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lunes, 30 de noviembre de 2015

PENSAMIENTOS Y ENFERMEDADES


Carta de Victorien Sardou a Allan Kardec

  
El dia 18 de abril, comemoraremos el 157 cumpleaños del lanzamiento del  Libro de los Espíritus. En recuerdo de ese evento tan importante el Blog História del Espiritismo presentó una correspondencia inédita del importante dramaturgo francés Victorien Sardou dirigida a Allan Kardec y que yo hoy reproduzco en este Blog. Esta correspondéncia es parte de la serie de correspondencias inéditas de Allan Kardec que fueron  publicadas por la revista Reformador al início del siglo XX.
  
   Carta de Victorien Sardou a Allan Kardec
   

   Os agradezco, Señor, la presteza que empleasteis en remitirme El Libro de los Espíritus. 
   Yo tenía ansia de leerlo y dejé todas las ocupaciones para entregarme a esa lectura. Ya he llegado casi al final   y desde ya puedo formular mi opinión sobre esa obra:
Es el libro más  interesante y más instructivo que he leído. Es imposible que no tenga una gran repercusión: todas las grandes cuestiones de metafísica, de moral, allí están elucidadas de la manera más saisfactoria: todos los grandes problemas allí son resueltos, incluso aquellos que los más ilustres filósofos no resolvieron: el libro de la vida y el libro de la humanidad.
   Recibid señor, mis cumplimientos por la manera como clasificasteis y coordinasteis los materiales suministrados por los propios Espíritus: todo es perfectamente metódico, todo se encadena bien y vuestra introducción es una obra prima de lógica, de discusión y de exposición.
Recibid Sr.
                                                                                                          Victorien Sardou
Nota del Blog: Esta correspondencia fue publicada por la revista Reformador en 1914, página 321. Traductor desconocido.


“Ayuda a los demás tanto como puedas. Cada persona que hoy encuentras tal vez sea mañana la llave que usted necesita para resolver numerosos problemas.”
/ Chico Xavier

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FACULDADES MORALES E INTELECTUALES
  

 En el hombre, sus cualidades morales, buenas o malas, son las del Espíritu que estuviese encarnado en él; cuanto más puro es ese Espíritu, más propenso es el hombre de bien. Resulta de ahí que el hombre de bien es la reencarnación de un Espíritu que ya conquistó durante las otras encarnaciones, buenas  cualidades, y el hombre vicioso es la de un espíritu todavía imperfecto.

Los Espíritus de aspecto barbudos y livianos ( algunos les llaman duendes), cuando están encarnados, normalmente son torpes,estirados y algunas veces malvados.

Los Espíritus no tienen pasiones extrañas a la humanidad; si así fuese, nosotros también las tendríamos.

El Espíritu que posee buenas cualidades morales y es inteligente, cuando está encarnado, seguramente es él mismo una razón del grado a que haya llegado, pues el hombre no tiene en sí dos Espíritus.

Existen hombres inteligentes que parecen revelar que un Espíritu superior está encarnado en ellos, pero al mismo tiempo son profundamente viciosos. Y es que el Espíritu que encarna cada uno de esos hombres, aún no es suficientemente puro y el hombre dece a la influencia de otros Espíritus aún peores. El Espíritu progresa en una marcha ascendente insensible, pero el progreso no se realiza simultáneamente en todos los sentidos; en un periodo, él puede avanzar en ciencia y en otro en moralidad.

Como ya vimos, en un hombre encarnado  hay un único Espíritu, por tanto, no se debe creer que existen dos o más Espíritus encarnados en un mismo hombre, esto es absurdo. El Espíritu debe tener todas las aptitudes. Para progresar necesita de una voluntad única. Si el hombre fuese un conjunto de Espíritus, esa voluntad no existiría y él no tendría individualidad, pues en su muerte todos esos Espíritus serían como un bando de pájaros escapando de la jaúla. El hombre se queja muchas veces por no comprender algunas cosas, pero es curioso ver como él multiplica las dificultades, cuando tiene en sus manos una explicación muy simple y natural. Eso es aún, tomar el efecto por la causa: hacer con el hombre lo que los paganos hacían con Dios. Ellos creían en tantos dioses como fenómenos del Universo. Pdro entre ellos, las personas sensatas no veían en esos fenómenos nada más que los efectos, teniendo por causa un Dios Único.

