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lunes, 25 de abril de 2016

INCORRUPTIBILIDAD : ¿ MILAGRO O NATURALEZA ?


                                   
                        LEY DE EVOLUCION.



    El concepto de evolución ha avanzado mucho en los últimos tiempos. Tan atacado en su origen por las mentalidades dogmáticas, mentes anquilosadas, ha tomado impulso vigoroso en este siglo de avance en todos los aspectos de la ciencia y la razón.
Comenzó siendo una hipótesis, básica para la investigación, para algunas mentes más claras, llegando a ser una teoría académica, fundamental para el estudio como ley de la vida. Primero, en el campo de la zoología por el gran naturalista francés Lamarck y otros, extendiéndose a todos los campos de la vida manifestada, y sostenida hoy por la ciencia moderna, y hasta por muchos científicos dentro de las diversas corrientes del cristianismo.
La evolución como ley cósmica, ley divina, trasciende a todos los aspectos de la Naturaleza; porque, evolución es un transformismo continuado hacia formas más complejas en lo morfológico y un desarrollo constante en lo psíquico.
Toda manifestación de vida, y aun todo aquello que nos parece materia inerte, está en constante movimiento y transformación. De aquí las mutaciones ya comprobadas en las diversas formas del reino mineral, así como vegetal, animal y hominal.
Todo cuanto existe, nace con su ley, constituye la expresión de una ley; no puede existir si no es como desarrollo de un principio, siguiendo una ley. Y el ser humano, al igual que todos los demás aspectos de la vida manifestada, está inmerso en esta gran ley divina: Ley de Evolución.
Toda forma de energía, que es vida, desde el átomo al hombre, está comprendida en esta fuerza cósmica, dentro de un transformismo evolutivo. Lento, muy lento en las formas inferiores, presionando cada vez más en las formas más evolucionadas, en relación al desarrollo del psiquismo.
La personalidad humana en su estado actual, es el resultado de una larga evolución, en lo físico, psíquico y espiritual. Como dista mucho, todavía, de la meta —la perfección— sigue avanzando hacia ella, en el tiempo y en el espacio, empujada por esta fuerza cósmica, que es ley de la Vida.
Aun cuando, cada fase evolutiva tiene su tiempo marcado dentro de esa eternidad que tenemos por delante; ya en la etapa humana, el mayor o menor tiempo empleado en alcanzar la meta, depende del individuo mismo. Ante esta premisa, puede que alguno piense... —entonces, no hay prisa en llegar, ya que tenemos toda una eternidad por delante. Quien así pensare, toma una actitud desacertada; ya que, cuanto menos avance en su camino de progreso, cuanto menos se esfuerce en progresar, más sujeto estará a las encarnaciones en los mundos atrasados de vidas penosas.
Dado el concepto limitadísimo que los humanos tenemos del tiempo, la evolución se nos presenta como muy lenta; pero, no de un salto se transforma en perfecta una humanidad atrasada. Como dice el filósofo Pietro Ubaldi, en su obra: «La Gran Síntesis«: «Los perezosos, los retardados, los holgazanes y viciosos, pesan enormemente sobre los más adelantados. Y no sólo pesan, sino que se sublevan contra todos aquellos que se empeñan en hacerles avanzar por el verdadero camino. Es tanto el atraso moral y espiritual de nuestra humanidad, que ésta cobra aversión y hasta odio a todo el que lucha por sacarla de su charco de fango, en medio del cual se encuentra muy a gusto, por falta del conocimiento de su propia realidad, de la verdad de la vida«.
Sólo unos pocos, con una capacidad perceptiva más desarrollada, pueden apreciar el avance arrollador de esa energía cinética y fuerza creadora. Los más, avanzan inconscientemente, arrastrados por esa fuerza poderosa, que toma aspectos diversos de manifestación en las relaciones humanas.
En las formas inferiores de vida, esta fuerza, esta ley de la vida, las impele a un constante movimiento de transformación, hacia formas más complejas y perfectas. Y, ya en la etapa humana, la ley de evolución sigue también (aunque lentamente para la percepción humana) la transformación morfológica hacia formas más perfectas; pues, nuestra humanidad no ha alcanzado aún el avance morfológico de las humanidades más evolucionadas de otros mundos. Pero, donde la ley actúa con más fuerza, es en el psiquismo, creando en el individuo el deseo de nuevas conquistas, con nuevas experiencias, en todos los órdenes de la actividad humana; aun cuando éstas tengan el aspecto de luchas y violencias.

