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domingo, 14 de noviembre de 2010

La edad del Alma y del cuerpo

¿ El alma y el cuerpo de las personas, fueron creados al mismo tiempo ?

Evidentemente el alma de una persona es infinitamente mucho más vieja que su cuerpo; esta lleva rodando evolutivamente desde lo más lejano en la noche de los tiempos y durante tantas y tantas existencias humanas, mientras que su cuerpo actual no tiene otro punto de partida que el de su propio nacimiento en la vida actual. Esto se llega a comprender al considerar que si el Espíritu humano hubiese sido creado al mismo tiempo que el cuerpo físico de la persona, no tendrían en ese caso, razón de ser ni explicación, las reminiscencias, las intuiciones y las aptitudes a veces tan desarrolladas y asombrosas de carácter intelectual o artístico con las que muchos nacen, y que diferencian a unas personas de otras.

A su vez, si todas las almas fuesen igual de “viejas”, tampoco tendrían explicación los diversos niveles de aptitudes, de madurez psicológica , creativa, y de moralidad existentes, que por mas que se pretenda por parte de la Ciencia oficial, no pueden ser explicados en su totalidad cuando se basan solamente en las leyes de la herencia genética o de las capacidades cerebrales.

Sin embargo sí que encuentran explicación completa esas capacidades y aptitudes, de modo global y coherente, cuando admitiendo en el ser humano la existencia de un alma como energía vitalizadora , pensante ,sintiente y racional que acompaña al cuerpo físico al que logicamente preexiste y sobrevive, demostrando esas capacidades y aptitudes que solamente pudo adquirir en anteriores existencias corporales.
Si consideramos por separado al Espíritu y al Cuerpo, comprendemos que el cuerpo por sí solo no es nada; solamente un conjunto de materia carnal de naturaleza animal, limitada en el espacio físico y sujeto a todas las leyes físicas, pero si consideramos que el Espíritu encarnado o Alma tiene que ser causa de la existencia del cuerpo , no podemos admitir que el cuerpo, que es efecto del Alma que lo vitaliza y se manifiesta a través de él, se genere en el mismo instante o incluso antes que el Espíritu que es la causa que le da razón de existir .

Ningún efecto se produce si no existe antes la causa que lo produce.  La causa tiene que ir forzosamente por delante de su efecto.
El cuerpo para su formación, necesitó además del hogar uterino y de la herencia genética con el ADN de sus progenitores, la existencia previa de un alma que junto con su cuerpo completase un ser humano.

El alma da vida al cuerpo, lo conforma y lo dirige : constituye con él un ser humano. El cuerpo sin su alma, no sería nada mas que un montón de carne sin fundamento de existencia por sí mismo .

Más descabellado aún es tomar el efecto por la causa, si se admitiese que la materia crea o configura al alma que la anima. Es el caso como cuando algún sector de la ciencia académica se ha atrevido a afirmar que el pensamiento es producido o secretado por el cerebro, cuando sin embargo el cerebro es el medio que permite manifestarse al pensamiento ,que es un atributo del alma, pero no lo produce, pues un órgano material no puede producir o crear un elemento inmaterial como lo es un pensamiento o un acto volitivo o de carácter ético o estético.

“La fuerza del Espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y en el buen sentido”.
                                                                    - Allan Kardec-
- Jose Luis -

