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lunes, 21 de marzo de 2011

¿ Quien es médium ?



 -¿ Quién puede ser médium ?



Todos  en alguna medida somos sensitivos y susceptibles de  poder  desarrollar una mediumnidad propiamente dicha ; todos poseemos en diversos grados alguna clase de facultad psíquica o mediúmnica, aunque su desarrollo proviene de causas independientes de la voluntad de la persona por serlo o por desarrollarlo.
La mediumnidad no es patrimonio especial de grupos ni privilegio de castas; es inherente al Espíritu que la emplea, unas veces como encarnado y otras como desencarnado, para el intercambio entre el mundo físico y el mundo espiritual.
La inmensa mayoría de las personas somos mediums intuitivos, sin tener conciencia de ello, pues al hablar de temas elevados con otras personas, a veces  estamos siendo intérpretes de Espíritus serios que se aproximan atraídos por  la seriedad y transcendencia del tema de conversación; por el contrario cuando caemos en conversaciones ligeras, mundanas o fútiles en las que además no cuidamos nuestras expresiones, estamos atrayendo Espíritus desequilibrados que sintonizan con nosotros, haciéndonos portavoces de sus ideas e inducciones.
El  poseer o no una facultad, es algo que no depende de la voluntad de la persona, porque ha podido nacer  con ella, o se le ha podido despertar posteriormente , independientemente de sus creencias o aceptación.  Por ello, a los que la tienen , en un momento dado y por causas  relacionadas con su actitud  negativa, se les puede retirar o anular   desde el plano espiritual de modo temporal o definitivo, por lo cual ningún médium consciente de su facultad debería  envanidecerse  por poseerla.  Ningún médium consciente se debe envanidecer por , pues en muchas ocasiones la mediumnidad se otorga a aquellos espíritus más endeudados como una valiosa herramienta para su rescate espiritual.
      Cuando el médium obra en su facultad, la energía  de los diversos espíritus lo va envolviendo mediante la sintonía vibracional  que sintoniza entre ambos, y esto aunque no se vé, esta energía o vibración propia de los espíritus  desencarnados,  es una realidad  de orden psíquico,  que  reside en el encéfalo, concretamente en la glándula Pinneal , situada en el centro del cerebro, entre los hemisferios, coincidiendo su localización precisamente con el chacra coronario.
       Como dato curioso y significativo , es de señalar que en el año 1.989 se hizo en Islandia una encuesta sobre si se había tenido alguna vez alguna clase de contacto con el “mas allá”, y la respuesta fue afirmativa en un 41% de la población encuestada.

“El mejor médium para el mundo espiritual no es el que sea mayor portador de facultad, sino el que esté siempre dispuesto a aprender y pronto a servir”
  “Paz y Renovación”-Espíritu Albino Teixeira-Psicografía de Chico Xavier-
               

Definición de sexo, genética y Espiritismo


Durante toda la vida física, el cuerpo humano es palco de durísima batalla interna. Los luchadores son los genes del sexo masculino y femenino, que disputan la supremacía territorial. Esa afirmativa surgió  cara a la conclusión de una investigación conducida por el Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Heidelberg, en Alemania. Esto es porque, antes, se acreditaba que,  una vez determinado nuestro sexo,  todavía en el embrión, este predominaba absoluto. Todavía, los científicos del Laboratorio de Heidelberg consiguieron probar que la definición de género forma parte de un proceso muy complejo. Ellos transformaron ratoncillo hembras en machos, por medio de una alteración genética. Gracias a una técnica especial, los investigadores consiguieron desactivar el gen Foxl2, presente en las células del ovario. En dos días, las células que guardan los óvulos en maduración y producen hormonas femeninas, adquirieron las características de las células masculinas presentes en los testículos. El descubrimiento  señala la dirección de que la definición, entre macho y hembra, es más  complicada  de lo que  lo es la simple presencia de un gen.

El sexo artificial no es contrario a las Leyes de Dios, sin embargo, en Brasil, la legislación no permite esa técnica, excepto para prevenir dolencias genéticas relacionadas con el sexo. En el siglo XIX, Kardec preguntó  a los Espíritus si era contrario a la ley de la Naturaleza el perfeccionamiento de las razas animales y vegetales  por la Ciencia  y obtuvo la siguiente respuesta: “Todo se debe hacer para llegar a la perfección y el propio hombre es un instrumento del que Dios se sirve para conseguir sus fines. Siendo la perfección la meta que tiende la Naturaleza, favorecer esa perfección es corresponder  a las miras de Dios.”(1) Por tanto, es permitido al hombre intervenir en la Naturaleza. Con todo,  sin olvidar  que, por poseer libre albedrio para actuar de acuerdo con su pensamiento y sus convicciones, tiene la responsabilidad por todas sus acciones. De este modo, el actuar humano, en la intervención sobre la vida, debe estar encaminado por los valores morales superiores e intenciones elevadas.