Sebastián de Arauco.


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   La  miseria esta en el alma de aquellos que no tienen amor a sus semejantes, por eso
hay tantos hablando de amor y tan pocos sabiendo lo que significa amar. Caridad no siempre es  donación material, sino que muchas veces es donación sentimental.
 ¡ Relexione sobre esta afirmación !
Amar al prójimo como a sí mismo, ¡ Siempre !

- Claudia Dantas -

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   LA REGENERACIÓN DE LA HUMANIDAD



La Regeneración de la humanidad es incluida en los Libros Codificados como revelación de los Espíritus. Es proceso gradual que se evidencia en cada nueva encarnación. 
Se tomaría 2 siglos en ajustarse estos acontecimientos. Pero no se dijo en ningún momento que en un tiempo especifico esto tendría lugar, sino que luego del primer siglo de conocerse la revelación espirita que sería un periodo donde la fraternidad sienta sus fundamentos en todos los puntos del globo y los pueblos se tienden la mano; la barbarie se familiariza al contacto de la civilización; los prejuicios de razas y sectas, que han hecho derramar lagos de sangre, se extinguen; el fanatismo y la intolerancia pierden terreno, mientras que la libertad de conciencia se abre paso entre los buenos y se proclama como un derecho. Por todas partes las ideas fermentan: se ve el mal y se ensaya remediarlo, pero muchos caminan sin brújula y se engolfan en utopías. El mundo se halla empecinado en un inmenso trabajo de transformación que durará un siglo; en este trabajo, todavía confuso, se ve, no obstante, dominar una tendencia desde el principio: la de la unidad y uniformidad que predispone a la fraternidad. Éstos serán los signos de los tiempos que han de venir, bien contrarios, por cierto, a los precedentes, pues mientras estos son los de la agonía del pasado, aquellos son los primeros lamentos del niño que nace, los precursores de la aurora que lucirá sus galas en el siglo próximo, porque entonces la nueva generación estará en todo su apogeo. Mientras, el aspecto del siglo decimonono diferirá del aspecto del decimoctavo desde ciertos puntos de vista, como el siglo vigésimo diferir del actual por otros que le serán propios. 

Regeneración De La Humanidad 
Obras Póstumas-Allan Kardec, 25 de abril de 1866 (Paris. - Resumen de las comunicaciones dadas por monsieures M y T, en sonambulismo) 