Reencarnción: Ley biológica natural

El principio de la reencarnación es una consecuencia natural de la ley del progreso, porque, con los retornos sucesivos al plano físico, el Espíritu consigue alcanzar la perfección.
Desde su paso por los seres unicelulares, hasta el momento en que dio sus primeros pasos humanos en el Planeta, el principio espiritual recorrió un largo camino, construyendo sus propios envoltorios, los sutiles y los más densos; pero todavía tiene mucho que caminar, hasta llegar al estado conocido en el mundo cristiano como angelitud.
Aunque haya adquirido facultades intelectuales muy desarrolladas, sus conquistas en el campo del sentimiento son todavía muy insatisfactorias, situándolo más cerca de su naturaleza animal, como el predominio del egoísmo, en sus actitudes.
Sólo la conquista del Amor Universal, condensando la caridad en su concepto más amplio, podrá liberar al ser humano de las cadenas de la carne y hacerlo feliz.
 En el siglo XX, tuvimos importantes investigadores de la reencarnación. Recordemos los nombres de algunos de esos pioneros.
Hamendras Nath Banerjee, profesor de la Universidad de Rajastan, en la India, investigó cerca de 1.000 casos de reencarnación, tanto en su país, como en los EUA, contribuyendo con sus trabajos pioneros para que ella fuese insertada en el campo de la investigación científica.
El ingeniero Hernani Gimarães Andrade, en Brasil, investigó 75 casos de reencarnación, publicando ocho de ellos en el libro Reencarnación en Brasil y uno en Renació por Amor.
Ian Stevenson, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, EUA, tiene cerca de 2.600 casos investigados, en varios países. Después de publicar Veinte Casos Sugestivos de Reencarnación y Cases of Reincarnation Type en cuatro volúmenes, en que coleccionó expresivos casos en diferentes países, lanzó, en 1997, dos sustanciosos volúmenes, cerca de 2.300 páginas, Reincarnation and Biology, abordando, especialmente, Marcas de Nacimiento y Defectos Congénitos, los cuales influirán muchísimo, en un futuro próximo, en los nuevos rumbos a seguir por la Ciencia Médica.
Esa importante obra merece un profundo estudio de todos los que se interesan por saber cual es el verdadero significado de la vida en la Tierra. Lamentamos no poder comentarla aquí, pero queda el registro para todos los que desean profundizar en el asunto.
Todos esos trabajos están para merecer un examen apurado por parte de los que hacen Ciencia, para que esta no se restrinja a los estrangulados compartimientos de la información banal, incapaz de alzar vuelos más altos.
Con los Espíritus Instructores, en el siglo XX, obtuvimos informaciones detalladas y únicas en todo el mundo, con relación al proceso reencarnatorio.
Ofrecemos aquí, muy resumidamente, algunos datos sobre este importante proceso: un lazo del periespíritu liga al reencarnante al óvulo y, a partir de la fecundación, él recomienza la nueva existencia; del zigoto al feto, el ser parte de una única célula, hacia la extraordinaria complejidad multicelular del recién nacido, pasando, en las primeras semanas, del desarrollo embrionario, por todas las etapas principales que atravesó, a lo largo de la filigénesis, repitiéndolas: ser unicelular, pez, anfibio, reptil, ave, y, finalmente, mamífero superior.
Ese fenómeno de recapitulació n, para la cual los científicos no tienen explicación satisfactoria, puede comprenderse si se admite que algo vinculado al ser vivo conservó la memoria de toda su historia pasada y la repite, de forma resumida, durante la ontogénesis.
Ese algo, es el Modelo Organizador Biológico (MOB), una de las funciones del periespíritu. Este, para retornar a la Tierra, necesita dejar la “materia” del mundo espiritual, tornándose más maleable, adquiriendo mayor plasticidad.
Para la reencarnación, dicen los Instructores, basta el magnetismo de los padres asociado al fuerte deseo del Espíritu reencarnante; éste, una vez ligado al óvulo, por lazos periespirituales, inicia, en la concepción, el moldeo del nuevo cuerpo, promoviendo, automáticamente, a través del MOB, la recapitulació n de las varias fases por las cuales pasó en la filigénesis, adaptándose, paulatinamente, a la materia física.

- Marlene Nobre-

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

Ante los que partieron

 
Ningún sufrimiento en la Tierra es, tal vez, comparable al de aquel corazón que se incline sobre otro corazón helado y querido que el ataud transporta para el gran silencio.
Ver la nube de la muerte estamparse, inexorable, en la fisonomía de los que más amamos y cerrarles los ojos en el adiós indescriptible, es como despedazar la propia alma y proseguir viviendo.
Digan aquellos que ya estrecharon en el pecho a un hijito transfigurado en angel de la agonía; un esposo que se despide, procurando en balde mover los labios mudos; una compañera cuyas manos consagradas a la ternura penden extinguidas; un amigo que se cae desfallecido para no erguirse más, o un semblante materno acostumbrado a bendecir y que no consigue expresar nada más, sino el dolor de la última separación,  ¡ a través de la última lágrima!.
  Hablen aquellos que un día se inclinaron abatidos por la soledad al frente de un túmulo; los que se arrojaron en oración sobre las cenizas que recubren el último recuerdo de los entes inolvidables; los que cayeron pasando de la salud, cargando en el seno el ataúd de los propios sueños; los que tantearon gimiendo la losa inamovible, y los que sollozaron de angustia, adictos a los propios pensamientos,preguntando, en vano por la presencia de los que partieron.
  Cuando semejante prueba le  toque a la puerta,  reprima la desesperación y diluya la corriente de la amargura en la fuente viva de la oración, porque los llamados muertos son  nada más que  ausentes y las gotas de llanto les fustigan el alma como lluvia de hiel.
También ellos piensan y luchan, sienten y lloran.
Atraviesan la faja del sepulcro como quien se desprende de la noche, pero , en la madrugada del nuevo día, se inquietan por los que quedaron... Les oyen los gritos y las súplicas en la onda mental que rompe la barrera de la gran sombra y se estremecen cada vez que los lazos afectivos de la retaguardia se rinden a la  desesperación o se vuelcan en el suicidio.

