vago y de abstracto, y nos muestra al ser inteligente en acción independiente de la materia, sea después, sea durante la vida del cuerpo”.
7.”Todos los espíritus tienen un mismo punto de partida, todos son creados simples e ignorantes con igual aptitud para progresar mediante su actividad individual, que todos han de alcanzar el grado de perfección compatible con la criatura por sus esfuerzos personales; que siendo todos hijos de un mismo padre, son objeto de igual cariño; que no hay ninguno más favorecido o mejor dotado que los otros, ni dispensado del trabajo impuesto a los demás para lograr su objeto”.
8.Al mismo tiempo que Dios ha creado mundos materiales de toda eternidad, ha creado de toda eternidad también seres espirituales, sin lo cual los mundos materiales no hubiesen tenido objeto. Se concebirían mejor los seres espirituales, sin los mundos materiales que éstos sin aquéllos. Son los mundos materiales los que deben suministrar a los seres espirituales elementos de actividad para el desarrollo de su inteligencia”.
9.”El progreso es la condición normal de los seres espirituales y la perfección relativa al objeto que deben alcanzar, mas habiendo creado Dios de toda eternidad y creando sin cesar espíritus, de toda eternidad también los ha de haber que hayan alcanzado el punto culminante de la escala”.
“Antes que la Tierra fuese, unos mundos habían sucedido a otros mundos, y cuando la Tierra salió del caos de los elementos, el espacio estaba poblado de seres espirituales en todos los grados de adelantamiento, desde, los que nacen a la vida, hasta los que de toda eternidad habían llegado a la categoría de espíritus puros vulgarmente llamados ángeles”.
Ahora preguntamos nosotros a las personas sensatas:
¿Qué monstruosidad encierran las líneas anteriores?;¿Dónde está esa eternidad espantosa?; ¿En el progreso indefinido de los espíritus?;¿En esa vida infinita susceptible de todos los adelantos, y de todas las perfecciones?;¿Qué eleva más al espíritu?; ¿La creencia en una fatalidad implacable, o en una casualidad, inconsciente, o la certeza de que ha sido creado para ser un sacerdote del progreso?, ¿Las criaturas que nacen en una cárcel, o en un hospital, que pasan su infancia en un asilo, la juventud en el pillaje, la edad madura en un presidio y la vejez pidiendo una limosna, qué idea se formarán de Dios, no teniendo la más leve noción de la eternidad?
Si crean en su mente ese fantasma será para imprecarle, porque tienen derecho para decir:
¿Antes de nacer qué crimen cometí, para venir a ver la luz entre leprosos o entre criminales? En cambio, conociendo la monstruosidad del Espiritismo, se sabe muy bien que en Dios no hay injusticia, que somos, lo que hemos querido ser. Esto que a muchos seres nos mortifica muchísimo, de una manera extraordinaria, es quizás, y sin quizá, el tormento mayor que tiene el hombre. ¡Oh es horrible llegar a conocerse uno a sí mismo, porque siempre tratamos de decir: Me indujeron. Me aconsejaron. Me dominó la pasión. Pero con el Espiritismo no hay subterfugios que valgan. Uno se ve tal cual es; y no hay nada más triste que contemplarse uno a sí mismo. Esa humillación íntima es el infierno del hombre.
Hay algunas personas (las menos, desgraciadamente), cuya existencia tranquila, deslizada en el estricto cumplimiento de sus deberes, como por ejemplo la mujer que se casa joven y consagra su vida a su marido y a sus hijos, y crea una familia virtuosa, para esa mujer que no ha salido del santuario del hogar doméstico, no puede repugnarle su presente, ni asustarle su porvenir y debe sonreír ante su pasado, si recuerda las sabias palabras de San Agustín: “A cada uno según sus obras”.