Los acontecimientos se precipitan con rapidez, y por lo tanto, no os decimos como otras veces: "Los tiempos están próximos", sino que os decimos: "Los tiempos han llegado". Por estas palabras no entendáis un nuevo diluvio, ni un cataclismo, ni una revuelta general. Las convulsiones parciales del globo han tenido lugar en todas las épocas y se producen aún, porque tienden a su constitución; pero estos no son los signos de los tiempos. Y no obstante, todo lo que fue predicho en el Evangelio, debe cumplirse y se cumple en este instante, como vosotros lo conoceréis más tarde; más no toméis los signos anunciados sino como figuras de las que es necesario buscar el Espíritu y no la letra. Todas las Escrituras contienen grandes verdades bajo el velo de la alegaría, y por esto los comentaristas que se han aferrado a la letra, se han equivocado. Les faltaba la clave para descifrar el sentido verdadero. Esta clave se halla en los descubrimientos de las ciencias y en las leyes del mundo invisible que os revela el Espiritismo. De hoy en adelante, con la ayuda de estos nuevos conocimientos, lo que está oscuro se hará claro e inteligible. Todo sigue el orden natural de las cosas, y las leyes inmutables de Dios no serán por ningún concepto interrumpidas. No veréis, por consiguiente, ni milagros, ni prodigios, ni nada sobrenatural en el sentido vulgar que se da a estas palabras. No miréis al cielo para buscar los signos precursores, porque no los hallaréis, y aquellos que os los anuncien os engañarán; pero mirad en torno de vosotros, entre los hombres, y aquí los hallareis. ¿No sentís un viento que sopla sobre la tierra y agita todos los Espíritus? El mundo está atento y como en expectativa de un presentimiento vago acerca la proximidad de la tormenta. No creáis por esto que venga el fin del mundo material: la tierra ha progresado después de su transformación, debe progresar aún y no puede ser destruida; pero la humanidad ha llegado a uno de esos períodos de transformación, y la tierra va a elevarse en la jerarquía de los mundos. No es, pues, el fin del mundo material lo que se prepara; es el fin del mundo moral, esto es, del viejo mundo, del viejo mundo de los prejuicios, del egoísmo, del orgullo y del fanatismo. Cada día se lleva algunos restos. Todo concluirá para él con la generación que se va, y la generación nueva elevará el nuevo edificio que las generaciones siguientes consolidaran y completaran. De mundo de expiación, la tierra está llamada a ser un día un mundo de felicidad, y su habitación será una recompensa en lugar de ser un castigo. El reinado del bien debe suceder-al reinado del mal. Para que los hombres sean felices sobre la tierra, se hace preciso que no sea poblada más que por Espíritus encarnados y desencarnados que sólo quieran el bien. Este tiempo ha llegado ya. Una grande emigración, de entre los que la habitan se está realizando en este momento. Aquellos que hacen el mal por el mal y a los que el sentimiento del bien no les atañe, son indignos de la tierra transformada y serán excluidos, porque le llevarían de nuevo las revueltas y confusiones, siendo un obstáculo a su progreso. Irán a espiar su endurecimiento en mundos inferiores, donde portarán el caudal de sus conocimientos y servirán a la causa del perfeccionamiento. En la tierra serán reemplazados por Espíritus mejores, que harán reinar entre ellos la justicia, la paz y la fraternidad. La tierra, hemos dicho ya, no debe ser transformada por un cataclismo que acabe súbitamente con una generación. La actual desaparecerá gradualmente y la nueva le sucederá del mismo modo, sin que nada se altere en el orden ordinario de las cosas. Exteriormente todo pasará en su forma habitual con la sola y esencialísima diferencia de que una parte de los Espíritus que en ella se encarnaban, no volverán a encarnarse. En el niño que nazca, en vez de encarnar un Espíritu atrasado y con tendencias al mal, encarnará un Espíritu adelantado y portador del bien. Se trata, por lo tanto, menos de una generación corporal que de una nueva generación de Espíritus; y aquellos que esperan ver operarse esta transformación por efectos sobrenaturales y maravillosos, sufrirán una decepción. La época actual es de transición: los elementos de dos generaciones se confunden. Colocados en el punto intermedio, asistís a la partida de una y a la llegada de otra, y cada cual se manifiesta en el mundo por los caracteres que le son propios. Las dos generaciones tienen ideas y puntos de vista diametralmente opuestos. En la naturaleza de las disposiciones morales, y, sobre todo, de las intuitivas e innatas, es fácil distinguir a cuál de las dos pertenece cada individuo. La nueva generación, debiendo