   Se lamentan en cuanto a los errores practicados y trabajan  con ahinco en la regeneración que les habla al respecto.

Estimúlate en la práctica del bien, repartiéndote los dolores y las alegrías.
  Llenate de gozo con tus victorias en el mundo interior y consuelate en las horas amargas para que no te pierdas en el frio del desencanto.
   Tranquiliza, de ese modo, a los compañeros que  quedaron en  el Más Allá, soportando valientemente la despedida temporal y hónrales la memoria, abrazando con nobleza los deberes que te legaron.
Recuerda que en el futuro próximo que imaginas, respirarás  entre ellos, comulgándo con  las  mismas necesidades  los problemas, por cuanto terminarás también el propio viaje en el mar de las pruebas redentoras...
 Y venciendo para siempre el terror a la muerte, no nos será lícito olvidar que Jesús, nuestro Divino Maestro y Hérore del Túmulo vacío, nació en una noche oscura, vivió en los infortunios de la Tierra y expiró en la cruz, en una tarde parduzca, sobre un  monte empedrado, pero resucitó a los cánticos de la mañana, en el fulgor de un jardín.

Emmanuel-espíritu  ( Religión de los espíritus  de Fco. Cándido Xavier)

Jesús y la humildad

JESÚS Y LA HUMILDAD
EMMANUEL
         Estudiando la humildad, veamos como se comportó Jesús en el ejercicio de la sublime virtud.
         Ciertamente, en el tiempo en que debería surgir en el mundo el mensaje de la Buena Nueva, podría permanecer en la gloria celeste y hacerse representar entre los hombres en la persona de mensajeros angélicos, prefirió descender, Él mismo, al suelo de la Tierra, y experimentarle las vicisitudes.
         Sin duda, contaba con suficiente poder para anular la sentencia de herodes que mandaba a cortar la cabeza de los recién nacidos de su condición, con el fin de impedirle la presencia; entretanto, se apartó prudentemente hacia un lejano rincón, hasta que la absurda exigencia fue necesariamente proscrita.
         Disponía de bastos recursos para imponerse en Jerusalén, al pie de los doctores que le negaban autoridad en la enseñanza de las nuevas revelaciones; sin embargo se retiró sin amargura en demanda de remota provincia, valiéndose de los hombres rudos que le acogían la palabra consoladora.
         Poseía suficiente virtud para humillar a la hija de Magdala, dominada por las fuerzas de las sombras; no obstante, silenció su propia grandeza moral para llamarla dulcemente al reajuste de la vida.
         Atento a su propia dignidad, era justo que mandase a los discípulos al encuentro de los sufridores para consolarlos en la angustia y sanarles Las ulceraciones; empero, no renunció al privilegio de seguir, él mismo, en cada rincón del camino, para ofrecerles alivio y esperanza, fortaleza y renovación.
         En verdad, poseía elementos para deshacerse de Judas, el aprendiz insensato; pero a pesar de todo, lo conservó hasta el último día de lucha, entre aquellos que más amaba.
         Con una simple palabra, hubiese podido confundir a los jueces que lo rebajaban  ante Barrabás, autor de crímenes confesos; con todo; abrazó la cruz de la muerte, rogando perdón para sus propios verdugos.
         Por fin, hubiera podido condenar a Saulo de Tarso, el implacable perseguidor, a penas soeces, por la intransigencia perversa con que aniquilaba la plantación del Evangelio naciente; pero, lo buscó en persona, a las puertas de Damasco, visitándole el corazón, por saberlo engañado en la dirección en que se movía.
         Con Jesús, percibimos que la humildad no siempre surge de la pobreza o de la enfermedad que tantas veces, tan solo significan lecciones regeneradoras, y sí que el talento celeste es una actitud del alma que se olvida de su propia luz para levantar a los que se arrastran en las tinieblas y que procuran sacrificarse a sí misma, en las carreteras empedradas del Mundo, para que otros aprendan, sin constreñimiento o barullo, a encontrar el camino para las bendiciones del Cielo
Mensaje recibido por el médium Francisco Cándido Xavier, en reunión pública del 09-03-1959, cuando se estudiaba la cuestión N° 937 de el Libro de los Espíritus y que fue publicada en el libro “Religión de los Espíritus” –Federación Espiritista Brasileña, página 47, 48.
Anuario Espírita 2003