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jueves, 4 de junio de 2015

Los tiempos son llegados


       COMPAÑEROS HIPÓCRITAS



" Y quedaron al acecho. Enviaron espías que se fingían justos, para sorprenderlos en alguna palabra suya.."
(Lucas 20:20)

Dice un antíguo proverbio: " No hay ningún hombre superior a otro hombre. La verdadera nobleza está en ser superior a lo que se era anteriormente".

En realidad, la mayoría de personas bien intencionadas en la organización de la Casa Espírita, no piensa en competir, sino que constantemente se preguntan: " ¿Estoy más próximo de mi meta hoy, de lo que estaba ayer?;¿Estoy mejorando?;¿Cómo me puedo aproximar más a mis objetivos?".
La mejora de calidad en una institución, no está en el espíritu competitivo, sino en la convicción y el desempeño de los asociados y en la calidad de sus procesos creativos.

Los compañeros que se fijan en sí mismos o en sus intereses, acaban desprestigiando al grupo, por ser incapaces de ver más allá de su proyecto personal. De esa forma, los proyectos de hacer el bien no trascienden al inmediatismo egoísta de la evidencia individualista.

En el servicio cristiano, donde engrosamos las filas del bien, todos somos candidatos a la renovación de nuestras almas. En esa labor de iluminación Jesus Cristo comanda nuestros pasos en la evolución.

Entretanto, donde hay trabajo hay antagonismo, pero para que alguien avale con certeza y critique productivamente al respecto, determinada empresa, precisa relacionar la cantidad de tiempo de servicio vivido dentro de ella.

En el ansia de mandar y dirigir, pero disgustados por su incapacidad para tal, muchos compañeros se consuelan tirándose piedras para amenizar su vanidad herida.
Fomentan trampas sondando a los insatisfechos e incormados, forman grupos y, como los antíguos hebreos, que escogían una cabra del rebaño y sobre ella lanzaban sus pecados para que los cargase, así también hoy en día la artimaña del chivo expiatorio funciona de forma análoga en muchas circunstancias en el equipo de trabajo asistencial cristiano.

Fomentam armadilhas sondando os insatisfeitos e inconformados, formam grupetos e, como os antigos hebreus, que escolhiam uma cabra do rebanho e sobre ela lançavam seus pecados para que os carregasse, assim também hoje em dia a artimanha do bode expiatório funciona de forma análoga em muitas circunstâncias na equipe de trabalho assistencial cristão.


Generalmente, la falsedad y la adversidad, la deserción y la amargura no nacen de nuestros rivales conocidos, sino justamente de aquellos que durante años se nutrían de nosotros, del mismo padre y en las mismas fuentes de la existencia.

Los mayores ataques no parten de medios extraños, sino del ambiente más íntimo, donde la crítica aspera y la envidia, la imprudencia y la ingratitud, invaden la mente de aquellos que conviven con nosotros en lo cotidiano. El opositor más pernicioso es siempre el amigo desajustado.

Lealtad es una vía de mano doble. Si usamos el engaño y la astucia para con nuestros compañeros de ideal, ciertamente encontraremos dentro de poco, todo eso en los caminos de la vida.

No debemos extrañar el asedio de esos hermanos estraviados, si planeamos con perseverancia  servir en el Trabajo de Cristo.

Invertirán en el trabajo, acusándonos de represores; criticarán nuestras realizaciones, llamándonos orgullosos; censurarán nuestras interpretaciones evangélicas, tomándonos por fascinados; escucharán nuestras palabras de afectividad, ironizando siempre.

No dudemos, por tanto, ante el servicio del bien. Aun entre vibraciones antagónicas, continuemos perfeccionando la calidad del servicio, tomando la iniciativa de establecer límites con responsabilidad. Recordemos que ante las desavenencias y disensiones, el tiempo siempre será el más saludable de los remedios.

Libro: Convivir y Mejorar - 38
Batuíra & Francisco do Espírito Santo Neto

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¿Con qué objetivo la Providencia

ha 
dotado de mediumnidad

 
especialmente
ciertos individuos? 


