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jueves, 5 de abril de 2012

El mito de los detectives psíquicos en la investigación criminal


   Marinus Dykshoorn, Doris Stokes, John Catchings, Beverly Jaegers, Kathlyn Rhea, Bill Ward, Nancy Czetli... todos ellos son, y han sido, videntes que han colaborado en repetidas ocasiones con las Policías de sus respectivos países. Unos, como Janos Kele, trabajaba como “asesor” del Departamento de Desaparecidos de la Brigada de Bucarest. Otros, como la Sra. Morel, aplicaban sus capacidades de psicometría a través de las sesiones hipnóticas del Prof. René Osty, que hacía de intermediario entre la vidente y la policía. Algunos otros, como Christian Drost, comenzaron a colaborar con la Ley tras ser denunciado y juzgado como presunto embaucador, y tener que demostrar ante el Tribunal sus supuestas capacidades de videncia. Tras analizar 45 casos, y tomar declaración a 135 personas, Drost fue absuelto de todos los cargos en sentencia del 17 de octubre de 1952. Desde ese día recibió la visita de agentes de policía que le pedían su colaboración en investigaciones de todo tipo.


     Algunos audaces policías han reconocido públicamente -lo que los ha desacreditado casi al instante- la colaboración que han recibido de “detectives psíquicos”. Robert Dubois, por ejemplo, aceptó participar en un documental televisivo sobre la vidente Greta Alexander, una de las “detectives psíquicos” más conocida.
     Dubois investigaba la desaparición de Mary Lou Cousett, en Alton (Illinois), en abril de 1983. Tras cinco meses de búsqueda utilizando las técnicas de investigación convencionales, se quedaron sin pistas. Incluso fue necesario dejar en libertad a Stanley Holliday, novio de Mary Lou, y único sospechoso. No existía cuerpo del delito ni pruebas suficientes para retener a Holliday, que fue puesto en libertad sin cargos. Esto frustró enormemente a la familia de Mary Lou, convencida de la culpabilidad de su novio, que presionó a la policía de Alton, y a Dubois en particular, para que acudiesen a Greta Alexander, quien vive habitualmente en el mismo estado de Illinois, concretamente en Delavan.
     La “detective psíquico” se deslazó a Alton. Pidió mapas y planos de la zona, dejando correr sus dedos sobre ellos hasta detenerse en un punto. Sugirió a la policía un rastreo en una zona: Tazewell County. Además, con sorprendente seguridad afirmó que “veía” que en una búsqueda anterior un hombre con unas “extrañas botas” había pasado sobre la fosa del cadáver sin verlo; y que el cuerpo sería descubierto por un policía que tenía una “mano lisiada”. Dijo también que el cadáver había sido decapitado, y que se encontraba en una intersección múltiple.
     Al principio la policía se negó a repetir la búsqueda en una zona que ya había sido peinada, sin embargo no había mas pistas que seguir, y el tiempo continuaba transcurriendo, así que, el 14 de noviembre, con tanto escepticismo como desgana, una patrulla se desplazó hasta Tazewell County. Allí, cerca de un cruce de 3 carreteras, y de forma completamente casual, Steve Trew, auxiliar de policía, cuya mano izquierda estaba deformada por un grave accidente, descubrió un hueso sobresaliendo del suelo. Según el examen forense se trataba del cadáver -decapitado- de Mary Lou Cousett, que había sido enterrada a 1 kilómetro de Mackinaw River. Ante estas nuevas pruebas el novio de la joven se derrumbo, confesando su culpabilidad.
     Según Robert Dubois, 22 de las 24 predicciones aportadas por Greta Alexander habían sido precisas. Como vestía el cadáver, en que dirección estaba orientado el cuerpo, y otros datos aportados por la “detective psíquico” resultaron precisos, por lo que Dubois no siente pudor en confesar que ha acudido en otros casos a Alexander, y que continuará haciéndolo...
     Dorothy Allison, por otro lado, conserva en su casa, en el norte de Nueva Jersey, los recuerdos y medallas que le han obsequiado los oficiales de policía con los que ha colaborado durante muchos años. Allison, que protagoniza visiones desde su mas tierna infancia, entró en contacto con la investigación policial “a la fuerza”. El 3 de diciembre de 1967 se despertó notablemente excitada, con la imagen muy nítida de un niño ahogado en el río Third. Telefoneó a la comisaría de policía de Nutley, donde le informaron de la desaparición del pequeño Michael Kurcsic, e cinco años, presuntamente ahogado en el río Third, pero cuyo cuerpo no había sido recuperado todavía.