NOTA DE ALLAN KARDEC: El mundo físico y el mundo moral nos ofrecen, al respecto, numerosos puntos de comparación. Se creyó en la multiplicidad de la materia, encuanto el examen se detenía en la apariencia de los fenómenos; hoy, se comprende que esos fenómenos tan variados pueden no ser más que modificaciones de una materia elemental y única. Las diversas facultades son manifestaciones de una misma causa que es el alma, como los diferentes sonidos de un órgano son producto de una especie de aire y no de tantas especies de aire cuantos sonidos hubiesen. De ese sistema resulltaría que cuando un hombre pierde o adquiere ciertas aptitudes, ciertas tendencias, eso significaría que otros tantos Espíritus lo poseerían o dejarían, lo que lo volverçia un ser múltiple, sin individualidad y consecuentemente sin responsabilidad. Esto, además de contradicho por los tan numerosos ejemplos de manifestaciones en que los Espíritus prueban su personalidad y su identidad.
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RESUMEN (SÍNTESIS DE  EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS, B. Godoy Paiva)

Las cualidades morales, buenas o malas, del hombre, son las del Espíritu en él encarnado. Cuanto más puro es ese Espíritu, tanto más propenso  al  bien es el hombre. El hombre vicioso es la encarnación de un Espíritu imperfecto; por eso el caracter de los indivíduos en que encarnan los Espíritus desajustados y livianos no es raro que sea de criaturas malvadas. El Espíritu siempre progresa en insensible marcha ascendente, pero el progreso no se efectúa simultáneamente en todos los sentidos. Durante un periodo de su existencia, él se adlanta en ciencia; durante otro en moralidad.

Estudio con base en El Libro de los Espíritus, Libro Segundo, qq. de 361 à 366.
Obra codificada por Allan Kardec

Trabajo de: Elio Mollo


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                                                 PENSAMIENTOS Y ENFERMEDADES


La conciencia del ser humano se expande por todo su organismo por medio de las variadas expresiones de capacidad vibratoria de los elementos que lo constituyen.

De ese modo, operando en la armonía conjunta, cada célula es portadora de la condensación de la conciencia individual, en cuyas tramas delicadas se imprimen las necesidades evolutivas del ser humano.

Trabajadas por los comandos del periespiritu ellas resultan de la condensación de ondas específicas que conducen  los contenidos morales encargados de producir los órganos  y los diversos mecanismos constitutivos del individuo.

Por tanto, la célula es, en si misma, la materialización del molde energético por el modelo organizador biológico.

Cuando ocurre la separación molecular de cada una, por medio del fenómeno de la muerte física, no se  produce la aniquilación o la desintegración de aquel que la constituía, permaneciendo como parte integrante del conjunto ordenador.  Como consecuencia, cada una posee registros especiales que se encargan de sincronizarse en un conjunto armónico total. Ese tipo de registro puede ser considerado como una forma de conciencia embrionaria que conduce  y preserva informaciones sobre los acontecimientos de los cuales participa.

De esa forma, el periespiritu también está constituido por el conjunto  de esas conciencias celulares que forman  la conciencia global encargada de transmitir al espíritu las memorias, las conquistas y realizaciones de cada experiencia reencarnatoria y de todas ellas reunidas, siempre alteradas conforme a las transformaciones naturales de la etapa vivenciada.

Los pensamientos que se originan en el ser espiritual, a medida que se transfieren  hacia las áreas  de la sensación, de la emoción de la acción, imprimen sus contenidos  en las referidas  células de energía que los ejecutan  en la forma física, estableciendo los resultados conforme a la calidad de la onda mental.

Debido al tenor vibratorio de cada emisión pensante, la carga estimula a la conciencia celular que se siente más fortalecida, generando salud o se desarmoniza, produciendo la enfermedad. Aunque se desestructure la célula física, en el proceso de desorganización se libera la  de naturaleza energética, que influenciará a los futuros mecanismos de equilibrio o desajustes del ser humano.