Dicen qué utilidad y qué ventajas pueden producir las manifestaciones maravillosas de los espíritus. Producen la de fijar nuestra incierta atención, que no bastándole al hombre su propia razón, le hacen falta efectos de relumbrón: necesita mirar como los niños un juguete para conseguir que se esté quieto e hiriendo vivamente su imaginación, se despierta su curiosidad. Tanta es nuestra inferioridad moral, que necesitamos que empleen con nosotros los mismos medios que con los salvajes, que se les atrae enseñándoles baratijas; y a nosotros nos han hecho reparar los espíritus en la danza de las mesas, en los ruidos inusitados, en el movimiento de todos los muebles y otras mil manifestaciones sin consecuencia, para venir a decirnos al fin que la vida del hombre era infinita, que el criminal con el transcurso de los siglos sería un apóstol de Cristo y que éramos dueños de nuestro porvenir.
¿Quién diría que aquel fútil entretenimiento daría por resultado el que pusiéramos en práctica lo que hace tantos siglos nos aconsejó el filósofo diciéndonos: Conócete a ti mismo? Dicen que si a causa de las demostraciones espirituales, ha habido algún hombre que se haya hecho mejor, más prudente, y más veraz, nuestros contrarios dicen que ninguno. ¡Asegurar es ….!
En cambio nosotros podemos afirmar, que centenares y millones de hombres han mejorado sus costumbres: no convirtiéndose en santos ni en fanáticos, haciendo ridiculeces y confesiones declamatorias, no; pero sí mejorando su proceder en el silencio y en la oscuridad, en el seno de la familia, en la intimidad del hogar, allí hemos visto abrirse lentamente la modesta violeta de la virtud, y la tierna sensitiva del amor. Quizá por un misterio que nuestra inteligencia no comprende, los hombres llamados a figurar en el Espiritismo (y en todas las grandes escuelas filosóficas) no reúnen algunos de ellos, todas las condiciones apetecibles de la perfección relativa a este planeta; difunden la luz, y suelen vivir ellos a oscuras, efecto sin duda del gran desnivel que existe entre su adelanto intelectual y su comprensión moral. Más, por esto, el ideal no se pierde.
¿Qué es un hombre? ¿Qué son centenares de criaturas? ¿Qué es, en fin, una generación entera para derribar una filosofía basada en la razón y en la moral más pura? Menos que una gota de rocío luchando con el océano.
Además que el Espiritismo no pretende santificar a la humanidad, únicamente desea presentarle al hombre la prueba irrecusable de la eternidad de su vida, y necio fuera creer que criminales endurecidos, como somos nosotros (que así lo atestigua nuestra estancia en la Tierra), nos pudiéramos regenerar en un segundo; lo único que se puede conseguir en el breve plazo de una existencia, aunque ésta dure un siglo, es modificarse, perder un poco nuestro orgullo íntimo, y mirar con noble envidia, no a los ricos, ni a los potentados de la Tierra, sino a los humildes, a esa caterva de seres que viven oscurecidos practicando en el rincón de su casa las más grandes virtudes. Si contemplando a una mujer del pueblo, admirando su laboriosidad, su sensatez y su gran corazón, murmuramos con melancolía, ¡quién fuera como ella! ya hemos dado un paso, reconociendo nuestra inferioridad.
El Espiritismo si no consigue hacernos practicar la virtud, nos manifiesta claramente que sólo el bien, produce el bien. ¿Y se cree que esto no es una ventaja positiva, de resultados altamente trascendentales? Viviendo el hombre en la profunda convicción, que él es árbitro de su destino, si había de cometer cien crímenes, evitará llevar a cabo cincuenta y los restantes que cometa despertarán en él grandes remordimientos, y más vale algo que nada. Dicen que si se ha realizado alguna predicción hecha por los espíritus.
