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martes, 31 de julio de 2012

EL OBRERO DEL SEÑOR




Cada criatura vive espiritualmente en el camino de su preferencia.
     Así, mientras el justo reúne los premios de la rectitud, el delincuente, en cualquier parte, recoge los frutos del crimen.
     Por eso, el obrero del señor, donde quiera que surja, es conocido por razgos esenciales.

      No piensa en su propio interés.

     No exige cooperación para hacer el bien.

     No crea problemas.

     No sospecha mal.

     No cobra tributos de gratitud.

     No arma celadas.

     No convierte el servicio en un fardo insoportable en los hombros del compañero.

     No transforma la verdad en un puñal de fuego en el pecho de los semejantes.

     No reclama santidad en los otros, para ser útil.

     No fiscaliza el centavo que da.

     No espía los errores del prójimo.

     No promueve el examen de las conciencias ajenas.

     No se cansa de auxiliar.

     No hace huega por sentirse desatendido.

     No desconoce sus flaquezas.

     No hace una colección de quejas.

     No pierde su tiempo en luchas innecesarias.

     No tiene la boca untada de veneno.

     No siente cóleras sagradas.

     No levanta monumentos al derrotismo.

     No se impacienta.

     No se exibe.

     No acusa.

     No critica.

     No se llena de soberbia.

     Entretanto, con frecuencia aparece en el Campo Divino quien condene a los demás y se disculpe a sí mismo, suponiéndose poseedor de imaginarios poderes de dominación.

     Sin embargo, el obrero del Señor, encarnado o desencarnado, en cualquier senda de educación y en cualquier corriente religiosa, sigue hacia adelante, ayudando y comprendiendo, perdonando y sirviendo, para cumplirle en todo, la sacrosanta Voluntad.

     (Religión de los Espiíritus, Francisco Cándido Xavier, FEB, Cuarta edición, páginas 81 y 82)
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.. el espiritu no viene a la tierra a sufrir por que Dios no le ha creado para el sufrimiento, viene para ensayar sus fuerzas, para progresar, pero no para sostener esos pugilatos que exigen las absurdas religiones ... ( Memorias del Padre German )




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lunes, 30 de julio de 2012

Espiritismo: ¿Ciencia o Religión?




Es este un tema controvertido cuando, en realidad, no debería serlo, y que , además no es nuevo, sino que ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la codificación espiritista.

 Pero, ¿no es ya hora de haber superado el tiempo de la discusión? ¿o se trata más bien de que no hemos entendido con profundidad, de verdad, el alcance y significado de nuestra doctrina?

 Un asunto debería quedarnos suficientemente despejado antes de adentrarnos en esta controversia siempre de actualidad (desafortunadamente ), y es que, pese a todo, y como controversia, sólo existe en la mente de aquellos aficionados a la polémica y a la discusión, en lugar del estudio y la reflexión que es lo que nuestra doctrina precogniza. Para algunos es irresistiblemente más atractiva la vía del escándalo y la actitud polemista, que el trabajo netamente espírita que es la auto-reforma y el crecimiento espiritual a través del estudio y el apoyo fraternal.

 Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es ciencia, filosofía y moral. Apunte similar da en Qué es el Espiritismo, donde dice que: // Su verdadero carácter es el de una ciencia y no el de una religión. //

    Pero también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera en la obra antes citada: // Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //. Veamos: 'No es una religión especial', no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones. Algo que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones', ¿no conlleva forzosa y naturalmente un aspecto religioso?.

 'En el evangelio según el espiritismo' , los Espíritus superiores esclarecen: Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral.

 Cuando un espírita habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de la Alianza de la Ciencia y Religión?.

 Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo' , por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cienticismo' , ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar..

Federación Espírita Española

 Y para terminar añadimos un pensamiento del ilustre cientifico Abert Einstein:

   " La Ciencia sin Religion es incompleta. La Religion sin la Ciencia es ciega"

Vuestro amigo.-  Rey Formoso



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domingo, 29 de julio de 2012

Psicografía: Delante de la obsesión





"Dos cosas esenciales tenemos que hacer en este caso; probar al espíritu que no somos sus juguetes y que le es imposible engañarnos; en segundo lugar, probar su paciencia mostrándonos más pacientes que él; convencido de perder su tiempo; acabará por retirarse, como lo hacen los inoportunos a los cuales no prestamos oídos." (Segunda Parte, cap. XXIII, item 249)*

Tomar conciencia del asedio espiritual de carácter negativo es, sin duda, para el médium, de importancia fundamental en la vuelta del equilibrio, porque el médium que ignora o no admite que pueda sufrir influencias perniciosas casi estará, por eso mismo, bajo su acción, dificultando la benéfica intervención de los que se disponen a auxiliarlo.

Cuando el médium, inspirado por la humildad, reconoce su vulnerabilidad a los espíritus obsesores, él, modificando el propio tono mental, comienza a liberarse de su influencia, a semejanza de alguien que, después de largo tiempo de esclavitud, decide tomar la iniciativa de sacudir el yugo opresor.

Por su condición espiritual, los espíritus perseguidores desean resultados inmediatos en sus planes y, así impacientes, abandonan las víctimas sobre las cuales no los consiguen concretar.

El médium que persevere en la resistencia al mal, por la vivencia en el bien, acabará por adoctrinar a los propios obsesores, convenciéndolos de la sinceridad de sus nuevos propósitos y, temerosos de, al contrario de influenciar, terminaran influenciados por los ejemplos positivos que se le hacen constantemente, los espíritus desajustados, aunque a disgusto, se distancian de la presencia de aquellos a quien intentan perjudicar.

Después de obtener lo que desean, junto a ellas, es común que las entidades obsesoras dejen las víctimas entregadas a las consecuencias infelices de sus tramas, amargándoles las secuelas espirituales en los sanatorios y en las penitenciarias, en el calabozo voluntario de los cuartos oscuros y en las cloacas del vicio…

¡Por tanto, la obsesión más temible no es aquella que ya se consumó, y sí la que está en vías de consumarse! ¡El obsesado que nos solicita cuidados improrrogables no es aquel sobre el cual la obsesión ya se declaró de manera inequívoca, y sí aquel que presentimos en vísperas de grandes desastres morales!

El médium interesado en proseguir en la tarea de la mediumnidad necesita ser firme en sus convicciones, no rechazando el cumplimiento del deber, que le garantiza equilibrio "para el gasto diario"…

Sin asiduidad al servicio mediúmnico, a través de su tiempo ocioso, el médium posibilitará a los obsesores brechas en su vigilancia, permitiéndoles minar su resistencia psíquica, hasta que le sea comprometida por completo su integridad.

La disciplina moral e intelectual es factor imprescindible a la sintonía continua que el médium necesita establecer con los Espíritus Amigos, huyendo a las indeseables interferencias en su "canal de transmisión"…

Está claro que la condición mediúmnica ideal aun está lejos de ser alcanzada por los médiums del mundo, aunque no seamos perfectos, no podemos ignorar que somos criaturas perfectibles, o sea, necesitamos aplicarnos al constante perfeccionamiento de nuestras facultades sensitivas; esto ocurrirá por una concienciació n cada vez mayor y más clara de lo que pretendemos de nosotros, ¡delante de la Vida!

Cuando los obsesores desisten de asediar a los médiums que les "agotan la paciencia", reconociendo la fragilidad de sus intenciones, naturalmente se predisponen a seguir otros caminos, acatando las sugestiones de los Instructores Espirituales que, entonces, a ellos consiguen aproximarse con mayor provecho. ¡Por esto volvemos a afirmar que la adoctrinación de cualquier obsesor sin el concurso del obsesado es prácticamente imposible!