     Allison consiguió vencer el escepticismo inicial -y comprensible- del policía al describir aspectos como la ropa que vestía el niño en el momento de la desaparición, que llevaba los zapatos cambiados de pie, o una medalla religiosa al cuello. Datos que el policía Donald Vicaro, que escuchó la conversación casualmente, al encontrarse en comisaría, pudo contrastar con la familia del pequeño Michael.
     El agente Vicaro pidió entonces formalmente la colaboración de Allison, invitándola a acompañarlo a la consulta del Dr. Richard Ribner. Este psiquiatra neoyorquino accedió a someter a Allison a hipnosis, obteniéndose de esta forma una ubicación del cadáver del niño, que resultó ser correcta. Desde entonces el agente Vicaro ha acudido en diferentes ocasiones a Dorothy Allison, con la ayuda de las sesiones hipnóticas del Dr. Ribner.
     Con ese respaldo oficioso -que no oficial- de un Policía, Dorothy Allison inició una prospera carrera como “detective psíquico” que ha llevado, según ella, a participar en cuatro mil investigaciones, aunque ella misma confiesa haber obtenido resultados precisos y fundamentales para la investigación en solo setenta y seis de esos casos.
     Con todos sus éxitos y fracasos, es innegable que Allison es un excelente ejemplo de “detective psíquico”. Y como ella otros muchos dotados han colaborado con la policía en todo el mundo.

SPAIN IS NOT DIFERENT

     En 1948 el Catedrático de Filosofía y profesor de Psicología D. Antonio Alvarez de Linera publicaba un extenso y audaz informe en el Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales. Titulado: “Lo parapsicológico en la investigación criminal” en el cual defendía abiertamente la utilización de “detectives psíquicos”. Su opinión ha sido compartida, mas oficiosa que oficialmente, por muchos criminólogos y policías interesados por los fenómenos paranormales.
     No es extraño por tanto que, cuando en 1977 la familia de Javier Ybarra pidiese la colaboración del Padre Jose Mª Pilón, la policía vasca, que carecía de pistas, no pusiese demasiadas trabas.
     Esa mañana, toda España amanecía con la ilusión de las primeras Elecciones Generales, convocadas por el presidente Adolfo Suárez, pero el jesuita tenía otras preocupaciones en la cabeza. Mientras todos los españoles visitaban las urnas, el Padre Pilón vestido “de paisano” se ponía al frente de una treintena de policías y guardias civiles, para buscar con su péndulo a la enésima víctima de ETA: “Como te puedes imaginar -declara Pilón - me presenté ante el Capitán de la Guardia Civil diciéndole: “Mi Capitán, soy el Padre Pilón, aunque vengo disfrazado de esta guisa, y me pongo a sus órdenes”. A lo que él me respondió: “No Padre, nosotros somos los que estamos a sus órdenes. Vd. es el que manda este destacamento. ¿A dónde tenemos que ir?”.
     Yo extendí un plano sobre al capo de un Jeep y le indiqué los sitios que había marcado y hacia allí nos fuimos”. Como se sabría posteriormente el grupo encabezado por el jesuíta llego ha estar muy cerca del lugar donde ETA tenía a Ybarra, aunque lamentablemente no pudieron llegar a él antes de que la banda terrorista lo ejecutase.
     Otros famosos videntes como Maritxu “la bruja buena de Ulía”, o el Marqués Diego de Araciel, participaron en esta desesperada búsqueda. Y es que en todos los casos de desapariciones importantes la policía recibe cientos, a veces miles, de llamadas de videntes que afirman conocer el paradero de los desaparecidos.
     Por citar un ejemplo diré que conocí a Fernando García y a su esposa, padres de Miriam, en Valencia, justo a los pocos días de haberse producido la desaparición de las niñas de Alcásser, y mucho antes de que fuesen descubiertos los cuerpos de las pequeñas salvajemente mutilados.
