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viernes, 3 de diciembre de 2010

Ayúdate, y el Cielo te ayudará



Buscad y encontrareis “

Jesús dijo: “Pedid y se os dará; buscad y hallareis; llamar y se os abrirá; porque el que pide recibe, el que busca halla y se abrirá a quien toque en la puerta.”

Estas frases de Jesús son un alegato a la Fe y a la Esperanza. Nos promete que lo que necesitemos para salvar las dificultades morales que nos encontremos en las pruebas de la vida, nos será de algún modo facilitado cuando pongamos nuestra fe en el Padre y en Jesús y los buenos espíritus a los que les pediremos ayuda ante nuestras dificultades.

No obstante el esfuerzo siempre nos corresponde, pues Dios nos ayuda en la medida de nuestro esfuerzo por solucionar nuestros problemas..

Hay que tener la cabeza en el Cielo, pero los pies en la Tierra. En España, tierra de refranes, al respecto de esta idea es popular: “ A Dios rogando pero con el mazo dando”.

Vemos que la frase “Ayúdate y el Cielo te ayudará”, es análoga a las promesas de Jesús antes citadas, y viene a suponer el principio de la ley del Trabajo y por tanto de la ley del Progreso, pues este siempre es una consecuencia del trabajo y a su vez este desarrolla la inteligencia.

Con el desarrollo intelectual el ser humano progresa en lo material mediante su aspiración constante por mejorar y así finalmente también cubre su necesidad espiritual de comprender el camino y las normas que deben regir su vida moral.

En el Evangelio según el Espiritismo, cap. XXV, item del 1 al 5, Allan Kardec vuelve a tratar el sentido de la reencarnación, pues siendo escaso el progreso del ser humano en una sola vida, afirma que sin la preexistencia del alma que ya ha vivido otras vidas, la Humanidad estaría formada solo por seres que viven su primera existencia y cada nacimiento no supondría un progreso para la Humanidad en su conjunto, pues no aportaría ninguna experiencia, desarrollo ni adelanto, sino un eterno volver a empezar siempre partiendo de cero, y no habría razón para que el ser humano actual estuviese mas adelantado moralmente y sobre todo materialmente que en los principios de su historia, pues con la reencarnación no solo ha evolucionado la Humanidad a nivel moral, aunque poco, sino también con su inteligencia que le ha dado un progreso de bienestar material. Así, regresando cada vida con el progreso acumulado, ha ido pasando poco a poco de la barbarie a la civilización centrada en el progreso material y de ahí, encaminada también al progreso moral y ético, aunque como señalo, este ha sido menor que el material, lo que supone el lógico desequilibrio en una Humanidad que camina cojeando con muchos problemas a causa de este desequilibrio en su global desarrollo evolutivo.

Diciendo Jesús que el que busque encontrará, nos está incentivando al trabajo y al esfuerzo que desarrolle nuestras capacidades intelectuales mas allá de los instintos animales. Así cada ser humano somos producto de nuestro esfuerzo y de nuestras obras, teniendo así el mérito de ellas y la recompensa merecida de sentirnos dueños y artífices de nuestro propio destino y realidad.

Nuestros hermanos del exterior, nos han visitado en todas las épocas de la historia humana, y aún nos visitan, pero no han venido nunca ni vendrán jamás a traernos el trabajo hecho y ahorrarnos el esfuerzo. Sin embargo nos han señalado las metas que debemos conquistar con nuestro esfuerzo, haciéndonos comprender que llegaremos por nosotros mismos, porque tenemos potencial suficiente y porque el Padre nos dará las fuerzas necesarias cuando se lo pidamos con fe y confianza.

Las arriba mencionadas palabras de Jesús, significan también que debemos pedir luz para comprender cual es nuestro camino, fuerza para resistir las tentaciones del mal, y ayuda para que nos asistan desde el plano espiritual. Todo esto lo obtendremos con ayuda de Dios, que es nuestro amoroso y magnífico Padre Supremo, que no nos dejará abandonados a soloamente nuestras fuerzas insuficientes y con las que ya hemos fracasado tantas veces. Estos fracasos y desengaños son en cierto modo un castigo a nuestro orgullo por no haber pedido con humildad y con fe, la ayuda y asistencia divina necesarias.