Quien se reconoce en flagrante estado obsesivo – esté o no en el ejercicio consciente de la mediumnidad – deberá apegarse a labores espirituales, trabajando, cuanto más perturbado se sienta, no cediendo treguas a las ideas pesimistas que ceden "carroña" a los pensamientos enfermos de los espíritus obsesores.

Si, a veces, el replanteamiento de las tareas del médium obsesado se hiciera necesario, será siempre indispensable que él prosiga transpirando en las actividades del bien, sin que se considere incapacitado para ejecutarlas dentro de las limitaciones que presente.

Apartar al médium del grupo espírita, bajo el pretexto de que él se encuentra fuertemente influenciado por los espíritus sufridores, sería como apartar al enfermo del hospital, negándole el tratamiento adecuado.

Delante de la obsesión, no nos entreguemos a la desesperación, originado por la ignorancia de cuantos tantean la realidad sin que puedan verla. Aprendamos a lidiar con ella, manteniendo la seriedad y la serenidad necesaria. ¡Entonces, aquello que nos parezca un gigantesco problema se reducirá a sus reales dimensiones!
____________ _________ ____
 Extracción del libro "Mediumnidad y Obsesión"
Espíritu: Odilon Fernandes
Médium: Carlos A. Bacelli


"No utilices tus ojos para llorar...utilízalos para ver a las personas que te quieren de verdad...No llenes tu corazón de odio y rencor por alguien que no te valoró...llénalo de amor por alguien que vendrá a hacer tu vida mejor...no maldigas al amor por que te falló...agradécele por enseñarte que hay seres que no sienten amor...no le llores a tu almohada pidiéndole un por qué...solo calla en silencio y di en tu interior lo olvidaré...no pares de reír aun así por dentro te sientas mal....demuéstrale al mundo que después de un tropiezo te pudiste levantar...y despues de las caídas pudiste continuar!!.."
anónimo



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sábado, 28 de julio de 2012

Comunicado: Sigamos con Jesús




Mahoma fue un valeroso conductor de hombres.
Millones de personas se arrodillaran a sus órdenes.
Sin embargo, dejó el cuerpo como cualquier mortal y sus restos fueron encerrados en una urna, que es visitada, anualmente, por millares de curiosos y seguidores.
Carlos V, poderoso emperador de España, soñó con el dominio de toda la Tierra, dispuso de riquezas inmensas, gobernó muchas regiones; entre tanto, entregó, un día la corona y el manto al refugio de polvo.
Napoleón era un gran hombre.
Hizo muchas guerras.
Dominó a millones de criaturas.
Dejó el nombre inolvidable en el libro de las naciones.
Hoy, todavía, su túmulo es venerado en Paris...
Mucha gente hace peregrinaciones hasta allá, para visitarle los huesos...
Como sucede con Mahoma, con Carlos V y con Napoleón, los mayores héroes del mundo son recordados en monumentos que les guardan los despojos.
Con Jesús, sin embargo, es diferente.
En el túmulo de Nuestro Señor, no hay señales de cenizas humanas.
Ni piedras preciosas, ni mármoles costosos, con frases que indiquen, allí, la presencia de carne y de sangre.
Cuando los apóstoles visitaron el sepulcro, en la gloriosa mañana de la Resurrección, no había allí ni luto, ni tristeza.
Allá encontraron un mensajero del reino espiritual que les afirmó:
No está aquí".
Y el túmulo está abierto y vació, hace casi dos mil años.
Siguiendo, pues, con Jesús, a través de la lucha de cada día, jamás encontraremos la angustia de la muerte y, sí, la vida incesante.
En el camino de los notables orientadores del mundo podremos encontrar hermosos espectáculos de gloria pasajera; con todo, es muy difícil no terminar la experiencia en desilusión y polvo.
Solamente Jesús ofrece una senda invariable para la Resurrección Divina.
Quien se desenvuelve, por lo tanto, con el ejemplo y con la palabra del Maestro, trabajando por revelar la bondad y la luz, en si mismo, desde las luchas y enseñanzas del mundo, puede ser considerado un ciudadano celeste.

Francisco Cândido Xavier
Por El Espíritu Neio Lúcio

Aportado por Marco Antuan

         +++++++
La doctrina de la pluralidad de existencias, en resumen, es la única capaz de explicar aquello que sin ella,se hace inexplicable. La reencarnación está hoy comprobada también en los casos de recuerdos de vidas anteriores en niños, en las investigaciones hipnóticas de regresiones y de avisos mediúmnicos de renacimientos con señales y condiciones posteriormente verificados. Mientras las ciencias oficiales aun discuten por aceptar esas pruebas, la Ciencia Espírita, las considera válidas, en espera para su aceptaciónoficial en breve. La Doctrina Espírita es consoladora y justa, representa para el hombre de hoy la verdadera tabla de salvación explícita de la Misericordia de Dios.
- Antonio Lima -





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jueves, 26 de julio de 2012

El Perdón







El perdón es una extraordinaria terapia para las ulceras morales. Es una elevada expresión del amor, bendice a quien lo da, y pacifica al que lo recibe. Sin el perdón, el clima se intoxica  con vapores venenosos y los individuos se vuelven salvajes, descontrolados; la intolerancia se manifiesta en la agresividad y la ira da armas al odio para la venganza brutal.

El perdón llega, suaviza la gravedad del delito y auxilia en la reparación, mediante la cual el equivocado se rehabilita, modifica su conducta y se torna útil a la comunidad donde está situado.

Quien perdona crece, quien recibe el perdón, se renueva. El que lo da se enriquece con paz y el beneficiado recupera el valor para dignificarse a través de la rehabilitació n. Mientras el hombre no perdona, permanece en el estado primario de la vida, lindando con la barbarie, en proceso de estancamiento.

Aquel que rechaza el perdón, doblemente enfermo, padece hipertrofia de los sentimientos, murmurando venganza y atado a disturbios de la emoción. Toda la doctrina de Jesús, por ser de amor, está labrada en la conducta del perdón

Si la onda de amor encuentra receptibilidad  en aquel a quien va dirigida, más extraordinarios son los efectos de la dádiva. Jesús envolvía con su compasión a todos los que se aproximaban a Él, siempre misericordioso, porque conocía las lacras humanas y las pasiones mezquinas, que gobiernan a los hombres.

Su presencia en la tierra era un acto de perdón Divino para con los delincuentes humanos, que mataron cruelmente a los profetas y Lo crucificaron, sedientos de sangre. El sabía lo que le aguardaba, y, a pesar de todo, pudo amar y perdonar a los insensatos con los cuales compartió sus horas, esperando de ellos responsabilidad y elevación.

Incluso cuando, fue  abandonado y puesto en la cruz prosiguió perdonando. Las parábolas  se escurrían de Sus labios como perlas luminosas para adornar las almas inmersas en las sombras de la ignorancia.

La maldad es una enfermedad cruel. La falta de compasión enloquece y degrada mientras que el perdón cura y santifica. Felices son los que perdonan, porque se liberan de las pasiones y obtienen paz todo el que agrede, con o sin motivo, sé agrede a sí mismo.

No debemos provocar a nadie, ni lastimar debemos silenciar las ofensas y distribuir la misericordia en todas partes y a todos aquellos con quienes convivimos. No debemos provocar a nadie, ni lastimar debemos silenciar las ofensas y distribuir la misericordia en todas partes y a todos aquellos con quienes convivimos.

