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sábado, 21 de julio de 2012

LA UNIVERSALIDAD DE LA REENCARNACION





La  palabra "reencarnación", en Francés, fue creada por Allan Kardec en la segunda mitad del Siglo XIX, y traducida simultáneamente por sabios de la época;  como "rencarnation", en Inglés, y, para el español, reencarnación, cuyo significado etimológico en todas esas lenguas es "acción de nuevo en la carne", esto es, el retorno del espíritu a un nuevo cuerpo.

    Hasta entonces, se utilizaba en general el termino renacimiento, entre casi todos los pueblos, para designar la idea de lo que entendemos hoy por reencarnación. Pero se empleaban también otros vocablos, para expresar ese fenómeno de la búsqueda de un nuevo cuerpo, por parte del espíritu desencarnado.

    Y entre esos vocablos se destacan: trasmigración, metempsicosis, metensomatosis y resurrección. La metempsicosis, más común entre los Hinduistas, admite que el espíritu pueda volver reencarnado, en un ser biológico de otra especie no humana.

    Metensomatosis,  quiere decir cambio de cuerpo, pues que, en realidad, el cambio es de cuerpo, y no del espíritu.

    En el caso de la palabra “resurrección”, palabra muy usada en la Biblia, esta era de sentido ambiguo para los Judíos, pues ellos no sabían exactamente si la resurrección seria del espíritu o del cuerpo, aunque prevaleciese más el sentido de la resurrección del espíritu, mientras que el Cristianismo optó  por la  resurrección del cuerpo, cuando fue prohibida por el clero, la divulgación de la reencarnación.

     Así fue que, en el Credo Católico, introdujo la expresión "creo en la resurrección de la carne", en  lugar de "creo en la resurrección del espíritu", consecuente con la enseñanza y exégesis bíblicos racionales y no dogmáticos, pues en la Biblia y en el Nuevo Testamento, consta claramente que la resurrección es del espíritu. 

     Ejemplifiquemos lo que estamos diciendo con una frase de Paulo Apóstol: "Hay dos cuerpos, uno natural y otro espiritual, y resucita el cuerpo espiritual" (1 Corintios 15: 44).

Nota de Cassio: Esta es una de las partes del nuevo testamento, que fue más alterada por nuestros hermanos evangélicos y católicos. La traducción que hace Jose Reis es del original de los primeros evangelios.


    Así, quienes creen en la reencarnación, no niegan la resurrección, como lo afirman, frecuentemente, algunos anti-reencarnacioncitas.

     Por el contrario, hay quienes creen en más de una resurrección, o sea, la resurrección del espíritu en el mundo espiritual, después de la muerte de su cuerpo, la resurrección del espirito en su nueva reencarnación, en un nuevo cuerpo que nace, y la resurrección definitiva del espirito en el mundo espiritual, cuando se libera de la materia carnal en nuestro Planeta Tierra.

     Un espíritu en esas condiciones, solamente vuelve a reencarnar o resucitar en un nuevo cuerpo aquí en la Tierra, si por voluntad propia lo quiere, para, por ejemplo, cumplir una misión especial a bien de la Humanidad.

     Y quien creó la frase "creó en la resurrección de la carne" fue el reencarnacionista San Atanasio, la cual hace parte del retocado Credo de su autoría, rezado en las misas, no siendo ella, pues, de la Biblia.
San Atanásio, debería haber querido decir pues:  "creó en la resurrección en la carne", y no "DE LA CARNE".

   Y  podría  también haber querido expresar lo siguiente: Creó en la misericordia de Dios, que hará resucitar para mí una nueva carne, un nuevo cuerpo carnal, para que Yo pueda continuar  mi evolución espiritual en mi peregrinación terrena.

     Jamás existió en la Historia de la Humanidad una creencia tan poderosa como la Doctrina de la Reencarnación, que algunos estudiosos modernos prefieren llamar  Teoría de la Reencarnación.

    Ella siempre existió en todos los Continentes, en todas las épocas y en todas las religiones. En el Occidente, con el fin de la represión inquisitorial, ella resurgió con toda fuerza, después de haber sido perseguida por la Iglesia durante cerca de mil años.

     Y esto paso con el surgimiento del llamado Neo-Espiritualismo, un movimiento de nuevas ideas espiritualistas independientes, de la cual merece destacar el surgimiento del Espiritismo y de la Sociedad Teosófica, bien como el renacimiento de la Masonería y de los templarios, todos estos hechos pasados en el Siglo XIX, el "Siglo de las Luces".

     Y fueron esos movimientos filosófico-religiosos que hicieron frente al materialismo representado por el Positivismo, el Darwinismo  y el Marxismo, entre otros, pues la Iglesia, con su Filosofía y Teología, estaba impotente para eso. Además, las enseñanzas dogmáticas de ella, estaban creando más ateos que adeptos para ella.

     La Iglesia procuró reorganizarse. Pero no puedo contener las nuevas ideas racionales, que pasaron a conquistar a los medios católicos, mereciendo destacar entre ellas la de la Reencarnación, que, en algunas partes del Occidente, principalmente en Brasil, llega a tener la adhesión de cerca de 70% de los católicos. En el Oriente, como se sabe, esa cifra alcanza prácticamente 100% de la población.

Y, en la actualidad, la Teoría de la Reencarnación, va teniendo el respaldo de renombrados científicos de varios segmentos de la Ciencia, como de la Psiquiatría, Neurología, Psicología, Genética  e Física Quántica.

   La "Word Christian Enciclopedia" de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, editada por la Universidad de Oxford (Time-Life nº 18), dice lo siguiente: "500 pesquisidores y 121 consultores, después de visitar  212 países, concluyeron en 100 relatos que, en el año de 2000, la población de la Tierra alcanzaría 6.260.000.000 de habitantes, y que 2/3 de esa población, esto es, cerca de 4.000.000.000 de personas, serian reencarnacionistas".

     Estos datos son contundentes, y, por si solos, bastan para demosmostrarnos, con una claridad meridiana, el carácter  universal de la Teoría de la Reencarnación.

    ¡ Solamente no lo ve, quien no lo quiere ver! Y esto es ser el peor ciego, según el Maestro de la Galilea.

JOSÉ REIS CHAVES (Belo Horizonte, MG), escritor, conferencista, radialista, parapsicólogo, teósofo, biblista, ex-seminarista redentorista y  professor de português y literatura, formado na puc-minas.

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta



La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.
Albert Einstein





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