Téngase muy en cuenta que la misión del Espiritismo no es darnos augures, ni oráculos, ni sibilas; por consiguiente no necesita cumplirse ninguna predicción, porque los espíritus no se entretienen hoy por hoy, en decirnos la buenaventura, únicamente nos aconsejan que seamos buenos. Siempre nos dicen lo mismo porque es lo que realmente nos hace más falta; buenos consejos para salir de este círculo de hierro que nuestro triste ayer nos ha trazado. Dicen que por el Espiritismo no se ha efectuado ni una mera curación. ¡Decir es! cuando el Espiritismo le ha servido de poderoso aliado al magnetismo, y se ha estudiado la ley de los fluidos con notable aprovechamiento, con verdadero conocimiento de causa, y el charlatanismo tiene que doblar su cabeza ante la irrefutable verdad de los hechos. Veamos lo que sobre el fluido universal nos dice Allan Kardec, en su libro La Génesis (capítulo XIV, Los fluidos, Explicación de algunos hechos tenidos por sobrenaturales, 31, 32, 33 y 34):
31.”El fluido universal es como se ha visto, el elemento primitivo del cuerpo carnal y del periespíritu, los cuales no son sino transformaciones del mismo. Este fluido por la identidad de su naturaleza, puede suministrar al cuerpo los elementos reparadores de que tenga necesidad. Estando condensado en el periespíritu, el agente propulsor en el espíritu encarnado o no, que infiltra en un cuerpo deteriorado una parte de la sustancia de su envoltura fluídica. La curación se verifica por la sustitución de una molécula sana por otra enferma. La potencia curativa será, pues, proporcional a la pureza de la sustancia inoculada; depende además de la energía de la voluntad que provoca una emisión fluídica más abundante y da a1flui o mayor agudeza o fuerza de penetración, y en fin, de las intenciones que animan al que desea curar, sea hombre o espíritu. Los fluidos que emanan de una fuente impura, son como sustancias medicinales alteradas”.
32.”Los efectos de la acción fluidica sobre los enfermos son extremadamente variados según las circunstancias: esta acción es a veces lenta y reclama un tratamiento sostenido, como es el magnetismo ordinario; otras es rápida, como una corriente eléctrica. Hay personas dotadas de un poder tal, que obtienen en ciertos enfermos curaciones instantáneas con sólo imponerles las manos y aún por el solo acto de la voluntad. Entre los dos extremos de esta facultad hay matices variados hasta el infinito”. “Todas las curaciones de este género son variedades del magnetismo y no se en diferencian sino por la potencia y la prontitud de la acción. El principio es constantemente el mismo; es el fluido que representa el papel de agente terapéutico, y cuyo efecto está subordinado a su cualidad y circunstancias especiales”.
33.”La acción magnética puede producirse de varias maneras:
1º Por el fluido mismo del magnetizador, en este caso, es el magnetismo propiamente dicho, o sea magnetismo humano, cuya acción está subordinada a la potencia y sobre todo a la calidad del fluido.
2° Por el fluido de los espíritus que obra directamente y sin intermediarios sobre un encarnado, ya para calmar o curar un padecimiento, ya para provocar el sueño sonambúlico espontáneo, ya para ejercer sobre el individuo una influencia física o moral cualquiera. Este es el magnetismo espiritual, cuya calidad está en relación con las cualidades del espíritu.
3° Por el fluido que los espíritus emiten sobre el magnetizador al cual éste sirve de conductor. Este es el magnetismo mixto semiespiritual o si se quiere humano-espiritual. El fluido espiritual, combinado con el fluido humano, da a este último las cualidades que le faltan. El concurso de los espíritus en tal caso, es a veces espontáneo, pero las más de las veces es provocado por la evocación o llamamiento del magnetizador”.