Las enfermedades más graves son aquellas que se originan en el alma, expandiéndose por el organismo físico y transformándose  en procesos degenerativos, infecciosos, produciendo dolores o se exteriorizan  como conflictos que se convierten en trastornos psíquicos, cuya gravedad se encuentra en la razón de la causa productora.

El semillero del odio, de los celos, de la envidia, de la ira y de otros anestésicos del espíritu, produce virus  psíquicos que atacan al organismo propio así como al de aquel que, desprevenido, inspiró la producción de esas ondas desvastadoras que la mente produce y dirige conforme a su estructura moral. Al mismo tiempo, ideoplastia  sustentadas por el pensamiento fijo en ideas perturbadoras  y agresivas, contribuyen para que surjan toxinas que invaden el organismo  desarticulándose  la contextura vibratoria, enfermándolo y trabajando para matar sus defensas y los factores inmunológicos.

La conducta mental expresa el nivel de evolución en que se encuentra cada ser, encargándose de producir bienestar o malestar, salud o enfermedad, alegría o tristeza, resultando siempre de la faja vibratoria en la que permanece.

Esas conductas esdrújulas, en las que muchos se complacen, se transfieren de una existencia hacia otra, debido a la memoria  y conciencia de la célula psíquica, que modelará la equivalente orgánica con la carga de energía que conduce. De esta forma, esa onda influenciará a la criatura desde su formación genética, alterándole su estructura de acuerdo con la calidad del mensaje  de que sea portadora.

Las enfermedades del alma tienen un carácter psíquico y se encuentran en los pliegues de lamente  desvariada, que se vincula  a los estados aberrantes del comportamiento, cuando podría ser dirigida hacia las aspiraciones  del equilibrio, de la razón, de la felicidad.

Los sentimiento viles abren campo  a su instalación, tornándose de difícil  diagnostico y deficiente  tratamiento, improbable de otorgar  resultados favorables a la salud.

Es por eso que, los desvaríos del sexo, los vicios de cualquier naturaleza, la irascibilidad, los estados pesimistas, se transforman en agentes  vivos que se encargan de actuar conforme la dirección que reciben  de la dinamo mental generadora de la cual proceden.

De la misma forma sucedería si fuesen cultivados otros sentimientos  y preservados los valores éticos promotores del ser, que se encargarían de corresponder a la fuente productora con ondas de bienestar, de esperanza, de armonía, de felicidad…

Los cromosomas que se implantan en la estructura física mediante el núcleo de la célula en que se establecen, se mantienen en el Espíritu debido al citoplasma  en el cual e fijan.

Son indestructibles, enviando sus mensajes a través del núcleo genético, al tiempo en que plasman las futuras formas  en todos los seres, en el plano físico o espiritual.

Cuanto más penetra  la investigación científica en la estructura de la forma, mejor verifica que la misma es una aglutinación de partículas cada vez menores hasta perderse en la energía que es el punto de partida hacia la materia.

Como el espíritu es energía pensante, principio inteligente del Universo, asimila las vibraciones más sutiles y las exterioriza mediante ondas mentales que toman cuerpo, tornándose parte integrante del conjunto en el que la vida física se manifiesta.

Al ser así, los vicios generadores de enfermedades del alma – que permanecen como depresión, tormentos íntimos, angustia, inseguridad y otros – cuando se produce la desencarnación del paciente, prosiguen imanados a los campos psíquicos en los cuales fueron generados, exigiendo un periodo correspondiente de cambio mental para ser diluidos y desaparecer.

El acontecimiento de la muerte biológica no facilita  la liberación de los hábitos perversos y enfermizos que fueron cobijados durante largo periodo de la existencia física. De la misma forma  que se fueron implantando lentamente y generando acondicionamientos que se transformaron  en procesos perturbadores, la readaptación al equilibrio y la reconstrucción de las estructuras energéticas afectadas exigen el tiempo correspondiente, durante el cual son recompuestos los campos vibratorios que fueron dañados.