Nadie por muy agresivo que sea puede matar la vida. Seguimos viviendo, así como sigue viviendo el criminal. Y la posición de víctima es siempre la mejor, la más feliz. Quien a los otros hiere, se hiere a sí mismo, quien hace infeliz a su prójimo, a sí mismo se destruye en el campo de la emoción; con la diferencia de que aquel que aparentemente es el perdedor, si ama perdona, estará exento de toda aflicción y será inalcanzable, por lo tanto feliz.
- Merchita-





ACCIÓN DE GRACIAS


Es maravilloso, Señor,tener brazos perfectos,cuando hay tantos mutilados.
Mis ojos perfectos, cuando hay tantos sin luz.
Mi voz que canta, cuando hay tantos que enmudecen.
Mis manos que trabajan, cuando tantas mendigan.
Es maravilloso volver a casa, cuando hay tantos que no tiene a donde ir.
Es maravilloso amar, vivir,sonreir, soñar, cuando hay tantos que lloran, odian, se rebelan en pesadillas, mueren antes de nacer.
Es maravilloso tener un Dios, para creer, cuando hay tantos que no tienen el consuelo de una creencia.
Es maravilloso, Señor, sobretodo, tener tan poco que pedir, tanto que ofrecer y agradecer.


Mamen Pelayo Delgado





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miércoles, 25 de julio de 2012

EXISTENCIA DEL ALMA








Evolución morfológica y moral


La evolución morfológica prosiguió equilibrándose con la evolución moral.



El cráneo se modificó con lentitud rumbo a un perfeccionamiento mayor, los brazos se refinaron, las manos adquirieron una excelencia táctil no soñada y los sentidos, todos ellos, progresaron en acrisolamiento y percepción.

Además, con el advenimiento de la responsabilidad que lo separó de la orientación directa de los Benefactores de la Vida Mayor, el hombre se entregó a múltiples intentos de progreso en el campo del espíritu.

En su ámbito interior de libre indagación, confería alas audaces al pensamiento y, con eso, más se le acentuaba el poder de imaginar, facilitándosele la mentalización y el desprendimiento del cuerpo espiritual, cuyas células, en conexión con las células del cuerpo físico, se automatizaban de tal manera, mediante la emancipación parcial a través del sueño, que facilitaba el acceso del alma a las enseñanzas de orden superior.

Conserva el ser humano consigo, entonces, en la estructura de sus propios órganos, la herencia de los millones de estadios diferentes en los reinos inferiores y, en el fondo, se siente inclinado a vivir en el plano de los demás mamíferos, compartiendo la convivencia y el instinto absoluto dominando sin restricciones; sin embargo, con la evolución irreversible, el amor se agigantó en su Ser, insinuándole nuevas actitudes frente a su propia existencia.

Noción del Derecho


En razón del apego a los descendientes de su propia carne, instituye la propiedad del sector del suelo en que se enclava su propia morada y, atendiendo a esa misma raíz de afectividad, traza por sí mismo determinadas reglas de conducta, a efecto de no imponer a sus semejantes ofensas y perjuicios que no desee tampoco recibir.

Sucede, de tal manera, lo inesperado.

El hombre selvático que no pretende abandonar los apetitos y placeres de la experiencia animal, concibe para sí mismo los frenos que controlarán su libertad y, con ello, que se ennoblezca su carácter inicial.

Estableciendo la posesión tiránica de todo lo que juzga suyo, desiste de aprovechar lo que pertenece a su vecino, bajo la pena de exponerse a penalidades crueles.

Nace, de tal manera, para él, la noción del derecho sobre la base de las obligaciones respetadas.


Despertar de la conciencia

Es así como él, transformado, interpreta, desde un nuevo punto de vista, la importancia de su presencia en la Tierra.

Ya dejaron de seducirle la despreocupación y el nomadismo, de la misma manera que para el hombre adulto está superado el ciclo de la infancia.

Sabe ahora que la cuna carnal está revestida de una significación más profunda. Comprende, poco a poco, que la vida registra sus cuentas personales, puesto que aprende que puede negar el brazo al compañero necesitado de apoyo, mas sabe, además, que el compañero podrá negarle el suyo en el momento en que el desequilibrio y la necesidad golpeen a su puerta.

Reconoce que dispone de libertad para matar por desafecto, pero no ignora que el desafecto, a su vez, puede igualmente exterminar su cuerpo o amargarle la existencia.

Percibe que sus gestos y actitudes para con los demás, crean en sus semejantes actitudes y gestos idénticos para con él.

Con ese nuevo patrimonio de observación, la vida mental se le revela más sorprendente y rica, y por esa intensa vida íntima, refleja con una más relativa seguridad las ideas de los Espíritus Abnegados que lo custodian en su marcha.

Desde entonces, no conceptúa a la existencia limitada dentro de los extremos cuna y tumba, sino inmensa, infinita, desde el punto de vista de causa y efecto, pues ella va más allá del sepulcro que guarda la envoltura, hoy inútil, que fue su Instrumento de progreso.

Incorporando la responsabilidad, la conciencia vibra despierta y, por ello, los principios de acción y reacción funcionan exactos, dentro de su propio Ser, asegurándole la libertad de elección e imponiéndole, automáticamente, los resultados respectivos, tanto en la esfera física como en el Mundo Espiritual.


La larva y la criatura

En tal sentido, importa recordar aquí, con las diferencias justas, el símil que la vida ofrece entre las alteraciones de la existencia para el alma humana y para los insectos de metamorfosis integral.
La larva que se separa del huevo ingresa en un nuevo período de desarrollo que puede perdurar por mucho tiempo, como ocurre entre los efemérides, que muestran, al comienzo, la membrana del cuerpo aún debilitada, pero conservando en el tubo digestivo los remanentes de la yema de la fase embrionaria para iniciar, después de la excreción, los procesos de alimentación y digestión.

La criatura recién nacida, al retirarse del útero entra en una nueva fase de evolución que se afirma a través de algunos años. Al principio, tierna y frágil, retiene en su propia organización los recursos sanguíneos que le fueron donados, por manutención endosmótica, en el organismo materno, para después eliminar, cuando le fuere posible, esos mismos recursos, generando los que le son propios.

Avanzando en la ejecución de los programas trazados para su existencia, la larva crece y recurre a las materias nutritivas que le aseguren el aumento del cuerpo y, conforme a la especie, promueve por sí misma la mudanza de la piel indispensable al condicionamiento de su propio volumen.

Satisfaciendo a los imperativos de la propia vida, la criatura se desarrolla tomando el alimento preciso al crecimiento de su máquina orgánica, pasando a realizar por sí, esto es, conforme al comando de su mente, la renovación celular de los tejidos y órganos que constituyen su campo somático, de manera que se ajuste la forma física al molde de su cuerpo espiritual.

Metamorfosis del insecto

La larva de los insectos de transformación completa experimenta varios períodos de renovación para alcanzar la condición de adulta, aunque permanezca con el mismo aspecto, por cuanto sólo después de la última mudanza de la piel es que se transforma en ninfa o crisálida.

En semejante estado, acusa una progresiva disminución de actividad, hasta no soportar más el alimento. Se evacúan sus intestinos y se paralizan sus movimientos.

La larva se protege, entonces, en el suelo o en la planta, preparando su propia liberación.

 Permanece así, inmóvil, y no se alimenta desde el punto de vista fisiológico, en estado de crisálida, conforme a la especie, en hilos de seda por ella misma constituidos con la secreción de las glándulas salivares, agregados a pequeñitos trozos de tierra o tejidos vegetales y formando, con ellos, el capullo en que reposa, durante cierto tiempo, días y hasta meses.

En el estado de ninfa y al impacto de las vibraciones de su propia organización psicosomática, sufre una esencial modificación en su organismo, modificación que, en el fondo, equivale a un verdadero aniquilamiento o histólisis, al mismo tiempo que elabora órganos nuevos mediante el fenómeno de la histogénesis, valiéndose de los tejidos que perduraran.

