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martes, 17 de junio de 2014

Influencia del laicismo dentro del espiritismo.

Antonio Cassio

Laicismo y Espiritismo


Sobre el tema de la influencia del laicismo dentro del espiritismo, vale la pena reflexionar sobre la recomendación del Primer Congreso Espirita Internacional, celebrado en Septiembre de 1888:

“El Congreso Espirita recomienda un constante esfuerzo, para difundir el LAICISMO por todas las esferas de la vida. La absoluta libertad del pensamiento, la enseñanza integral para ambos sexos y el cosmopolitismo como base de las relaciones sociales”.

Firman esta Declaración nombres ilustres como José Maria Fernández Colavida (o “Kardec Espanhol”), Pierre Gaëtan Leymarie, Amalia Domingo y Soler, Ercole Chiaia, etc.
Así, resulta evidente que el laicismo viene con el Espiritismo, desde sus inicios, y que fue a partir de infiltraciones “clericales”, como la roustainguista entre otras, cuando se empezó a cambiarlo, en un intento de convertirlo en una secta mística de corte  salvacionista.
El termino “laico”, según el diccionario es “todo aquello que excluye lo eclesiástico o confesional”, no significa antirreligión.
La Doctrina Espirita, sabiamente codificada por Kardec, contando con el asesoramiento de espíritus superiores, nació y fue estructurada con el carácter de una filosofía laica, libre-pensadora, no dogmática, no sectaria, universalista y con un mensaje inmenso de amor, de ternura, de fraternidad y de solidaridad.
No quiero con esto defender los cambios efectuados en algunas versiones que hicieran de las obras de Kardec, pero quiero invitar a reflexionar sobre el sentido de estos cambios, porque de hecho están en contra del mensaje de la Tercera Revelación y su carácter primordial de universalidad.
En el primer ejemplo expuesto, vemos la preocupación de cambiar el término Moral Evangélica, por Moral Humana. Como sabemos, evangelio significa buena nueva o buen mensaje.  De hecho, en su forma abstracta, Humanidad es una expresión que sintetiza las características compartidas por todos los humanos, con especial atención en la capacidad del Hombre como ser comprensivo y benevolente. ¿Acaso, de hecho, cambia el sentido original?
Lo mismo vale para la diferencia entre espiritismo cristiano y espiritismo humanitario.
El espiritismo nació para todos los pueblos y todas las religiones. Para quien enfrenta un público que es formado en su mayoría por cristianos, es mas fácil colocar la doctrina bajo este vocabulario, pero para otros como Yo, que expuse la doctrina para musulmanes o budistas, el término humanitario facilita y mucho, el entendimiento y aceptación de la doctrina.
Por lo acontecido, en las religiones cristianas a lo largo de nuestra historia, hay un rechazo significativo del termino cristiano, por las acciones de la iglesia católica y protestantes de  modo general, que intentaron a hierro y fuego, imponer su poder, en la explotación de otros pueblos.
Aquí en España, cuando puedo exponer la doctrina en medios no espiritas, lo primero que hago es dejar claro que la figura de Jesús y de la Iglesia, son algo absolutamente distintos.
Desarrollo la argumentación de que Jesús, nunca fundó religión alguna, mucho menos la católica. Toda la moral enseñada por Jesús, se resume en dos simples palabras: Caridad y Humildad, esto es, en las dos mayores virtudes en que debemos concentrar todas nuestras fuerzas para desarrollarlas, si pretendemos erradicar de nuestro espíritu el egoísmo, que nos mantiene presos à las telas de la ignorancia. Nuestro lema es “Fuera de la Caridad no hay salvación” y no “Fuera del cristianismo no hay salvación”.
Por ser laico en su concepción, el ESPIRITISMO es un sistema de pensamiento y de conocimiento que se puede conciliar con cualquier religión. Los puntos básicos son la continuidad de la personalidad y el poder de comunicación trás la muerte. Estos dos hechos básicos son de tan gran importancia para un hindú, como para un mahometano o para un sionista, como para un cristiano.
Esto es el aspecto universalista del espiritismo.
En un mundo con tantos desequilibrios y aberraciones, las religiones, en particular, fallaron en la tarea de reformar la humanidad y no cumplen con nosotros, por el carácter universalista de la doctrina, ofrecer las respuestas que tanto esperaban en cuanto al "porqué" de nuestra existencia en este mundo.
El tema no es peligroso,  es necesario, pero requiere mucho cuidado.
De este intercambio de informaciones, nos vamos preparando para participar mejor de todas las charlas que vengan y sepamos de hecho, lo que defendemos y porque lo defendemos.

Un abrazo muy fraternal

-Antonio Cassio-  

                Adaptación Oswaldo E. Porras Dorta

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        Las vidas sucesivas


Lo dijimos ya: con el fin de alumbrar su futuro, el hombre debe ante todo aprender a conocerse. Para marchar con paso seguro, hay que saber dónde se va. Es haciendo sus actos conformes a las leyes superiores que el hombre trabajará eficazmente en su mejoramiento, en el del medio social. Lo importante es discernir estas leyes, determinar los deberes que nos imponen, prever las consecuencias de nuestras acciones. El día en que sea conocido por la grandeza de su papel, el ser humano sabrá desprenderse mejor de lo que le aminora y le rebaja; sabrá gobernarse según la sabiduría, preparar por sus esfuerzos la unión fecunda de los hombres en una gran familia de hermanos.

