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jueves, 23 de junio de 2016

Pensamientos y enfermedades




          SOBRE EL POR QUÉ DE LA 

                 ESQUIZOFRENIA

Desde el punto vista espiritual, se han llegado a plantear diversas hipótesis, algunas incluso expuestas por espíritus en comunicaciones mediúmnicas, que no garantizan la certeza de sus afirmaciones. No obstante, podrían ser aceptadas si hubieran sido expuestas por Allan Kardec entre la cantidad de cuestiones que él plantéo y las respuestas que recibió. Pero esto no ocurrió. En su época este transtorno psíquico no tuvo mayor trascendencia.
Sin embargo, vamos a ver que opinó en el año 2003 la Dra. en Psicología y Médium argentina Helen Kenshi López, colaboradora con seudónimo, en revistas y periódicos espíritas, y a la cual tuve el placer de conocer en Buenos Aires
.

ESQUIZOFRENIA:
"Varios estudios realizados por especialistas en el campo de la psiquiatría, han demostrado que, pese a que no existe (o más bien no se ha hallado aún), un componente físico, es decir: una lesión cerebral en los pacientes que presentan esquizofrenia, si que muestran varios síntomas como denominador común que la engloban en la categoría de "enfermedad mental", tales como: alucinaciones (observar cómo se desprenden insectos de las tomas de corriente), depresión, sensación persistente de que alguien o algo los persigue con finalidades malignas, o el esuchar voces interiores que inducen a actos determinados, o a ideas obsesivas. Dichos indicios pueden remitir a partir de la correcta prescripción de fármacos adecuados a la patología subyacente. Es importante nombrar, que en ocasiones tiene una base genética, pudiéndose dar el caso de varios individuos de una misma familia.
Ahora bien: DESDE UNA PERSPECTIVA ESPIRITUAL, podríamos deducir que los sujetos afectados por este trastorno de la personalidad, son mucho más sensibles a la influencias del Bajo Astral.
Por naturaleza, el ser humano preserva su mente de estas vibraciones negativas con un mecanismo de defensa del que estos indivudos carecen; por lo cual, pueden verse mucho más expuestos a esas voces que les hablan y que los incitan a comportarse de modos extraños y compulsivos.
Sea como fuere, aquello que se remarca como un hecho, es que la esquizofrenia en sí misma y en cualquiera de su tipología y grado, es el resultado claro y directo de una disfunción que requiere de tratamiento médico". HELEN K. LÓPEZ. 
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Sin embargo, en mi opinión, y en la de otros espíritas mejor capacitados, la esquizofrenia, en algunos casos, podría confundirse con mediumnidades incipientes mal desarrolladas. a.b.b.

- Trabajo aportado por Mercy Ingaro-

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                 LEON DENIS NOS INVITA A MEDITAR

"Para quien quiera que observe atentamente las cosas, los tiempos que vivimos están cargados de amenazas". 
León Dennis. 

Parece brillante nuestra civilización, y, todavía, ¡cuántas manchas oscurecen su esplendor! El bienestar y la riqueza se han propagado, mas, ¿ es acaso por sus riquezas que una sociedad se engrandece? ¿ Es el objetivo del hombre en la tierra, por ventura, llevar una vida fastuosa y sensual? ¡No! Un pueblo no es grande, un pueblo no se eleva sino por el trabajo, por el culto de la justicia y de la verdad. ¿En que se convirtieran las civilizaciones del pasado, aquellas en que el individuo no se preocupaba sino con su cuerpo, con sus necesidades y sus fantasías? Se encuentran en ruinas; están muertas. Volvemos a encontrar, precisamente en nuestra época, las mismas tendencias peligrosas que las perdieran: son las que consisten en tornar todo circunscrito a la vida material, en constituir objeto y fin de la existencia la conquista de los placeres físicos. La crítica y la conciencia materialistas restringieron los horizontes de la vida. Las tristezas de la hora presente acrecentaran la negación sistemática, a la desalentadora idea de la nada. Y de esa manera agravaran todas las miserias humanas; arrebataran al hombre, con las más seguras armas mora1es de que disponían, el sentimiento de sus responsabilidades; socavaron hasta lo más profundo el juicio de su propia conciencia. Así, gradualmente, los caracteres se van abatiendo, la venalidad crece, la inmoralidad se extiende como una inmensa llaga. Lo que era sufrimiento se convirtió en desesperación. Los casos de suicidio se han multiplicado en proporciones hasta aquí desconocidas. - Cosa monstruosa que en ninguna otra época se vio: este flagelo del siglo hasta a las propias criaturas ha contaminado. 