La histólisis, que se efectúa por acción de los fermentos, se verifica principalmente en los músculos, en el aparato digestivo y en los tubos de Malpighi, con una acción menor en los sistemas nervioso y circulatorio.

Por la histogénesis, los remanentes de los músculos estriados cambian las características que le son propias perdiendo, gradualmente, su estriación, hasta que se convierten, cual si obedeciesen a un proceso involutivo, en células embrionarias fusiformes con un núcleo exclusivo, o mioblasto, que se divide por segmentación, plasmando nuevos elementos estriados para la configuración de sus órganos típicos.

Solamente entonces, cuando el proceso de la metamorfosis se lleva a cabo, el insecto, íntegramente renovado, abandona el capullo, revelándose una mariposa leve y ágil, con su sistema bucal transformado, como sucede con la mariposa de tipo succionador, en la cual los maxilares se alargan, convirtiéndose en una trompa, mientras que el labio superior y las mandíbulas se atrofian.

Con todo, aunque magnificentemente transformada, la mariposa alada y multicolor es la misma individualidad, ya que reúne en sí las experiencias de los tres períodos fundamentales de su existencia como larva, ninfa e insecto adulto.

Histogénesis espiritual

El ser humano, que después del período infantil atraviesa expresivas etapas de renovación interior hasta alcanzar la madurez corpórea, no obstante presentar la misma forma exterior, sólo después del agotamiento de la fuerza vital en el curso de la vida, a través de la senectud o de la caquexia, por acción de la enfermedad, padece una transformación más profunda.

En ese período característico de la caducidad celular o de la enfermedad irreversible, demuestra gradualmente una disminución de la actividad, no aceptando más la alimentación.

Poco a poco declinan sus actividades fisiológicas y la inercia sustituye a los movimientos.

Se protege, desde entonces, con el reposo horizontal decúbito, casi siempre en el lecho, preparando el proceso liberador.

Llega así el momento en que se inmoviliza con la cadaverización, modificándose similarmente a la crisálida, pero envolviéndose en lo recóndito del Ser con los hilos de sus propios pensamientos, en ese capullo de fuerzas mentales tejido con sus propias ideas reflejas dominantes o secreciones de su propia mente, durante un período que puede variar entre minutos, horas, días, meses o decenios.

En el ciclo de cadaverización de la forma somática, bajo el gobierno dinámico de su cuerpo espiritual, padece extremas alteraciones que, en esencia, corresponden a la histólisis de las células físicas, al mismo tiempo que elabora órganos nuevos a través del fenómeno que podemos denominar –por falta de un término equivalente– histogénesis espiritual, aprovechando los elementos vivos desagregados del tejido citoplasmático que se mantenían, hasta entonces, ligados a la colmena fisiológica entregada al desequilibrio o la descomposición.

La histólisis, o proceso destructivo en la desencarnación, resulta de la acción de los catalizadores químicos y de otros recursos del mundo orgánico que, alentados por procesos degenerativos, realizan la mortificación de los tejidos y, desde el punto de vista del cuerpo espiritual, afectan principalmente la morfología de los músculos y los órganos de la nutrición, con escasa influencia sobre los sistemas nervioso y circulatorio.

Mediante la histogénesis espiritual los tejidos citoplasmáticos pierden definitivamente algunas de las características que les son propias, volviendo temporariamente, cual respondiesen al proceso involutivo, a la condición de células embrionarias multiformes que se dividen, a través de la cariocinesis plasmando, en nuevas condiciones, la forma del cuerpo espiritual conforme al tipo impuesto por la mente.

Desencarnación del Espíritu

Entonces ahí, cuando el proceso de la muerte se cumple, el ser humano desencarnado, plenamente renovado en sí mismo, abandona el vehículo carnal al que estaba sometido; sin embargo, muchas veces se siente íntimamente aprisionado al capullo de sus pensamientos dominantes, cuando no trabajó por su renovación, por los desvíos del Espíritu, revelándose ahora con su nuevo peso específico conforme a la densidad de su vida mental normal y disponiendo de nuevos elementos con que atender a su propia alimentación, equivalentes a las trompas fluidomagnéticas de succión, aunque sin perder de modo alguno el aparato bucal que nos es característico, destacándose, además, que tales trompas o antenas de materia sutil están patentes en los seres encarnados, expresándoseles en su aura común como radículas alargadas de esencia dinámica que exteriorizan sus radiaciones específicas; trompas o antenas ésas por las cuales asimilamos o repelemos las emanaciones de las cosas y de los seres que nos rodean, tanto como las irradiaciones de nosotros mismos, unos con los otros.

Continuación de la existencia

Metamorfoseada, pues, no obstante el fenómeno de desencarnación, la personalidad humana continúa, más allá de la tumba, el ciclo educativo que inició en la cuna, sin perder su propia identidad y asimilando en ella las experiencias de la vida carnal, de la desencarnación y de la metamorfosis en el plano extra físico.

Percibiremos, de tal modo, que la existencia de la criatura humana, en la reencarnación, se hace sustancial no sólo en la Tierra, donde atiende el cultivo de los sentimientos, palabras, actitudes y acciones peculiares que la caracterizan, sino también en el Mundo Espiritual, donde incorpora en ella la cosecha de la siembra practicada en el campo físico, a través del desdoblamiento del aprendizaje con que atesora las experiencias necesarias para la sublime ascensión a que está destinada.

Evolución en Dos Mundos. André Luiz
Psicografiado por Francisco Cándido Xavier






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martes, 24 de julio de 2012

EL DOGMA DE LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE

La auténtica resurección






     " ¿Este dogma religioso, es  la consagración del de la reencarnación enseñado  por los espíritus?    


-¿Como queréis que no sea asÍ?   Sucede con estas palabras lo que con muchas otras, y es que sólo parecen absurdas a ciertas personas, porque se las toma literalmente, y por semejante razón engendran la incredulidad.  
 Pero dadles una interpretación lógica, y aquellos a quienes llamáis libres pensadores las admitirán sin dificultad, por lo mismo que reflexionan; porque, no lo dudéis, esos libres pensadores no desean otra cosa que creer. 
Tienen como los demás, acaso más, sed del porvenir, pero no pueden admitir lo que la ciencia rechaza.   
La doctrina de la pluralidad de existencias es conforme a la justicia de Dios; sólo ella puede explicar lo que es inexplicable sin ella.
¿Como queréis, pues, que ese principio no esté consignado en la misma religión?..............


¿Así pues, la misma Iglesia con el dogma de la resurrección de la carne, enseña la doctrina de la reencarnación?   

-Evidentemente.
Por otra parte, esa doctrina es consecuencia de muchas cosas que han pasado desapercibidas, y que, dentro de poco, serán comprendidas en este sentido.  
No tardará mucho en reconocerse, que el espiritismo salta a cada paso del texto mismo de las Escrituras sagradas.  Los espíritus no vienen, pues, a destruir la religión, como pretenden algunos; vienen, por el contrario, a confirmarla, a sancionarla con irrecusables pruebas. 

Mas, como ha llegado el tiempo de no usar ya el lenguaje fijado, se expresan sin alegorías, y dan a las cosas un sentido claro y preciso que no pueda ser objeto de ninguna falsa interpretación. 
He aquí porqué, dentro de poco, tendréis gentes más sinceramente religiosas y creyentes que no tenéis hoy.

San Luís
              -------------------------------



Ama y haz lo que quieras.
Si callas, callarás con amor;
si gritas, gritarás con amor;
si corriges, corregirás con amor,
si perdonas, perdonarás con amor.

   (San Agustín)






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lunes, 23 de julio de 2012

Versos y pensamientos




A las cosas por su nombre



A eso de caer y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad,
Llámale sabiduría.