34. “La facultad de curar por el influjo fluídico es muy común y puede desarrollarse por el ejercicio; pero la de curar instantáneamente por la imposición de las manos es más rara, y su apogeo puede considerarse como excepcional; no obstante, se han visto en diversas épocas y en casi todos los pueblos, individuos que la han poseído en grado eminente. En estos últimos tiempos se han visto varios ejemplos notables cuya autenticidad es incuestionable. Puesto que esta clase de curaciones tienen por fundamento un principio natural y que el poder de hacerlas no es un privilegio, es que no salen de las leyes naturales y no tienen nada de milagrosas, sino en la apariencia”.
Ciertamente que existen estos médiums poderosos, hemos tenido la fortuna de conocer a varios, entre ellos a uno cuya voluntad convertida en potencia, ha dado la salud instantáneamente a muchos enfermos, sin que por esto creamos que el tal médium sea un santo bajado del cielo.
Nosotros no le damos a nada ni a nadie un tinte mágico ni un carácter milagroso: aceptamos todos los efectos como sencillas demostraciones de las leyes naturales, y es indisputable que el Espiritismo con sus manifestaciones ha hecho pensar a muchos en lo que nunca habían pensado, y han desarrollado condiciones que ellos ignoraban. Que esto haya dado lugar a supercherías y engaños, no implica nada en contra del Espiritismo, que como dice Allan Kardec sobre los caracteres de los milagros: De que el Espiritismo admita los efectos que son consecuencia de la existencia del alma, no se deduce que acepte todos los efectos calificados como maravillosos, ni que trate de justificarlos y acreditarlos; que se haga campeón de todos los soñadores, de todas las utopías, de todas las excentricidades sistemáticas, de todos los romances y leyendas milagrosas. Es preciso conocerle poco para juzgarlo así.
Sus adversarios creen oponerle algún argumento irrefutable, cuando después de haber hecho muy eruditas investigaciones sobre los convulsionarios de Saint Medard, los Camisardos de las Cévennes, o las religiosas de Loundun, han llegado a descubrir en ellos hechos evidentes de superchería e impostura que nada niega.
Pero, ¿son acaso esas historias el Evangelio del Espiritismo? ¿Han negado acaso sus partidarios que el charlatanismo ha explotado ciertos hechos; que la imaginación ha fraguado otros y que el fanatismo ha exagerado mucho? El Espiritismo no es solidario de las extravagancias que pueden cometerse en su nombre, como la verdadera ciencia no lo es de los abusos de la ignorancia, ni la verdadera religión de los excesos del fanatismo. Muchos críticos juzgan al Espiritismo por los cuentos fantásticos y las leyendas populares, que son puras y simplemente novelas imaginarias; pero esto es lo mismo que juzgar la historia por los dramas y novelas que se dicen históricos.
Dicen, por último, ¿que si ha salido un rayo de luz de entre las tinieblas que no haya podido con facilidad ser obra de un par de charlatanes? No ha salido un rayo de luz; han aparecido mil y mil soles, innumerables sistemas planetarios, porque todas las grandes cosas tienen humildes principios, y de los visionarios que se han entretenido en ver danzar las mesas, han salido esos locos sublimes, esos genios que el mundo llama sabios, esas lumbreras de la ciencia y del sentimiento, esos apóstoles de la razón, esos profundos deístas llamados Allan Kardec, Pezzani, Flammarion, Víctor Hugo y tantos y tantos hombres ilustres cuyos nombres sería prolijo enumerar. Es inútil que se quieran oponer al eterno adelanto del titán de los siglos. El progreso avanzará siempre, porque su destino es avanzar, y el Espiritismo es la síntesis del progreso, porque aspira a la regeneración de la humanidad. Su lema es hacia Dios por la caridad y la ciencia. Decía Hippel que la imaginación es el pulmón del alma y nosotros decimos que el Espiritismo es el pulmón de la eternidad.
Amalia Domingo Soler,

