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miércoles, 11 de febrero de 2015

Lesiones afectivas

Saludo matinal

Queridos amigos, hola buenos días,  Dios es muy generoso, al proporcionarnos el nuevo día, y pese a que algunas almas,  desesperadas piensen que no hay espacio en el mundo para ellas, que se sientan solitarias, con grandes deseos de que la vida se extinga para ellas,  es una manera, de darse por vencidas, porque todo al amanecer  nos invita a seguir adelante, y una forma de verlo, es admirando la obra divina. Pese a que muchas cosas malas sucedan en el mundo, pese a que seamos unos ingratos, matando vidas, destrozando el planeta,  siendo malvados  y perversos, Dios todos los días nos invita a la vida vigorizándonos con ese sol esplendoroso, que nutre la vida del planeta.
Por muy oscura que sea la noche, siempre hay un nuevo amanecer, y todos  debemos procurar seguir caminando, porque las oportunidades pasan y al día hay que darle su contribución, para crecer, para edificar en la obra divina.
Estamos preparándonos para ascender en la escala  evolutiva, y como el alumno que ha de prepararse para pasar  a otro curso, nosotros no podemos aspirar a una mejor vida, si las tareas las dejamos a medias, si no procuramos nuevos logros, si rechazamos la oportunidad, de recobrar el tiempo perdido, es por eso que cada día es importantísimo que lo aprovechemos en todos los sectores por los que  estemos pasando, en el hogar, en el trabajo, en el trato con los hijos, en la convivencia con nuestros vecinos, con los compañeros, es necesario que seamos una pieza fija en el engranaje, sujetando los hilos que depende de nosotros, porque  es importante para el conjunto.
No estamos en el mundo porque si, por muy vana que veamos nuestra vida, por muy solitaria, estamos por alguna razón, si no fuera así, ya nos habríamos ido, entonces omitirnos, renegar, de la vida, es pereza espiritual, porque el espíritu  no envejece, envejece el cuerpo, y un espíritu vivificado en Dios, no decae, sabe valorar todas las oportunidades y las aprovecha para crecer  y  servir si puede ayudando a los que se le acercan.
Debemos mucho, no se nos olvide que no somos el presente, y si el pasado, y para pagar hemos de ser buenos deudores,  todo el que paga, lo que debe, es tomado en serio, se le fía de nuevo,  Dios debe  recibir de nosotros la gratitud por habernos  concedido de nuevo la oportunidad de poder resarcir de nuestras deudas, es por   eso que la mejor forma de demostrarle nuestro agradecimiento es viviendo con alegría y optimismo, aunque nuestras pruebas sean muy duras, no nos importe, siempre si miramos para tras, veremos que hay quien soporta más que nosotros, una vez que sepamos apreciar nuestros tesoros, ante esos que van por detrás, seremos menos exigentes pidiendo, porque veremos con más urgencia y de mayor prioridad el problema de nuestros hermanos. Y sellaremos nuestra boca dejando de pedir por nosotros para pedir por esos hermanos, menos afortunados.

El hecho  es que debemos procurar que nuestra conducta sea intachable, esto no significa que cosas inesperadas habrán de pasar. Las situaciones ni son buenas, ni son malas, como tampoco escogen a los individuos. Estas ocurren como consecuencia natural de la existencia. Desde el momento mismo que venimos al mundo, la vida se convierte en un riesgo. Vivir es un riesgo incalculable en algunas áreas del quehacer humano, en el cual si bien es cierto existen algunos aspectos que podemos controlar, como por ejemplo los sentimientos, el pensamiento al igual que gran parte de nuestra conducta. Por otro lado, lo aleatorio es aquello que se sale de nuestro control. Por ejemplo: tú puedes ser un conductor extraordinario, responsable y aún así no constituye garantía el sufrir un accidente automovilístico. Sólo podemos prevenir los sucesos fortuitos y prepararnos para afrontar algunos sufrimientos que pudieran ser inevitables.
Las enfermedades son realidades comunes de la naturaleza humana; no un castigo de la vida o de Dios por nuestros actos. De igual forma, los bienes que conservamos, no son una recompensa por nuestro buen comportamiento. Debemos siempre hacer el bien, no porque esperamos obtener el favor de nadie, ni siquiera el de Dios. Tenemos que hacer el bien porque es parte de nuestra obligación como Persona. Los seres humanos nos diferenciamos de otros seres vivos por la capacidad para razonar, para conocer, para ser feliz, pero sobre todo para actuar.
No debemos fijar nuestra atención en la búsqueda del porque no fue lo que pudo ser, o por qué tengo esta enfermedad, o por qué si he sido un hombre bueno, me suceden estas terribles cosas. Debemos por el contrario promover una conducta reflexiva, meditar en las cosas que nos suceden y ver que se espera de nosotros en ellas.
Amigos os deseo un feliz jueves, mis mejores vibraciones de amor y de cariño Merchita