Eso es comprensible, porque las descargas producidas por los sentimientos viles producen toxinas de alto tenor hormonal que modifican los códigos del ADN, fijando en ellos el tipo de onda  y su procedencia perturbadora. A medida que se repiten esas fijaciones a lo largo del tiempo, es mayor el daño causado a la estructura intima del mismo, imponiendo como proceso de reparación, desde el más allá, un cambio total de comportamiento, que se encarga de sustituir su doble hélice, que son los dos cordones entrelazados y formados por una sustancia química especifica.

Por ello las enfermedades del alma solo se podrán recuperar cuando hubiere una transformación estructural del pensamiento, que se encargará de reconstruir nuevas bases super sutiles, que se consustanciarán en los futuros códigos del ADN, restableciendo la conciencia individual de las células y finalmente, integrando la conciencia del ser en el conjunto de la armonía de la Conciencia Cósmica.

Extraído por Merchita del libro “Días Gloriosos” de Divaldo Pereira Franco
dictado por el Espíritu Juana de Angelis
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 Dentro de las limitaciones de la inteligencia del hombre, se argumenta lo difícil que es concebir que una cosa que tuvo comienzo, no tenga final. Hay muchas cosas que no comprendemos, pero eso no es razón para ser rechazada. El ignorante tampoco entiende todo lo que el sabio conoce. En estadios espirituales más avanzados, pensaremos de forma diferente. A nosotros nos cabe aceptar que la existencia de los Espíritus no tiene fin.
- Antonio Lima-
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“CURANDEROS ENDIOSADOS “, CIRUJANOS DEL MÁS ALLÁ - BAJO LOS NÁRCOTICOS INSENSATOS DEL COMERCIO

