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domingo, 8 de marzo de 2015

Teoría de las manifestaciones físicas

  

       ¿De qué  sirve la Reencarnación, si hemos olvidado las vidas anteriores?

Las ideas o recuerdos que afloran hasta el nivel mental Beta, son los que utilizamos ordinariamente durante nuestro estado de vigilia normal, constituyen las Reminiscencias, más o menos claras, unas veces, y otras mas o menos vagas o indefinidas, pero normalmente ignoradas por nuestra mente consciente que guarda sus experiencias e impresiones dentro de otro nivel vibratorio o frecuencia mental diferente. Es como un archivo de la mente, al que esta recurre si necesita recuperar algún dato o recuerdo.
Por tanto, no es en nuestro cerebro físico actual en donde están grabados los recuerdos del inconsciente y del subconsciente, sino que estos están a niveles mas profundos del psiquismo , o desde la Mente que se manifiesta a través del cerebro físico. En otros términos: Permanecen en el cerebro del Cuerpo Espiritual o Periespíritu, desde donde , por diversas causas, se llegan a transmitir y a manifestar con mas o menos intensidad, en el cerebro físico de la persona.
Muchos recuerdos están ocultos en lo más profundo de nuestro inmenso océano psíquico y mediante las circunstancias o medios adecuados, pueden llegar a aflorar hasta nuestra Mente consciente.
Los sucesos impactantes para el Espíritu experimentados durante sus etapas humanas en vidas anteriores y sobre todo, lo ganado en valores espirituales y morales durante sus pasadas experiencias terrenales, quedaron como impresos en los niveles más o menos profundos del subconsciente y del inconsciente de nuestra mente, y estas experiencias son la ganancia que se graba en la mente y que acompañará siempre al Ser formando parte de su bagaje espiritual. Este equipaje de experiencias que afloran desde el subconsciente cuando son necesarias para afrontar o resolver nuevos problemas que se presentan en la vida, no se pierden con la muerte del Ser humano, pues como ya se ha dicho , su lugar de depósito es el perispíritu que sobrevive a la materia junto con el Espíritu.
El conocimiento que guarda nuestra mente en el subconsciente o en el inconsciente ,conocido como memoria subliminal, es capaz de aflorar en forma de intuición cuando se le necesita , así como durante la manifestación de la personalidad humana, con sus inclinaciones, aptitudes, valores, etc, lo cual al no perderse, constituye una continuidad para nuestra evolución en la siguiente vida.
Por lo dicho vemos que el ser humano gracias a la reencarnación lleva acumuladas en su personalidad, todas las lecciones humanas, espirituales y éticas adquiridas en vidas pasadas, lo cual establece el nivel espiritual y moral del Ser espiritual en cada existencia terrena.

- Jose Luis Martín -


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Sebastián de Arauco 
                                “Todo cuanto se aprende bien en una vida,sirve para la siguiente, porque el subconsciente retiene lo aprendido.”

- Sebastián de Arauco (Tres Enfoques...)-

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           LA LECCIÓN A NICODEMOS


Humberto de Campos
“Numerosas escuelas se multiplican para los espíritus desencarnados y, ahora que yo soy un humilde discípulo de estos planteles educativos del Maestro Jesús, reconocí que los planos espirituales también tienen su folklore… De los millares de episodios de este folklore del cielo sobre la vida y obra de Jesús, conseguí reunir treinta y traer al conocimiento del generoso lector que me concede su atención…
Ahora, para consolidar la curiosidad de los que me leen con el sabor de la crítica, tan a gusto de nuestro tiempo, justificando la substancia real de las narraciones de este libro, citaré al apóstol Marcos cuando dice: “Y sin parábolas nunca les hablaba, pero todo declaraba en particular a sus discípulos” (4; 34); y, el apóstol Juan cuando afirma: “Pero, hay muchas otras cosas que Jesús hizo y que, si cada una de por sí fuese escrita, creo que ni aún todo el mundo podría contener los libros que se escribiesen” (21; 25)…
Pedro Leopoldo, noviembre 9 de 1940 - HUMBERTO DE CAMPOS” (Escritor brasileño fallecido).