fundar la era del progreso moral, se distingue por una inteligencia y una razón generalmente precoces, aunadas a un sentimiento innato del bien y de las creencias espiritualistas; todo lo cual es signo indubitable de cierto grado de progreso anterior. No se crea por esto que toda ella la compongan Espíritus eminentemente superiores, pero sí de aquellos que habiendo progresado lo bastante, están predispuestos a asimilarse todas las ideas progresivas y sean aptos para secundar el movimiento regenerador. Se distingue, por el contrario, a los Espíritus atrasados, por su rebelión desde el primer instante contra Dios, negando la providencia y todo poder superior a la humanidad; y después, por la propensión instintiva a las pasiones degradantes, a los sentimientos anti-fraternales del orgullo, la malevolencia, los celos, la lujuria, en fin, por el predominio, por el deseo vehemente en ellos hacia todo lo que es material. De estos vicios debe la tierra purgarse por el alejamiento de aquellos que rehúsan su enmienda y son incompatibles, por lo mismo, con el reino de la fraternidad y con los hombres de bien, que sufrirían con su contacto. La tierra será libertada y los hombres marcharán sin trabas hacia el porvenir mejor, que les está reservado en ese planeta como premio a sus esfuerzos y perseverancia, en tanto que una depuración más completa les abre la entrada en los mundos superiores. Por esta emigración de los Espíritus no debéis entender que todos los retardatarios serán expulsados de la tierra y relegados a mundos inferiores. Muchos, por el contrario, reencarnarán para ceder al empuje de las circunstancias y del ejemplo, porque su corteza era peor todavía que el fondo. Una vez sustraídos a la influencia de la materia y de los prejuicios del mundo corporal, la mayor parte, y de esto lograréis muchos ejemplos, verán las cosas de una manera totalmente diferente de cuando vivan. En esto serán ayudados por los Espíritus buenos que se interesan por su bien y que se prestan a mostrarles el falso camino que habían seguido. Por vuestras preces y vuestras exhortaciones podéis también contribuir a su mejoramiento, estableciendo de este modo la solidaridad perpetua entre los muertos y los vivos. Para aquellos, pues, que puedan volver de nuevo, esta vuelta les será un bien, porque será una recompensa. ¿Qué importa lo que ellos hayan sido ni lo que hayan hecho, si están animados de mejores sentimientos? Lejos de ser hostiles a la sociedad y al progreso, serán auxiliares útiles porque pertenecerían a la nueva generación. No habrá, pues, exclusión definitiva más que para los Espíritus profundamente rebeldes, para aquellos a quienes el orgullo y el egoísmo, más que la ignorancia, les tiene sordos a la voz del bien y de la razón. Y aun estos mismos no serán condenados a una inferioridad perpetua, sino que vendrá un día en que repudiarán su pasado y abrirán los ojos a la luz. Rogad por estos endurecidos a fin de que se enmienden ahora que es tiempo, porque el día de la expiación se les aproxima. Desgraciadamente, desconociendo la voz de Dios, la mayor parte de ellos persistirán en su ceguera, y su resistencia señalará el fin de su reinado por el de las luchas terribles. En su error correrán presurosos a su propia perdición. Apelarán a la destrucción que engendra multitud de males y de calamidades; y de este modo, sin quererlo, precipitarán el advenimiento de la nueva era, pero como la destrucción no será tan rápida como sus deseos, se multiplicarán los suicidios hasta en los niños, en una proporción desconocida. La locura no habrá arrebatado jamás tan gran número de hombres al libro, de los vivos aún antes de que estén muertos. Estas serán las verdaderas señales de los tiempos. Y todo se cumplirá por el encadenamiento de las circunstancias, sin que nada se derogue en las leyes de la naturaleza, tal como os lo llevamos dicho. Entretanto, a través de la densa sombra que os envuelve y en medio de la grande tempestad que os amenaza, ¡ved aparecer los primeros fulgores de la era nueva! La fraternidad sienta sus fundamentos en todos los puntos del globo y los pueblos se tienden la mano; la barbarie se familiariza al contacto de la civilización; los prejuicios de razas y sectas, que han hecho derramar lagos de sangre, se extinguen; el fanatismo y la intolerancia pierden terreno, mientras que la libertad de conciencia se abre paso entre los buenos y se proclama como un derecho. Por todas partes las ideas fermentan: se ve el mal y se ensaya remediarlo, pero muchos caminan sin brújula y se engolfan en utopías. El mundo se halla empecinado en un inmenso trabajo de transformación que durará un siglo; en este trabajo, todavía confuso, se ve, no