Después de la lectura intrigante de un reportaje en la Revista “VEJA”, deliberamos reproducir y contextualizar algunos trechos del material publicado. Titulada “La cara humana de los más endiosados médiums brasileños”(1), la “VEJA” destacó la capacidad del infame médium de atraer gente del mundo entero para un municipio próximo del Distrito Federal. Afirma el reportaje que el “santificado médium” convive cotidianamente bajo el manto de la contradicción entre el “espíritu y la carne”, la “cura y la dolencia”, el “desprendimiento y la vanidad”, los gestos de “generosidad, los arrobos de cólera” y los negocios terrenales (2) [es millonario], los amores [tiene once hijos con diez mujeres diferentes]. Cada dos años, el “cerrado curandero-endiosado” cambia la flota de coches de la familia. El de él es un Mohave Kia, valorado en 170.000 reales.” (3)
Sabemos que la mediumnidad no guarda relación con el desenvolvimiento moral, su funcionamiento es independiente de las cualidades morales, así como el corazon late independientemente de los sentimientos buenos o malos que la persona alimente. El hecho es que tales médiums “cirujanos del más allá” siempre seducen a gran números de feligreses, estableciendo, no es raro, con la mediumnidad, un rentoso negocio, una popular fuente de captación de dólares y reales. Para comprobar, consideramos el hecho aquí comentado. Observemos lo siguiente. El PIB – Producto Interno Bruto del municipio donde el “cerrado médium-fetichero” comercializa disfrazada y generosamente la “cirugía transcendental” es de 15 millones de reales al año. En el mismo periodo, la institución dirigida por tal “dios de la mediumnidad de cura” ha facturado, en lo mínimo, 7,2 millones de reales, tomándose en cuenta exclusivamente el comercio de la pasionaria, preparado a base de maracuyá, producido allí mismo, vendido a 50 reales el frasco y recetado a una media de 3000 visitantes semanales.” (4)
Por serias razones no apreciamos y ni siquiera indicamos ese tipo de mediumnidad, aunque, excepcionalmente, acatemos los efectos mediúmnicos efectuados por algunos médiums humildes y honestos. Infelizmente algunos “dioses del bisturí” que promueven cirugías con auxilio de supuestos médicos del más allá, consiguen robustecer sus cuentas bancarias. Hace algunas décadas Chico Xavier advirtió. “Creo que esto debe ser fruto de la educación de la persona ingenua, creer que, pagando bien, conseguirá curas espirituales. El verdadero Espiritismo no puede cobrar, ni aun mismo los remedios que receta a los enfermos. También estoy en contra de esa historia de meter instrumentos cortantes en el cuerpo de los otros, sin ser el clínico. El médico estudio bastante anatomía, patología y, por eso, está habilitado para hacer una cirugía. ¿Por qué, yo, siendo médium, ahora voy a tomar un cuchillo y abrir el cuerpo de un cristiano sin ser considerado un criminal? "(5)
El médium de Pedro Leopoldo dijo que fue operado por los médicos terrenos cinco veces, y varios médiums le ofrecieron sus servicios. “El Espíritu Emmanuel le reprendió: Usted debería tener vergüenza hasta en pensar en recibir ese tipo de cura, porque todos los otros enfermos vierten sangre, usan éter, toman determinados remedios para mejorar. ¿Cómo usted pretende curarse en una mecedora? (6)
De lo expuesto, indagamos lo siguiente. ¿Cómo enjuiciar actualmente esos “curanderos y cirujanos del más allá? Chico Xavier cuando estaba para someterse a una cirugía, en 1968, de un tumor en la próstata, Zé Arigo [que no era espirita], mando avisarle que estaba pronto para realizar la operación. Chico respondió: “¿cómo quedaría yo ante tanto sufridor que me busca y que va camino del bisturí, como el buey va para el matadero? y ¿yo, sabiendo eso, voy a querer facilidades? Yo me tengo que operar, [con médicos encarnados] como los demás, sufriendo como ellos! (7)Por eso, el Espíritu André Luíz advirtió para “aceptar el auxilio de los misioneros y obreros de la medicina terrena, no exigiendo protección y responsabilidad exclusivos de los médicos desencarnados”. (8)
Es deplorable que los médiums evoquen “Espíritus” para que les atiendan como “cirujanos del más allá”, con el fin de cortar y perforar cuerpos en nombre de “operaciones espirituales”, que prescriban placebos. Es lamentable esa tendencia de subestimar la contribución de la medicina humana, entregando nuestras enfermedades a los Espíritus “curanderos del Más Allá” (preferencialmente con nombre germánicos o hindú) para que “curen” dolencias. Precisamos 2aprovechar la molestia como un periodo de lecciones, sobretodo como tiempo de aplicación de valores sobre todo alusivos a la convicción religiosa. La enfermedad puede ser considerada por termómetro de la fe”. (9)
No desconocemos la plausible intervención de los desencarnados en los procesos terapéuticos en la Tierra, más no se debe dar preferencia a ese
tipo de trabajo, en la suposición de curas o en la pérfida idea de robustecimiento del espiritismo por esos medios. ¡Es urgente no echar mano de la precaución! Aun mismo que el exceso en todo sea perjudicial, con todo, Kardec endiosa nuestra actitud diciendo que “en semejante caso, vale más pecar por exceso de prudencia que pecar por exceso de confianza.
Creemos que las “terapias alternativas”, “curanderismos” y la fascinación en la práctica mediumnica, son factores que han desestabilizado el plano [de la unión] entre los espiritas de la unidad doctrinaria. (11) Es poco significativo que un “cirujano del más allá del túmulo” haga desaparecer anomalías inhibidoras de deformes del cuerpo. Hasta porque el periespiritu conservará la patología, que se va proyectar para reencarnaciones futuras, excepto que nos ajustemos con la ley de la justicia, cubriendo con amor la “multitud de pecados” que cargamos. Jamás olvidemos que la cirugía transcendente puede hasta aun mismo refrenar temporalmente las dolencias físicas, más el amor, operando en los tejidos sutiles del alma, cura, purifica, y redime para la eternidad.
Según Divaldo Pereira Franco “es un temeridad transformar el centro espirita en un pequeño hospital pata atendimiento de todas las enfermedades, eso es una locura. Es un desvío de la finalidad de la práctica del Espiritismo. Podemos, si, hacer una actividad de atendimiento a los enfermos que son portadores de problemas en el área de la salud espiritual. Podremos aplicarles pases, darles agua fluidificada, si fuera el caso, más la función principal del Centro espirita es iluminar las conciencias de aquellos que la buscan.”(12)
Resalta el tribuno bahiano que cierta vez el Espíritu del “Dr. Fritz” quiso operar a Chico Xavier, en 1965, a través del médium no espirita Zé Arigo: - “Yo te cuero ese ojo. ¡Te hago la cirugía ahora! Dijo Arigo y Chico Xavier le respondió:- “No eso es un Karma. Más como Karma continuará, pues va a aparecer en su lugar otraenfermedad. Como yo ya estoy acostumbrado con ese, yo lo prefiero. ¿Para qué voy a querer una enfermedad nueva?” (13)
Los espíritus no están disposición para promover curas de patologías que no es raro representan providencias correctivas para nuestro crecimiento espiritual en el buril expiatorio.
En ese sentido, los dirigentes de los núcleos espiritas deberían promover bases de estudios y reflexiones sobre las propuestas filosóficas, científicas y religiosas del espiritismo en vez de aceptar trabajos espirituales para los inocuos “curanderismos”.