León Dennis. Cristianismo y Espiritismo.

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                   Una viuda de Malabar 

                                                             Allan Kardec 


Teníamos el deseo de interrogar a una de esas mujeres de la India que, según sus costumbres, se queman sobre el cadáver de su marido. Al no conocer a ninguna, habíamos pedido a san Luis si consentiría en enviarnos a una que estuviera en condiciones de responder a nuestras preguntas de una manera satisfactoria. Él nos contestó que lo haría de buen grado dentro de algún tiempo. En la sesión de la Sociedad del 2 de noviembre de 1858, el Sr. Adrien – médium vidente – vio a una de ellas dispuesta a hablar, y de la cual hizo la siguiente descripción: 

Ojos grandes y negros, con tono amarillento en el blanco del ojo; rostro redondeado, mejillas rollizas y gordas; piel amarilla azafrán tostado; pestañas largas, cejas arqueadas y negras; nariz un poco grande y ligeramente achatada; boca grande y sensual; dientes bonitos, grandes y derechos; cabellos lacios, abundantes, negros y espesos de grasa. Cuerpo bastante grande, rechoncho y gordo. Pañuelos de seda la envolvían, dejándole la mitad del pecho desnudo. Pulseras en los brazos y en las piernas. 

1. ¿Recordáis aproximadamente en qué época vivíais en la India y dónde habéis sido quemada sobre el cadáver de vuestro marido? 
– Resp. Ella hace señas que no lo recordaba. – San Luis responde que fue hace alrededor de cien años. 

2. ¿Recordáis el nombre que teníais? 
– Resp. Fátima. 

3. ¿Qué religión profesabais? 
– Resp. La mahometana. 

4. Pero el mahometismo no ordena tales sacrificios. 
– Resp. He nacido musulmana, pero mi marido era de la religión de Brahma. Yo he tenido que conformarme con las costumbres del país en que habitaba. Allí las mujeres no son dueñas de sí mismas. 

5. ¿Qué edad teníais cuando hubisteis muerto? 
– Resp. Creo que tenía alrededor de veinte años. 

Nota – El Sr. Adrien hace observar que ella parece tener al menos de veintiocho a treinta años; pero que en ese país las mujeres envejecen más rápido. 

6. ¿Os habéis sacrificado voluntariamente? 
– Resp. Yo hubiera preferido casarme con otro. Reflexionad bien y comprenderéis que todas nosotras pensamos de la misma manera. He seguido la costumbre; pero en el fondo hubiese preferido no hacerlo. Por varios días esperé otro marido, pero nadie vino; entonces obedecí a la ley. 

7. ¿Qué sentimiento ha podido dictar esta ley? 
– Resp. Idea supersticiosa. Imaginan que al quemarnos agradan más a la Divinidad; que rescatamos las faltas de aquel que perdimos y que vamos a ayudarlo a vivir feliz en el otro mundo. 

8. ¿Aprobaba vuestro marido este sacrificio? 
– Resp. Nunca procuré volver a ver a mi marido. 

9. ¿Hay mujeres que se sacrifican así con agrado? 
– Resp. Muy pocas; una entre mil, y aún así, en el fondo, ellas no desearían hacerlo. 