obstante, dominar una tendencia desde el principio: la de la unidad y uniformidad que predispone a la fraternidad. Éstos serán los signos de los tiempos que han de venir, bien contrarios, por cierto, a los precedentes, pues mientras estos son los de la agonía del pasado, aquellos son los primeros lamentos del niño que nace, los precursores de la aurora que lucirá sus galas en el siglo próximo, porque entonces la nueva generación estará en todo su apogeo. Mientras, el aspecto del siglo decimonono diferirá del aspecto del decimoctavo desde ciertos puntos de vista, como el siglo vigésimo diferir del actual por otros que le serán propios. Uno de los caracteres distintivos de la nueva generación será la fe innata; no la fe exclusivista y ciega que divide a los hombres, sino la fe razonada que esclarece y fortifica, que une y confunde en un común sentimiento de amor a Dios y al prójimo. Con la generación que se extingue desaparecerán los últimos vestigios que la incredulidad y del fanatismo; contrarios por igual al progreso moral que al social. El Espiritismo es el camino que conduce a la renovación, porque derroca los dos más grandes obstáculos que a ella se oponen: la incredulidad y el fanatismo. Como innato o en estado de intuición en el corazón de sus representantes, desenvuelve todos los sentimientos e ideas que corresponden a la nueva generación y da una fe sólida y esclarecida. La era nueva le vera engrandecer y prosperar por la fuerza misma de las cosas; viniendo a ser la base de todas las creencias y el punto de apoyo de todas las instituciones. Pero hasta entonces, ¡que de luchas no habrá de sostener contra sus dos más encarnizados enemigos, la incredulidad y el fanatismo! Aunque parezca extraño, estos principios tan antitéticos, estos polos tan opuestos, se dan la mano para no ser vencidos en la lucha. Presienten el porvenir y su muerte, y no quieren dejar ondear sobre las ruinas del egoísta viejo mundo la bandera que ha de unir a todos los pueblos. En la divina máxima: Fuera de la caridad no hay salvación, ellos leen su propia condenación, porque es el símbolo de la nueva alianza fraternal proclamada por Cristo, símbolo que se les presenta como la sentencia fatal del festín de Baltasar. Y sin embargo, esta máxima les garantiza que no han de ser víctimas de las represalias de aquellos a quienes hoy persiguen; esta máxima debieran hacerla objeto de su culto. Pero no, una fuerza ciega les impele a rechazar lo único que pudiera salvarles. ¿Qué podrán contra el ascendiente de la opinión que les repudia? El Espiritismo saldrá triunfante de la lucha, no lo dudéis, porque está en las leyes de la naturaleza, y es por eso mismo imperecedero. Ved porque multitud de medios, la idea se esparce y penetra en todas partes; estos medios, creedlo, no son fortuitos, sino providenciales, y si al principio parece deben servirles de obstáculo, es precisamente porque así ayudan a su propagación. Dentro de poco surgirán campeones acreditados que apoyarán su autoridad en su nombre y en su ejemplo e impondrán silencio a los detractores, quienes no osarán calificarles de locos. Estos hombres harán sus estudios en el silencio y no se mostrarán hasta el momento propicio. Hasta entonces, es útil que permanezcan ignorados. Dentro de poco veréis a las artes acudir al Espiritismo como una mina fecunda, y traducir sus pensamientos y los horizontes que descubre por la pintura, la música, la poesía y la literatura. Ya se os ha dicho que habrá un día para el arte espírita, como lo hubo para el arte pagano y para el arte cristiano, en que los más grandes genios se inspirarán en esta verdad. Pronto veréis los primeros resplandores y más tarde alcanzará el apogeo que debe alcanzar. Espiritistas, el porvenir es vuestro y de todos los hombres de corazón, y de confianza. No os arredren los obstáculos, porque no hay ninguno que pueda obstruir los designios de la Providencia. Trabajad sin interrupción y dad gracias a Dios por haberos colocado a la vanguardia de la nueva falange. Este es un puesto de honor que habéis pedido y del que os haréis dignos por vuestro valor, vuestra perseverancia y vuestro desinterés. Aquellos que sucumban valerosamente en esta lucha contra la fuerza, obtendrán su galardón; a los que sucumban por debilidad o miedo, la confusión les rodeará en el mundo de los Espíritus. Las luchas son necesarias para fortificar el alma; el contacto del mal hace apreciar mejor las ventajas del bien. Sin las luchas que estimulan las facultades, el Espíritu se entregaría a una apatía funesta para su progreso. Las luchas contra los elementos desarrollan las fuerzas físicas e inteligentes; las luchas contra el mal desenvuelven las fuerzas morales. 