Frente a las nuevas enseñanzas de Jesús, todos los fariseos del templo tomaban enormes cuidados por su extremado apego a los textos antiguos. El Maestro, sin embargo, nunca perdió la oportunidad de esclarecer las situaciones más difíciles con la luz de la verdad que su palabra divina traía al pensamiento del mundo. Gran número de doctores no conseguía ocultar su descontento, porque no obstante sus actividades para derrotarlo, continuaban las acciones generosas de Jesús beneficiando a los sufridores y afligidos. Se discutían los nuevos principios en el gran templo de Jerusalén, en sus plazas públicas y en las sinagogas. Los más humildes y pobres veían en el Mesías el emisario de Dios, cuyas manos repartían en abundancia los bienes de la paz y del consuelo. Las personalidades importantes le temían.
Es que el profeta no se dejaba seducir por las grandes promesas que le hacían con referencia a su futuro material. Jamás atemperaba su palabra de verdad con las conveniencias del comodísimo de la época. A pesar de ser magnánimo para con todas las fallas ajenas, combatía el mal con ardor tan intenso, que luego se hacía objeto de la hostilidad de intenciones inconfesables. Mayormente en Jerusalén, que con su cosmopolitismo, era un expresivo retrato del mundo, las ideas del Señor encendían las más acaloradas discusiones. Eran gentes del pueblo que se entregaban a la apología franca de la doctrina de Jesús, siervos que le sentían con todo el calor del corazón reconocido, sacerdotes que lo combatían abiertamente, convencionalistas que no lo toleraban, individuos ricos que se rebelaban contra sus enseñanzas.
Sin embargo, a pesar de las disensiones naturales que preceden el establecimiento definitivo de las ideas nuevas, algunos espíritus acompañaban al Mesías, tomados de vivo interés por sus elevados principios. Entre estos, figuraba Nicodemos, fariseo notable por el corazón bien formado y por las dotes de inteligencia. Así, una noche, al cabo de grandes preocupaciones y largos razonamientos, buscó a Jesús en particular, seducido por la magnanimidad de sus acciones y por la grandeza de su doctrina salvadora. El Mesías estaba acompañado apenas de dos de sus discípulos y recibió la visita con su acostumbrada bondad.
Después de los saludos habituales, y revelando su ansiedad de conocimientos, tras hondas meditaciones, Nicodemos se le dirigió respetuoso:
- Maestro, bien sabemos que vienes de Dios, pues solamente con la luz de la asistencia divina podrías realizar lo que has efectuado, mostrando la señal del cielo en vuestras manos. ¡He empleado mi existencia en interpretar la ley pero deseo recibir vuestra palabra sobre los recursos que deberé disponer para conocer el Reino de Dios!
El Maestro sonrió bondadosamente y esclareció:
- Primero que todo Nicodemos, no basta que haya vivido interpretando la ley. Antes de razonar sobre sus disposiciones, deberías haber sentido sus textos. Pero, en verdad debo decirte que nadie conocerá el Reino del Cielo sin nacer de nuevo.
- ¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo, siendo viejo? - Interrogó el fariseo, altamente sorprendido - ¿Acaso podrá regresar al vientre de su madre?
El Mesías fijó en él su mirada serena, consciente de la gravedad del asunto debatido, y acrecentó:
- ¡En verdad te reafirmo que es indispensable que el hombre nazca y renazca para conocer plenamente la luz del reino!
-Entretanto, ¿cómo puede ser esto? - preguntó Nicodemos perturbado.
- ¿Cómo eres maestro en Israel e ignoras estas cosas? - Inquirió Jesús como sorprendido - Es natural que cada uno solamente testifique de aquello que sepa; pero necesitamos considerar que tú enseñas. A pesar de eso no aceptas nuestros testimonios. Si hablando yo de cosas terrenas sientes dificultades en comprenderlas con tus razonamientos sobre la ley, ¿cómo podrás aceptar mis afirmaciones cuando yo hable de las cosas celestiales? Sería locura destinar los alimentos apropiados a un adulto para el frágil organismo de un niño.
Extremamente confundido, se retiró el fariseo, quedando Andrés y Santiago empeñados en obtener del Mesías el esclarecimiento necesario, acerca de aquella nueva lección.
Jerusalén casi dormía bajo el velo espeso de la noche alta. Silencio profundo flotaba sobre la ciudad. Pero Jesús y aquellos dos discípulos continuaban presos a la conversación particular que habían entablado. Deseaban ellos ardientemente penetrar el sentido oculto de las palabras del Maestro. ¿Cómo sería posible aquél renacimiento? Con todo y sus conocimientos, también compartían la perplejidad que había llevado a Nicodemos a retirarse sumamente sorprendido.
