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martes, 10 de noviembre de 2015

Del átomo al ángel:evolución del principio inteligente

Nota: Tras un breve paréntesis en la aparición habitual de nuevos trabajos en este blog, debido a una avería informática, de nuevo estoy con vosotros.
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Cada encarnación es como si fuese un atajo en los caminos de la ascensión.


 
"Por este motivo el ser humano debe amar su existencia de luchas y de amarguras temporales, ya que ella significa una bendición divina, casi un perdón de Dios.

La práctica del bien, simple e infatigable, puede modificar la ruta del destino.


Si el Señor no confiase en ti, no te prestaría al hijo que educas, el afecto que disfrutas, el suelo que cultivas, la moneda que das.

Si conservas el amor en el corazón, obra divina del Universo, nunca te perderás en la sombra, porque habrás convertido la propia alma en presencia de luz."

Emmanuel.
Chico Xavier
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CONCEPCIONES DE LA DOCTRINA ESPIRITA


El Espiritismo abre horizontes tan vastos que la vida corporal, corta y efímera, se apaga con todas sus vanidades y sus pequeñas intrigas ante lo infinito de la vida espiritual. Son muchos los espiritas que no comprenden la Doctrina o no la quieren comprender.

¿Sientes  de alguna forma a los espíritus?
¿Has estudiado la mediúmnidad?
¿Sabes cuales son las cualidades de un buen médium?
¿En el caso de ser médium y ejercer la mediúmnidad, se puede sacar algún beneficio material de la mediúmnidad?
¿El estudio sistematizado de la Doctrina Espirita, muy extendido hoy en día, en los centros espiritas, además de adquirir nuevos conocimientos aporta alguna cosa más?
Dejándose a un lado el grado de la facultad, las cualidades de un buen médium son la modestia, la sencillez y la devoción. Él debe ofrecer su colaboración teniendo por miras el ser útil y no el de satisfacer su vanidad. Nunca debe atenerse a las comunicaciones que recibe, pues de tal manera podría pensarse que hay en ellas algo suyo, algo que tiene interés en defender. Debe aceptar la crítica, e incluso solicitarla, sometiéndose a las advertencias de la mayoría sin intenciones premeditadas. Si lo que recibe es falso, malo o detestable, todo eso es preciso que se le diga sin ningún temor de herirlo, e incluso con la seguridad de que tal cosa no ha de ocurrir.
Son muchos los que llegan al Espiritismo y después de un tiempo, se alejan,  Allan Kardec hablo de ellos, y adujo lo siguiente:

Tampoco debo omitir una censura que me fue dirigida: La de no hacer nada para atraer nuevamente junto a mí a personas que se habían alejado. Eso es verdadero, y la reprobación fundamentada. Yo la merezco, pues jamás di un único paso en tal sentido, y aquí están los motivos de mi indiferencia.

Aquellos que se aproximan a mí lo hacen porque eso les conviene; es menos por mi persona que por la simpatía que en ellos despiertan los principios que profeso. Los que se apartan, lo hacen porque no les convengo o porque nuestras maneras de ver las cosas no concuerdan. ¿Por qué, entonces, tendría que contradecirlos, imponiéndome a ellos? Además, honestamente, carezco de tiempo para intentarlo. Es sabido que mis ocupaciones no me permiten el tiempo suficiente para descansar. Por otro lado, por uno que se aleja, hay mil que llegan. Considero un deber dedicarme a éstos, por encima de todo, y eso es lo que hago. ¿Orgullo? ¿Desprecio por los demás? ¡Oh! ¡No! ¡Honestamente, no!
Yo no desprecio a nadie y me conduelo de quienes actúan mal, rogando a Dios y a los Espíritus buenos para que hagan nacer en ellos mejores sentimientos. Si retornan, son siempre recibidos con júbilo. Mas correr a su encuentro, eso no me es posible hacerlo en razón del tiempo que de mí reclaman las personas de buena voluntad, y, además, porque no doy a ciertos individuos la importancia que ellos se atribuyen. Para mí, un hombre es un hombre, ¡nada más! Mido su valor por sus actos, por sus sentimientos, nunca por su posición social. Así pertenezca él a las más altas clases de la sociedad, si procede mal, si es egoísta y negligente en cuanto a su dignidad, ante mis ojos es inferior al trabajador que vive correctamente; y yo aprieto más cordialmente la mano de un hombre humilde cuyo corazón siento vibrar que la de un potentado cuyo pecho está mudo. Coloco, en primera instancia, el consuelo que es preciso ofrecer a los que sufren, levantar el ánimo de los caídos, liberar a un hombre de sus pasiones, de la desesperación, del suicidio, ¡detenerlo, tal vez, al borde mismo del crimen! ¿No vale más esto que los blasones dorados de la nobleza? Guardo millares de cartas que son para mí mucho más valiosas que todas las honras de la Tierra y a las que conservo como verdaderos títulos nobiliarios. Así pues, no os alarméis si no voy en procura de quienes me han dado la espalda.

