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jueves, 29 de mayo de 2014

Mandato y servicio mediúmnico


                                       Mandato y servicio Mediúmnico

                 


El ejercicio de la mediúmnidad, como en los servicios asistenciales, es diferente del “mandato de servicios mediúmnicos”
Existen miles de médiums, colaborando activamente en los Centros Espiritas; no obstante son rarísimos los que están investidos de misión
Para muchos de los que están dentro del Espiritismo catalogan la mediúmnidad como piedra fundamental de todas las edificaciones doctrinarias, pero cometen el error de considerar médiums tan solo a los trabajadores de la fe renovadora que han asumido tareas específicas, o a los enfermos psíquicos que muchas veces sirven admirablemente a la esfera de las manifestaciones de los fenómenos.
Ante todo es preciso comprender que así como el tacto es la base de todos los sentidos, la intuición está en el principio de todas las percepciones espirituales y por eso mismo, toda inteligencia es intermediaria de las fuerzas invisibles que operan en el sector de actividades en el que habitualmente se coloca.
Desde los más bajos a los más elevados planos de la vida, existen entidades angélicas, humanas e infrahumanas que actúan a través de la inteligencia encarnada, para estimular el progreso y divinizar experiencias, bruñir caracteres o sustentar benditas reparaciones, proteger a la naturaleza y garantizar las leyes que nos gobiernan.
El Espiritismo al revelar a la Humanidad nuevos conocimientos incorpora a nuestro patrimonio mental valiosas informaciones sobre la vida imperecedera, alertándonos de la condición que tenemos de espíritus inmortales en temporal aprendizaje dentro de los cursos de la raza, nación o grupo consanguíneo al que transitoriamente pertenecemos en la Tierra.
Los procesos de rescate se expresan en el mundo a la manera de disturbios medianímicos.
El hogar está constituido de pruebas matrimoniales, en él se reúnen antiguos desafectos, respirando bajo el mismo techo, para la eliminación del rencor.
Almas que interpretando defectuosamente las legitimas nociones del Amor, se hacen cómplices en el pasado.
Es muy pequeño el número de matrimonios reunidos por afinidades superiores. Los Espiritas somos “millonarios de la felicidad” porque nuestro Espíritu se enriquece, incesantemente, de nuevos conocimientos que la Espiritualidad bondadosamente nos revela, a través de la psicografía ostensible y de la pluma inspirada de los escritores-sensitivos.
Las Casas Espiritas están repletas de dramas conmovedores, que se prenden al pasado remoto y próximo. El estudio metódico y serio es fundamental para ellos, para no confundir con “mediúmnidad” los casos que reclaman sencillamente, amorosa ayuda, a víctimas y verdugos.
Estos necesitados, en la mayoría de los casos, son instrumentos para poner a prueba la paciencia y la buena voluntad de los que se dicen trabajadores, pero sin la perspectiva de inmediata en la posibilidad de poder auxiliar, ya que se muestran extremadamente necesitados de auxilio y ayuda fraternal.
Se deduce, así, que toda persona necesitada, que busca los Centros Espíritas, con complicados disturbios mediúmnicos, no debe ser llevada de inmediato, sistemáticamente, a la mesa de desarrollo mediúmnico.
Antes que nada la ayuda fraterna, acompañada del esfuerzo por el reajuste.
Después, entonces sí, servirán al Bien, cuando sus mentes estén armonizadas y el corazón guardando, como sublime tesoro, la paz y el ansia, de ayudar al prójimo.
Es a través duras pruebas que el Espíritu humano, se redime, reparando los errores, destruyendo señales de odio y de sangre, es cuando inicia esperanzado, la sublime caminata hacia el Monte de la Sublimación.
A través de los pases magnéticos, de la adoctrinación verbal amorosa y de las vibraciones de los componentes del grupo, reciben las claridades pronunciadoras de la reconciliación.
Cada individualidad renace relacionada con los centros de vida invisible de los cuales procede y continuará, en general, siendo instrumento del conjunto de entidades dentro del cual mantiene sus concepciones y pensamientos habituales. Sin embargo, si es su deseo aprovechar la contribución que la sublime escuela del mundo le ofrece en sus diferentes cursos de preparación y perfeccionamiento espiritual, mediante la práctica del bien incluso en los mínimos recodos del camino - con lo que adquiere más amplias provisiones de amor y sabiduría —, es admitida por los grandes benefactores como intérprete de la asistencia divina dentro de los cuadros de la evolución humana, ya sea que se encuentre colaborando en la edificación del patrimonio del confort material, o dedicada a santificar el alma eterna.
En la esfera de la mediúmnidad cada servidor se reviste con características propias.