- ¿Por qué tamaña admiración frente a estas verdades? - les preguntó Jesús, bondadosamente - ¿Los árboles no renacen después que se podan? Con respecto a los hombres, el proceso es diferente, pero el espíritu de renovación es siempre el mismo. El cuerpo es una vestimenta. El hombre es su dueño. Todo ropaje material acaba roto, pero el hombre, que es hijo de Dios, encuentra siempre en su amor los elementos necesarios al cambio de vestuario. La muerte del cuerpo es ese cambio indispensable, porque el alma caminará siempre a través de otras experiencias, hasta que consiga la imprescindible provisión de luz para el camino definitivo al Reino de Dios con toda la perfección conquistada a lo largo de los rudos caminos.
Andrés sintió que una nueva comprensión le felicitaba el espíritu simple y preguntó: 
- Maestro, ya que el cuerpo es como la ropa material de las almas, ¿por qué no somos todos iguales en el mundo? Veo jóvenes bellos, junto a inválidos y paralíticos.
- ¿Acaso no he enseñado - dijo Jesús - que tiene que llorar todo aquél que se transforma en instrumento de escándalo? Cada alma lleva en sí misma el infierno o el cielo que edificó en lo íntimo de la conciencia. ¿Sería justo que se concediera un segundo ropaje más perfecto y más bello al espíritu rebelde que dañó el primero? ¿Qué diríamos de la sabiduría de Nuestro Padre, si facultase las posibilidades más preciosas a los que las utilizaron en la víspera para el robo, el homicidio, la destrucción? Los que abusaron de la túnica de la riqueza vestirán después la de los siervos y esclavos más humildes, como las manos que hirieron podrán ser cortadas.
- Señor, comprendo ahora el mecanismo del rescate - murmuró Santiago, exteriorizando la alegría de su entendimiento - Pero, observo que de ese modo el mundo necesitará siempre del clima de escándalo y sufrimiento, dado que el deudor para saldar su cuenta, no podrá hacerlo sin que otro le tome el lugar con la misma deuda.
El Maestro comprendió la amplitud de la objeción y esclareció a los discípulos, preguntando:
- Dentro de la ley de Moisés, ¿cómo se verifica el proceso de la redención?
Santiago meditó un instante y respondió:
- También en la ley está escrito que el hombre pagará "ojo por ojo, diente por diente".
- También tú, Santiago, estás procediendo como Nicodemos - replicó Jesús con sonrisa generosa - Como todos los hombres, has razonado pero no has sentido. Aún no ponderaste, tal vez, que el primer mandamiento de la ley es una determinación de amor. Antes del "no adulterarás", del "no codiciarás", está el "amar a Dios sobre todas las cosas, de todo el corazón y de todo el entendimiento". ¿Cómo podrá alguien amar al Padre, aborreciendo su obra? Con todo, no extraño la exigüidad de visión espiritual con que examinaste el texto de los profetas. Todas las criaturas han hecho lo mismo. Investigando las revelaciones del cielo con el egoísmo que les es natural, organizaron la justicia como el edificio más alto del idealismo humano. Y, entretanto, yo coloco el amor encima de la justicia del mundo y he enseñado que sólo el amor cubre la multitud de pecados. Si nos amarramos a la ley del talión, somos obligados a reconocer que donde existe un asesino habrá más tarde un hombre que tendrá que ser asesinado; con la ley del amor, sin embargo, comprendemos que el verdugo y la víctima son dos hermanos, hijos de un mismo Padre. Basta que ambos sientan eso para que la fraternidad divina aleje los fantasmas del escándalo y del sufrimiento.
Ante las explicaciones del Maestro, los dos discípulos estaban maravillados. Aquella profunda lección los esclarecía para siempre.
Entonces, Santiago se aproximó y sugirió a Jesús que proclamase aquellas nuevas verdades en la predicación del siguiente día. El Maestro le dirigió una mirada de admiración e interrogó:
- ¿Será que no comprendiste? Pues si un doctor de la ley salió de aquí sin que yo le pudiese explicar toda la verdad, ¿cómo quieres que proceda de modo contrario, con la simple comprensión del espíritu popular? ¿Construye alguien una casa iniciando el trabajo por el techo? Además de eso, más tarde mandaré al Consolador para esclarecer y ampliar mis enseñanzas.
Eminentemente impresionados, Andrés y Santiago callaron sus últimas interrogaciones. Aquel diálogo particular entre el Señor y los discípulos, permanecería guardado en la leve sombra de la noche en Jerusalén; pero, la lección a Nicodemos había sido dada. La ley de la reencarnación estaba proclamada para siempre en el Evangelio del Reino.