A eso de sentir la mano de DIOS
Y saberte impotente.
De fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla.
De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber,
De avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
Llámale enseñanza.

A eso de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso no le llames rutina,
Llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren
Y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames poder humano,
Llámale milagro divino…

- El Ochentoso-


A LOS CORAZONES QUE LLORAN

A los corazones que lloran
Dios les reserva un hogar en su pecho
y una bendición en forma de lluvia
que colmará de bondades su espera…


A los corazones que sufren
con infinita paciencia Jesús les enseña
que si resisten con amor, humildad e indulgencia
suyo será el reino de Dios
con toda certeza

Confía siempre,
no estás solo, hay una luz al final del camino
aunque ahora tú no la veas.

Imprime a tu vida coraje y amor,
caridad e indulgencia.


El resto es cosa de Dios
Déjalo de su cuenta.

Piensa que todo viene y se va,
que las causas de nuestros bienes, de nuestros males…
están en este lugar o en otra anterior existencia.

Que al amar nuestros males son menos malos
Que debemos mirar de frente, sin rencor.
Que el miedo es humano
Que nunca es demasiado tarde para el perdón, ni demasiado pronto para partir… y de esta vida marcharnos
Que hay un millón de preguntas y otras tantas palabras desiertas.

Tú lucha con fe y sigue el camino de tu corazón

El resto es cosa de Dios…
Déjale a Él la respuesta.

Por B.  ( Aportado por Mariani )


               Podemos pasar por momentos de rabia, rencor y envidia… pero esas emociones no deben albergarse en nuestro corazón de forma permanente, deben ser sólo pasajeras, deben quedar atrás. Es necesario que controlemos esas emociones negativas y todo lo que llevamos dentro de nuestro interior.
-Rayen Urquiza -




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domingo, 22 de julio de 2012

La violencia



    " No hay en el Espiritismo, en su cuerpo de doctrina, rigurosamente, una doctrina criminológica que pueda explicar el origen de la violencia. Es verdad, aunque, que sus tesis cardenales inciden fundamentalmente, inevitablemente, sobre algunas tesis de la Criminología y de la Psicología Social. Una de ellas, por ejemplo, es la del criminoso nato. La filosofía espírita afirma que la predisposición criminal, o la disposición para el acto violento, viene del espíritu y no de las glándulas, o de condición instintiva de la criatura, lo que revelaría una condición de imperfección del Creador”.
    Lo que la ciencia ve como una deformación de orden puramente constitucional o como instinto primordial del hombre, o, aunque mismo, como aprendizaje o herencia eminentemente cultural, la ciencia espírita comprende por otro prisma, porque lleva en consideración, sobretodo, los “antecedentes espirituales”, esto es, el conjunto de disposiciones y tendencias del espíritu, y no, propiamente, las anomalías y deficiencias de la constitución somática o de la estructura psíquica o social del individuo.
El Espiritismo no deja de conocer las acciones advenidas de las glándulas o de las presiones sociales e instintivas de la criatura. Entretanto, lo que él defiende es que ninguno de esos factores tiene predominancia absoluta porque la mayor o menor propensión para la violencia depende, principalmente, del grado de atraso o adelantamiento del espíritu.
El germen de la criminalidad o de la violencia está en relación con el estado moral del espíritu. Las anomalías corporales son instrumentos adecuados a los espíritus en determinados tipos de reencarnación, o sea, hay una evidente correspondencia entre la constitución somática y las pruebas por las cuales la criatura deberá pasar.
El Espiritismo, entretanto, no lleva sus conclusiones al determinismo absoluto. En primer lugar, porque toda su estructura filosófica-moral parte de la premisa de la responsabilidad del individuo por sus propios actos y, después, porque la subordinación del individuo las influencias del organismo y de las condiciones sociales están en la dependencia de la evolución moral de él mismo.
La visión espírita de lo que sea el libre-albedrío y el determinismo es de fundamental importancia para lo que pretendemos explicar. Para el Espiritismo, ellos son conceptos complementarios, porque coexisten en relación al grado de adelantamiento o no del espíritu. Sólo existe libre-albedrío cuando también está presente la responsabilidad.
La Doctrina Espírita admite el determinismo, pero es importante recordar que, en su abordaje, encontraríamos un determinismo “divino”, que es la adquisición del estado de felicidad (una fatalidad que fue “impuesta” a todos nosotros), y un determinismo “relativo”, en que el espíritu recibe sus sanciones morales sobre la base de pruebas y expiaciones, a través de las reencarnaciones sucesivas.
El Espiritismo, sin embargo, posee, como uno de sus cimientos doctrinarios, el libre-albedrío, como  podemos ver, en la práctica, criaturas que consiguen, en la razón de su desarrollo espiritual, vencer sus propias inhibiciones físicas y resistir a las presiones del medio donde viven, sin huir de las experiencias del mundo y sin apelar para cualquier medio de fuga.
Siendo así, la Doctrina Espírita entiende al violento como un enfermo espiritual y no como un producto del medio social ni como resultado de un degenerativo hereditario y, mucho menos todavía, como un ser creado con instinto destructor, del cual él no puede huir. Si el indivíduo fuese fruto de su medio, toda la sociedad bien organizada tendría como producto hombres de bien. Del mismo modo, si admitiésemos  la tesis de la hereditariedad, el grado de criminalidad de una família oriunda de padres criminales tendría que ser mais elevada do que vemos normalmente.
La tesis del instinto, que atribuyó al hombre un instinto de destructividad (en el que fatalmente el hombre iría a destruirse), va de encuentro a la visión espírita de Dios, ya que la presencia de ese instinto, así comprendido, no es compatible con a percepción de un Padre de Bondad y Amor.
(...) La Agresividad, nos recuerda a Joanna de Angêlis, “repunta desde los primeros días de vida infantil y debe ser disciplinado por la educación, en su noble finalidad de corregir y crear hábitos saludables.”
La más importante terapéutica es la prevención. Ella exige que todos los adultos que busquen el ejercicio del amor, bajo la inspiración de la doctrina de Jesús, entiendan que necesitamos moralizarnos, para que podamos realmente educar las nuevas generaciones y ofrecerles un ambiente más sano y humano.
Richard Sirnonetti nos recuerda que “cuando la contención de la violencia dejar de ser un problema policial y se transforma en cuestión de disciplina del propio individuo; cuando la paz sea producto no de la imposición de las leyes humanas, pero de la observación colectiva de las leyes divinas, entonces viviremos en un mundo mejor.”
En realidad, lo que observamos en los días actuales es la liviandad de muchos maestros y educadores inmaduros, sin habilitación moral para tales propósitos, o sea, para la educación de nuevos individuos que aportan en la costra terrestre, facilitando la diseminación de la violencia y de la creencia de que esta forma de actuar es capaz de resolver los problemas de la humanidad.
El hombre renovado espiritualmente deberá invertir contra la llaga de la violencia a través de su acción reestructurante de la sociedad, buscando suprimir la injusticia social, luchando contra todas las situaciones que fomentan la miseria económica e instigan el ambiente pernicioso que ahora apuntala, combatiendo, por encima de todo, el orgullo, el egoísmo y la indiferencia presente en el corazón de cada uno. En esa visión, el hombre entenderá que nadie puede omitirse sabiendo que todo tributo de amor, como la paciencia y todo el fruto de luz, como saber, son valiosos tesoros para el futuro en la adquisición de la paz tan deseada.
Dice el maestro Jesús, en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la Tierra”, en una alusión clara de que sólo aquellos que venzan sus impulsos violentos, haciéndose constructor de la paz, tendrá la oportunidad de habitar la Tierra en su período de regeneración.”