“Se trata de una misión que se les encomienda, y de la que 
se sienten dichosos. Ellos son los intérpretes entre los Espíritus y los hombres.” 
13. Sin embargo, hay médiums que sólo emplean su facultad con repugnancia. 
“Son médiums imperfectos. No conocen el valor de la gracia 
que se les ha concedido.^ 

14. Si se trata de una misión, ¿por qué esa facultad no es privilegio de los hombres de bien, dado que se concede a personas que no merecen ninguna consideración y que pueden abusar de ella? 
“La facultad se les concede porque la necesitan para su mejoramiento, y también para que reciban buenas enseñanzas. Si no la aprovechan, sufrirán las consecuencias. ¿Acaso Jesús no predicaba de preferencia a los pecadores, alegando que es necesario dar a los que no tienen?” 
15. Las personas que tienen un fuerte deseo de escribir como médiums, pero que no lo consiguen, ¿deberán sacar de ahí alguna conclusión contraria a sí mismas, en lo que respecta a la benevolencia de los Espíritus para con ellas? 
“No, porque es posible que Dios les haya negado esa facultad, como puede haberles negado, por ejemplo, el don de la poesía o de la música. Si no gozan de ese favor pueden, sin embargo, gozar de otros.” 
16. ¿Cómo puede un hombre perfeccionarse mediante la enseñanza de los Espíritus cuando no dispone, ni por sí mismo ni por la asistencia de otros médiums, de los medios necesarios para recibir esa enseñanza en forma directa? 
“¿Acaso no tiene los libros, como el cristiano tiene el Evangelio? Para practicar la moral de Jesús no es necesario que el cristiano haya escuchado sus palabras en el instante mismo en que salían de la boca del Maestro.” 
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS 
ALLAN KARDEC 

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LOS TIEMPOS SON LLEGADOS


Espíritas, amaros- dice Kardec. Pero también dice Espíritas, instruiros .....


Los tiempos  marcados por Dios son llegados- nos dicen de todas partes-, en que grandes acontecimientos se van a dar para regeneración de la Humanidad. ¿ En qué sentido se deben entender esas palabras proféticas?.  Para los incrédulos no tienen ninguna importancia; a sus ojos nada ven más que una creencia pueril y sin fundamento. Para la mayoría de los creyentes, representan algo místico y sobrenatural, pareciéndoles preanunciadoras de la subversión de las leyes de la Naturaleza. Son igualmente erróneas  ambas interpretaciones; la primera porque envuelve una negación de la Providencia; la segunda, porque tales palabras no anuncian la perturbación de leyes de la Naturaleza, sino el cumplimiento de esas leyes.

Todo en la creación es armonía; todo revela una providencia que no se desmiente, ni en las menores ni en las mayores cosas. Tenemos pues, que apartar, desde luego, la idea de capricho, por inconciliable con la sabidirçia divina. En segundo lugar, si nuestra época está designada para la realización de ciertas cosas, y que estas tienen una razón de ser en la marcha del conjunto. Dicho esto, diremos que nuestro globo, como todo lo que existe, está sometido a la ley del progreso. Él progresa físicamente, por la tranformación de los elementos que lo componen y, moralmente por la depuración de los Espíritus encarnados y desencarnados que lo pueblan.
Ambos progresos se realizan paralelamente, por cuanto que el mejoramiento de la habitación guarda relación con el del habitante. Fisicamente, el globo terráqueo ha experimentado transformaciones que la CIencia tiene comprobadas y que lo hicieron sucesivamente habitable por seres cada vez más perfeccioandos. Moralmente la Humanidad progresa por el desarrollo de la inteligencia, del sentido moral y del  ablandamiento de las costumbres. Al mismo tiempo que el mejoramiento del globo se opera bajo la acción de las fuerzas materiales, los hombres para esto, concurren por los esfuerzos de su inteligencia. Sanean las regiones insalubres, hacen más fáciles las comunicaciones y más productiva la tierra.