Tomado del libro “BUENA NUEVA” de FRANCISCO CÁNDIDO XAVIER (Médium Espírita) y HUMBERTO DE CAMPOS (Espíritu desencarnado).
Elaborado por: GILGARAL


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El que tiene mucho desea más, lo cual demuestra que no tiene bastante; pero el que tiene bastante llega a un punto al que el rico no llega jamás.

- Séneca -

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FRIO DIALOGO

¿Cuál es  el lugar más usado en su hogar para dialogar con los familiares?
Tal vez algunos respondan que es la puerta  del refrigerador u otros, más modernos, digan que es la pantalla del ordenador, Internet.
Puede parecer absurdo, mas no lo es. Cierta vez una señora nos habló que las fabricas deberían aumentar las dimensiones de los refrigeradores, pues así habría más espacio para conversar con la familia.
Una hija, intentando  acortar la distancia existente entre ella y la madre, envió un email, diciendo: “"Hola mamá! Ahora yo tengo mi correo electrónico. Si quiere me puede igualar. Un beso. Y firmó su nombre al final.
Si tales situaciones acontecen, es porque las personas creen  que esa es una forma de dialogo, cuando  solamente es una forma de corresponder con alguien.
Para que haya un dialogo efectivo, es preciso estar frente a frente con el interlocutor a fin de percibir lo que el siente en sus expresiones más secretas.
¿Cómo es que un hijo, por ejemplo, grabará sus amarguras y sus inquietudes en un pedazo de papel?
La letra mata el sentimiento, sea saludable o no.
Mas cuando miramos a los ojos tenemos una noción más exacta de lo hay en el alma de aquel que nos habla.
Cierta vez, leímos la carta de una joven que vivía distante de los padres y escribia a su madre dándole noticias.
La joven había dialogado con nosotros por algunas horas.
Nos contó sus dramas. Nos dijo que estaba involucrada con un chaval de conducta dudosa y estaba embarazada de él. Ahora no sabía qué hacer, estaba perdida. Mas no conseguía contar los hechos a los padres y escribía a su madre diciendo que estaba todo bien.
Cuando le preguntamos por qué ella no escribía la verdad,  nos respondió, entre lágrimas, que el papel acepta todo y que los padres  nunca se preocuparon de los sentimientos, una vez que siempre utilizaban lectura  para comunicarse.
Tal vez muchos de nosotros optemos por la correspondencia a distancia para huir de las dificultades, que sabemos existen.
Sin embargo, de nada vale engañarnos apartando los problemas indefinidamente. Llegará un día en que los tendremos que afrontar cara a cara.
Y ese día tal vez ya hayan tomado dimensiones tan grandes que se torne más difícil el encontrar la solución adecuada.
De esa forma, no importa que nuestro lugar de dialogo en familia sea un  rincón cualquiera,  basta que quepan, por lo menos, dos personas frente a frente.
Mirar a los ojos, que son el espejo del alma, es de suma importancia para detectar lo que hay detrás de simples gestos y palabras.
La puerta del frigorífico, más allá de servir para colgar los cartones imantados  “de marcas” , nos sirva además para dejar una nota simple, un recado importante, una declaración de amor.
Y que el correo electrónico de Internet  pueda servirnos para transmitir un archivo, un mensaje de cariño, una  felicitación y, de preferencia,  para los que están realmente distantes.
¡Piense en eso!