Trecho del trabajo de los Drs. Jaider Rodrigues y Roberto Lúcio Vieira de Souza, intitulado “Visión Psicológica de la Violencia” publicado en el Boletín Médico-Espírita n.° 10.











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sábado, 21 de julio de 2012

LA UNIVERSALIDAD DE LA REENCARNACION





La  palabra "reencarnación", en Francés, fue creada por Allan Kardec en la segunda mitad del Siglo XIX, y traducida simultáneamente por sabios de la época;  como "rencarnation", en Inglés, y, para el español, reencarnación, cuyo significado etimológico en todas esas lenguas es "acción de nuevo en la carne", esto es, el retorno del espíritu a un nuevo cuerpo.

    Hasta entonces, se utilizaba en general el termino renacimiento, entre casi todos los pueblos, para designar la idea de lo que entendemos hoy por reencarnación. Pero se empleaban también otros vocablos, para expresar ese fenómeno de la búsqueda de un nuevo cuerpo, por parte del espíritu desencarnado.

    Y entre esos vocablos se destacan: trasmigración, metempsicosis, metensomatosis y resurrección. La metempsicosis, más común entre los Hinduistas, admite que el espíritu pueda volver reencarnado, en un ser biológico de otra especie no humana.

    Metensomatosis,  quiere decir cambio de cuerpo, pues que, en realidad, el cambio es de cuerpo, y no del espíritu.

    En el caso de la palabra “resurrección”, palabra muy usada en la Biblia, esta era de sentido ambiguo para los Judíos, pues ellos no sabían exactamente si la resurrección seria del espíritu o del cuerpo, aunque prevaleciese más el sentido de la resurrección del espíritu, mientras que el Cristianismo optó  por la  resurrección del cuerpo, cuando fue prohibida por el clero, la divulgación de la reencarnación.

     Así fue que, en el Credo Católico, introdujo la expresión "creo en la resurrección de la carne", en  lugar de "creo en la resurrección del espíritu", consecuente con la enseñanza y exégesis bíblicos racionales y no dogmáticos, pues en la Biblia y en el Nuevo Testamento, consta claramente que la resurrección es del espíritu. 

     Ejemplifiquemos lo que estamos diciendo con una frase de Paulo Apóstol: "Hay dos cuerpos, uno natural y otro espiritual, y resucita el cuerpo espiritual" (1 Corintios 15: 44).

Nota de Cassio: Esta es una de las partes del nuevo testamento, que fue más alterada por nuestros hermanos evangélicos y católicos. La traducción que hace Jose Reis es del original de los primeros evangelios.


    Así, quienes creen en la reencarnación, no niegan la resurrección, como lo afirman, frecuentemente, algunos anti-reencarnacioncitas.

     Por el contrario, hay quienes creen en más de una resurrección, o sea, la resurrección del espíritu en el mundo espiritual, después de la muerte de su cuerpo, la resurrección del espirito en su nueva reencarnación, en un nuevo cuerpo que nace, y la resurrección definitiva del espirito en el mundo espiritual, cuando se libera de la materia carnal en nuestro Planeta Tierra.

     Un espíritu en esas condiciones, solamente vuelve a reencarnar o resucitar en un nuevo cuerpo aquí en la Tierra, si por voluntad propia lo quiere, para, por ejemplo, cumplir una misión especial a bien de la Humanidad.

     Y quien creó la frase "creó en la resurrección de la carne" fue el reencarnacionista San Atanasio, la cual hace parte del retocado Credo de su autoría, rezado en las misas, no siendo ella, pues, de la Biblia.
San Atanásio, debería haber querido decir pues:  "creó en la resurrección en la carne", y no "DE LA CARNE".

   Y  podría  también haber querido expresar lo siguiente: Creó en la misericordia de Dios, que hará resucitar para mí una nueva carne, un nuevo cuerpo carnal, para que Yo pueda continuar  mi evolución espiritual en mi peregrinación terrena.

     Jamás existió en la Historia de la Humanidad una creencia tan poderosa como la Doctrina de la Reencarnación, que algunos estudiosos modernos prefieren llamar  Teoría de la Reencarnación.

    Ella siempre existió en todos los Continentes, en todas las épocas y en todas las religiones. En el Occidente, con el fin de la represión inquisitorial, ella resurgió con toda fuerza, después de haber sido perseguida por la Iglesia durante cerca de mil años.

     Y esto paso con el surgimiento del llamado Neo-Espiritualismo, un movimiento de nuevas ideas espiritualistas independientes, de la cual merece destacar el surgimiento del Espiritismo y de la Sociedad Teosófica, bien como el renacimiento de la Masonería y de los templarios, todos estos hechos pasados en el Siglo XIX, el "Siglo de las Luces".

     Y fueron esos movimientos filosófico-religiosos que hicieron frente al materialismo representado por el Positivismo, el Darwinismo  y el Marxismo, entre otros, pues la Iglesia, con su Filosofía y Teología, estaba impotente para eso. Además, las enseñanzas dogmáticas de ella, estaban creando más ateos que adeptos para ella.

     La Iglesia procuró reorganizarse. Pero no puedo contener las nuevas ideas racionales, que pasaron a conquistar a los medios católicos, mereciendo destacar entre ellas la de la Reencarnación, que, en algunas partes del Occidente, principalmente en Brasil, llega a tener la adhesión de cerca de 70% de los católicos. En el Oriente, como se sabe, esa cifra alcanza prácticamente 100% de la población.

Y, en la actualidad, la Teoría de la Reencarnación, va teniendo el respaldo de renombrados científicos de varios segmentos de la Ciencia, como de la Psiquiatría, Neurología, Psicología, Genética  e Física Quántica.

   La "Word Christian Enciclopedia" de la Iglesia Anglicana de Inglaterra, editada por la Universidad de Oxford (Time-Life nº 18), dice lo siguiente: "500 pesquisidores y 121 consultores, después de visitar  212 países, concluyeron en 100 relatos que, en el año de 2000, la población de la Tierra alcanzaría 6.260.000.000 de habitantes, y que 2/3 de esa población, esto es, cerca de 4.000.000.000 de personas, serian reencarnacionistas".

     Estos datos son contundentes, y, por si solos, bastan para demosmostrarnos, con una claridad meridiana, el carácter  universal de la Teoría de la Reencarnación.

    ¡ Solamente no lo ve, quien no lo quiere ver! Y esto es ser el peor ciego, según el Maestro de la Galilea.

JOSÉ REIS CHAVES (Belo Horizonte, MG), escritor, conferencista, radialista, parapsicólogo, teósofo, biblista, ex-seminarista redentorista y  professor de português y literatura, formado na puc-minas.

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta



La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.
Albert Einstein





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viernes, 20 de julio de 2012

DIOS Y EL HOMBRE


No hay ser humano, por indiferente  que sea, que no haya meditado alguna vez, en las horas de silencio a la Naturaleza y a su propio corazón  preguntándoles el secreto de las cosas, el porque de la vida, la razón de ser del Universo. Todos hemos  intentado alguna vez levantar el velo de la muerte, conocer nuestro destino,  saber si Dios es una ficción o una realidad. Ante la dificultad de resolverlo,  la incoherencia  y la multiplicidad de las teorías que se han presentado, las deplorables consecuencias de la mayor parte de los sistemas conocidos, todo este desconcertado conjunto, a terminado fatigando al espíritu humano, le ha hecho caer en la indiferencia y el escepticismo.

Sin embargo el hombre tiene  necesidad de saber; necesita el rayo que lo reanime, de la esperanza que lo consuela  y de la certidumbre que lo guía y lo sostiene.