Jorge Hessen
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sábado, 28 de noviembre de 2015

CARTA DE ALLAN KARDEC A UN PRISIONERO



                         ODIO Y SUICIDIO 
                       

Divaldo Franco (Joanna de Angelis)



   Heredero de sí mismo, cargando, en el inconsciente, las experiencias transitorias, el hombre no huye a los atavismos que lo someten aunque las claridades arrebatadoras del futuro lo llamen para las grandes conquistas. Liberarse del fuerte fardo de las pasiones enfermizas para los logros de la razón es el gran desafío que tiene ante sí. Donde quiera que vaya, se encuentra consigo mismo. Su evolución socio-antropológica es la historia de las continuas luchas, en la que el artista – Espíritu – arranca del bloque grotesco – la materia – las expresiones de belleza y grandiosidad que duermen inmanentes en su interior. Los mitos de los pueblos, en la historia de las artes, de las filosofías y de las religiones, presentan la continua lucha del ser liberándose del mortero celular, rompiendo cadenas para reafirmarse en la libertad que pasa a usar, agresivamente, en el comienzo, hasta convertirse en un estado de conciencia ética planificador, cargado de paz. En cada mito del pasado surge el hombre en lucha contra fuerzas soberanas que lo punen, lo amargan, lo dominan. Generado el concepto de la desobediencia, el reflejo de la punición ínfima, contra la cual no se puede levantar, ni siquiera justificar la fragilidad. Esa incapacidad de enfrentar lo imponderable – las fuerzas desgobernadas y prepotentes – más tarde se presentan camufladas en forma de rebelión inconsciente contra la existencia física, contra la vida en sí misma. Obligado más a temer esos opresores, de lo que a amarlos, compelido a negociar la felicidad mediante ofrendas y cultos, extravagantes o no, se siente cohibido en su libertad de ser, entonces rebelándose y pasando a una actitud formal en prejuicio de la realidad, a un comportamiento social y religioso conveniente y no ideales, viviendo fenómenos neuróticos que lo deprimen o lo exaltan, como efecto natural de su rebelión intima. Al mismo tiempo, procurando detener los instintos agresivos en el yacentes, sin saberlos canalizar, sufre reacciones psicológicas que le perturban el sistema emocional. El resentimiento – que es una manifestación de la impotencia agresiva no exteriorizada – se convierte en traba de amargura, para tornar insoportable la convivencia con aquellos contra los cuales se vuelve. Anticipando el esfuerzo – que es la realización intima de la flaqueza, de la cobardía moral – da guarida al odio que lo quema, tornando su existencia como la del otro en un verdadero infierno. El odio es el hijo predilecto de la salvajería que permanece en la naturaleza humana. Irracional, el trabaja por la destrucción de su oponente, real o imaginario, no cesando, aun mismo después de la derrota de aquel. Cuando no puede descargar las energías en descontrol contra el opositor, se vuelve contra sí mismo articulando mecanismos de autodestrucción, gracias a los cuales se venga de la sociedad que en el prevalece. Los daños que el odio proporciona al psiquismo, por despotricar la delicada maquinaria que exterioriza el pensamiento y mantiene la harmonía del ser, se tornan de difícil catalogación. Simultáneamente, advienen reacciones orgánicas que se reflejan en las funciones hepáticas, digestivas, circulatorias, dando origen a futuros procesos cancerígenos, cardiacos, cerebrales… La irradiación del odio es portadora de carga destructiva que, no raro, corroe los engranajes del emisor como alcanza a aquel contra quien va dirigida, en el caso que este sintonice en la faja de equivalencia vibratoria. Basura del inconsciente, en el área de la psicología, preconizan como terapia, la liberación de la agresividad, del odio, de los recalques y castraciones, mediante el permiso del vocabulario chulo, de las diatribas en las sesiones de grupo, de las acusaciones reciprocas, pretendiendo el debilitamiento