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martes, 7 de junio de 2011

Seguir a Dios



ABANDONO DE PADRES, HIJOS, FAMILIA Y BIENES POR SEGUIR EL REINO DE DIOS

Estas extrañas frases que se le atribuyen a Jesús, sin duda encierran un significado mas allá de lo aparente de este consejo que parece algo contradictorio con las leyes del Amor, la Justicia y la fraternidad que debe existir entre los seres humanos y más aún cuando estos pertenecen al mismo núcleo familiar.

Mas bien habría que tomarlas como una alegoría por la que trataba de inculcar la idea de que por encima de los afectos y apegos de este mundo, debemos llevar nuestra conciencia desde un punto de vista más elevado de lo que habitualmente lo considera el ser humano. Cuando una obligación ética o moral elevada se nos presenta, no podemos dejar de hacerla con la excusa de que nos lo impide otro tipo de afectos u obligaciones.En la vida debemos reflexionar y crear nuestra escala de valores del alma, esto es, los éticos y morales. Y ante la obligación moral establecida ante un valor superior situado en esa escala, no podemos mirar para otro lado y dejar de afrontarla por otros valores que situados en la misma, ocupan puestos inferiores. Esto sería como si el avaro de bienes materiales, dejase de alcanzar el oro con la excusa de que debe de coger el plomo.

Jesús dio el ejemplo de esto cuando apenas era un adolescente, pues en un momento dado creyó conveniente aleccionar y discutir en el templo con los sabios doctores y sacerdotes, antes de acudir al lado de su familia que lo reclamaban angustiados por la momentánea pérdida. El atendió la obligación moral de orden superior que esas circunstancias consideró como mas importante, pero sin embargo no abandonó a su madre y a sus hermanos, con los que mas tarde se reunió.

Al respecto, recuerdo un popular refrán español que dice que " antes es Dios que los santos".

Con ese mensaje no nos puede estar pidiendo Jesús que literalmente tengamos que abandonar a nuestros seres queridos para ir por el mundo de limosnero o de eremita. No tendría mucho sentido el invitarnos a abandonar los afectos familiares que Dios puso en nuestro camino, para aislarnos en una vida aislada e inútil en donde desde luego no vamos a encontrar a Dios.

Durante siglos, este episodio de la aparente sugerencia de Jesús, fue tomado literalmente por tantos jóvenes, hombres y mujeres que intentando servir a Dios, abandonaron a sus familias dejándolas muchas veces abandonadas a su suerte, en una desvirtuada interpretació n religiosa, y se encerraron en claustros de conventos, condenados voluntariamente a una vida antinatural y estéril, que en todo caso a ellos solamente podría servir, por lo que era un acto lleno de un egoísmo que el Divino Maestro no pudo aconsejar.
Si debemos tener claro sin embargo, que una vez establecida nuestra escala de valores, el valor principal será el de la opción de hacer el bien y ser útiles a cuantas mas personas, tanto mejor, haciendo fielmente lo que nuestra conciencia nos dictamine como camino a seguir, pero sin que ello suponga crear el sufrimiento por abandono a nuestros familiares directos con quienes tenemos no solamente vínculos consanguíneos, sino también lazos de carácter moral y espiritual contraídos con ellos desde antes de esta vida actual.

Jose Luis