     Buena enseñanza  la de Allan Kardec, si no estudiamos sus cartas, sus escritos, no podemos saber al respecto de las situaciones, y de las cosas. El reconocía tener muchos adversarios, y precisamente eran estos que hemos mencionado, y dice que nunca respondió a una injuria con otra injuria, por mucho que le hicieran jamás lograron hacerle salir  de la moderación y de la reglas que tenis de conducta. Las personas que lo rodeaban y que lo conocían  íntimamente  fueron testigo de que el no los mencionaba ni hizo alusión con relación a cualquiera de ellos. Incluso, tampoco por medio de la Revista Espirita respondió a las agresiones que le eran dirigidas a su persona, ¡y Dios sabe que ellas no han faltado!

     De todas formas él decía: ¿de qué vale su maledicencia? ¡De nada! Ni contra la Doctrina ni contra mí. La Doctrina Espírita prueba, con su marcha progresiva, que no tiene nada que temer. Reconociendo que el no tenía ninguna posición, nada le podía ser quitado; nada deseaba ni nada solicitaba, de tal modo no existe algo que le pudiera ser cobrado; no hablaba mal de nadie, ni aun de aquellos que lo hacían de el.

     Él daba las gracias a Dios el haberle concedido, ya en la Tierra, muchas compensaciones morales al precio de tribulaciones tan pasajeras, como la alegría de asistir al triunfo de la Doctrina Espirita.

     Muchos son los adversarios del Espiritismo, es característico que todo cuanto los adversarios del Espiritismo han hecho para trabar su marcha, lejos de detenerlo, impulsó su progreso. Y se puede afirmar que, por todas partes, ese progreso está en relación con los ataques sufridos. El caso es que el Espiritismo es una idea, y en cuanto idea, él camina y derrumba todos los obstáculos; no se la puede detener en las fronteras como un paquete de mercaderías. Se quemaron  libros, pero no se pueden incinerar ideas; mas las mismas cenizas de aquéllos, llevadas por el viento hacen fecundar la tierra donde ella debe fructificar.

     Sin embargo, no es suficiente lanzar una idea al mundo para que ella eche raíces. Es preciso que los Espíritus estén maduros para aceptarlas. Si llegan muy temprano, permanecen en estado latente, y, como las semillas plantadas fuera de tiempo, ellas no prosperan.

     Si el Espiritismo, pues, encuentra tan grandes simpatías, es que su tiempo ha llegado y que los Espíritus están maduros para recibirlo; es que él responde a una necesidad, a una aspiración. En la actualidad, El progreso científico e industrial convirtió al hombre en un ser positivo. Él quiere darse cuenta de todo. Quiere saber el porqué y el cómo de cada cosa. Comprender para creer se tornó una necesidad imperiosa. Este es el motivo por el cual la fe ciega ya no tiene dominio sobre él. La humanidad, en forma colectiva, así como los individuos, tiene su infancia y su edad madura. Y todos sabemos que los tiempos se acercan y que la Humanidad en la actualidad, está predispuesta para asumir la responsabilidad y madurez que se necesita para la entrada en la nueva era, la del espíritu.

     El Espiritismo se apoya sobre hechos. Y los hechos, de acuerdo con el raciocinio y la lógica rigurosamente aplicados, dan a él el carácter de positivismo que conviene a nuestra época. El hombre es eminentemente perfectible y los más adelantados de hoy parecerán atrasados dentro de algunos siglos. No admitir este hecho equivale a negar el progreso, que es una ley de la Naturaleza.