de las tensiones, al mismo tiempo para la conquista de la auto realización, de la seguridad personal. Sin discutir la validez o no de la experiencia, el hombre es pájaro cautivo con destino a grandes vuelos; al ser equipado con recursos superiores, que viaja del instinto hacia la razón, de esta para la intuición y, por fin, para su fatalidad plena, que es la perfección. Una psicología basada en terapéutica de agresión y liberación de instintos, evitando las presiones que coaccionan las ansias humanas, ciertamente atiende los primeros propósitos, sin erguir al paciente a las crestas de plenitud interior, de la identificación y vivencia de los valores de alta monta, que dan color, objetivo y paz a la existencia. Asumir la inferioridad, el desmando, la alucinación es superarlos, nunca sanar el mal, liberarse de el por innecesario. Si no es recomendable para las referidas escuelas, la represión, por los males que proporciona, menos será liberar a algunos, a los otros agrediendo, gracias a los falsos derechos que tales pacientes requieran para sí, arremetiendo contra los derechos ajenos. La sociedad, considerada como castradora, marcha para terapias que canalicen de forma positiva las fuerzas humanas, suavizando las presiones, eliminando las tensiones a través de programas de solidaridad, recreo y servicios compatibles con la clientela que la constituye. El odio presiona al hombre que se frustra, llevándolo al suicidio. Tiene orígenes remotos y próximos. En las patologías depresivas, hay mucho fenómeno de odio imbuido en el enfermo sin que el se dé cuenta. La indiferencia por la vida, el temor a enfrentar situaciones nuevas, el pesimismo disfrazan amarguras, resentimientos, iras no digeridas, odios que rezuman como desgana de vivir y ansia por interrumpir el ciclo existencial. Fallando la terapia profunda de él erguimiento del enfermo, el suicidio es el próximo paso, sea a través de la negación de vivir o del gesto cobarde de encerrar la actividad física. Todos los individuos experimentan límites de alguna procedencia. Los extrovertidos conquistadores ocultan, algunas veces, largos lances de timidez, soledad y desconfianza, que tienen dificultad en superar. Sus reuniones ruidosas son más mecanismos de fuga que recursos de esparcimiento y placer. Los alcohólicos que usan, las músicas ensordecedoras que los aturden, se encargan de mantenerlos más solitarios en la confusión de lo que solidarios unos con los otros. Las carcajadas, que son payasadas festivas, substituyen las sonrisas de bienestar, de satisfacción y humor, llevándolos de un lugar para otro o ningún lugar, aunque se muevan por ciudades, clubs y diversas reuniones. El ser humano debe tener la capacidad de discernimiento para elegir los valores compatibles con las necesidades reales que lo son inherentes. Descubrir su realidad y crecer dentro de ella, aumentando la capacidad de ser saludable, es la función de la inteligencia individual y colectiva, puesta a beneficio de la vida. Las transformaciones proponen incertezas, que deben ser enfrentadas naturalmente, como las oposiciones y los adversarios encarados en la condición de ocurrencias normales del proceso de crecimiento, sin resentimientos, ni odios o fugas para el suicidio. El hombre que progresa cada día, asciende, no siendo atendido por las famas de los problematizados que no lo pueden acompañar, en el proceso de crecimiento. Alcanzando la cima deseada, este individuo está en condiciones de descender sin disminuirse, a fin de erguir aquel que permanece en la retaguardia. Ahora, para alcanzar cualquier meta y, en especial, la de la paz, se torna necesario un planeamiento, que difluye de la autoconciencia, de la conciencia ética, de la conciencia del conocimiento y del amor. El planeamiento procede a la acción y desempeña el papel fundamental en la vida del hombre. Solamente una actitud saludable y una emoción equilibrada, sin vestigios de odio, deseo de, deseo y esfuerzo, pueden planear el bien, el éxito, la felicidad.