Pero todavía estamos lejos de este estado de cosas. Aunque la humanidad avanza en la vía del progreso, podemos decir sin embargo que la inmensa mayoría de sus miembros marcha a través de la vida como en medio de una noche oscura, ignorándose, no sabiendo nada del fin real de la existencia.

Las tinieblas espesas ponen un velo a la razón humana. Los rayos de la verdad le llegan sólo pálidos, débiles, impotentes para alumbrar los caminos sinuosos que siguen las legiones innumerables en marcha, impotentes hacen resplandecer a sus ojos el fin ideal y lejano. Ignorando su destino, flotando sin cesar del perjuicio al error, el hombre maldice a veces la vida. Cediendo bajo su carga, responsabiliza a sus semejantes de la causa de las pruebas que aguanta y que engendra demasiado a menudo su imprevisión. Rebelado contra Dios, al que acusa de injusticia, incluso llega algunas veces, en su locura y su desesperación, a dejar el combate saludable, la lucha que sólo puede fortificar su alma, alumbrar su juicio, prepararlo para trabajos de un orden más elevado.

¿Por qué es él así? ¿Por qué el desciende débil y desarmado a la gran arena donde se libra, sin tregua, sin pausa, la eterna y gigantesca batalla? El caso es que este globo, la Tierra, es sólo un grado inferior en la escala de los mundos. Residen aquí sólo espíritus jóvenes, es decir almas nacidas hace poco a la razón. La materia reina soberana en nuestro mundo. Nos doblega a su yugo, limita nuestras facultades, frena nuestros avances hacia el bien, nuestras aspiraciones hacia el ideal. También, para discernir el por qué de la vida, para divisar la ley suprema que rige las almas y los mundos, hay que saber librarse de estas influencias pesadas, librarse de preocupaciones de orden material, de todas estas cosas pasajeras y cambiantes que atestan nuestro espíritu, oscureciendo nuestro juicio. Es elevándonos con el pensamiento por encima del horizonte de la vida, haciendo caso omiso del tiempo y del lugar, aislándolo en cierto modo por encima de los detalles de la existencia, que percibiremos la verdad, Por un esfuerzo de voluntad, abandonamos un instante la Tierra, subimos estas alturas imponentes.

Desde su cumbre se desplegará para nosotros el panorama inmenso de las edades sin número y de los espacios ilimitados. Lo mismo que el soldado, perdido en la pelea, ve sólo confusión alrededor de él, mientras que el general, cuya mirada cubre todas las peripecias de la batalla, las calcula y prevé los resultados; Lo mismo que el viajero, extraviado en las dobleces del terreno puede, subiendo la montaña, verlos derretirse un plano grandioso; así el alma humana, de estas cimas donde planea, lejos de los ruidos de la tierra, lejos de las hondonadas oscuras, descubre la armonía universal. Lo que desde abajo le parecía contradictorio, inexplicable e injusto, visto de arriba, se enlaza, se alumbra; las sinuosidades del camino se enderezan; todo se une, se encadena; en el espíritu deslumbrado aparece el orden majestuoso que ajusta el curso de las existencias y la marcha de los universos.

Desde estas alturas iluminadas, la vida no es ya a nuestros ojos, como lo es a los ojos de la muchedumbre, la persecución vana de satisfacciones efímeras, sino un medio de perfeccionamiento intelectual, de elevación moral; una escuela donde aprender la dulzura, la paciencia, el deber. Y esta vida, para ser eficaz, no puede estar aislada. Fuera de sus límites, antes del nacimiento y después de la muerte, vemos, en una especie de penumbra, desarrollarse multitud de existencias a través de las cuales, como premio del trabajo y del sufrimiento, conquistamos pieza por pieza, pedazo por pedazo, el poco saber y cualidades que poseemos; por ellas también conquistaremos lo nos falta: una razón perfecta, una ciencia sin huecos, un amor infinito para todo lo que vive. La inmortalidad, semejante a una cadena sin fin, se celebra para cada uno de nosotros en la inmensidad de los tiempos. Cada existencia es un eslabón que se conecta hacia atrás y adelante con un eslabón distinto, con una vida diferente, pero solidaria con los demás. El obsequio es la consecuencia del pasado y la preparación del futuro. De grado en grado, el ser se eleva y crece.

Artesano de sus propios destinos, el alma humana, libre y responsable, escoge su camino; y, si este camino es malo, las caídas que hará en él, las piedras y los espinos que la desgarrarán, tendrán por resultado desarrollar su experiencia y alumbrar su razón naciente.