     Aun cuando el hombre haya adelantado desde el punto de vista moral, es menester convenir, empero, en que ese progreso se operó más acentuadamente en el sentido intelectual. Cuando el hombre da unos pasos adelante en uno de ellos, se retrasa en el otro. Sin embargo, más tarde recobrará el terreno perdido y ambas fuerzas terminarán por equilibrarse, a lo largo de sucesivas reencarnaciones. El hombre ha llegado a una etapa en que ciencias, artes e industrias alcanzaron un límite que hasta hoy no se había conocido. Pero, si la satisfacción que de ellas extrae es bastante para la vida material, deja en cambio un vacío en el alma.
El ser humano aspira a algo superior, sueña con instituciones más perfectas, desea la vida y la felicidad, la igualdad y la justicia para todos. Más, ¿cómo alcanzar todo eso, si siguen  imperando los vicios en la sociedad y, principalmente, el egoísmo? El hombre siente, pues, la necesidad del bien para ser dichoso, comprende que sólo el reinado del bien puede concederle la ventura a que aspira. Y por instinto presiente que ese reinado llegará, cree en la justicia de Dios y una voz secreta está diciéndole que va a iniciarse una nueva era.

      En ella, sin la caridad no hay institución humana estable. Y no pueden existir caridad ni fraternidad, en las acepciones auténticas de los términos, sin creencia. Cuando la caridad haya penetrado en las masas, cuando se haya convertido en la fe, en la religión de la mayoría, entonces  vuestras instituciones se tornarán mejores, por la fuerza misma de las circunstancias. Desaparecerán los abusos que el individualismo exacerbado engendra. Así pues, enseñad la caridad y, sobre todo, predicad con el ejemplo. La caridad es el áncora de salvación de la sociedad humana. Sólo ella puede instituir el reinado del bien sobre la Tierra, porque ese reino es asimismo el de Dios. Si prescindimos  de la caridad, por mucho que llegásemos  a hacer, no crearemos sino  utopías, de las cuales sólo resultarán desilusiones.

     Si el Espiritismo es una verdad, si debe él regenerar al mundo, ello ocurre porque tiene por base la caridad. El Espiritismo no ha venido para derribar ningún culto ni establecer uno nuevo. Proclama y prueba verdades que son comunes a todos, que constituyen la base de la totalidad de las religiones, y no se preocupa de detalles. Sólo una cosa ha venido a destruir: el materialismo, que significa la negación de toda religión. Únicamente un templo derruirá: el del orgullo y el del egoísmo... Llega hasta nosotros para dar una sanción práctica a estas palabras de Cristo, que son toda su ley:

Ama a tu prójimo como a ti mismo.

     El Espiritismo nos muestra ese Mundo Invisible poblado de seres dichosos o infelices, pero prueba que la caridad, soberana ley de Cristo, puede asegurar ahí la paz y la alegría. La difusión de la idea espírita tienda, por fuerza, a hacer mejores a los hombres en sus relaciones mutuas. Y lo que el Espiritismo está realizando hoy con los individuos lo hará mañana con las masas, cuando se haya difundido de una manera general. Tratemos, entonces, en provecho de todos, de hacer que se le conozca.

     Espiritistas, sois los impulsores de esa obra grandiosa. Haceos dignos de tan gloriosa misión, cuyos primeros frutos estáis ya recogiendo. Predicad, sí, con las palabras, pero hacedlo, sobre todo, con el ejemplo. Comportaos de suerte que, al veros, no puedan alegar que las máximas que enseñáis son en vuestros labios palabras vanas. A la manera de los apóstoles, obrad milagros, ya que para eso os ha concedido Dios el don... No milagros que choquen a los sentidos, sino milagros de caridad y de amor. Sed buenos con vuestros hermanos, sed buenos con el mundo entero, y serlo también con vuestros enemigos.

A ejemplo de los apóstoles, echad fuera demonios. Tenéis poder para esto, y ellos pululan en torno de vosotros: los demonios del orgullo y de la ambición, de la envidia y los celos, de la codicia y la sensualidad, que alimentan todas las pasiones viles y siembran entre vosotros los frutos de la discordia. Expulsadlos de vuestros corazones, a fin de que adquiráis la fuerza necesaria para arrojarlos fuera de los corazones ajenos. Obrad tales prodigios y Dios os bendecirá, y las generaciones del futuro harán lo propio, como las de ahora bendicen a los primeros cristianos, muchos de los cuales tornan a vivir entre vosotros, para asistir y cooperar a la coronación de la obra de Cristo.

