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viernes, 23 de septiembre de 2011

Elogios



" Mas él dijo: Antes bienaventurados son los que oyen las palabras de Dios y las guardan" ( Lucas 11:28)

Se dirigía Jesús a la multitud con el enorme poder de su Amor, conquistando la atención general. Al terminar las observaciones amorosas y sabias, una señora se levanta en el seno de la turba y magnetizada por su expresión de espiritualidad sublime, se reporta en alta voz a las bienaventuranzas que debían corresponder a María, por haber contribuido a la venida del Salvador  a la faz de la Tierra. Mas, prontamente, en la perfecta comprensión de las consecuencias infelices que podrían devenir de la actitud no pensada, responde el Maestro que, antes de todo, serán bienaventurados los que oyen la revelación de Dios y le practican las enseñanzas, observándole los principios.

   El pasaje constituye esclarecimiento vivo, para que no se desmaye entre los sinceros la campaña contra el elogio personal, veneno de las obras más santas, a sofocarles propósitos y esperanzas.

   Si admiras algún compañero que se categoriza a tus ojos como trabajador fiel al bien, no lo perturbes con las palabras de las que el mundo ha abusado muchas veces, construyendo frases superficiales en el peligroso festín de la lisonja. Ayudarlo con buena voluntad y entendimiento, en la ejecución del ministerio que le compete, sin olvidarte de que, encima de todas las bienaventuranzas,  brillan los dones divinos de aquellos que oyen la palabra  del Señor, poniéndola en práctica.

  Que este escrito sirva para reflexionar sobre nuestras actitudes ante los libros sagrados que duermen en nuestros estantes, ofreciéndonos una extensa sabiduría.

( texto de "Camino, Verdad y Vida")

Nos ponemos a veces a orar o a acordarnos de Dios, de Jesús o de algún santo y entusiasmados con la sensación de cariño y amistad que les queremos profesar, nos deshacemos en alabanzas hacia ellos, lo cual es muy loable. Pero sin embargo a todos los seres que están en comunión espiritual con la Voluntad Divina, lo que de verdad quieren y les hace felices, es ver o sentir como en nosotros ha calado el Evangelio con sus Divinas enseñanzas, sino que también nos esforzamos por aplicarlo de modo práctico en nuestras vidas, lo cual, a causa de vivir todavía en un mundo de Expiación y Pruebas, nos supone una prueba mas o menos dura en el esfuerzo de nuestra voluntad humana. Y precisamente es ese esfuerzo el que nos perfecciona y nos aporta el mérito necesario para saldar prontamente los escollos que pueda guardar nuestra alma en el corazón.
Jesús o María ni los demás discípulos santos que vinieron a la Tierra  no lo hicieron buscando nuestras  adoraciones ni alabanzas, sino buscando nuestra reforma interior. No es Cristo quien salva por rememorar su infame muerte ofrecida al Padre por toda la eternidad, sino que  somos nosotros mismos quienes nos redimimos llevando a nuestras vidas de modo práctico lo que él dejó de ejemplo  enseñanza.. Que su gran sacrificio, más que el de su personalidad humana, fue el rebajarse y adaptarse plano a plano de vibración hasta poder encarnar en la Tierra. Y su gran enseñanza fue la de mostrarnos nuestra filiación divina y nuestro eterno y glorioso destino en la Casa del Padre, siendo la clave resumida de su enseñanza la de estar presto a obedecer y cumplir siempre la Voluntad del Padre. Ese es el camino a seguir sin desmayos ni atrasos, pues cuando triunfamos o fracasamos o nos atrasamos en las pruebas a superar, una buena parte de la humanidad lo hace con nosotros. Jesús nos dió las claves y Kardec nos allanó el camino.

El Evangelio nos enseña las claves morales a seguir y la 3ª Revelación con Kardec nos la clarifica y alienta para adaptarse en nuestras vidas y ser partícipes de nuestra transformación moral junto con el Espiritismo, en la nueva sociedad que ya se acerca de cara en esta interesante fase de cambio en donde iniciaremos un nuevo ciclo evolutivo que nos ha tocado protagonizar en estos tiempos.
- José L.Martín-

"Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?." ...FacundoCabral