La criatura humana jamás podrá definir o identificar racionalmente la Realidad Absoluta del Creador, por más que sea una partícula divina. Si el hombre lograra tal solución, seria otro Dios para ser descubierto, descrito, identificado. Así como las hojas no pueden sentir o representar  al árbol; y las gotas de agua no pueden describir la naturaleza inmensurable del océano, la parte no puede definir el todo, ni el creado a su Creador. Las células del hombre jamás podrán explicar los pensamientos, sentimientos y la correcta configuración del ser humano.

Lo que sobre todas las cosas le importa al hombre es saber: Que es, de donde viene y cual es su destino. Las ideas que nos formamos sobre el Universo y sus leyes y sobre el papel que cada uno de nosotros debe representar en este vasto teatro, tienen una importancia capital, pues con arreglo a ellas debemos dirigir nuestras acciones.

El hombre que ignora su destino se parece a un viajero que recorre maquinalmente  un camino sin conocer el punto de partida  ni el de llegada, ni por que viaja y, por consiguiente, está dispuesto a detenerse siempre ante el menor obstáculo y perder el tiempo por no importarle nada el fin que debía alcanzar.

El reino de Dios está en el hombre así como en la naturaleza del roble futuro reside en la semilla. Si consideramos a Dios como Espíritu Total y Cósmico, como “llama” o “luz” infinita, por siempre  y más allá del tiempo y del espacio, obviamente, los espíritus de los hombres o hijos de Dios han de ser entonces, centellas emanadas de esa eterna, e infinita energía.

Dios es el centro hacia el cual converge y se orientan las potencias de todo el Universo. Es el foco de donde emanan  todas las ideas de justicia, de solidaridad y de amor; el fin hacia el cual se encaminan todos los seres, consciente o inconscientemente. Dios es la inteligencia suprema causa primera de todas las cosas. De todas nuestras relaciones  con el Gran Arquitecto de los mundos dimana la armonía universal, la comunidad, la fraternidad. En efecto, para ser hermanos se necesita tener un mismo padre, pues bien, ¿Qué otro padre que Dios podríamos tener?

Para vislumbrar esta verdad, el pensamiento debe desprenderse de los preceptos mezquinos y de las prácticas vulgares, rechazando las formas groseras con que las religiones han revestido al supremo ideal. Debe estudiarse a Dios en la majestad de sus obras.

Muchos se preguntan ¿Quién ha hecho a Dios?  Esta pregunta no tiene sentido. Dios no es un ser  que se añade a la serie de los seres. Es el Ser universal sin limites en el tiempo y en el espacio y, por tanto, infinito y eterno. No puede haber ningún ser superior a El. Dios es la fuente y el origen de toda vida.

Por El se ajustan, unen y armonizan todas las fuerzas individuales que sin El estarían aisladas y divergentes. Abandonadas a si mismas y no estando regidas por una ley y una voluntad superior, esas fuerzas solo hubieran producido caos y confusión. La existencia de un plan general, de un fin común en los cuales toman parte todas  las potencias del Universo, prueba la existencia de una causa, de una inteligencia suprema, que es Dios.

El alma de la criatura humana es vitalizada por el Creador. A medida que el hombre amplia su conciencia, en permanente contacto y en forma educativa con la materia de los mundos planetarios, abarca mayor área de lo divino y va percibiendo a Dios con más precisión. 

El acaso o un accidente imprevisible, no pueden  producir fenómenos  y hechos tan inteligentes como es la Vida en el Universo. Los astros que se mueven  en dirección a un objetivo correcto y útil, con estructuras estables, perfectas y complejas, demuestra que existe una inteligencia poco común y muy superior, comparado  al más avanzado índice de intelecto humano.

Si el hombre supiese describir satisfactoriamente la forma y la esencia de su Creador perdería el constante estimulo de acelerar su ascensión para una vida espiritual superior.

Mientras la criatura vibre en un estado espiritual primario, no está preparada para entender a Dios y su manifestación Cósmica. El espíritu del hombre necesita emanciparse del instinto primitivo a través del cultivo de los valores divinos, que están adormecidos  en su propio “yo”. El hombre debe superar el linaje  animal que le plasmo el organismo carnal y realizarse como ser espiritual e integral; necesita  adquirir el estado  angélico para liberarse  definitivamente de las reencarnaciones.

Hasta que esto suceda, debe el hombre  asumir una actitud sensata y tranquila; procurar entender  los designios divinos a través del respeto y amor a todas las criaturas, que son manifestaciones palpables de la mente Creadora.

El vació y la oscuridad de las doctrinas religiosas y los abusos que han engendrado, son causa de que muchos Espíritu caigan en el escepticismo. Se cree fácilmente que todo termina con la muerte, que el hombre no tiene más destino que desvanecerse en la nada.

Conforme sea en la criatura su experiencia, sabiduría, sensibilidad y evolución, así será su concepción de Dios, sea fantasiosa o realista, nunca alcanzará la solución que sobrepase su capacidad mental.
La idea de Dios  y de su existencia es innata en el hombre, porque este es un espíritu, una centella de luz que despierta y evoluciona  constantemente en forma inconsciente en el seno del Espíritu Eterno del Creador. Jesús decía “el reino de Dios está en el hombre” y conforme asegura la Génesis  “El hombre fue hecho imagen de Dios”.

Los viejos maestros de la espiritualidad de Oriente, hace miles de años, afirmaban que Dios es el macrocosmos, el mundo grande, y el hombre, el microcosmos, el mundo pequeño. Además, corroboran sus enseñanzas explicando: “lo que está arriba, también está abajo, porque el átomo es la miniatura perfecta  de una galaxia que palpita en el Cosmos.

La idea de Dios siempre evolucionó conforme al progreso, entendimiento y cultura de la humanidad. A medida que vamos  comprendiendo la vida nuestro psiquismo va percibiendo con más precisión la Verdad Cósmica.

No es la lucha para liberarnos  de la materia lo que nos ara sentir a Dios sino que ha de ser el binomio “sentir” y “saber” lo que nos ofrecerá la realidad del infinito, pues la libertad sin sabiduría es poder sin dirección. No es suficiente creer en Dios para que la criatura se salve. ¡Creer en Dios no es lo mismo que vivir en Dios! El hombre que no desenvuelve en si mismo los atributos divinos se parece al enfermo, que confía en el medicamento pero no acata la prescripción medica, siguiendo la línea de un enfermo obstinado.

Creer en Dios no quiere decir que se ha encontrado. A Dios el hombre lo encuentra individualmente a través del estudio, de la abnegación, del servicio al prójimo, y sobre todo,  en la acción totalmente desinteresada.

Si los atributos esenciales del Creador forman una Verdad, la cual sintetiza el Amor, la Sabiduría y el equilibrio infinito, el hombre debe activar en si mismo estos principios a fin de aproximarse a Dios. Poco adelanta al hombre creer en Dios, si no desenvuelve en si mismo los atributos divinos, que los tiene latentes en lo intimo de su espíritu. La creencia puramente intelectual y especulativa no tiene ninguna finalidad si no modifica la forma de actuar y sentir. La creencia en Dios tiene muy poco o nada de valor, cuando el hombre explota, maltrata, roba, destruye y mata al prójimo. ¿De que le sirve la creencia en Dios al rico si persiste en ser avaro, y egoísta? El que posee fortuna y , especula con la desgracia ajena y atesora dinero para si, rodeado de comodidades, lujos, placeres censurables y olvida a su hermano que gime de dolor, tirita de frió y padece hambre, jamás corresponde a la creencia divina  por más que milite en algún movimiento religioso o espiritualista.  No importa si debido a su creencia trata de fortificar su fe construyendo iglesias, arreglando templos, contribuyendo con tómbolas o iniciativas de caridad. ¡Generalmente lo hace por ganar el Cielo!