                          Extraido por M.C.R.  de "Viaje Espírita" de Allan Kardec

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Siempre surge una mano piadosa que nos ayuda a llevar la carga, cuando ya nuestras fuerzas se rinden abatidas. 
Siempre un esplendor de luz brilla en nuestra alma si en la dura lucha nos dejamos conducir con humildad y amor. 
Siempre surge esa mano piadosa, si somos merecedores.

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¿Tiene el hombre el derecho 

de disponer de su propia vida?
 

- No: tan sólo a Dios cabe el derecho de disponer de la vida del hombre. El suicidio voluntario constituye una transgresión a esa ley.
944 a. El suicidio ¿no es siempre voluntario?
- El loco que se mata no sabe lo que hace.
945. ¿Qué pensar del suicidio que se debe al hastío de la vida?

- ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaban? Si lo hubieran hecho, la existencia no les habría sido tan pesada…
946. ¿Qué opinión debe mereceros el suicidio que tiene por objeto escapar a las miserias y desengaños del mundo?

- *¡Pobres Espíritus que no poseen el valor de soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a quienes sufren, pero no a los que no tienen ni fuerza ni valor.
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS
ALLAN KARDEC

 Comentario de Marco Antuan:.-  
En alguna ocasión, ante la perdida de los seres queridos, hay quien quiere escapar de esta vida, pensando encontrarse en la otra con el ser amado, ignorando que si el sufrimiento en esta vida es doloroso, en la otra vida seria insoportable,además que se nos privaria de su precencia. Por eso hay que tener fe y serenidad, y orar con el corazón, aceptando esta prueba con resignación, sin egoismo. Este ser que se nos fue, ahora puede gozar de una felicidad que no tenia en la Tierra, y sabedores de la inmortalidad del espiritu, nos hemos de encontrar cuando lo pemitan los vinculos  del amor.  

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Del átomo al ángel: la evolución del 

principio inteligente




Nace nuestro Universo



Hace 13,7 billones de años, todo lo que existía estaba concentrado en un sólo punto, que un científico denominó de átomo primitivo o huevo cósmico. Su tamaño era trillones y trillones de veces más pequeña que la cabeza de un alfiler; era rico en energía altamente condensada, a punto de su calor ser de billones y billones de grados Celsius.

De repente, sin que se pueda saber por qué, él se infraccionó al tamaño de una manzana. Y entonces explotó, expulsando violentamente en todas las direcciones la energía y los contenidos en él contenidos.

Esa energía se condensó fuertemente y produjo las partículas elementales de la materia. En los primeros tres minutos, esas partículas formaron los átomos y de ahí el hidrógeno y el helio, los elementos químicos más simples y los más abundantes del universo.

Mientras eso, la energía expulsada, junto con las partículas elementales, formó una inconmensurable nube que se expandió más y más. Lentamente, tras un gran expulsión en todas las direcciones, ella comenzó a enfriarse y ganar densidad. De este proceso se formaron las grandes estrellas rojas.


Ellas funcionaron por algunos billones de años, como hornos ardientes dentro de las cuales ocurrieron explosiones atómicas de magnitud extraordinaria. Allá se forjaron los principales elementos que están presentes en todos los seres: el hierro, el carbono, el oro, finalmente los 92 elementos básicos que componen todos los seres y cada uno de nosotros. De la muerte de una de esas estrellas se formaron nuestra galaxia, y nuestro Sol y el planeta Tierra.

Lo expuesto arriba es lo que los científicos denominaron el Big-Bang, o sea, la gran explosión.


¿Cómo encaja la obra de  Dios con esto?


El problema de Dios aparece cuando se colocan las siguientes cuestiones: ¿Qué había antes del comienzo? ¿Quién dio el impulso inicial? ¿Quién sostiene el Universo como un todo y todos los seres para que continúen existiendo y desarrollándose?

¿Nada? Más de la nada, nada puede venir.

Antes del Big-Bang, existía Dios, que existe de toda la eternidad.


Existieron también muchos otros universos, pues Dios jamás estuvo inactivo. Esos universos fueron creados por su voluntad, cumplieron su papel (campo de desarrollo del Espíritu) y tuvieron su materia colapsada, para resurgir después, cual la legendaria ave mitológica, Fénix, que renacía de las propias cenizas. Pues un mundo formado desaparece y la materia que lo compone se renueva.