                                                            ****************************

CARÁCTER DE LAS ORACIONES 
ESPÍRITAS

Oración dominical

En el punto 2, Prefacio,Kardec nos avisa de la recomendación de los Espíritus de que   utilizáramos la oración dominicaltambién como símbolo de las demás oraciones, esto es, como ejemplo para dar salida del alma a todas las demás oraciones que nacen del corazón.
 La primera cosa que  llama la atención es el nombre que se le da a la oración que nos enseñó  y nos dejó Jesús, como ejemplo perfecto  para todas las demás oraciones. Así, al Padre Nuestro, se le denominó como “Oración Dominical”.
Esto me lleva a pensar  con cierta sorpresa, que siendo una oración tan popular y de tanta trascendencia, pues había salido de los mismos labios de Nuestro Señor Jesús, los cristianos  parece  que tal vez solo la empleaban en el día de la semana que consagraron al Señor: el Domingo, . Los demás días, o no se acostumbraba a rezar nada, o  lo harían   con otras oraciones, reservando esta  solamente para la solemnidad del día consagrado a Dios.
Por  el punto 3  solo me cabe afirmar, que esta oración, en su sencillez es al mismo tiempo tan profunda y tiene tantos matices,, que no basta con recitarla, sino que es preciso meditar en ella, pues encierra tan grandes enseñanzas morales y religiosas, en cuanto a nuestra relación con Dios como entre nosotros mismos, que  constituye una de las más valiosas herramientas espirituales que Jesús legó a la humanidad para poder seguir el camino recto hacia el Padre.
Kardec nos habla  de que lo que importaba  entonces a los cristianos, no era profundizar en el gran mensaje espiritual, sino en la repetición cabalística  y hasta monótona de un número determinado de veces, por lo que  si se pedía algo con la oración, cuanto más veces se repetía, más efecto  debería  tener, como si el Padre estuviese sordo y necesitase que le repitiesen muchas veces las cosas, de forma machacona y  repetitiva. 
La palabra rezar, deriva de   “Recitar”, y a base de   más  y más repeticiones en este recital salido de la boca y no del corazón, podríamos creer  erróneamente que así es más eficaz o mejor.
El Padre Nuestro no es solamente  una oración para recitar, lo cual se puede hacer simplemente, sino que sobre todo  lo es para Orar, palabra que significa hablar; hablar con Dios, y este no está sordo ni ignora nuestras inquietudes.
Kardec, como buen pedagogo que era, sabía  del uso superficial que se daba a esta oración y de la necesidad de sacar de ella matices más profundos para impulsar la espiritualidad del ser humano. Por ello, siguiendo el consejo y la asistencia de los buenos espíritus, a cada parte añadió un comentario  de meditación, que nos hace detenernos  y profundizar más  en ella, asimilando nuevos matices hasta entonces desapercibidos, y como ejemplo para que cada  cual  al penetrar en esta meditación, descubra para sí otros  matices nuevos o diferentes.
Por mi parte, expongo aquí la mía propia, salida del corazón antes que de la mente:
 Oración. -
 Padre nuestro. Padre Creador de todo cuanto existe, incluyéndome a mí, por eso  hoy te doy las  gracias , por haberme creado y amado como tu hijo, porque  aun siendo un misterio desconocido,  yo sé que así lo quiso  Tu Voluntad, Tu Amor y Tu Previsión desde toda la eternidad.
   
      Estás en los Cielos que es todo el universo infinito, el material y el espiritual, todo cuanto existe desde el macrocosmos hasta el microcosmos. Padre Celestial, yo soy consciente de que estoy lejos de comprender tu grandeza, pero te amo y te siento siempre a mi lado y en mí, en todo momento y circunstancia.

      Que por siempre seas santificado y alabado  por todos tus hijos, te den el nombre que te den, pues del modo que sea,  Tu no dejas de Ser Tu Mismo, como manantial de  Tus atribuciones y perfecciones infinitas, desde  siempre y para siempre. 

      Que tus hijos aprendamos a seguir Tu Luz sin deslumbrarnos con el fanatismo y el orgullo, y te sepamos agradecer en  nuestra pequeña medida humana, por Tu infinita grandeza y Perfección y por el gran Amor  que se plasma en toda Tu obra de la Naturaleza, de la cual formamos parte.