Redacción de Momento Espirita  

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Cuando encuentres un hombre bueno, intenta imitarlo.Cuando veas a uno malo,  examintate a ti mismo. 
Ciceron

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Teoría de las manifestaciones físicas

Solicitamos a nuestros lectores que consientan en remitirse al primer artículo que hemos publicamos sobre este tema; siendo éste su continuación, sería poco inteligible si el comienzo no se tuviese presente en el pensamiento. Como ya lo hemos dicho, las explicaciones que hemos dado sobre las manifestaciones físicas son fundadas en la observación y en una deducción lógica de los hechos: sacamos las conclusiones según lo que hemos visto. Ahora, ¿cómo se operan en la materia etérea las modificaciones que la vuelven perceptible y tangible? Primero vamos a dejar hablar a los Espíritus que hemos interrogado sobre este asunto, añadiendo a esto nuestros propios comentarios. Las siguientes respuestas nos han sido dadas por el Espíritu san Luis; ellas concuerdan con lo que otros nos habían dicho anteriormente.

1. ¿Cómo puede un Espíritu aparecer con la solidez de un cuerpo vivo?
– Resp. Él combina una parte del fluido universal con el fluido que el propio médium libera para este efecto. Ese fluido reviste, a su voluntad, la forma que él desea, pero generalmente esta forma es impalpable.

2. ¿Cuál es la naturaleza de ese fluido?
– Resp. Fluido, está todo dicho.

3. ¿Es material ese fluido?
– Resp. Semimaterial.

4. ¿Es éste el fluido que compone el periespíritu?
– Resp. Sí, es el lazo entre el Espíritu y la materia.

5. Ese fluido ¿es el que da la vida, el principio vital?
– Resp. Siempre él; he dicho lazo.

6. ¿Es este fluido una emanación de la Divinidad?
– Resp. No.

7. ¿Es una creación de la Divinidad?
– Resp. Sí; todo es creado, excepto el propio Dios.

8. ¿Tiene el fluido universal alguna relación con el fluido eléctrico del cual conocemos sus efectos?
– Resp. Sí, es su elemento.

9. La sustancia etérea que se encuentra entre los planetas, ¿es el fluido universal en cuestión?
– Resp. Él envuelve los mundos: sin el principio vital, nada viviría. Si un hombre ascendiese más allá de la envoltura fluídica que rodea a los globos, perecería, porque el principio vital se retiraría de él para unirse a la masa. Ese fluido os anima, es el que vosotros respiráis.

10. ¿Es este fluido el mismo en todos los globos?
– Resp. Es el mismo principio, pero más o menos etéreo según la naturaleza de los globos; el vuestro es uno de los más materiales.

11. Puesto que es ese fluido el que compone el periespíritu, ¿parece que se encuentra en una especie de estado de condensación que, hasta un cierto punto, lo aproxima de la materia?
– Resp. Sí, hasta un cierto punto, porque no tiene sus propiedades; es más o menos condensado según los mundos.