     Ya entonces les profeticé que recibirían cientos de llamadas telefónicas de tarotistas, astrólogos y adivinos de todo tipo, pretendiendo descubrirles el paradero de su hija. Unos les pedirían dinero -en un ejemplo de la sádica crueldad de quienes intentan lucrarse del tormento de una familia-, otros serían visionarios o enajenados, y tal vez uno o dos pudiesen ofrecer alguna pista útil, pero ante la imposibilidad de discernir entre unos y otros, mi consejo fue que derivasen a la policía todas esas llamadas, y no hiciesen el menor caso de ellas.
     Años después Fernando Garcia, que se ha convertido en un personaje muy popular en España, a través de la cruzada personal que lleva adelante en torno al asesinato de su hija, me daría la razón.
     La familia de Anabel Segura, por citar otro ejemplo conocido, también fue acosada por más de 1000 llamadas de videntes que decían conocer el paradero de su hija. Algunos, como Octavio Aceves llegaron a aventurar un supuesto emplazamiento concreto de la joven pero, según me confirmó personalmente el Inspector-Jefe responsable del caso, ninguno de ellos aportó nada a la investigación policial.
     En todas las comisarías y cuarteles de la Guardia Civil se conservan anécdotas en este sentido. Tal es el caso de las dos videntes que se presentaron en un cuartel de la Benemérita valenciana afirmando que podían encontrar los cuerpos de Miriam, Toñi y Desirée; las “niñas de Alcasser”, en una zona de naranjos en la que las habían “visionado”. Los agentes las acompañaron hasta el “bosque de naranjos” a que se referían y ellas se internaron entre ellos péndulo en ristre. Los guardias se quedaron fuera esperando que las “psíquicas” realizasen su trabajo. Pero el péndulo debía estar “caducado” o sin “baterías PSI”, porque las videntes no solo no encontraron a las niñas de Alcàsser, sino que tampoco hallaron el camino de regreso y tuvieron que ser rescatadas por la Guardia Civil.
     Lo cierto es que un estudio crítico de los “detectives psíquicos” puede resultar desalentador. Algunos de los experimentos que hemos realizado investigadores españoles resultan sumamente descorazonadores.
     Sin embargo, y a pesar de las reticencias de los más escépticos, lo cierto es que algunos casos han sido resueltos -casualmente o no- gracias a la participación de videntes.
LOS GRANDES ÉXITOS DE LOS
“DETECTIVES PSÍQUICOS” ESPAÑOLES

     María José Bermejo, vidente afincada en Urretxu (Guipúzcoa), ha participado en la investigación de casos tan tristemente célebres como el asesinato de Javier Gastón, ganadero de 29 años en Olejua (Navarra), desaparecido el 20 de octubre de 1997. La Guardia Civil encontró su tractor abandonado y con restos de sangre en el pueblo Piedramillera.     
     Inmediatamente se puso en marcha la operación de búsqueda, peinando la zona con perros y agentes especializados... nada. Ni rastro.  42 días después de la desaparición seguían exactamente igual. Sin una sola pista sobre el paradero de Javier. Y fue su suegra, la que tomó la decisión de telefonear a María José Bermejo para pedirle ayuda. Ya en la primera consulta telefónica María José “diagnosticó” que Javier no se había ido de casa por su propia voluntad, sino que estaba muerto, y con un fuerte golpe en la cabeza. Posteriormente la vidente se unió a las tareas de búsqueda de la Guardia Civil, delimitando un área de acequias de cuatro kilómetros en torno al tractor abandonado. Tanto la Guardia Civil como las familias del desaparecido insistió en que aquella zona ya había sido revisada anteriormente, pero María José continuaba empecinada en su “visión”, así que decidieron volver a echar un vistazo. Al día siguiente se descubrió el cadáver de Javier Gascón semi-sumergido en una acequia, con un fuerte golpe en la cabeza...
     Otro caso sorprendente se produjo en Las Palmas, de Gran Canaria, donde cinco niños desaparecieron en el barrio de El Polvorín. Tras dos días de angustia, alguien decidió acudir a Lidia Padrón, una vidente de la isla que, a través del Tarot y la radiestesia, aseguró poder localizar a los niños que, según ella, se encontraban en una de las famosas y peligrosas cuevas que abundan en la isla, concretamente en la cueva de “Pim-Pam”, sin embargo nadie hizo caso a aquella premonición. “La pobre -pensaron muchos- no debe saber que la Policía y Protección Civil ya han buscado en esa cueva...”. Pero, ante su insistencia varios familiares de los niños improvisaron un equipo de rescate, internándose en dicha cueva donde, siguiendo las indicaciones exactas de la vidente, fueron localizados los cinco desaparecidos.
