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martes, 11 de noviembre de 2014

OBSESIONES INTERMITENTES

PORTAL PARA EL TRIUNFO

Psicografia de Divaldo Pereira Franco, el día 7 de junio del 2011, en la residencia de Josef Jackulak, en Viena, Austria.

La muerte siempre detestada, especialmente cuando llega interrumpiendo la infancia y la juventud, o mismo cuando se encarga de arrebatar a los afectos que constituyen estímulos para la lucha y ejemplos de coraje y dignidad, prosigue incomprendida y malsinada.
Anhelada por los desesperados, que esperan con su concurso terminar con la existencia que se les presenta como desfavorable o castigo, es evitada, a todo costo, por los que disfrutan de las alegrías y de los placeres, transfiriéndola para un futuro que esperan no sea alcanzada rápidamente.
Fruto del materialismo ambos comportamientos, o de la pobreza religiosa que no dispone de recursos para asegurar la confianza en la inmortalidad, la desencarnación permanece como un gran enigma para los viandantes de la esfera carnal.
Envuelta en misterio por la tradición cultural de muchos pueblos, o significando un gesto de estoicismo y de valor, en la expectativa de recompensas en el Más Allá, surge, en el suicidio, como un recurso valioso para la gloria de aquel que se permite la cobarde fuga de los elevados compromisos, especialmente cuando ese gesto tiene carácter religioso o político, segando otras vidas…
El terrorismo internacional encontró en ese terrible engaño, el gatillo, para destruir existencias locas, estimulando el crimen hediondo, mediante falsas promesas de júbilos y de placeres insuperables en el mundo espiritual, como si el suicidio ampliado en homicidio mereciese recompensa en vez de punición.
La muerte, sin embargo, es el cierre del mandato biológico, en sus sucesivas transformaciones, colocando en una fase del proceso de la vida, al tiempo que facultará la abertura de un portal para el triunfo en la inmortalidad.
Es comprensible que se busque aprovechar al máximo la oportunidad carnal ampliando el tiempo y las condiciones favorables de la existencia planetaria, teniéndose sin embargo, en la mente que, por más que se prolongue ese periodo, surgirá el momento en que será naturalmente interrumpido, gracias a los males de diferentes factores que le sean la causalidad.

La vida ciertamente no gastaría más de dos billones de años para organizar las moléculas desde las más primarias hasta los complejos mecanismos cerebrales como los de otros órganos, para, en un determinismo trágico, luego destruirlas, aniquilándolas en sus transformaciones químicas y biológicas.
De ese modo, la muerte es un portal de acceso a otra dimensión de donde la vida se origino, a fin de ser realizado un objetivo adrede establecido que es el perfeccionamiento intelecto moral del Espíritu, en la búsqueda de la plenitud.
De desagregan las partículas y se organizan, incesantemente, obedeciendo a leyes desconocidas que le trabajan la esencia dentro de una programación clara y lógica denominada vida.
¿Por qué el ser humano debería aniquilarse, cuando los hechos comprueban a menudo la sobrevivencia?
Para aquellos que solamente ven el lado hedonista de la existencia, lo ideal sería que la muerte significase el término de todos los esfuerzos y luchas, anulándolos en la nada. Como, sin embargo, la nada no existe, no pasa de una concepción existencialista sin cualquier fundamento científico…
La muerte, por tanto, es el proseguimiento de la vida.
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La angustia provocada por la muerte de un ser querido es comprensible y justa, en razón de la ruptura de los lazos de afectividad fortalecidos en la convivencia, en el contacto físico, en la estructuración del grupo social. No, pocas veces, se transforma en desaliento, pérdida de sentido existencial de aquel que queda en el cuerpo, empujándolo hacia los trastornos graves de la depresión…
No obstante, cultivada la certeza del proseguimiento de la vida, el pesar es sustituido por la esperanza del reencuentro, de las evocaciones felices que deben llenar los espacios vacios y la ternura de todos los momentos dichosos, transformándose en estimulo para las acciones dignificantes en memoria de aquel que viajó anticipadamente…