12. ¿Son los Espíritus solidificados los que levantan una mesa?
– Resp. Esta respuesta no conducirá todavía a lo que deseáis.Cuando una mesa se mueve bajo vuestras manos, el Espíritu que vuestro Espíritu evoca va a extraer del fluido universal lo necesario para animar esta mesa con una vida ficticia. Los Espíritus que producen esta clase de efectos son siempre Espíritus inferiores, que aún no se han desprendido enteramente de toda influencia material. Al estar la mesa así preparada a su voluntad (a la voluntad de los Espíritus golpeadores), el Espíritu la atrae y la mueve bajo la influencia de su propio fluido liberado voluntariamente. Cuando la masa que quiere levantar o mover es demasiado pesada para él, llama en su ayuda a Espíritus que se encuentran en sus mismas condiciones. Creo haberme explicado con bastante claridad como para hacerme comprender.

13. ¿Le son inferiores los Espíritus que llama en su ayuda?
– Resp. Casi siempre son iguales, y a menudo vienen por sí mismos.

14. Comprendemos que los Espíritus superiores no se ocupan de cosas que están por debajo de ellos; pero preguntamos si, debido a que son más desmaterializados, tendrían el poder de hacerlo si lo desearan.
– Resp. Ellos tienen la fuerza moral como los otros tienen la fuerza física; cuando tienen necesidad de esta fuerza, se sirven de los que la poseen. ¿No se os ha dicho que ellos se sirven de los Espíritus inferiores como vosotros lo hacéis con los changadores?

15. ¿De dónde viene el poder especial del Sr. Home?
– Resp. De su organismo.

16. ¿Qué tiene de particular?
– Resp. Esta pregunta no es precisa.

17. Preguntamos si se trata de su organismo físico o moral.
– Resp. He dicho organismo.

18. Entre las personas presentes, ¿hay alguien que pueda tener la misma facultad que el Sr. Home?
– Resp. La tienen en un cierto grado. ¿No ha sido uno de vosotros que ha hecho mover la mesa?

19. Cuando una persona hace mover un objeto, ¿es siempre con la colaboración de un Espíritu extraño, o dicha acción puede provenir solamente del médium?
– Resp. Algunas veces el Espíritu del médium puede obrar solo, pero lo más frecuente es que lo haga con la ayuda de los Espíritus evocados; esto es fácil de reconocerse.

20. ¿Cómo explicáis que los Espíritus aparezcan con las vestimentas que tenían en la Tierra?
– Resp. Frecuentemente no son más que una apariencia. Además, ¡cuántos fenómenos tenéis entre vosotros sin solución! ¿Cómo explicáis que el viento, que es impalpable, derribe y quiebre árboles, que son compuestos de materia sólida?

21. ¿Qué entendéis al decir que esas vestimentas no son más que una apariencia?
– Resp. Al tocarlas no se siente nada.

22. Si hemos comprendido bien lo que habéis dicho, el principio vital reside en el fluido universal; el Espíritu extrae de este fluido la envoltura semimaterial que constituye su periespíritu, y es por medio de ese fluido que obra sobre la materia inerte. ¿Es exactamente así?
– Resp. Sí; es decir que él anima la materia con una especie de vida ficticia; la materia se anima de la vida animal. La mesa que se mueve bajo vuestras manos vive y sufre como el animal; obedece por sí misma al ser inteligente. No es él que la dirige como el hombre lo hace con un fardo; cuando la mesa se levanta, no es el Espíritu que la levanta: es la mesa animada que obedece al Espíritu inteligente.

23. Puesto que el fluido universal es la fuente de la vida, ¿es al mismo tiempo la fuente de la inteligencia? – Resp. No; el fluido sólo anima a la materia.