- Frank Montañez -

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           COMUNICADO DE UN ESPÍRITU


                     Decepciones 

En nuestra vida nos puede pasar que saboreemos el cáliz amargo de la decepción, ya sea sentimental, ya sea familiar, e incluso profesional, entretanto, las decepciones no siempre son lo que parecen, pues nosotros aun somos espíritus en evolución, con lo que conlleva que podemos errar en nuestras decisiones, pero como siempre estamos protegidos por espíritus buenos, por Dios, en situaciones de decepciones, o planes que no salen como nos gustaría, tendríamos que confiar en la providencia por que muy posiblemente hemos sido librados de problemas peores. 

Nosotros no somos capaces de ver más allá de nuestra propia percepción mental, sin embargo, tenemos una programación, para asegurarnos de no sufrir situaciones que no merecemos, por eso, cuando nos llegue la decepción, o la ilusión rota, meditemos, pues seguramente, si todo hubiera salido como nosotros queríamos, sin duda, nuestra vida hubiera ido para peor. 

Muchos se quejan porque llegan tarde al trabajo, después se dan cuanta que se han librado de un penoso accidente, otros claman de desesperación por no tener a la pareja deseada, con el tiempo ven que su situación hubiera sido una situación desesperada. Sea lo que sea, siempre confiemos en Dios, y aceptemos tal y como salgan las cosas, si queremos algo y no sale, confiemos en Dios, tal vez nos está librando de algo mucho peor. 

Espíritu Rafael 

                                                                                                                    
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INCORRUPTIBILIDAD : ¿ MILAGRO O NATURALEZA ?

DIFUNTOS QUE NO SE DESCOMPONEN, MOMIFICACIONES Y EMBALSAMAMIENTOS ( Jorge Hessen )