El contenido sufrirá siempre la influencia de la forma y de la condición del recipiente.
Esa es la ley que rige el intercambio.
Las largas experiencias, cultivando la renuncia y el sacrificio, sufriendo la ingratitud y conociendo el dolor, puede el Espíritu reencarnar y ejercer, entre los compañeros de la Tierra, el extraordinario encargo mediúmnico.
Quien desea defender, con éxito una en la Justicia común, innegablemente concede poderes de representación a un respetable erudito en Derecho, capacitado para desenvolver en la misión brillante gallardía.
Para que el médium sea digno de mandato, en las especialísimas condiciones ha de ser portador de virtudes excepcionales, con el fin de que no fracase en la extraordinaria tentativa.
El médium puede ser equilibrado, tener buena conducta y buena moral, sin embargo, será apenas un “médium” en la acepción común , si no incorpora a su individualidad valores conquistados al precio de perseverantes sacrificios, a través de los siglos o de los incontables milenios.
Misión mediúmnica, mandato mediúmnico; punto crucial de toda siembra mediúmnica- exige condiciones especialísimas, tales como:
  1. Bondad
  2. Discreción.
  3. Discernimiento.
  4. Perseverancia
  5. Sacrificio
¡Esas son las cualidades que el médium debe tener para poder recibir un mandato mediúmnico.
La bondad le sirve para atender, con el mismo cariño y la misma buena voluntad a todas las clases de necesitados, sin ningún tipo de interés particular.
El médium común atenderá en función de las propias conveniencias, incluso afectivas, distinguiendo a Fulano de Mengano.
Sin duda es un trabajador que hace lo que puede, pero sirviendo aún dentro de estricta y ciertas restricciones que chocan frontalmente, con la belleza y la expansionabilidad, la excelsitud y la universalidad del pensamiento y la obra de Cristo.
El médium investido de una misión es bondadoso con todos. Para el son iguales el rico y el pobre, el feo y el hermoso, el blanco y el de color y el aristócrata, el joven y el viejo, el hombre y la mujer.
La discreción es uno de los bellos atributos del mandato mediúmnico. Discreción para conocer y sentir, guardando los dramas inconfesables y las lastimosas lagunas del alma, dentro de sí.
El médium, de acuerdo con sus posibilidades psíquicas puede, con la simple aproximación del hermano que lo busca, identificarse con los problemas íntimos, desde las deficiencias morales hasta la responsabilidad por delitos ocultos.
La discreción del médium, resguarda al visitante de la humillante posición de quien ve descubiertos los defectos que los ojos comunes no perciben.
Médium charlatán sería igual a padre indiscreto, si uno y otro existiesen.
En lugar del sacerdocio de la comprensión, la tiranía de la maledicencia.
En vez de silencio, el comentario liviano.
Otra cualidad, que caracteriza al misionero de la Espiritualidad Superior, es el discernimiento. Discernimiento, ¿por qué y para qué?
Para examinar sensatamente las cosas, los problemas y las situaciones y darles la mejor, más oportuna y más sabia solución.
El médium ha de luchar, por tanto, mediante el estudio, el trabajo y el esfuerzo constante de auto-evangelización, para adquirir la facultad del discernimiento, con el fin de "ayudar a los demás para que los demás se ayuden", corrigiendo, así, la pereza y la rebeldía, la vanidad y el comodísimo, la liviandad y la mala fe.
Cuando, de la asistencia del médium a un enfermo, no acontece su despertar para la senda de la luz, el esfuerzo fue incompleto.
Curar y educar debe coexistir en el servicio asistencial.
Contando con el discernimiento que le lleve a opinar con seguridad, según las necesidades del consultante, el médium le induce a reajustarse y a caminar con sus propios pies, después de haberle colocado en la herida del corazón el bálsamo del consuelo.
He aquí la función del discernimiento, dentro de las otras elevadas cualidades exigibles para el mandato del servicio mediúmnico.
"Saber ayudar a los demás para que los demás se ayuden".
La perseverancia es el cuarto atributo indispensable en el mandato, para que el trabajador no abandone el trabajo ante los primeros obstáculos.
Innumerables médiums, portadores de apreciables facultades, se han apartado del servicio como resultado de la incomprensión, incluso de los propios compañeros de ideal.
Cuando los pies comienzan a sentir la agudeza de los espinos esparcidos en el camino, desertan de la lucha.
A esos compañeros sería lícito preguntar si es posible colaborar, sin obstáculos ni problemas, en la Causa de Aquél cuya gloria, en el Mundo, fue la corona de aflicción que los hombres colocaron en su majestuosa frente...
La perseverancia es fruto de la fe y de lo impersonal.