Esta teoría de las manifestaciones físicas ofrece varios puntos de contacto con la que nosotros hemos dado, pero también difiere en ciertos aspectos. De una y de otra resalta un punto capital: que el fluido universal – en el cual reside el principio de la vida – es el agente principal de esas manifestaciones, y que este agente recibe su impulso del Espíritu, ya sea encarnado o errante. Ese fluido condensado constituye el periespíritu o envoltura semimaterial del Espíritu. En el estado de encarnación, ese periespíritu está unido a la materia del cuerpo; en el estado de erraticidad, está libre.

Ahora bien, aquí se presentan dos cuestiones: la de la aparición de los Espíritus y la del movimiento impreso a los cuerpos sólidos. Con respecto a la primera, diremos que, en el estado normal, la materia etérea del periespíritu escapa a la percepción de nuestros órganos; únicamente el alma puede verla, ya sea en sueños, en sonambulismo o incluso en somnolencia; en una palabra, todas las veces en que hay una suspensión total o parcial de la actividad de los sentidos. Cuando el Espíritu está encarnado, la substancia del periespíritu se encuentra más o menos ligada íntimamente a la materia corpórea, más o menos adherida, si podemos expresarnos así.

En ciertas personas hay una especie de emanación de ese fluido como consecuencia de su organismo, y éstos son – propiamente hablando – los médiums de efectos físicos. Según leyes que nos son desconocidas, este fluido emanado del cuerpo se combina con el que forma la envoltura semimaterial del Espíritu extraño. De esto resulta una modificación, una especie de reacción molecular que momentáneamente cambia las propiedades, al punto de volverlo visible y, en algunos casos, tangible. Este efecto puede producirse con o sin la colaboración de la voluntad del médium; es esto lo que distingue a los médiums naturales de los médiums facultativos. La emisión del fluido puede ser más o menos abundante: de ahí los médiums más o menos potentes; de manera alguna dicha emisión es permanente, lo que explica la intermitencia de la fuerza. En fin, si se tiene en cuenta el grado de afinidad que puede existir entre el fluido del médium y el de tal o cual Espíritu, se ha de comprender que su acción puede ejercerse sobre unos y no sobre otros.

Evidentemente, lo que acabamos de decir también se aplica a la fuerza medianímica, en lo que atañe al movimiento de los cuerpos sólidos; queda por saber cómo se opera este movimiento. Según las respuestas que hemos relatado anteriormente, la cuestión se presenta bajo un aspecto totalmente nuevo; de este modo, cuando un objeto es puesto en movimiento, levantado o arrojado al aire, no es que el Espíritu lo aferre, lo empuje o lo levante, como nosotros lo haríamos con la mano; él lo satura – por así decirlo – de su fluido por su combinación con el del médium, y el objeto, así momentáneamente vivificado, actúa como lo haría un ser vivo, con la diferencia que, no teniendo voluntad propia, sigue el impulso de la voluntad del Espíritu, y esta voluntad puede ser la del Espíritu del médium, como también la de un Espíritu extraño, y algunas veces la de ambos, obrando de común acuerdo, según sean o no simpáticos. La simpatía o la antipatía que puede existir entre el médium y los Espíritus que se ocupan con esos efectos físicos explica el porqué todos no son aptos para provocarlos.

Puesto que el fluido vital, impulsado en cierto modo por el Espíritu, da una vida ficticia y momentánea a los cuerpos inertes, y que el periespíritu no es otra cosa sino este mismo fluido vital, se deduce de ello que cuando el Espíritu está encarnado, es él que da la vida al cuerpo por medio de su periespíritu, permaneciendo unido tanto como el organismo lo permita; cuando se retira, el cuerpo muere. Ahora bien, si en lugar de una mesa fuese tallada una estatua de madera, y si se actúa sobre esta estatua como sobre una mesa, se tendrá una estatua que se moverá, que golpeará, que responderá por sus movimientos y por sus golpes; en una palabra, se tendrá una estatua momentáneamente animada de una vida artificial. ¡Cuántas luces no arroja esta teoría sobre una multitud de fenómenos hasta entonces inexplicados! ¡Cuántas alegorías y efectos misteriosos no explica! Es toda una filosofía.

Allan Kardec
Revista Espirita 1858


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