La muerte es, un fenómeno natural y bendecido que encierra largos procesos de sufrimiento, de desvitalización, de perturbaciones emocionales y mentales de enfermedades degenerativas y dolorosas, alargando los horizontes de la vida en nuevos mecanismos antes adormecidos.
Viviéndose en un Universo donde todo se transforma en incesantes mecanismos de energía vigorosa, el ser humano es el resultado de la más avanzada tecnología transcendental, elaborado por Dios por Sus excelsos programadores de la vida, a fin de que alcance el nivel de luminosidad, en un retorno a la Causa que lo origino.
Lo esencial es vivir en el cuerpo con todo el respeto por su organización y por los mecanismos emocionales y mentales, intelectualizando la materia, que se tornará menos densa y penosa en el proceso de evolución.
Todos los desafíos e incertezas, dificultades y problemas constituyen instrumentos pedagógicos que promueven el progreso, propiciando el conocimiento libertador de la ignorancia, al mismo tiempo facultando la edificación de los sentimientos superiores en dirección a todas las criaturas.
Una existencia humana es gran investimento de la Divinidad que la elaboró, teniendo por meta su crecimiento moral y espiritual, en la superación de los atavismos del comportamiento inicial, para alcanzar los niveles sublimes de la perfección relativa que le está destinada desde el comienzo.
Los instintos que son una forma de inteligencia embrionaria, alcanzaran el nivel de sentimientos edificantes, dejando, al margen, las pasiones primitivas y defensivas para permitir que el amor reine soberano en todos sus pensamientos y actos.
Vivir, pues, en el cuerpo, es apenas experimentarles las sensaciones básicas y primarias; sobre todo, es vivenciar los sublimes sentimientos de la paz y de la fraternidad que deben regir a todos los seres humanos.
Tarea ingente e ineludible esa, convocando todos los esfuerzos de la transformación moral para mejor, en un infatigable trabajo de auto iluminación.
Es porque el Espiritismo propone el sentido de la existencia humana, que puede ser reducido los tres factores esenciales: el amor en todos sus aspectos, el trabajo de dignificación personal y de la sociedad, y, por fin, la transformación de cualquier tragedia – muertes prematuras, procesos de injusticias, dolencias irreversibles, dificultades económicas y acontecimientos infelices – en triunfo personal en la larga jornada por las sinuosos caminos físicos, como prescribía el admirable psiquiatra austriaco Viktor Frankl.
De ese modo, cuando ocurre la muerte, de ninguna manera será interrumpido el proceso de crecimiento del espíritu, tornándose un renacimiento en otra dimensión, como sucede con la reencarnación que puede ser considerada como una forma de muerte de la estructura material.

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No te desesperes ante el fallecimiento de un ser querido, que parece haberte abandonado…
El viajó de retorno al Gran Hogar, donde te aguarda con ternura y gratitud.
Si fuiste feliz a su lado, acuérdate de todos los momentos de júbilo y envuélvelo en evocaciones afectuosas y de gratitud. No obstante, si fue causa de muchos padecimientos, agradece a Dios la felicidad de haber rescatado tus débitos para con el, y prosigue adelante afirmado en valores positivos de homenaje a la vida.
Todo vibra, todo vive, y el ser humano jamás muere.


Joanna de Ángelis.
Psicografia de Divaldo Pereira Franco, el día 7 de junio del 2011, en la residencia de Josef Jackulak, en Viena, Austria.


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                          OBSESIONES INTERMITENTES


Son una clase de obsesión que por su modo de manifestarse suelen pasar generalmente desapercibidas, por eso son mas graves que otras obsesiones porque raramente llaman la atención gracias a sus sutilezas y características especiales.
Unas veces se presentan de modo voluptuoso y destructivo, y después desaparecen por completo, volviendo todo a una aparente normalidad.
Sus víctimas experimentan incursiones crueles de sus obsesores, viviendo constantemente bajo una “Espada de Damocles” que en cualquier momento puede destruir la paz, la salud y hasta la vida.
Los que sufren estos periodos agudos y violentos, pasan luego por otros de optimismo y hasta de realizaciones edificantes, para de repente, derrapar de nuevo en pasiones sórdidas, depresiones sin causa aparente, o exaltaciones a la violencia.
Durante la incidencia de los ataques sufridos, los obsesados llegan al borde de la locura, perdiendo la capacidad de discernir y la lucidez, mostrando entonces comportamientos extraños, actitudes sorprendentes y estados desequilibrados del alma. Esto sucede porque sus adversarios espirituales identifican sus defectos y “puntos débiles”, y conocen sus imperfecciones, sus gustos y rarezas, permitiéndose licencias morales que forman un campo psicológico propicio para el asedio obsesor y la asimilación por parte del paciente, de la energía obsesiva.
Este fenómeno perturbador ocurre, como es natural, porque el enfermo cultiva hábitos viciosos procedentes de otras existencias anteriores, o que los han adquirido mas recientemente en esta existencia,entregándose sin remedio al ejercicio del placer. Tienen la mente repleta de extravagancias y lucen comportamientos extraños o defectuosos, no esforzándose por liberarse de los instintos primarios ni de las pasiones salvajes que les complacen.
Las personas que sufren obsesiones intermitentes marchan entre sombras que necesitan ser disipadas con la luz del comportamiento y las acciones edificantes, así como con mucha oración inspirada en el corazón.