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            MEDIUMNIDAD VOLUNTARIA

La mediumnidad voluntaria, también llamada mediumnidad de prueba, es aquella que pide el espíritu cuando se encuentra en el espacio y ve que está próxima una nueva encarnación en la que quiere adelantar en su progreso de una forma más rápida que podría hacerlo en condiciones normales, es decir sin
mediumnidad. Por medio de la mediumnidad, se puede adelantar en una sola existencia lo que de otro modo le costaría varias encarnaciones, de ahí que lo pidan muchos espíritus a fin de ir más rápidos en su progreso.
Este tipo de iniciativas por parte de los espíritus desencarnados puede deberse bien porque llevan retraso en sus anteriores encarnaciones y quieren recuperar el tiempo perdido, o porque quieren probarse para ver si con el adelanto que ya han adquirido son capaces de cumplir con una misión de estas características.
Naturalmente, esta es una prueba importante para el espíritu en los mundos de expiación y prueba como el nuestro, puesto que hay una gran diferencia entre estar en el mundo espiritual, en donde se goza de una claridad de ideas y certidumbre sobre nuestro destino evolutivo, a estar inmersos en la materia y sumergidos en una sociedad materialista que cierra las puertas a la comprensión y profundización de los conceptos espirituales.
Pero el espíritu, cuando está libre en el espacio y comprende lo mucho que puede adelantar en una sola existencia, viéndose fuerte y con ganas de emprender una tarea ardua, pero provechosa, se atreve a pedir una misión con mediumnidad.
El compromiso que tiene una persona que viene con mediumnidad voluntaria no es otro que el de ayudar a sus semejantes por medio de la facultad que posee, con el servicio que presta a todos aquellos que pueda ayudar, se sitúa en la vía de la fraternidad más pura y desinteresada y comienza, si cumple fielmente con su misión, una etapa a no dudar de existencias positivas, puesto que en esta última se habrá fortalecido grandemente, alcanzando un desarrollo notable de virtudes como la caridad, la voluntad, la fe, etc., y esto le otorga una sólida base moral para afrontar nuevas existencias con una buena predisposición hacia el bien.
Este tipo de espíritus, por lo general, están comprendidos en las leyes universales y cuando encarnan conservan cierta intuición de la misión que han traído, intuición ésta que su espíritu protector se encarga de recordarles y, como han pedido esta misión por su propia voluntad, cuando les llega el momento de empezar a trabajar suelen aceptarlo sin poner reparos. En definitiva, estas pueden ser las características que reúnen este tipo de facultades:
Cuando descubren que vienen provistos de mediumnidad no se rebelan ante esta situación, sino que lo aceptan con predisposición positiva.
Estudian la mediumnidad y buscan personas con experiencia y conocimientos que puedan ayudarles a encaminarse positivamente.
Analizan aquellos obstáculos que pueden tener o defectos que les impidan poner en práctica la mediumnidad para eliminarlos.
Tratan de adaptarse y organizar su vida de modo que puedan cumplir con su misión lo mejor posible.
Rechazan cualquier tipo de ideas establecidas, prejuicios y convencionalismos sociales que les impidan llevar a cabo su labor.
Ponen al servicio de sus semejantes su mediumnidad sin idea de sacar un beneficio material o económico de la misma.
Tienen un sentimiento interior de responsabilidad ante su misión.
Por nuestra parte, deseamos remarcar este último aspecto cual es el de la responsabilidad que se adquiere cuando se viene con este compromiso como es el de la mediumnidad voluntaria, no olvidemos que lo hemos pedido voluntariamente y que se nos ha concedido porque el plano espiritual nos vio con posibilidades de llevar esa misión hacia adelante con éxito. De no hacerlo así, significa que nos hemos dejado vencer por las pruebas del mundo material y que hemos hecho oídos sordos a nuestra conciencia y a las indicaciones de nuestro protector, al cual habremos dejado de lado. Supone por nuestra parte un error gravísimo si después de haber venido preparados y con un gran trabajo hacia nosotros volcado desde el plano espiritual, nos olvidamos del mismo y vivimos nuestra vida con egoísmo sin responder al llamado de la conciencia.
Habremos perdido una existencia con todas las consecuencias que ello lleva consigo. Lo peor de todo será el remordimiento que recogeremos cuando después de desencarnar veamos lo que hemos hecho, entonces no podremos olvidar el error cometido, y viviremos con la angustia y la vergüenza que supone el reconocer las debilidades a las que hemos dado paso, y ese dolor interior no se pasa sino hasta que por karma tengamos que venir nuevamente en otra existencia a cumplir con la deuda que dejamos pendiente.
Pensemos en los beneficios que nos puede reportar la mediumnidad si la ejercitamos bien, en una sola vida podemos dar un salto de gigante y no solamente recuperar el tiempo perdido, sino superar viejas deudas y defectos que nos mantenían atados a vidas de bajeza moral y desconcierto espiritual.
F.H.H.
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      A nadie le faltan fuerzas; lo que a 
muchísimos les falta es voluntad.
VICTOR HUGO
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                           Lesiones Afectivas