     Es difícil enjuiciar, en la distancia y en el tiempo, si realmente Lidia Padrón salvó a los niños con su Percepción Extra-Sensorial. Podríamos atribuirlo a la suerte, a la deducción lógica o a la casualidad...
     No importa. Lo cierto es que, de no haber sido por su insistencia, probablemente no se habría vuelto a rastrear la cueva que, por otro lado, ya habían “peinado” los efectivos de la Policía y Protección Civil. Y aunque se hubiese hecho, de pasar poco tiempo más lo que se habría descubierto, de encontrar algo, serían 5 pequeños cadáveres.

POLICIAS PSÍQUICOS CONTRA ASESINOS EN SERIE

     Los serial killers son uno de los mayores retos de la investigación criminal. La falta de pistas, móvil, contactos previos entre víctima y homicida, etc., dificultan muchísimo este tipo de investigaciones. Y ante esa falta de indicios con los que proseguir la investigación, lógicamente, resulta más razonable seguir cualquier tipo de posible pista, aunque sea psíquica, antes de cerrar el caso. Desde esa perspectiva considero absolutamente lícito que un policía acuda a un sensitivo. Nunca desatendiendo a otras pistas, sino ante la falta de las mismas. Y en los últimos años no han sido pocos los videntes que se han visto involucrados, con mayor o menor fortuna, en la persecución de asesinos en serie.
     Nella Jones fue una de las videntes que se ofreció a aportar datos a la policía para intentar atrapar al Destripador de Yorkshire, que operó en el norte de Inglaterra entre 1975 y 1980, asesinando brutalmente a 13 personas. Jones afirmó haber tenido una visión muy clara del asesino; se llamaba Peter, conducía un camión de una empresa cuyas iniciales comenzaban por C y T, y vivía en el número 6 de alguna calle de Bradford. Además, ayudó a confeccionar un retrato robot del asesino, al menos el que ella veía en su mente. Por cierto, Gerard Croiset también participó en este caso, describiendo al asesino como un lisiado herido en la rodilla, de cabello largo y domiciliado en Suderland.
     El 2 de enero de 1980 el sargento de policía Bob Ring localizó un vehículo con matrícula robada y decidió seguirlo. Tras registrar el lugar al que llegó dicho vehículo encontró un cuchillo ensangrentado y un martillo. Inmediatamente el conductor de dicho vehículo fue conducido hasta comisaría donde, con una sangre fría desconcertante, confesó ser el Destripador. Se trataba del camionero Peter Sutcliffe, trabajador de la empresa Clark Transport, y residente en el número 6 de Garden Laque, en Bradford. Sutcliffe era el enésimo homicida múltiple que afirmaba matar “porque Dios le hablaba”.A pesar de la coincidencia en el nombre, en el domicilio, iniciales de la empresa y la profesión, el retrato robot de la vidente no guardaba ningún parecido con el asesino y los demás datos probados, tampoco podían calificarse de “exactos”, sin embargo Nella Jones alcanzó fama internacional como la “detective psíquico” que capturó al Destripador de Yorkshire.
     Más interesante resulta el caso de Peter Hurkos y Albert de Salvo “El estrangulador de Boston”.Peter Hurkos nació en Holanda en 1911 y, a diferencia de la mayoría de detectives psíquicos y sensitivos en general, no mostró unas especiales capacidades paranormales en su infancia. Solo en 1941, cuando sufre un fuerte traumatismo craneoencefálico al caerse desde un cuarto piso mientras pintaba un edificio de La Haya, comienza a protagonizar extrañas percepciones extrasensoriales. En realidad su cerebro sufrió daños irreparables en algunas áreas, por ejemplo, limitando enormemente su capacidad de concentración. Pero ello no le impide expresar sus capacidades paranormales, que comenzaron a manifestarse sólo cuatro días después del accidente.
