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miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Espiritismo como Revolución Educativa

La prehistoria humana se inicia con la adquisición de la posición erecta por parte del homínido. Esta lo hace subir de la tierra, liberando sus manos, que ahora pueden manosear los objetos, construir utensilios etc, y así preparar el proceso para el desenvolvimiento de la cultura, aunque todavía elemental. Se inicia, entonces, el proceso que va del homínido al hombre, pasando por el “Australopithecus”, cerca de,ente 5 millones a 1 millón de años atrás, por lo que ya manejaban la piedra y se agrupaban en abrigos, pasando por el hombre de Neanderthal, entre 200 a 40 mil años atrás, el cual perfecciona las armas y desarrolla un culto a los muertos, hasta llegar después al Homo sapiens, que desarrolla el lenguaje y pasa a educar sus cachorros. Se inicia en ese momento la gran aventura de la educación en la historia humana, inicialmente, a través de una educación basada en los juegos y en la imitación, sobre todo. En ese período, ya están fijados los pre-requisitos biológicos para la aprendizaje y la memorización de comportamientos. Un poco mas tarde, entre cerca de 10 a 8 mil años atrás, ocurre la Revolución del llamado período Neolítico, con el surgimiento de la agricultura, del cultivo de la tierra y de las técnicas. Todavía así, la educación permanece basada en un sistema de imitación del comportamiento de los demás miembros del grupo, pero que ahora ligada no solamente al clan, a la familia, sino al aprendizaje de un oficio. En ese período, surgen las sociedades civilizadas, como los pueblos de la Mesopotamia y los egipcios. La educación, en ese momento, pasa a estar ligada a una casta sacerdotal, la cual detiene los saberes y es la responsable por su transmisión. En la Mesopotamia, el aprendizaje da origen al escriba y en Egipto, por su vez, la formación de aprendices da surgimiento a una élite de sacerdotes que detiene todo el conocimiento técnico y religioso. Paralelamente, entretanto, estas poblaciones del Medio-Oriente se desarrollan una tras otra, con características peculiares y cuya cultura sigue un rumbo totalmente diverso de todos los pueblos de la antigüedad, dando lugar a lo que los historiadores vendrán a llamar como “milagro griego”. Se inicia así en Grecia una nueva visión de cultura, una nueva perspectiva del hombre desligado del saber místico y religioso y cuyo objetivo mayor era el desenvolvimiento del intelecto y de la racionalidad propios del hombre, lo cual, a partir de entonces, debería someter toda la adquisición de la cultura y del saber al juzgamiento de la teoría. Con Sócrates, nacía una pedagogía de la conciencia individual, la cual procuraba “traer para fuera” lo que el hombre ya traía dentro de si, visando profundizar siempre los conceptos aprendidos. Con Platón, el mayor de los filósofos griegos, surge la noción de mundo de las ideas, de la existencia de un mundo a priori, del cual procederíamos y al cual retornaríamos con la muerte del cuerpo y la liberación del alma inmortal. Las cosas de ese mundo, en su óptica, serian solo la copia imperfecta de aquella otra, verdadera morada del ser. Aristóteles, entonces, expresando en su carácter mas elevado la idea griega, considera el intelecto como el vértice y el centro de la vida psíquica, y elabora una Enciclopedia, en una visión de saber universal, que debe ser aprendido por el hombre en su racionalidad y constante busca por la excelencia. Surgía, así, la noción del método ideal de formación humana, el cual debería conducir el hombre al estudio de las humanidades, de todos los saberes ligados al hombre – , que, sobre todo, trataba de desarrollar las virtudes del ciudadano ligadas al intelecto, quedando los sentimientos en un segundo plano. Con eso, los griegos introdujeron en Occidente una noción que vendría a influenciar a todos sus contemporáneos, haciendo que el período llamado de helenismo fuera el auge de esa cultura, cuya influencia tuvieron prácticamente todos los pueblos del Mediterráneo y también llegó a Roma, que a través da su expansión territorial, entra en contacto con la lengua y cultura griegas. La mujer, por otro lado, entre los griegos, vivía al margen de las decisiones sociales, sumisa al padre y después al marido, a quien debería dedicar total fidelidad. No poseía derechos sociales, mas en el hogar debería ser aquella encargada de los hijos, que podrían ser aceptados o rechazados por el padre, si él así lo quisiese. La infancia, en la antigüedad, era un lugar de pasaje, atacada por las enfermedades, sujeta al abandono, víctima de abusos y violencia. A ella se le daba un mínimo de actitud afectiva, por lo tanto, siempre al margen de la sociedad, no estaba en el rol de las preocupaciones sociales, pensándose sobre ella apenas la utilidad que podría venir a tener cuando adulta, lo que caracterizaba la modalidad de la educación recibida, sea para los trabajos manuales, considerados inferiores, y