10. ¿Qué os ha sucedido en el momento en que la vida corporal se extinguió? 
– Resp. Turbación; he sentido como una nebulosidad, y luego no sé lo que pasó. Mis ideas no se aclararon sino después de mucho tiempo. Iba a todas partes, y sin embargo no veía bien; e inclusive ahora no estoy completamente esclarecida; todavía tengo que pasar por muchas encarnaciones para elevarme; pero no me quemaré más… No veo la necesidad de ser quemada, de ser arrojada en el medio de las llamas para elevarme…, sobre todo por faltas que no he cometido; por otra parte, eso no me ha sido valorado… Además, yo no he buscado serlo. Me haríais un favor al orar un poco por mí, porque comprendo que no hay como la oración para soportar con coraje las pruebas que nos son enviadas… ¡Ah! ¡Si yo tuviese fe! 

11. Pedís que oremos por vos, pero somos cristianos; ¿podrían agradaros nuestras oraciones? 
– Resp. Sólo hay un Dios para todos los hombres


Nota – En varias sesiones siguientes la misma mujer ha sido vista entre los Espíritus que la asistían. Ella ha dicho que venía para instruirse. Parece que fue sensible al interés que le fue demostrado, porque nos ha seguido varias veces en otras reuniones e incluso hasta en la calle. 

Allan Kardec 
Revista Espirita 1858

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        PENSAMIENTOS Y                              ENFERMEDADES