     Hurkos colaboró con las policías de todo el mundo, obteniendo su éxito más notable en 1951, cuando Scotland Yard acude a él para que les ayude a localizar la Piedra de la Coronación escocesa o “Piedra del Destino”, que había sido hurtada en la Abadía de Westminster. La Piedra de la coronación es uno de los símbolos fundamentales de la mitología británica, lo que añade un valor intrínseco al que ya tiene como joya. Desde el siglo XIII, la “Piedra del Destino” se coloca bajo el sillón de la Coronación en la citada Abadía, sobre la cual se sentaban los sucesivos reyes de Inglaterra el día que eran nombrados soberanos. Lo sorprendente es que, con su colaboración, la pieza fue recuperada. Los agentes de Scotland Yard descubrieron gracias a Hurkos la palanca que los ladrones habían utilizado para mover una piedra de 250 kilos de peso de su zócalo. Además, y este es el detalle más interesante del caso, Hurkos realizó un retrato-robot de los autores del robo, que fue publicado en todos los periódicos británicos. Esto hizo que los ladrones devolviesen la joya, aterrorizados por el presunto parecido de los dibujos con sus rostros reales. En otras palabras, por temor a los presuntos poderes psiquicos del vidente, confesaron. Un dato a tener en cuenta...
     En 1958 fue la policía de Miami la que “certificó” la utilidad de Hurkos como “detective psíquico” al informar al Jefe del Departamento de Homicidios de la Policía de Miami, Tom Lipe, sobre el tatuaje, el nombre de pila y el pasado como marino, del autor de un asesinato sobre el que los policias carecían de toda pista. Lipe no tuvo ningún pudor en declarar: “Supongo que algunos pensarán que estamos locos por aceptar la ayuda de un vidente... No sé como lo hace Hurkos. Solo les puedo contar lo que he visto y es sorprendente...”
     Con esas referencias no es extraño que el Fiscal General de Boston (USA) acudiese a Peter Hurkos, en 1961, para pedir su colaboración en la búsqueda de uno de los asesinos en serie más célebre de la Historia: El estrangulador de Boston. Para cuando Hurkos se unió a la policía, “el estrangulador” ya se había cobrado 11 de sus 13 víctimas, todas ellas mujeres.
     La policía entregó al “detective psíquico” las medias y pañuelos -con doble nudo- que “El estrangulador” utilizaba para asesinar a sus víctimas, con las que llegaba a acostarse toda la noche para “impregnarse de su energía”. Además facilitaron a Hurkos más de 300 fotografías de las víctimas y el lugar de los crímenes. En honor a la verdad debemos reconocer que “el hombre del cerebro-radar” consiguió sorprender a los agentes, al facilitar datos concretos sobre algunos de los crímenes, que no se habían filtrado a la prensa ni -teóricamente- Hurkos podía conocer.
     De hecho Hurkos tocaba las fotografías por el reverso, y era capaz de describir las escenas que recogían sin verlas. Más aún, llegó a identificar una foto que no tenía relación con el caso, y que la policía había colocado entre las demás para sondear la autenticidad o falsedad de sus poderes. Así que, tras ganarse la confianza de los investigadores, no les faltó tiempo para proceder a una detención cuando el vidente apuntó a un fetichista, Thomas O’Brian, como el presunto homicida múltiple...
     No deja de ser interesante, desde el punto de vista criminológico, que la policía se decida a ejecutar una detención, basada en el testimonio de un vidente... Esto es relativamente compresible si analizamos en detalle el informe de Hurkos sobre O´Brian (en realidad un nombre falso facilitado por la policía para proteger la identidad del detenido).
     Es cierto que los datos aportados por Hurkos sobre Thomas O’Brian resultaron absolutamente precisos. Lamentablemente no se trataba del asesino. Al menos no para la policía de Boston.
     Es justo reconocer que las sesiones psíquicas de Hurkos aportaron detalles sumamente precisos sobre las víctimas, y las circunstancias de sus homicidios, pero no fueron lo suficientemente precisas como para llegar hasta Albert De Salvo, condenado por todos los asesinatos y que, por cierto, fue condenado a cadena perpetua, a pesar de habérsele diagnosticado como un caso ejemplar de “Personalidad Múltiple”. Hurkos mantuvo siempre que De Salvo era inocente, y que el verdadero estrangulador era Thomas O’Brian, que había sido ingresado -voluntariamente- en el mismo hospital psiquiátrico que De Salvo.
Manuel Carballal (Vicepresidente 2º CIAC)
Adaptación: Oswaldo Porras Dorta
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