      Varías son las lesiones que alcanza al ser humano durante su vida terrena. 
Algunas leves, de fácil cicatrización, otras más profundas y duraderas.
De entre ellas vamos a encontrar las que son responsables por los desatinos
 de variado orden, que son las lesiones afectivas.
      Fruto de la falta de respeto que tenemos unos por otros, las lesiones 
afectivas han ocasionado homicidios, suicidios, abortos, injurias que dilapidan 
o arrasan la existencia de las víctimas, heridas en el afecto que les alimenta las
 fuerzas.
¡Cuantas lágrimas de aflicción, cuantos crímenes son cometidos en la sombra, 
en nombre de esas lesiones provocadas en las profundidades del alma! 
Olvidándonos de que cada criatura lleva en su intimidad caracteres propios, no 
consiguiendo medir sus resistencias, ni sus reacciones delante de una promesa
 no cumplida.
Usando la disculpa del amor libre y del sexo liberador, nosotros hemos atentado
 para las consecuencias amargas que resultan de nuestra falta de respeto al 
prójimo.
En el ansia de satisfacer los deseos carnales, no dudando en relacionarnos 
superficialmente con personas que sienten, tanto como nosotros mismos, 
carencias de afecto y sed de comprensión y cariño.
Cuantos niños nacen fruto de esas relaciones irresponsables y amargan el 
abandono y la soledad como hijos rechazados por uno y otro de los padres, o 
por los dos.
Cuantos llevan en el corazoncito la tristeza de no poder pronunciar la dulce 
palabra padre, porque aquel que lo engendró no honró el compromiso, dejando
 a la compañera toda la responsabilidad por el cuidado del niño.
Cuantos hombres y mujeres que empeñaron su fidelidad, en los votos hechos 
por ocasión del matrimonio, y que ligeramente los rompen, relacionándose con 
otras personas, esparciendo lesiones afectivas inconsecuentes.
Ciertamente muchos de esos delitos no son catalogados por las leyes humanas,
 pero no pasan desapercibidos en las leyes de Dios, que exigen de los 
responsables la debida reparación, en el momento oportuno.
Es importante que reflexionemos acerca de ese asunto que nos habla sobre eso.
Es imprescindible que respetemos los sentimientos ajenos  tanto en cuanto 
deseamos tener nuestros sentimientos respetados.
Si no quisiéramos o no pudiéramos mantener un romance de cariño a dos, no lo
iniciemos. Recordemos que por encima de las leyes humanas, existen las leyes 
divinas, de las cuales no podremos huir, como seres inmortales que somos.
Si las infringimos, tendremos que efectuar la debida reparación más pronto o 
más tarde.
Si hoy la carencia afectiva nos dilacera el alma, puede ser que estemos 
reparando delitos cometidos anteriormente. Es posible que Dios permita que 
suframos la falta del afecto que no supimos valorar en el pasado.
* * *
¿Usted sabía que muchos de nosotros estamos altamente comprometidos con 
las Leyes de Dios, en materia de amor y sexo irresponsable? Por ese motivo, 
incluso estando casados, gran parte de las criaturas sienten falta de afecto y 
cariño, amargando las consecuencias de los delitos cometidos contra los 
semejantes, en el área de la afectividad.
De esa forma, vale la pena valorar los sentimientos ajenos, para que en el futuro
 seamos merecedores del afecto y de la fidelidad que tanto necesitamos.

Libro  Momentos de Oro
Capítulos sobre lesiones Afectivas

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