La conciencia del ser humano se expande por todo su organismo por medio de las variadas expresiones de capacidad vibratoria de los elementos que lo constituyen. De ese modo, operando en la armonía conjunta, cada célula es portadora de la condensación de la conciencia individual, en cuyas tramas delicadas se imprimen las necesidades evolutivas del ser humano. Trabajadas por los comandos del periespiritu ellas resultan de la condensación de ondas específicas que conducen los contenidos morales encargados de producir los órganos y los diversos mecanismos constitutivos del individuo. Por tanto, la célula es, en si misma, la materialización del molde energético por el modelo organizador biológico. Cuando ocurre la separación molecular de cada una, por medio del fenómeno de la muerte física, no se produce la aniquilación o la desintegración de aquel que la constituía, permaneciendo como parte integrante del conjunto ordenador. Como consecuencia, cada una posee registros especiales que se encargan de sincronizarse en un conjunto armónico total. Ese tipo de registro puede ser considerado como una forma de conciencia embrionaria que conduce y preserva informaciones sobre los acontecimientos de los cuales participa. De esa forma, el periespiritu también está constituido por el conjunto de esas conciencias celulares que forman la conciencia global encargada de transmitir al espíritu las memorias, las conquistas y realizaciones de cada experiencia reencarnatoria y de todas ellas reunidas, siempre alteradas conforme a las transformaciones naturales de la etapa vivenciada.
Los pensamientos que se originan en el ser espiritual, a medida que se transfieren hacia las áreas de la sensación, de la emoción de la acción, imprimen sus contenidos en las referidas células de energía que los ejecutan en la forma física, estableciendo los resultados conforme a la calidad de la onda mental.
Debido al tenor vibratorio de cada emisión pensante, la carga estimula a la conciencia celular que se siente más fortalecida, generando salud o se desarmoniza, produciendo la enfermedad. Aunque se desestructure la célula física, en el proceso de desorganización se libera la de naturaleza energética, que influenciará a los futuros mecanismos de equilibrio o desajustes del ser humano.
Las enfermedades más graves son aquellas que se originan en el alma, expandiéndose por el organismo físico y transformándose en procesos degenerativos, infecciosos, produciendo dolores o se exteriorizan como conflictos que se convierten en trastornos psíquicos, cuya gravedad se encuentra en la razón de la causa productora.
El semillero del odio, de los celos, de la envidia, de la ira y de otros anestésicos del espíritu, produce virus y vibriones psíquicos que atacan al organismo propio así como al de aquel que, desprevenido, inspiró la producción de esas ondas desbastadoras que la mente produce y dirige conforme a su estructura moral. Al mismo tiempo, ideoplastia sustentadas por el pensamiento fijo en ideas perturbadoras y agresivas, contribuyen para que surjan toxinas que invaden el organismo desarticulándose la contextura vibratoria, enfermándolo y trabajando para matar sus defensas y los factores inmunológicos.
La conducta mental expresa el nivel de evolución en que se encuentra cada ser, encargándose de producir bienestar o malestar, salud o enfermedad, alegría o tristeza, resultando siempre de la faja vibratoria en la que permanece.
Esas conductas esdrújulas, en las que muchos se complacen, se transfieren de una existencia hacia otra, debido a la memoria y conciencia de la célula psíquica, que modelará la equivalente orgánica con la carga de energía que conduce. De esta forma, esa onda influenciará a la criatura desde su formación genética, alterándole su estructura de acuerdo con la calidad del mensaje de que sea portadora.
Las enfermedades del alma tienen un carácter psíquico y se encuentran en los pliegues de lamente desvariada, que se vincula a los estados aberrantes del comportamiento, cuando podría ser dirigida hacia las aspiraciones del equilibrio, de la razón, de la felicidad.
Los sentimiento viles abren campo a su instalación, tornándose de difícil diagnostico y deficiente tratamiento, improbable de otorgar resultados favorables a la salud.
Es por eso que, los desvaríos del sexo, los vicios de cualquier naturaleza, la irascibilidad, los estados pesimistas, se transforman en agentes vivos que se encargan de actuar conforme la dirección que reciben de la dinamo mental generadora de la cual proceden.
De la misma forma sucedería si fuesen cultivados otros sentimientos y preservados los valores éticos promotores del ser, que se encargarían de corresponder a la fuente productora con ondas de bienestar, de esperanza, de armonía, de felicidad…
Los cromosomas que se implantan en la estructura física mediante el núcleo de la célula en que se establecen, se mantienen en el Espíritu debido al citoplasma en el cual e fijan. Son indestructibles, enviando sus mensajes a través del núcleo genético, al tiempo en que plasman las futuras formas en todos los seres, en el plano físico o espiritual.
Cuanto más penetra la investigación científica en la estructura de la forma, mejor verifica que la misma es una aglutinación de partículas cada vez menores hasta perderse en la energía que es el punto de partida hacia la materia. Como el espíritu es energía pensante, principio inteligente del Universo, asimila las vibraciones más sutiles y las exterioriza mediante ondas mentales que toman cuerpo, tornándose parte integrante del conjunto en el que la vida física se manifiesta. Al ser así, los vicios generadores de enfermedades del alma – que permanecen como depresión, tormentos íntimos, angustia, inseguridad y otros – cuando se produce la desencarnación del paciente, prosiguen imanados a los campos psíquicos en los cuales fueron generados, exigiendo un periodo correspondiente de cambio mental para ser diluidos y desaparecer.
El acontecimiento de la muerte biológica no facilita la liberación de los hábitos perversos y enfermizos que fueron cobijados durante largo periodo de la existencia física. De la misma forma que se fueron implantando lentamente y generando acondicionamientos que se transformaron en procesos perturbadores, la readaptación al equilibrio y la reconstrucción de las estructuras energéticas afectadas exigen el tiempo correspondiente, durante el cual son recompuestos los campos vibratorios que fueron dañados.
Eso es comprensible, porque las descargas producidas por los sentimientos viles producen toxinas de alto tenor hormonal que modifican los códigos del ADN, fijando en ellos el tipo de onda y su procedencia perturbadora. A medida que se repiten esas fijaciones a lo largo del tiempo, es mayor el daño causado a la estructura intima del mismo, imponiendo como proceso de reparación, desde el más allá, un cambio total de comportamiento, que se encarga de sustituir su doble hélice, que son los dos cordones entrelazados y formados por una sustancia química especifica.
Por ello las enfermedades del alma solo se podrán recuperar cuando hubiere una transformación estructural del pensamiento, que se encargará de reconstruir nuevas bases súper sutiles, que se consubstanciaran en los futuros códigos del ADN, restableciendo la conciencia individual de las células y finalmente, integrando la conciencia del ser en el conjunto de la armonía de la Conciencia Cósmica.
Extraído del libro “Días Gloriosos” de Divaldo Pereira Franco dictado por el Espíritu Juana de Angelis.
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