Cuando el cuerpo físico muere, se descompone mayormente por la humedad, la temperatura y la presencia de microorganismos. El proceso acostumbra a ser siempre lo mismo: primero ocurre la autólisis, cuando las células paran de oxigenarse y la sangre es invadida por dióxido de carbono. El PH disminuye y los desechos acumulados destruyen las células. Más tarde, enzimas "quiebran" esas células, provocando la necrosis y haciendo que el cuerpo se pudra de dentro para fuera.Ese es el curso natural para la mayoría de los cuerpos físicos, pero sin embargo hay muchas excepciones, pues existen cadáveres que no se descomponen totalmente.
  Y cuando ocurre tal fenómeno, los cadáveres son absurdamente santificados y/o reverenciados. Hay relatos de cuerpos que no se pudrieron y son encontrados intactos durante las exumaciones ( después de los periodos naturales de sepultamiento), y tales relatos son frecuentes lo suficiente como para no poder ser clasificados como casos atípicos. No obstante, los principios que rigen la putrefacción de los cuerpos son complejos y no comprendidos en su conjunto, seguramente la ciencia esclarecerá los enigmas de la corrupción y la incorrupción.(1)
  Para ciertas creencias la incorruptibilidad es un "milagro" no resultante del embalsamamiento ni de la momificación. Supersticiones aparte, en verdad los cuerpos embalsamados y momificados presentan características facilmente reconocibles por la ciencia. En cuanto a los cadáveres incorruptos urge desvelar las más profundas funciones del magnetismo y especialmente  abarcar el rendimiento del fluido vital en las estructuras orgánicas. 
  Las momificaciones o preservaciones de cuerpos también ocurren por procesos naturales, no solo con humanos sino también con las más variadas formas de vida- de microorganismos o de plantas unicelulares hasta mamúts o incluso árboles enteros- como demuestran la miriada de fósiles de tejidos blandos, ya encontrados y catalogados.
Cerca de 500 años atrás, una niña inca de 15 años de edad, fue llevada hasta las agrestes montañas argentinas y asesinada en un sacrificio religioso, de un fuerte golpe en la cabeza, siendo dejada sentada con sus ropas y objetos ceremoniales. Las bajas temperaturas y el aire casi anormal  de los Andes preservaron el estado de su cuerpo durante siglos, hasta su descubrimiento en 1999. Es este un caso natural de preservación del cuerpo. Por otro lado, hay casos no menos curiosos, como el de Rosalía Lombardo, una niña italiana que murió 87 años atrás, con apenas dos años de edad.
Y su cuerpo permanece intacto con el rostro delicado, dentro de un cajón cubierto con un soporte de marmol, en las "Catacumbas de los Capuchinos de Palermo".(2). Rosalía fue embalsamada por el Dr. Alfredo Solafia, que usó un procedimiento secreto nunca divulgado antes de su muerte. Sabemos que la momificación de cadáveres no es una novedad, porque los antíguos egipcios emplearon técnicas (aún desconocidas) para la preservación de los difuntos.
Describe el Espíritu Emmanuel que los antíguos papiros nos  conducen sobre las avanzadas ciencias "ocultas" en ese sentido y a través de esas fuentes, pueden los egiptólogos modernos reconocer que los iniciados (egipcios), sabían de la existencia del cuerpo espiritual preexistente (periespíritu), que organiza el mundo de las cosas y de las formas. "Sus conocimientos respecto a las energías solares con relación al magnetismo humano eran muy superiores a los de la actualidad. De esos conocimientos nacieron los procesos de momificación de los cuerpos, cuyas fórmulas se perdieron en la indiferencia y en los disturbios de los otros pueblos.(3)
Para el mentor de Chico Xavier los faraones eran iniciados y ostentaban muchos
Para o mentor de Chico Xavier os faraós eram iniciados e detinham muitos poderes “espirituales” y  muchas informaciones ocultas de las ciencias secretas. “Es por ello que  su desencarnación  provocaba la concentración mágica de todas las voluntades, en el sentido de lenar el túmulo de veneración y de supremo respeto. Ese amor no se traducía solamente en 
los actos solemnes de la momificación, también el ambiente de los túmulos era saturado por un extraño magnetismo(4) y en esas saturaciones magnéticas, que aún están ahí dasafiando milenios, residen las razones de la tragedia amarga de Lord Carnarvon, el patrocinador de las excavaciones que descubrieron la tumba secreta del faraón Tutankhamon y uno de los hombres que en ella entraron. Su muerte, ocasionada por una infección después de ser picado por un insecto, fue atribuida a la maldición contra los que perturben "el sueño del faraón", a ejemplo de otras tragedias ocurridas con los que participaron de aquella excursión.

Rerefencias bibliográficas:
(1) Incorruptibilidad es la creencia de que la intervención sobrenatural (de Dios) permite que algunos cuerpos humanos no pasen por el prceso normal de descomposición después de la muerte. En el Catolicismo romano, si un cuerpo permanece incorrupto después de la muerte, est significa generalmente, que la persona es un "santo"o una "santa", aunque no se espera que tods los sants y santas tengan el cuerpo incorrupto.
(2) Una especie de museo de momias.
(3)Xavier, Francisco Cándido. A Camino de la Luz, Egipto, dictado por el espíritu Emmanuel.RJ:Ed.FEB1999
- Red Amigo Espírita-

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LA VERDADERA LIBERTAD
Que la Paz de Jesús sea con todos los presentes: la ley de
afinidad y de atracción Cristiana me ha concedido hoy, hermanos
míos, compartid con vosotros estas palabras.
El Espiritismo en su triple concepto, ciencia, filosofía y
religión, enaltece sobre la Tierra ¡la verdad!, y la verdad hace del
Espiritismo una Doctrina de libertad, “y conoceréis la verdad y la
verdad os hará libre, dijo Jesús de Nazareth.” Pero esta libertad para
que sea ennoblecedora y bella, verdadera y razonada, debe y tiene
que llevar el sello legítimo de la primitiva esclavitud Cristiana; una
expresión parece contradecir a la otra pero no es así, porque solo
existe un camino, solo existe una verdad, y la Vida Eterna es una


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