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martes, 3 de abril de 2012

EL EVOLUCIONISMO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Charles Darwin





Volviendo a la obra de Allan Kardec, encontramos los principios fundamentales del fluido universal y del impulso vital, integrando las nociones de Espíritu, periespíritu y pulsión divina. Y considerando como dato esencial, la preeminencia del espíritu sobre la materia.
Allan Kardec
Se puede creer entonces, por nuestra cuenta, la noción de designio inteligente, aunque dándole una dimensión más fuerte o más espiritual que la comúnmente admitida por los teóricos del designio inteligente, al suponer una fuerza divina o espiritual indefinida que presidiría el equilibrio del Universo. El espiritismo enseña no solo la existencia de esa pulsación divina y organizadora, sino también la de Espíritus individualizados, procedentes  ellos mismos, de la divinidad.
 Dentro de la diversidad de la naturaleza, como se presenta actualmente en la Tierra, se puede decir, que toda forma de vida es espiritualizada  y que mismo en el nivel del  mineral, la estructura molecular recorre un principio organizador, sin lo cual esto sería el caos. Lo que a veces lleva a decir de forma abreviada “en todo está el Espíritu”.
Sea como fuere, podemos tener cierta aproximación a partir de los datos de la Física Cuántica, cuando se habla de grados de energía, a nivel de los elementos más ínfimos de la  materia y que parecieran reaccionar o interactuar de manera inteligente.
Al respecto de lo que llamamos vida, y partiendo de lo primeros protozoarios, desde  los cuales la vida se hizo más compleja, luego las plantas y más tarde a partir de las especies animales, vemos detrás de esa evolución, un impulso vital de origen espiritual, que sirve de soporte a los progresivos cambios, inclusive a las sucesivas mutaciones.
Percibimos aún mejor, ese impulso vital en los animales superiores, de que hace parte la especie humana, refiriéndonos a la doble estructura de un Espíritu, acompañado por su periespíritu, en los seres individualizados.
  El impulso es dado por el Espíritu, es la transmisión al cuerpo físico a través del periespíritu, que es el vínculo energético indispensable para esta transmisión. Así, la evolución de una especie animal superior (la especie humana por ejemplo), aunque esencialmente tributaria de factores genéticos, es también en cierta medida, el resultado de una impregnación vital y espiritual de nuestros Espíritus encarnados, que se transmite por el periespíritu.
    Esa tesis espírita, permite explicar como, a partir de una especie animal (de los grandes monos) surgió la humanización, efectuada alrededor de seis millones de años. ¿Cómo se pasó de una especie animal a una especie humana, que se desenvolvió en tan poco tiempo? (pues en la escala de la evolución de las especies  seis millones de años, es un tiempo muy corto). La explicación espírita es esta: los primeros Espíritus del tipo humanoide procedente de otros mundos, encarnaron por primera vez en la Tierra, utilizando los medios a su disposición, esto es, las especies animales mejor adaptadas a sus necesidades, en la conformación física.
   Encarnaron entonces en los antepasados de los simios; es así bajo el impulso de seres diferentes, reencarnando múltiples veces, la forma simiesca se transformó, poco a poco, para dar nacimiento a una nueva especie, la raza humana. Que, con el pasar del tiempo, se diferenció radicalmente de sus antiguos primos, los simios (posición erguida, modificaciones fisiológicas importantes, desarrollo de herramientas, aprendizaje del dominio de la naturaleza y desenvolvimiento de la inteligencia reflexiva.)
 Los primeros humanoides, no se distinguían verdaderamente de los grandes simios. Fue con el pasar del tiempo, que la especie humana se desarrolló, pasando por los australopitecos, pitecantropus, el nerdenthal, etc, bajo el impulso vital de seres diferentes, reencarnados en la Tierra para el desenvolvimiento de una nueva raza, cuya forma más acabada es el homosapiens de hoy.
   Esa tesis apareció en “La Génesis según el Espiritismo”, aunque persistiese la alternativa que incluía otra opción, punto sobre el cual Allan Kardec  no decidió.
   La otra proposición era esta: el espíritu humano se desenvolvió en primer lugar como Espíritu animal, pasando de alguna manera por toda la escala antes de individualizarse y distinguiéndose por una inteligencia diferente, progresando del instinto a la reflexión.
  Esta tesis lleva a suponer que toda la evolución completa de un Espíritu, se realizaría en un solo planeta, pasando por diferentes especies animales, consideradas como inferiores y cuyo resultado superior sería el hombre. De  esa manera, la peregrinación de las almas, no franquearía las fronteras de un planeta para otro, más sabiendo por otra parte, que los Espíritus siempre afirmaron el principio, de la pluralidad de los mundos habitados, que están en diferentes grados de evolución.
   No obstante, en “El Libro de los Espíritus”, en “Pluralidad de Existencias” (capítulo IV). Se encuentra la idea de pasar de un mundo a otro por necesidades evolutivas. Esa idea de reencarnación de un mundo a otro en ciclos de vida necesarios para la evolución es, pues, una constante en el Espiritismo de entonces y de hoy. ¿Cómo pensar, entonces, con toda la lógica, en planetas inferiores a la Tierra y que representan los primeros pasos dentro de la evolución? ¿Planetas cuyos seres están llamados a proseguir su ciclo evolutivo en mundos un poco más adelantado, como la Tierra, por ejemplo? Así, de mundo en mundo, se establecen los ciclos de la vida, ciclos necesarios para la evolución del Espíritu para ir progresivamente hasta su perfección. Y es igual para las categorías animales, espiritualmente diferentes de nosotros y que serían llamadas a una forma de convergencia en los mundos superiores.

¿LO QUE SOBRA DEL CREACIONISMO?
        
         A la luz del Espiritismo, podemos establecer algunas grandes síntesis: fieles al transformismo clásico heredado de Lamarck y Darwin, apoyaremos de buen grado las tesis modernas del designio inteligente o del designio divino. Más adicionaremos los elementos espíritas determinantes que son el principio vital y espiritual, el papel del Espíritu y del periespíritu, la reencarnación que participa de la evolución de las especies y la humanización que en un tiempo, dado se impuso en La Tierra, bajo el impulso de seres, que ya no eran de naturaleza animal (espiritualmente hablando).

         Todos estos datos, nos harán entrar incontestablemente en la categoría de los “creacionistas”, aunque ese término continúe siendo inapropiado. Precisamos crear un nuevo concepto para entender bien las palabras, como por ejemplo, transformismo espiritualista o evolucionismo espírita.

         No es porque se habla de Dios o del impulso vital (querido por el filósofo Bergson), que deban ser considerado sistemáticamente como pensadores nuevos-religiosos. Son, una vez más, los adeptos del materialismo filosófico, quienes  en nombre de la ciencia pura y dura, harán de nuevo la amalgama entre religión y espiritualidad, para colocar en el mismo nivel, a los que se valen de la Biblia y a  los que exponen la noción del designio divino.   
 Autor: Jacques Pecatte
 Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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