Leon Denis
Extraído del libro "El porqué de la Vida"
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                             LEY DEL TRABAJO

678. En los mundos mas perfeccionados, el hombre es sometido a la misma necesidad del trabajo?
     —La naturaleza del trabajo es relativa a la naturaleza de las necesidades; cuanto menos necesidades materiales, menos material es el trabajo. Pero no juzgueis por eso, que el hombre permanece inactivo e inútil; la ociosidad sería un suplicio, en vez de un beneficio. 
(El Libro de los Espíritus- Leyes Morales - Allan Kardec)

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   SUEÑO Y SUEÑOS 

Conforme  a su desarrollo espiritual, puede el espíritu así desdoblado durante el sueño viajar por varias regiones espirituales, verlas y comprenderlas, instruirse y penetrar acontecimientos pasados o futuros del sector de los llamados sueños simbólicos proféticos.

En ese mundo diferente, en el cual ingresamos diariamente, muchas cosas están a nuestra disposición, como auxilio a nuestro esfuerzo evolutivo: material de estudio, elementos de investigación, contactos reparadores, consejos e instrucciones de amigos desencarnados o no y de instructores espirituales.

La luminosidad, la nitidez, la claridad, la lógica y el colorido, he ahí las características inconfundibles de esos sueños reales, únicos verdaderos.

Lo que es necesario que tengamos durante esos sueños es una relativa conciencia de lo que sucede, y en eso solo podemos conseguirlo, normalmente, por medios de continuados ejercicios de autoeducación y disciplinamiento de la voluntad, los que deben ser hechos diariamente, ante de adormecernos, y con un previo entendimiento con los guías espirituales.

Pocos son los que al despertar recuerdan esa vida exquisita que vivieron durante el sueño. En general sólo nos recordamos del último sueño, lo que antecedió al despertar, y éste mismo es luego borrado de la memoria con la sucesión de los acontecimientos materiales inmediatos.

En el libro Los Mensajeros Espirituales, capítulo XXXVII, André Luiz, refiriéndose a los encuentros que se dan durante el sueño, dice: “Estas ocurrencias se dan todas las noches por millares en el círculo terrestre. En la mayoría de los hermanos encarnados el sueño apenas refleja perturbaciones fisiológicas o sentimentales a las que suelen entregarse; sin embargo, existe un gran número de personas que, con más o menos precisión, son aptas para desenvolver este intercambio espiritual”

Vivimos actualmente en la carne con la perdida de más de un tercio de nuestra vida consciente, la cual escapa a nuestro control por entre las brumas y el olvido del sueño.

El problema está, pues, en obtener de a poco ese dominio, viviendo conscientemente, tanto de día como de noche, en la vigilia como en el sueño, para que la luz de la verdad triunfe sobre las sombras de la muerte y para que la vida se manifieste en su realidad de cómo es: eterna.

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Esta facultad de lucidez, tan bella y tan útiles, abren al médium educado y consciente un mundo extraordinario de conocimientos y revelaciones espirituales. Transforman al hombre en un ser diferente, dado que le confieren el poder de vivir en dos mundos, incluso estando encarnado. Amplíanse para él ilimitados horizontes que abarcan mucho del Universo y le permitirán comprender muchas de las grandezas de la Creación Divina.

Mas es preciso educación y desenvolvimiento metódico y progresivo, lo que solo se tornará posible cuando el Espíritu esté en condiciones de mérito propio, cuando sea digno de poder merecer la preciosa colaboración indispensable de los asistentes espirituales competentes.
Muchos procedimientos son utilizados para ese desenvolvimiento, siendo las más comunes, para la videncia, por ejemplo, los del grupo de cristalovidencia, esto es la fijación de superficies lisas y brillantes como sean bolas de vidrio, botellas o copas conteniendo agua, espejos, lentes, objetos de metal pulido, fuentes de agua, borrones de tinta y la propia uña convenientemente pulida.

No habiendo mediumnidad-tarea, ningún procedimiento material o artificial dará resultado si, desde el punto de vista moral, o según las necesidades de su propia evolución, el individuo no fuere digno.

Las superficies brillantes provocan una auto-hipnotización que nada resuelve en definitivo, puesto que si los asistentes invisibles nada proyectan sobre tales superficies nada podrá ser visto; sin embrago, los guías acostumbran aconsejar a veces tales procedimientos con la intención de obligar al estudiante a realizar ejercicios de concentración, familiarizándose con la  disciplina mental.

Acostumbran también actuar directamente sobre los médiums en desarrollo, aumentando sus vibraciones de la glándula pineal y proyectándoles durante el sueño o en el semi-sueño cuadros simbólicos en el campo de la visión. Se valen también del ambiente formado en las sesiones espíritas bien conducidas para producir tales fenómenos, por tener en esas ocasiones, a su disposición, cargas poderosas de fluidos apropiados a las formaciones ideoplásticas.

Mas, repito, para el desenvolvimiento de esas facultades la condición esencial es la reforma individual del médium con la purificación de sus pensamientos y actos, porque de eso dependerá la elevación de su vibración periespiritual a un nivel compatible con la producción de tales fenómenos, esto es, a nivel de las vibraciones del plano espiritual.

-EDGARD ARMOND- Extraído del libro,”MEDIUMNIDAD”-Segunda parte

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