Esa teoría encuentra resonancia en el pensamiento del Espíritu André Luiz: Semejantes mundos sirven a la finalidad a que se destinan, por largas eras consagradas a la evolución del Espíritu, hasta que, por la sobre-presión sistemática, sufran el colapso atómico por el cual se transmutan en astros cadaverizados. Esas esferas muertas, sino vuelven la nuevas directrices de los Agentes Divinos, que disponen sobre la desintegración de los materiales de superficie, dando ensayo a que los elementos comprimidos se liberen a través de una explosión ordenada, surgiendo nuevo acervo corpuscular para la reconstrucción de las viviendas celestes, en las cuales la obra de Dios se extiende y perpetua, en su gloria creativa.

Pronto el universo, el principio espiritual podrá iniciar la larga marcha rumbo a la perfección relativa que le es destinada.

Al tiempo que viene creando, desde toda la eternidad, mundos materiales, Dios hay creado, desde toda la eternidad, seres espirituales. Si así no fuera, los mundos materiales carecerían de finalidad.

Los mundos materiales tendrían que suministrar a los seres espirituales elementos de actividad para el desarrollo de sus inteligencias.


Nace el principio inteligente


La razón de ser del Universo es el desarrollo del Espíritu humano. Pronto el Universo, el principio inteligente podrá iniciar su larga marcha rumbo a la perfección relativa que le es destinada.

Dios renueva a los seres vivos como renueva los mundos.

Indestructible, el principio espiritual se elabora en las diferentes metamorfosis que sufre, estacionando en los reinos mineral, vegetal y animal, antes de adquirir la razón e identificarse con la humanidad.
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En cuanto al origen del principio inteligente nada sabemos.

Según algunos, se trata de una emanación de la Divinidad.

Las propiedades sui generis que se reconocen al principio espiritual prueban que él tiene existencia propia, pues que si su origen estuviera en la materia, aquellas propiedades le faltarían, desde que la inteligencia y el pensamiento no pueden ser atributos de la materia.

A nuestros ojos no tiene una forma determinada, puede ser comparado a una llama, una claridad o una centella etérea, cuyo color varía del oscuro al brillo del rubí, conforme
Según algunos, se trata de una emanación de la Divinidad.

Las propiedades sui generis que se reconocen al principio espiritual prueban que él tiene existencia propia, pues que si su origen estuviera en la materia, aquellas propiedades le faltarían, desde que la inteligencia y el pensamiento no pueden ser atributos de la materia.

A nuestros ojos no tiene una forma determinada, puede ser comparado a una llama, una claridad o una centella etérea, cuyo color varía del oscuro al brillo del rubí, conforme su pureza; con alta capacidad de proporcionar impulsos y abrigar experiencias que se transforman en estructuras definitivas y cada vez más complejas.

Fue creado simple, ignorante, pero dotado de perfectibilidad. Simple, porque único, formado de una sola parte, homogéneo. Ignorante porque sin conocimiento, experiencia y adquisiciones. Perfectible porque dotado de la potencialidad del progreso, de un proyecto íntimo de desarrollo, de un propósito en el sentido de haber un movimiento en la dirección de más diversidad, complejidad y cooperación.


El principio inteligente se viste de materia

Creado, debería conectarse la materia, lazo que prende el Espíritu e instrumento de que este se sirve y sobre el cual, a la vez, ejerce su acción. Esa conexión se da a través de la formación de un campo de influencia no física. Semejante al campo gravitacional, o al campo electromagnético (el imán atrayendo las virutas del hierro), el campo creado por el principio inteligente será una zona de influencia donde él irá a comandar la unificación de los átomos y la elaboración de la vida en los diferentes reinos de la naturaleza. Pero el elemento espiritual es un ser indefinido, abstracto, que no puede tener acción directa sobre la materia, siéndole indispensable un intermediario. Con el principio inteligente, por lo tanto, nace un envoltorio sutil, fluídico, el cual, de cierto modo, forma parte integrante de él. Como toda materia, ese campo de energías sutilísimas es extraído del fluido cósmico universal, la energía primitiva del universo, que, en esa circunstancia, sufre una modificación especial.