 De dos maneras se ejecuta ese doble progreso: una, lenta, gradual e insensible; la otra caracterizada por cambios bruscos, a cada una de las cuales corresponde un movimiento ascensional más rápido, que señala, mediante impresiones bien acentuadas, los periodos progresivos de la Humanidad. Esos movimientos, subordinados, cuanto a las particularidades, al libre albedrío de los hombres, son, en cierto modo, fatales en su conjunto, porque están sujetos a leyes, como los que se verifican en la germinación, el crecimiento y la madurez de las plantas.  Por eso es que el movimiento progresivo se efectúa a veces, de modo parcial, esto es, limitado a una raza o a una nación, y otras veces, de modo general.
El progreso de la Humandad se cumple pues, en virtud de una ley. Como todas las leyes de la Naturaleza son obra eterna de la sabiduría y de la presciencia divina, todo lo que es efecto de esas leyes resulta de la voluntad de Dios, no de una voluntad accidental y caprichosa, sino de una voluntad inmutable. Cuando, por consiguiente, la Humanidad está madura para subir un grado, puede decirse que son llegados los tiempos marcados por Dios, como se puede decir también que en tal estadio, llegan para la maduración de los frutos y su cosecha.
El  hecho de ser inevitable, es porque de la naturaleza y el movimiento progresivo de la Humanidad, no se sigue que a Dios le sea indiferente y que, después de tener establecidas unas leyes, se haya recogido en la inacción, dejando que las cosas caminen por sí solas. Sin duda, sus leyes son eternas e inmutables, porque su propia voluntad es eterna y constante y porque su pensamiento anima sin interrupción todas las cosas. Ese pensamiento, que en todo penetra y la fuerza inteligente y permanente que mantiene la armonía en todo.Si este cesase de actuar un solo momento, el Universo sería como un reloj, sin péndulo regulador. Dios, por tanto, vela incesantemente por la ejecución de sus leyes y los Espíritus que pueblan el espacio son sus ministros, encargados de atender los pormenores, dentro de las atribuciones que  corresponden al grado de adelantamiento que hayan alcanzado.

El Universo es, al mismo tiempo, un mecanismo inconmensurable, accionado por un número incontable de inteligencias y un inmenso gobierno enel cual, cada ser inteligente tiene su parte de acción bajo la mirada del soberano Señor, cuya voluntad única mantiene por todas partes la unidad. Bajo el imperio de esa basta potencia reguladora, todo se mueve, todo funciona en perfecto orden. Donde parece haber perturbaciones, lo que hay son movimientos parciales y aislados, que se nos figuran irregulares, solo porque están circunscritas a nuestra visión. Si las pudiésemos abarcar en su conjunto, veríamos que tales irregularidades apenas son aparentes y se armonizan con el Todo.

La Humanidad, tiene realizados, hasta el presente, incontables progresos.. Los hombres, con su inteligencia llegaron a resultados que jamás habían alcanzado antes, bajo el punto de vista de las ciencias, de las artes y del bienestar material. Les queda aún un inmenso progreso a realizar: el de hacer que reinen entre sí, la caridad, la fraternidad, la solidaridad que les aseguren el bienestar moral. No podrían conseguirlo ni con sus creencias, ni con sus instituciones anticuadas, restos de otra edad, buenas para cierta época, suficientes para un estado transitorio, pero que, habiendo dado todo lo que comportaban, serían hoy un obstáculo. Ya no es solamente desenvolver la inteligencia que los hombres necesitan, sino de elevar el sentimiento, y para esto es preciso destruir todo lo que superexcite en ellos el egoísmo y el orgullo.

Tal es el  período en el que a partir de ahora va a entrar  y que marcará una de las fases principales de la vida de la Humanidad. Esa fase que en este momento se elabora, el el complemento indispensable del estado precedente, como la edad viril o el de la juventud. Ella podía ser prevista y predicha de antemano y por eso se dice que son llegados los tiempos determinados por Dios.

Estos tiempos, por tanto, no se tratan de un cambio parcial, de una renovación limitada a cierta región, a una doctrina o a un pueblo, una raza.

Se trata de un movimiento universal que se va a operar en el sentido de progreso moral. Un nuevo orden de cosas tiende a establecerse y los hombres, que más opuestos le son, trabajarán para ella a su pesar. La generación futura desembarcada de las escorias del viejo mundo y formada de elementos más depurados, se encontrará llena de idéas y de sentimientos muy diferentes a los de la generación presente, que se va a paso de gigante. El viejo mundo estará muerto y apenas vivirá en la Historia, como están hoy los tiempos de la Edad Média, con sus costumbres bárbaras y sus crencias supersticiosas. 

Además, todos saben cuanto deja de desear todavía, el actual orden de cosas. Después de haber, en cierto modo, considerado todo el bienestar material, producto de la inteligencia, se logra comprender que el complemento de ese bienestar, solamente puede estar en el desenvolvimiento moral . Cuanto más se avanza, tanto más se siente lo que falta, sin que, entretanto, todavía se pueda definir claramente lo que sea; esto es efecto del trabajo íntimo que se opera en pro de la regeneración. Surgen deseos, aspiraciones, que son como el presentimiento de un estado mejor.