- Jose Luis Martín-

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Si por un momento pudiésemos ver los millares de espíritus que acuden a los antros de perversión, si viésemos esos tristes cuadros de corrupción, ese intercambio monstruoso entre encarnados y desencarnados; si fuésemos testigos de los hechos horribles que se producen en estos sitios,lugares infernales y de intercambio con las tinieblas, con toda seguridad quedaríamos horrorizados y huiríamos, para no volver jamás.”

- Juan Luis Sánchez -

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             Reflexiones de Merchita

   En todos los tiempos los muertos han vuelto  para alentar la esperanza de los vivos de buena voluntad, pero los hombres de mala voluntad están ciegos y es imposible curar la ceguera voluntaria, pese a nuestra dedicación afectuosa a los compañeros de lucha.
  El amor fraternal no se basa en la afinidad de gustos, personalidad o costumbres similares, sino que tiene su origen en algo que es de procedencia divina, el amor, porque Dios es amor.
La amistad o compañerismo no es el amor de la Biblia. Amistad es el nexo que une a las personas que poseen una personalidad similar con gustos afines. De allí nace el dicho popular: "Dime con quién andas y te diré quién eres". El amor fraternal es el vínculo que une espiritualmente a creyentes que profesan una misma fe.
  Aunque los desencarnados apareciesen intempestivamente a los ojos de las criaturas humanas, éstas, debido a lo rudimentario de su entendimiento, recurrirían sin tardanza a las teorías de la negación, creando recursos para nuevos ensayos de duda con palabrería brillante.
   Los fenómenos no sacian la sed espiritual y la sensación no sustituye el trabajo necesario para el progreso. Convenceos de que ninguno de nosotros puede confundir a las leyes eternas. Ni vuestra exigencia ni nuestra afectividad podrán perturbar el orden establecido.
    Las horas difíciles sonarán siempre y es necesario armar el corazón para los grandes testimonios.
   Hemos de tener la certidumbre de que no sufrimos  inútilmente. Todas las criaturas son instrumentos del bien o del mal, médiums del plano superior o inferior, en el campo infinito de la vida. Nadie escapa a la corriente de inspiración con la cual se sintoniza. Y todos los que han marchado en la vanguardia de la verdad y de la luz han sufrido el acoso de la mentira y de las tinieblas, no obstante su condición de instrumentos de la Providencia Divina para el perfeccionamiento y la felicidad del mundo.
Hemos de trabajar y sufrir, amando la tarea a la que nos hemos  consagrado, no solo para el rescate del pasado, sino también por la sublime alegría de la iluminación del presente. Luchemos y esperemos.
    El verdadero amor fraternal no pide compensaciones, no experimenta celos, no es exclusivista. Pretende solamente la felicidad del objeto amado, con la cual se contenta.
     Jesús llamaba hermanos a todos los seguidores de su ideal divino y sus legítimos continuadores vivían en comunidad fraternal.
Pablo de Tarso, el apóstol de los gentiles, recomendó a los hebreos,  la preservación del amor fraternal.
Pablo tenía razones serias para emitir ese consejo porque, si no podemos opinar sobre el amor angélico, inaccesible aún a nuestro entendimiento, podemos decir algo sobre los afectos humanos. Y, en las actividades de ultratumba, el legítimo vínculo fraternal, sublime y constante, elevado y sincero, es quizá el único que jamás sorprende o desconcierta.
    Constituyendo verdaderas excepciones los enlaces de almas en unión imperecedera sobre la faz del planeta, por regla general los cónyuges, después de la muerte, descubren, al fin, que han consumido inmensa cantidad de combustible de las pasiones para aprender a ser buenos hermanos uno de otro.
   Hijos y padres, en las mismas circunstancias, adquieren expresivas enseñanzas, en virtud de los imperativos de la reencarnación.

  A menudo la consanguinidad constituye el crisol purificador.

   La abnegación fraterna, sin embargo, alcanza cúlmenes divinos. La realidad no empaña su claridad, ni la muerte desfigura su belleza. Continúa por siempre, como los árboles generosos que extienden sus raíces, cubriéndose de flores y frutos.
   La Humanidad no será integralmente feliz mientras el amor fraternal no establezca su imperio en el mundo.
   Amigos os deseo un lindo miércoles, este mensaje lo extraje del libro de Herculano Pires “Lázaro”

- Merchita-
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                                  UNA SENCILLA RELIGIÓN


"Mi religión consiste, en una humilde 

admiración del ilimitado espíritu superior que se revela 

en los pequeños detalles que somos capaces de percibir 

con nuestra débil y enclencle mente."

- Albert Einstein -

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