De nada vale que un hombre sea un creyente  si aun, no consiguió modificarse interiormente.  Son muchos los hombres que creen en Dios, pero son dictadores, ministros corrompidos, parlamentarios que comercian su posición, magistrados interesados, gobernadores deshonestos, comandantes inhumanos, profesionales competentes pero carentes de ética, religiosos fanáticos, sacerdotes lujuriosos.

Comprender a Dios exige de los hombres una realización interna, que consiste en buscar constantemente la sabiduría y el equilibrio psíquico y una acción externa de renuncia y servicio fraterno para todos los seres de la naturaleza. Solo así podrá comprobar que está regido por la sublime inspiración de la creencia. Jamás tendrá autenticidad y  fidelidad, si odia, destruye, engaña y cultiva un fanatismo separativista.

El hombre necesita creer para recibir los impulsos íntimos de comunión con su Creador, buscando su ascensión espiritual.  Es ignominiosa la creencia que divide a los hombres y los transforma  en ruina, odio, tragedia, desavenencias y falsedades, cuyas acciones desmienten el valor autentico de los instintos inferiores de la animalidad. No se puede elaborar una creencia en Dios, cuando esta conduce a sus seguidores a luchas anti fraternas y religiosas, que aniquilan el placer espiritual de vivir.

El mal es una condición transitoria, de cuyo reajuste resulta un beneficio para el futuro. Un criminal solo destruye el “cuerpo” carnal y provisorio de la victima, sin llegar a dañar su espíritu inmortal. La ley de causa y  Efecto otorga una nueva existencia física a la victima, otorgándole más provecho y compensación porque fue perturbado en su ciclo de evolución espiritual. El homicida, bajo la misma Ley rectificadora, es atraído hacia el camino del sufrimiento, a fin de rectificar ese desvió mórbido que late en su alma y es colocado oportunamente  en la ruta del perfeccionamiento espiritual, a fin de proseguir y despertar los valores eternos de la inmortalidad y alcanzar su propia ventura.

El mal es tan solo un accidente en el camino de la evolución, la fase negativa que perturba, pero se corrige, perjudica y después compensa, y que desaparece cuando el espíritu alcanza la fortificación y contextura definitiva, de su conciencia.

En los reinos de la vida física, el sufrimiento y el dolor son características fundamentales  para el perfeccionamiento y belleza de las formas y de los seres, bajo la égida de la Justicia verdadera. El dolor y el sufrimiento indeseables, aunque no agraden al hombre, son manifestaciones implacables que subliman  a todos los seres creados por Dios a fin de alcanzar  estados  y niveles superiores.
El hombre por su primitivismo utiliza los recursos y objetos físicos, para manifestar el sentimiento religioso que lleva innato en el alma. A medida que se espiritualiza mejora su concepción respecto a Dios y abarca una mayor área de manifestación Divina. Por eso, Cristo advertía en su evangelio “Buscad la Verdad y ella os libertará”.

Percibir la existencia de Dios es puramente una cuestión de sensibilidad psíquica, pues cuando la criatura siente que existe como una individualidad o conciencia definida en el seno del Cosmos, también, siente en lo intimo de su alma la naturaleza divina y creadora del Padre. El hombre no es un ser estático o el producto del acaso accidental, que después  de haber sido creado fue abandonado como una causa sin inteligencia o discernimiento evolutivo. En verdad, es una entidad que evoluciona constantemente, cuyo linaje inferior se apresura y eleva por sobre su especie animal, que le brinda su cuerpo carnal.

Las religiones día a día se debilitan, ante la obstinación de sus responsables que aun conservan y divulgan postulados anacrónicos, supersticiosos y místicos, que no resisten el más diminuto análisis científico.

El hombre del siglo atómico reacciona irónicamente, ante la concepción Biblia y tradicional de un Dios antropomorfo, que puede alegrarse u odiar, premiar o castigar, perdonar o sentenciar. Ya no cree en una divinidad que solo se preocupa con amigos y enemigos de ciertos pueblos. La Administración Sideral providenció la codificación del Espiritismo, a través  del trabajo fecundo de Allan Kardec, entregando una doctrina sin dogmas, y cuyos postulados  retoman los temas de la Creación, la Vida del Espíritu Inmortal, pero sin forzar el progreso  de la ciencia y el avanzado raciocinio del hombre moderno.

El sentimiento ilumina y clarifica la razón, pues mientras el intelecto planifica, investiga y saca sus  conclusiones, el corazón sublima  la actividad mental, que sobrepasa los límites comunes de las formas físicas del mundo transitorio.

El dogmatismo religioso, actualmente aísla a las personas por fuerza de las preferencias devocionales, exigencias dogmáticas y excéntricas, expuestas por la religión y según el temperamento y costumbres de cada pueblo. En cambio la libertad del culto y la libre investigación que proporciona la actividad científica, puede unir fraternalmente a los hombres y  hermanarlos en la búsqueda de Dios y de la vida inmortal.

No existen antipatías ni competiciones, cuando los investigadores se basan  en el mismo proceso de investigación espiritual. A medida que el hombre abarca una mayor área de conciencia espiritual, se libera de los dogmas, formulas, ritos y símbolos que lo aíslan de la pureza iniciativa y  siente con  más precisión la frecuencia divina.

No importan los aspectos que de Dios tenga la humanidad ignorante de la Realidad Divina, lo que más importa es que puedan sentirlo o identificarlo a través de las sabias y justas Leyes, que rigen la Creación.

La sabiduría y el poder de la Divinidad son perceptibles en los sencillos fenómenos de la naturaleza, en las constantes mutaciones de las cosas y de los seres orgánicos del mundo, y ante la sabia intervención humana.

Las criaturas entregadas a la práctica del Evangelio de Jesús y que llevan una vida de constante servicio de amor al prójimo, del cual Francisco de Asís es una de las figuras más representativas, perciben con más rapidez la Realidad Divina, que además se encuentra implícita en el precepto evangélico que dice: “Llamad y se os abrirá”, o “Pedid y se os dará”. De esta forma, los hombres alcanzan la realización por la comunión con Dios.

Cuando el hombre, venga de donde venga, sea religioso, ateo, librepensador, etc., entra en el Espiritismo, se abre ante el un campo tan amplio de investigaciones, que, de momento, no se da cuenta de tamaña  grandiosidad. A medida que va ampliando sus estudios y sus experiencias, más ancha se torna la perspectiva de lo que antes le era desconocido, y en todo comienza a ver la grandeza de Dios.

Tanto es así, que se queda maravillado ante tanta justicia, tanto amor, belleza y poder. Entonces ve lo que significa su individualidad en esta Creación, comprende que su vida es eterna, por lo menos en principio, y que no se encuentra aquí por acaso, que no es un ser llegado a la Tierra sin motivo ni razón, más que su existencia está ligada al concierto universal de la Creación. Comprende que jamás será abandonado, pues está sujeto a una ley que a todos abarca, y que, con los demás seres humanos, alcanzará por sus esfuerzos, más temprano o más tarde, su felicidad, su belleza y su sabiduría.

Debemos ser agradecidos a nuestro Padre, debemos adorarlo  por su grandeza, admirarlo por las maravillas de la Creación y respetarlo por ser uno de sus hijos. Porque en verdad fuimos creados por Dios. El es nuestro Padre, nuestro bien y nuestra Esperanza.


Trabajo realizado por Merchita
.Extraído de diversos libros, entre ellos El porqué de la Vida de León Denis, El tesoro de los Espiritas de Miguel Vives, entre otros. 




NO ESPERES QUE TU VIDA CAMBIE, CAMBIA TU   Y TU VIDA CAMBIARÁ
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