El alcance de la ingeniería genética es visto con naturalidad por el Espiritismo. Entendemos, también, que no nos cabe  a nosotros, establecer cualquier juicio extremo, sea en contra o a favor de esta o aquella tecnología en el campo genético, sino, tan solamente, ofrecer en el comentario, algunas reflexiones doctrinarias, para que cada lector  forme la propia convicción, respetando el libre albedrio  con el que todos somos dotados.

Los espíritas saben que,  “la genética  no está sometida a leyes puramente físicas, pues, se encuentra presididas por numerosos agentes psíquicos que la ciencia humana está lejos de formular, dentro de  los acuñados postulados academicistas. Los genes (agentes psíquicos), muchas veces, son movidos por los mensajeros  del plano espiritual; encargados de esa  o de aquella tarea junto a las corrientes de la profunda fuente de la vida. Es porque, a los genéticistas, comúnmente, se deparaban incógnitas inesperadas, que  rompen el centro de sus anteriores lecciones.” (2)

Los Benefactores elucidan que la “naturaleza del orbe viene mejorando al hombre, continuamente, en sus procesos de selección natural. En ese sentido, la genética solo puede actuar, copiando  a  la propia naturaleza material. Si  esa ciencia, con todo, investigara los factores espirituales, adhiriendo a los elevados principios que objetivaron la iluminación de las almas humanas, entonces podrán crear un vasto servicio  de mejoramiento y regeneración del hombre espiritual en el mundo, aun mismo porque, de otro modo, podrá ser una notable mentora de la eugenesia, una gran escultora de las formas celulares, más estará siempre fría por el espíritu humano, pudiendo transformarse  en títere abominables en las manos  impiadosas de los políticos racistas,” (3)

¿Será que las combinaciones de “genes”, conseguidas por la genética, pueden imprimir, en el ser humano, ciertas facultades o ciertas tendencias? La tesis manuelina  dice que “algunos científicos en la actualidad proclaman esas posibilidades, olvidando, sin embargo, que la vocación o facultad es atributo de la individualización espiritual, inaccesible a sus procesos de observación. Los genéticistas pueden realizar numerosas demostraciones en las células materiales; todavía, esas experiencias no pasaron de esa zona superficial,  tratándose en sí de las conquistas, de las pruebas o de la posición evolutiva de los espíritus encarnados.” (4)

Es urgente en una ética para la genética, estableciendo límites y cerceando el desenvolvimiento de sueños trágicos que tornan al ser humano conejo para experimentos  inescrupulosos. Cuando la Ciencia, a través  de los nobles  investigadores, se   enseñoree  de la realidad del espíritu, comprenderá la necesidad de establecerse un código de respeto a la vida, de este modo, necesita de una bioética fundamentada en la reverencia y en la dignidad de la criatura humana.

El hombre nada crea, apenas descubre  la forma de manipular lo que está en la naturaleza y transforma los elementos disponibles. De ese modo, el científico  puede aproximar, artificialmente,  de los gametos humanos, colocando, juntos, óvulos y espermatozoides en una placa de cultivo. Puede, hasta, conseguir que se efectuara  la fusión inicial de gametos, sin la presencia de células  amorfas, incapaz de desenvolverse hasta la formación de un ser humano.

La elección de sexo del futuro hijo es, hoy, una posibilidad de la Genética, ofrecida a los padres. “Les cumple, no obstante, respetar, obviamente, los designios divinos, considerando que, desde el primer hombre en la faz de la tierra, tal decisión es divina.” (5) Dios puede delegar, al hombre, ese poder, “desde que  se procese el clima de profunda reflexión y oración, para que la intuición fluya del Plano Mayor.” (6)

No se puede olvidar que, desde antes de la fecundación, el espíritu reencarnado, ligado al ovulo, expresa su polaridad sexual por una vibración típica. En función de esa característica, de sus energías, pasará  a atraer y conducir, con equilibrio y precisión, el espermatozoide más credenciero para la formación del sexo del futuro ser, que será masculino (espermatozoide Y) quiere  femenino  (espermatozoide X) eso. Porque la sede real del sexo  no se halla en el vehículo físico, más si, en el ente espiritual. El sexo es, por tanto,  mental en sus  impulsos y manifestaciones, trascendiendo cualquier impositivo de la  forma en que se manifieste  y “reside en la mente, para expresarse en el cuerpo espiritual y, consecuentemente, en el cuerpo físico.” (7)

Sabemos que es un tema instigador, más recordemos que, si la propia reencarnación, a través de la fecundación asistida, obedece a los planos más Altos, como dudar de que los demás progresos de la ingeniería genética, también, están llegando al planeta Tierra bajo la supervisión del Bien.

 Jorge Hessen