de esa forma destinados a las clases bajas, o entonces la educación volcada para el liderazgo y el gobierno, destinada a los hijos dos padres que detenían el poder. En las márgenes del Río Jordán, por su vez, surgía entre agricultores nómadas un nuevo pueblo, que venían a denominarse y ser conocidos como hebreos. A pesar de su carácter primitivo, de ellos surgía una nueva concepción de divinidad, ahora atribuida a un único Dios, soberano, transcendente e innombrable. Este Dios los conduciría a la Tierra prometida y seria el guía de sus futuras generaciones. Era, sin embargo, uno Dios enérgico, punitivo, teniéndose en la figura de Moisés su representante, con el establecimiento de leyes inflexibles, a fin de educar una populación sin ninguna cultura e dominada por las pasiones y por los cultos a varios Dioses. Para los hebreos, la figura del padre era central, debiendo castigar los hijos de forma dura, como si lee en Proverbios 13:24 “El que escatima la vara odia a su hijo”. Era una formación educativa que, se puede afirmar, tenia como principal objetivo conducir las nuevas generaciones dentro de las leyes mosáicas. Tal mentalidad, sin embargo, vino a ser avalada profundamente con el surgimiento de una nueva revolución educativa, cuya influencia desestabilizó las bases de toda la Antigüedad. En el final de la década del año 20 del primer siglo de la Era “Común”, un humilde campesino, oriundo de Galilea, región al norte de la Palestina romana,se convirtió en el líder de un movimiento popular mesiánico que, regimentando seguidores entre los campesinos e pescadores, también humildes, se dedicó a esparcir personalmente sus propuestas de igualdad y supervisión de las tradiciones hebreas y de resistencia pacífica ante el dominio imperialista romano. Su nombre: Jesús de Nazaret. Después de ser asesinado mediante crucifixión, sus seguidores tomaran rumbos diferentes y dieron origen a varios movimientos de consciencia popular. Así se iniciaba una revolución llamada cristianismo. Toda la visión del mundo del hombre Occidental vendría a ser influenciada por su pensamiento, a constituye una de sus fundamentales matrices. Su propuesta y sus valores eran completamente opuestos a los de la sociedad vigente – valorizaba la humildad en detrimento del poder; priorizaba la mansedumbre y no la fuerza –, e sus valores eran, por lo tanto, el inverso de los clásicos, y rompían con todo lo que había sido vivenciado hasta entonces por la Antigüedad. Con El, se alteró la relación entre, señores y esclavos, patrones y empleados, los cuales pasan a colaborar mutuamente, incentivados por su mensaje fraternal; El padre se torna el guía de la familia,pero afectuoso con los hijos, y ya no es más el padre-señor de las sociedades antígüas, principalmente la romana y la hebráica, de quien se esperaba siempre castigos; mas central se torna el papel de la mujer en la familia, como madre protectora e dispuesta hasta mismo al martirio por los suyos. Era, de hecho, una revolución de carácter cultural e antropológico nunca antes vista en la historia de la humanidad. La mujer, hasta entonces desapercibida, era un ser al que no se tenía ninguna consideración ni respeto por sus sentimientos, siendo muchas veces usada como moneda de cambio, junto con niños y esclavos, es elevada por El a un nivel de dignidad. Jesús la retirara de la violencia y de la incomprensión , y la restituye al lugar de respeto y consideración de que siempre fue merecedora en el concierto social. Sus características, como la delicadeza, la mansedumbre y la sensibilidad, son elevadas a la condición de excelencia, cuando hasta entonces eran motivo de desprecio por los hombres. Jesús fue el primero a operar un rescate de la figura femenina en la historia de la civilización, realizando una de las importantes etapas de su afirmación social. Jesús valoriza a los niños, los protege en sus brazos y dice a los apóstoles: “"Dejad a los niños venir a mí", y no se lo impidáis, porque de ellos es el Reino de Dios. - En verdad os digo que el que no recibiera el reino de Dios como niño, no entrará en él.”, concediéndoles atención y cariño, por cuanto que lo habitual era ser maltratados, pisoteados, víctimas de estupros, de brutalidad y hasta incluso de sacrificios rituales. Con el establecimiento del mensaje cristiano, sin embargo,se alteró tal cuadro, y de ser tan desconsiderados , pasan a ser el centro de las preocupaciones sociales. Jamás volverían a tener días como aquellos, en los que Él estuvo con las criaturas, amándolas, ayudándolas y entendiendo sus sufrimientos. Inicia allí, entre sufridores y hambrientos que le escuchaban, entre sedientos de consolación e de comprensión, muy lejos de la riqueza y de la ostentación, una Nueva Era, la era de la fraternidad, que aunque todavía no era vivida, ya se instalaba desde aquellos días. Con el tiempo y la institucionalización de su mensaje, en un organismo llamado Iglesia, se distorsionaron sus conceptos, aunque el principal permaneciese en su