Dios quiere nuestro esfuerzo porque solo así podremos asimilar las lecciones de la vida para crecer y evolucionar, pero en la medida que nos esforcemos Él nos reforzará el ánimo y la energía necesarias para la realización de las conquistas diarias y la superación de los defectos y debilidades que nos lo dificultan.

- Jose Luis-

Cuando el amor acaba



De repente, lo que era luz se hace sombra. Un tiempo de enamoro, las delicadezas y las miradas apasionadas dan  lugar a la amargura, a la frialdad de los días.
Y mucha gente afirma: ¡El amor acabó!
Una frase que recae más pesada sobre los hombros de quien escucha. El fin del amor es quizás la más triste noticia para un ser humano. Después de todo, el amor mueve el mundo y llena la vida con alegría.
¿Pero será que el amor  termina? Después de todo, es un sentimiento tan fuerte que supera la barrera de las relaciones personales y desagua en las relaciones sociales.
Cuando hay un grupo humano hay una necesidad de amor.
El amor de padres, hijos, amigos. El amor entre un hombre y una mujer. ¿Qué importa de qué tipo es el amor?
Basta exista, para que su perfume inmediatamente transforme los  ambientes, ilumine los ojos, el aire se vuelva más ligero.
Y si el amor es tan esencial, ¿por qué lo dejamos terminar? ¿Por qué permitimos que sea una cosa mezquina y sea sofocada?
No siempre sabemos priorizar lo que es realmente importante. No siempre sabemos cuidar de las personas que más amamos.
A veces tratamos mal justamente a aquellos a quien más  queremos. Son nuestros padres, hermanos, esposos e hijos...
Ellos deberían ser nuestra prioridad, pero parecen estar siempre en último lugar. Para ellos deberíamos tener los gestos de bondad, los mimos, las palabras gentiles.
Peor aún es cuando permitimos que los silencios y los vacíos se produzcan en nuestras casas.
Y es como un cáncer, que comienza poco a poco, se instala y se convierte en algo incontrolable.
Y todo porque dejamos de conversar, intercambiar experiencias, para compartir el espacio que llamamos nuestro hogar. Y así vamos nos  alejando de los seres queridos.
Y todavía existe la negligencia. Dejamos de hablar, de sonreír, prestar atención a los de casa.
Concentrados en las personas con quienes tenemos contacto puramente social, gradualmente substituimos el grupo familiar por los amigos, compañeros de trabajo e incluso por personas que acabamos de conocer.
Así vamos  dejando la vida seguir. De repente, cuando nos damos cuenta, el tiempo pasó, los hijos son adultos, los hermanos casados, los padres murieron.
O son demasiado viejos para tener siquiera una conversación divertida al final de tarde. El tren de la vida  siguió y nosotros no lo vimos pasar.
Es cuando llega el arrepentimiento, la nostalgia, el deseo de estar juntos un poco más.
No siempre es necesario esperar: alguien que muera repentinamente, un accidente, una enfermedad inesperada.
Y entonces nos dimos cuenta de que desperdiciamos el tiempo que estuvimos al lado de esa persona especial;
        de aquel hijo divertido;
de aquella madre dedicada;
de aquel padre amoroso;
de aquel compañero que estaba justo al lado, caminando juntos.
No. El amor no muere. Lo dejamos marchitar, desvanecer. Es nuestro descuido, falta de atención y la pereza que asfixia el amor.
Pero basta regar con cuidado, cariño y sonrisas, para que el reviva.
Al igual que las plantas marchitas, el amor bebe las palabras que les dirigimos y se reconstituye.
El amor nunca muere. A pesar de que creemos que él está muerto y enterrado, que desapareció, sólo espera un gesto de amor para hacerlo revivir.
¡Inténtalo! Mire a las personas en tu familia, para tu amor, y recorda las cosas bellas que vivieron.
No dejes que los malos recuerdos te contaminen. Enfoque toda tu atención en los momentos más felices.
Abrace, acaricié, sonría junto, exprese lo mucho que los ama.
Y si de repente, tú corazón acelera, tus ojos se humedecen y una sensación indescriptible de felicidad te envuelve, no hay duda: son los efectos contagiosos y deliciosos del amor.
Redacción del Momento Espirita
En 26.04.2010