 Libro: El Hombre Integral. Divaldo Franco, por el espíritu Joanna De Angelis
 TRADUCIDO POR: M. C. R

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    “Ayuda a los demás tanto como puedas. Cada persona que hoy encuentras tal vez sea mañana la llave que usted necesita para resolver numerosos problemas.”  Chico Xavier

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                    Rescate histórico                    


Carta de Allan Kardec a un Prisionero



En  diciembre de 1913, la Revista Espírita ( en la época dirigida por Paul Leymarie), y la revista brasileira Reformador, pasaron a publicar en conjunto algunas correspondencias inéditas de Allán Kardec. Se pensaba publicarlas en orden cronológico entre los años de 1858 a 1869, pero la publicación fue interrumpida por causa de la Primera Guerra Mundial.

Carta de Allan Kardec a un prisionero
   Sr,, Recibí la carta que me escribisteis y de la que siento que las ocupaciones no me hayan permitido responder más pronto. A pesar de mi silencio no podeis dudar de todo el interés que tengo por vuestra situación, siendo, sobre todo, los excelentes sentimientos de que estais animado y en los cuales, gracias a la nueva luz que se hace para vos, no dudo de que persistais. Continuo pues, esclareciéndole, tanto como vuestra situación lo permite y encontrareis en esa santa doctrina y en los consejos de vuestros guias espirituales, las fuerzas necesarias para resistir a los malos arrastramientos y la expiación terrestre aceptada por vos con resignación cristiana, os libertará de las pruebas, que de otro modo serían muy penosas, que iríais a sufrir sin una vuelta sincera para Dios.
   Imaginad que nunca es muy tarde para volver al bien y que Dios acepta todos los arrepentimientos que parten del corazón. Él recibe con alegría a la oveja perdida que entra en el aprisco y eso es siempre motivo de fiesta entre los Espiritus. Preservad pues, y cuando dejeis la Tierra para entrar en vuestra verdadera patria, los encontrareis a vuestra llegada felices por vos, pudiendo extender los brazos.
   ¡ Oh !, Entonces de qué alegría sereis penetrado, cuando hubiereis salido del abismo en que algunos pasos más os podrían precipitar por muy largo tiempo, por siglos tal vez¡ Mirad atrás y vuestra vida pasada no os parecerá más que un sueño. ¡ Entonces, cuanto agradecereis a Dios por haberos enviado buenos Espíritus para esclareceros y sustentaros!.
  Ya es algo no practicar más el mal y arrepentirse de lo que se hizo; pero para pagarlo completamente, es preciso hacer el bien; cada alma que hayas ayudado a entrar en el buen camino, os será contada y se unirá a vuestra parte de felicidad  futura, porque os pagará en reconocimiento el servicio que le hubiereis prestado.
   Aquel que está siempre pronto a  ayudaros con sus consejos, Allan Kardec.

Nota del Blog: Esta correspondencia fue publicada por la revista Reformador de 1914, paginas 170 e 171. Traductor desconocido.
AgradecimentoNuestro sincero agradicimiento a la bibliotecária Ana Prado, por el  envio de este material.
Otras obras consultadas: Barrera, Florentino - Resumen Analítico de las obras de Allan Kardec. Madras, 2003, página 175.