Aquél que coopera en los servicios mediúmnicos, con la preocupación de agradar a los demás y de ver satisfechos sus caprichos, puede llegar a abandonar la tarea.
Servir con Jesús y en Su nombre, es dilatar los propios recursos y perpetuar, en el Espacio y en el Tiempo, el ideal de ayudar a todos.
Examinemos, finalmente, el problema del sacrificio.
El médium, que no es capaz de olvidar su propio bienestar, en beneficio de los demás, está distanciado del mandato superior.
Es, indudablemente, un compañero de buena voluntad al que debemos todo el respeto y estímulo, pero que piensa mucho en el propio "yo", viejo fantasma del cual todavía no conseguimos liberarnos enteramente.
El médium que posee espíritu de sacrificio, es como el médico que hace de la Medicina un sacerdocio: nunca exige él "carnet de identidad" de quien llama a su puerta.
Su ideal es servir, socorrer y curar.
Por lo expuesto, concluimos que pocas criaturas existen revestidas del mandato de servicio mediúmnico, aunque haya miles colaborando, valientemente, en la obra del Bien.
Bondad, discreción, discernimiento, perseverancia y sacrificio son, pues, virtudes que el médium debe esforzarse en adquirir, poco a poco, sin violencias ni precipitaciones.
El ejercicio de tales cualidades, abreviará el día en que los Instructores espirituales reconocerán la forma del médium.
Hemos hablado, hasta aquí, de los deberes de aquellos que reciben el mandato mediúmnico.
¿Y los derechos?
¿Y las compensaciones, según el principio de que "es dando que se recibe"?
¿Y las garantías, que acompañan al médium calificado de esta forma?
"Un mandato mediúmnico reclama orden, seguridad, eficiencia. Delegar autoridad, equivale a conceder poder y recursos, de parte de quien la otorga. No se pedirá cooperación sistemática del médium sin ofrecerle las garantías necesarias".
Conforme observamos, la criatura investida del mandato mediúmnico, detenta sólidas garantías para el absoluto triunfo de su misión, comenzando por la asistencia, directa y permanente, del encargado de la obra de cuya realización en la Tierra es responsable.
En los momentos dificiles - ¡ he ahí que el instructor se presenta para esclarecerlo, defenderlo, inspirarlo !
En las horas amargas - ¡ he ahí al instructor con la palabra sabia y amiga, para levantarle el ánimo, para reconfortarle el corazón sitiado por la incomprensión y la calumnia, por la injuria y por la mala fe!
Para que el médium de hoy sea mañana, portador del mandato mediúmnico, se hace necesario que el Evangelio sea su derrotero y Jesucristo su meta.
Con Jesús en el corazón, el médium ayuda a los demás y se ayuda en el gran y fundamental problema de la renovación íntima.
Enriqueciendo su propia alma con la bondad, la discreción, el discernimiento, la perseverancia y el espíritu de sacrificio será, en el trabajo, un servidor idealista y desinteresado.
Recibirá el mandato de servicio mediúmnico...
Por lo tanto, la mediúmnidad puesta al servicio de la revelación divina, reclama estudio constante y devoción al bien, para el imprescindible enriquecimiento del saber y de la virtud.
La ignorancia podrá producir indiscutibles y bellos fenómenos, pero solo la conciencia de la responsabilidad, la consagración sistemática al progreso de todos, la bondad y el conocimiento consigue materializar en la Tierra los monumentos definitivos de la felicidad humana.
Extraído del libro “Derrotero” de Chico Xavier “
Trabajo realizado por Merchita                
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Manuel Philomeno de Miranda
REENCARNACIÓN Y EVOLUCIÓN DEL PLANETA
                                   
                                             
                                                                                ( Comunicado)
     
"Vivimos en la Tierra y en las esferas espirituales que la circundan y es el momento histórico aguardado por todos  aquellos que nos sentimos vinculados al Consolador prometido por Jesús. Diariamente parteen obreros de la Espiritualidad, comprometidos con la renovación de la humanidad y con la tarea libertadora de las vidas. Bien equipados, reencarnan bajo vigilante y amorosa custodia de sus Guías espirituales. Son misioneros de la Ciencia y de la Tecnología, del Pensamiento y de las Artes, de la fe religiosa y de la caridad, a fin de modificar la sociedad, instaurando,aun en este siglo, el periodo de la belleza,religiosidad y cultura plenificadora. Mientras tanto, a fin de que logren exito en el cometido audaz, aquellos que permanecemos en nuestros Núcleos de actividades espirituales, deberemos formar grupos de asistencia y de apoyo, auxiliándolos en los combates que trabarán con los enemigos del progreso, reencarnados o despedidos de la organización fisiológica"

Autor: Manoel Philomeno de Miranda
Psicografia de Divaldo Franco. Libro: Entre os Dois Mundos