      Que al fin un día pronto veamos  llegar a  nosotros Tu Reino que sabemos que un día no lejano, está  llamado a ser un Mundo de Regeneración, donde Tus hijos podremos seguir creciendo hacia Tu Luz; que será el paraíso que todos anhelamos y  en donde los hombres nos sentiremos plenamente felices como hermanos  e hijos Tuyos, donde nos sintamos  todos Uno, unidos por el Amor y la fraternidad, por lo que reinará la Paz.

 Que pase  pronto este amargo trance del tránsito desde este mundo que  con lo bello que lo hiciste, parece por nuestras culpas  un valle de lágrimas, hasta que lo veamos pronto  transformado en  un mundo nuevo, y que pronto veamos un nuevo amanecer espiritual en la Humanidad, dejando atrás y para siempre esta larga noche oscura, llena de   expiaciones y sufrimientos, en un planeta  que se convulsiona y estremece ante el cambio físico y espiritual del cambio de ciclo planetario en el que ya estamos inmersos, decretado por Tu Divina Voluntad y nosotros creemos que esta es la evolución general de los mundos y de los espíritus.

      Danos  cada día cuanto necesitamos espiritualmente y materialmente para seguir creciendo fuertes en valor y  en virtudes, necesarios para seguir sintiéndonos hijos Tuyos. Todo eso es nuestra necesidad cotidiana, nuestro pan de  cada día, y todo lo  demás yo sé  que nos lo darás  por añadidura, porque sabes de nuestras necesidades y somos  tus  hijos  a quienes  amas  infinitamente más que nosotros mismos.

      Perdona nuestras  faltas, errores y fallos. Yo sé que siempre cuento con tu perdón seguro, pero como eres infinitamente justo, sé que  Tu perdón y misericordia hacia mí, lo va a ser  en la misma medida en que yo sea  capaz de perdonar a los demás.

      No me dejes caer ante las tentaciones de la materia ni   por las seducciones de los planos espirituales inferiores.  Dame fuerza, valor, lucidez y voluntad para rechazar aquello que debo rechazar para mi bien, y que ante estas pruebas yo cuente siempre con  la buena inspiración y el apoyo de los hermanos espirituales que velan y se preocupan por mí.

      Líbranos del enorme mal que sería alejarnos de Ti y de tu Sendero, arrastrados por las tentaciones materiales de la vida. Este sería el peor de todos los males que  podríamos padecer.

      Por ello nos acogemos a los decretos de Tu Divina Voluntad  y confiamos  plenamente en  Tu amoroso corazón de Padre.
      Que así sea por siempre

Es de subrayar  que si hubiésemos de escribir  o grabar cada vez que meditamos  orando al Padre con esta oración, nos sorprendería comprobar que  todas y cada una de las veces son diferentes entre sí, es la prueba de que no se ha recitado  sino que se ha orado.   

4.-Reuniones espiritistas
   
Kardec nos recuerda en este punto que Jesús prometió su presencia espiritual entre nosotros cada vez que  varios unidos en su nombre nos reuniésemos por cualquier motivo.

En el nº 5. Prefacio, explica claramente que no basta con la unión material o aparente en su nombre, tal como vemos que sucede en muchos rituales religiosos, en los que a veces vemos a personas juntas físicamente, participando de un mismo acto litúrgico, pero fríos y desconocidos entre sí  y  alejados espiritualmente, por eso el número de hermanos presentes es lo de menos; lo importante es  estar en la misma disposición, fe y sintonía en nombre del Maestro Jesús.
Y aclara que  esto no significa que Él esté sordo a la voz de una sola persona, sino que es importante y exige ante todo el amor al prójimo y la caridad.
Así, termina afirmando que este y no otro deberá ser el carácter de las reuniones espíritas.

- Jose Luis Martín -
                                         ************************