Pero un cambio tan radical como el que se está elaborando, no puede realizarse sin conmociones. Inevitablemente, hay lucha de idéas. De ese conflicto, forzosamente se originarán perturbaciones pasajeras, hasta que el tereno se encuentre aplanado y se haya restablecido el equilibrio. Es pues, de la lucha de las idéas de donde surgirán los graves acontecimientos predichos y no de cataclismos o catástrofes puramente matriales.

Los cataclismos generales fueron consecuencia del estado de formación de la Tierra. Hoy no son las entrañas de la Tierra las que se agitan: son las de la Humanidad.

Si la Tierra ya no tiene que temer los cataclismos generales, no por eso deja de estar sujeta a periódicas revoluciones, cuyas causas, desde el punto de vista científico, se encuentran explicadas en las instrucciones siguientes, procedentes de dos Espíritus eminentes:
(1)< Cada cuerpo celeste, además de las leyes simples que presiden la división de los días y las noches, las estaciones, etc, experimenta revoluciones que necesitan millares de siglos para su realización completa, porque, como las revoluciones más breves, pasan por todos los periodos, desde el nacimiento hasta el máximo efecto, después del cual sigue el decrecimiento, hasta el límite extremo, para recomenzar enseguida la repetición de las mismas fases. "El hombre apenas aprende las fases de duración relativamente corta y cuya perioricidad él puede comprobar. Algunas, sin embargo, abrazan largas generaciones de seres, y hasta sucesiones de razas, revoluciones esas, cuyos efectos por consiguiente, se le presentan con caracter de novedad y espontaneidad, al paso que si su mirada pudiese proyectarse hacia atrás, algunos millares de siglos, vería entre aquellos mismos efectos y sus causas, una correlacción que ni siquiera sospecha. Esos periodos que, por su extensión relativa, confunden la imaginación de los humanos, no son- con todo- mas que un instante en la eternidad.

" Ni en el mismo sistema planetario, todos los cuerpos que lo constituyen, rigen unos sobre otros; todas las influencias físicas son solidarias en él y no hay ni uno solo de los efectos que designais como grandes perturbaciones, que no sea consecuencia del componente de las influencias de todo el sistema. "Voy más lejos: digo que los sistemas planetarios rigen unos sobre otros en razón de la cercanía o lejanía resultantes del movimiento de traslación de ellos, a través de miriadas de sistemas que componen nuestra nebulosa. Aun voy más lejos: digo que nuestra nebulosa que es como un archipiélago en la inmensidad, teniendo también su movimiento de traslación a través de las miriadas de nebulosas, sufre la influencia de las que se aproximan.
 "De suerte que las nebulosas rigen sobre las nebulosas, los sistemas rigen sobre los sistemas, como los planetas rigen sobre los planetas, como los elementos de cada planeta rigen unos sobre otros y así sucesivamente hasta el átomo. De ahí en cada mundo, revoluciones locales o generales que no parecen perturbaciones porque la brevedad de la vida no permite que se perciban nada más que efectos parciales. "La materia orgánica no poodría escapar a esas influencias; las perturbaciones que ella sufre pueden alterar el estado físico de los seres vivos y determinar alguna de esas enfermedades que atacan de modo general a las plantas, los animales y los hombres, enfermedades que, como todos los flagelos, son para la inteligencia humana, un estimulante que la impele, por la fuerza de la necesidad, a procurar medios de combatir  y a descubrir leyes de la Naturaleza.
"Mas la materia orgánica a su vez, actúa sobre el Espíritu. Este, por su contacto y su ligación íntima con los elementos materiales, también sufre influencias que le modifican las disposiciones, sin privarlo de su libre arbitrio, que le sobreexcitan o atenúan la actividad y que contribuyen a su desenvolvimiento. La efervescencia que a veces se manifiesta en toda una población, entre los hombres de una misma raza, no es cosa fortuita, ni resultado de un capricho; tiene su causa en las leyes de la Naturaleza. Esa efervescencia inconsciente al principio, no pasa de un vago deseo, de una aspiración indefinida por alguna cosa mejor, de cierta necesidad de cambio, se traduce en una sorda agitación o por actos que llevan a las revoluciones sociales, que acreditan su perioricidad, como las revoluciones físicas, pues todo se encadena. Si no tuvieseis visión espiritual limitada por el velo de la materia, veríais las corrientes fluídicas que, como millares de hilos conductores, ligan las cosas del mundo espiritual a las del mundo material.

( Continúa en la siguiente publicación).


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