Ese envoltorio fluídico va a perfeccionarse paso a paso con el principio inteligente, constituyéndose, oportunamente en el cuerpo espiritual (periespíritu).



En el reino mineral, la atracción

El principio inteligente, se conecta, entonces, a través de su envoltorio de energías sutiles, la materia recién formada, a los átomos, y partículas subatómicas, preparándose para elaborar en sí mismo el principio de la atracción, primera adquisición del principio inteligente, mientras aún no es el reino mineral.

La Ley de atracción rige los elementos intra-atómicos, fuerzas muy poderosas, mantienen unidas las sub-partículas atómicas. En ese largo estadio junto al reino mineral, el principio inteligente adquiere la capacidad de unir, aglutinar, atraer, que le será de inestimable valor en el futuro.

La vida surge en la Tierra



El largo estadio junto al reino mineral capacitó al principio inteligente en el arte de unir, aglutinar, agregar. Él se encontraba, ahora, apto a avanzar en su auto-elaboración, adquiriendo otras propiedades: irritabilidad, sensibilidad, memoria, instinto, etc. Él haría eso en los millones de años en que iría a estacionar en el reino vegetal y animal.

El planeta se encontraba listo para recibir la vida y el principio inteligente apto a actuar en la reunión de los elementos químicos que daría nacimiento a las primeras formas de vida en la Tierra.

La Tierra se había formado de la condensación de la materia diseminada en el espacio. La explosión de una estrella roja (supernova) lanzó una nube de gas y de elementos por doquier. Lentamente, esos gases ganaron consistencia por fuerza de la gravedad. Nació el Sol que consiguió atraer a su alrededor los planetas que se formaron a partir de los detritos de la explosión anterior. Uno de esos planetas era la Tierra. Eso fue hace cerca de 4,6 billones de años.

Por 800 millones de años la Tierra permaneció como un mar de fuego debido a su origen estelar y a los meteoros que caían brutalmente sobre ella, pero poco a poco fue
creando una superficie que le facilitó el enfriamiento. La distancia adecuada del Sol y el equilibrio creado por la gravedad que retenía los líquidos crearon las condiciones del surgimiento de una atmósfera, capaz de acoger la vida.

Según una hipótesis, hace 3,8 billones de años, gases de la atmósfera primitiva (metano, amonio, Hidrógeno, y vapor de agua), en un ambiente donde predominaban descargas eléctricas y rayos ultravioletas, culminaron en la formación de los aminoácidos y bases nitrogenadas, unidades básicas de las proteínas y de los ácidos nucleicos (ADN y RNA). Con las moléculas esenciales a la vida, envueltas por delicada capa lupídica nacían las bacterias primitivas.

Los cuerpos de los seres vivos se formaron por la reunión de las moléculas elementales, en virtud de la ley de afinidad, a medida que las condiciones de la vitalidad del globo fueron propicias a esta o a aquella especie.

De acuerdo con otra hipótesis, las primeras formas de vida, o las moléculas químicas esenciales a la vida, vinieron para la Tierra, de otras regiones del universo.

Sea correcta una u otra hipótesis, eso no se dio por fuerzas ciegas del acaso. El principio inteligente allí se encontraba,
con su poderoso campo magnético, creando las condiciones para que las reacciones químicas se verificaran de forma a permitir la eclosión de la vida.


El Divino Escultor

En la dirección de todos los fenómenos de nuestro sistema existe una comunidad de Espíritus Puros, en cuyas manos se conservan las poderosas directoras de la vida. Jesus es uno de los miembros de esa comunidad.

Con sus ejércitos de trabajadores dedicados estatuyó las normativas de los fenómenos físicos de la Tierra, organizándole el equilibrio futuro en la base de los cuerpos simples de materia, Organizó el escenario de la vida, creando lo indispensable a la existencia de los seres del porvenir. Hizo la presión atmosférica adecuada al hombre, estableció la capa de ozono, para que filtrase convenientemente los rayos solares.

Y finalmente, los artistas y técnicos de la espiritualidad mayor, bajo la asistencia amorosa de Cristo, colaboraron en la edificación del mundo de las células, la construcción de las formas organizadas e inteligentes de los siglos venideros, culminando con la aparición de los primeros homínidos, con el córtex cerebral complejo hombre hace 3 millones de años.


Autor: Ricardo Baesso de Oliveira
 ( Traducción de Isabel Porras) 

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