esencia: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo.” A través de los Concilios, convocados por los sucesivos papas, ocurrieran modificaciones, “correcciones”, e interpolaciones en los textos evangélicos, que acabaron por infundir en medio de su mensaje conceptos cuyo objetivo era sancionar intereses inconfesables de los que tenían el poder civil y religioso, en actitudes criminales. De entre estas conceptuaciones, surge la del pecado original, la idea de que el hombre heredaba desde el nacimiento la culpa de Adán, en su primer desacato a Dios. Tal vinculación arbitraria de la naturaleza humana en la figura del mito bíblico, dio surgimiento a la idea de que todos somos pecadores desde el nacimiento, de que todos somos impuros, ya que San Agustín, entre 395 e 430, liga el concepto de pecado original a la sexualidad, iniciando así un período de condenación del cuerpo y de sus sensaciones. A pesar de que Jesús jamás lo mencionó, esta idea fue teorizada por siglos y enseñando en la educación infantil, juntamente con la figura de un Dios punitivo semejante al dios hebreo, totalmente diferente del Dios amigo y que perdona, anunciado por el Maestro. Ya en la Edad Media, en su largo período de mil años,en Europa, según los historiadores, aparece dominada por la idea del pecado. El hombre que la educación formaba era un sujeto en conflicto, temeroso de su propio cuerpo y de sus sensaciones, temeroso incluso de sus pensamientos los cuales eran vigilados por Dios y por los demonios, un hombre, en fin, atormentado por la idea de un infierno de dolores eternos para los que se desviaban de las enseñanzas de la Iglesia. Toda la visión de mundo, la concepción del tiempo, del espacio, las relaciones sociales, las relaciones con Dios, estaban amenazadas por el pecado, siendo el alma la arena de combate entre el bien y el mal. Todo lo que se refiriese a la vida secular, o vida mundana, era condenable; solo la vida contemplativa era digna de Dios, doctrina monástica llamada “contemptus mundi”, la cual predominó derante siglos tanto en las pastorales católicas como en las protestantes que surgieron en el siglo XVI. Tomándose el año 1453 como año-símbolo, con la caída del Imperio Romano de Oriente, o 1492, con el descubrimiento de América,se cierra un largo ciclo y se inicia otro, con nuevas perspectivas para el hombre. Ya no se desea mas el ideal de la Iglesia, con sujetos temerosos y sumisos a Dios, del caballero medieval, de una sociedad de normas de carácter inmutable.Se deseaba precisamente romper con ese modelo, y el desenvolvimiento de las ciudades y del comercio propiciaban esto, el libertar a las gentes de las amarras feudales y alcanzar la libertad por tanto tiempo aspirada, afirmándose nuevamente la racionalidad en el humanismo italiano, a través de un retorno al estudio de los clásicos griegos, en una visión que buscaba emancipar al hombre de la Iglesia – ahora libre y independiente para actuar en el mundo. Aunque el humanismo no negase Dios, surge una otra pedagogía que procuraba afirmar el hombre puramente racional y separado de la religión que era vista como un obstáculo al libre pensar. John Locke, filósofo inglés, afirma que no existen ideas innatas, que el hombre es una tabla rasa en el que todo lo que sabe ni siquiera puede ser impreso; las ciencias afirman la primacía del mundo exterior en detrimento del mundo interior, y la humanidad camina en dirección al ateísmo, en dirección a la negación de la transcendencia del ser humano. Tal separación entre ciencia y religiosidad ha venido a influenciar todo el desenvolvimiento de la cultura hasta nuestros días. La revolución iniciada con la Era Moderna, entretanto, guardó serias contradicciones. Al mismo tiempo en que proponía un hombre libre e autónomo, el Estado criaba dispositivos de controle social, como los manicomios, los cuales deberían librar los sanos de sin razón e los presidios, considerados como depósitos de corrección e reeducación de los “descarriados”. El hombre moderno proseguía, de esa forma, controlado, vigilado, solo que ahora no más por la Iglesia, pero por la instancia del Estado, que priorizaba una educación rígida e inflexible en internados, a fin de moldar los comportamientos aceptables, produciendo sujetos sumisos e conformados. A mediados de la segunda mitad del siglo XIX, con todo, Occidente vería surgir una nueva pedagogía, de carácter muy peculiar. Iniciada con un profesor francés de mediana edad Hipolite Leon Denizart Rivail, que en su obra de trabajar en la llamada Codificación Espírita fué conocido como Allan Kardec, afirmó tener contacto con el alma de los que ya partieron de este mundo; se daba así inicio a un nuevo ideal en la formación humana universal, que tendría en la inmortalidad da alma a su principal prerrogativa. Diferentemente de los griegos y de los filósofos y pedagogos de la Era Moderna, el Espiritismo, como fue llamado por Allan Kardec, no operaba una separación entre la ciencia y la religiosidad, por el contrario, afirmó la necesidad de su coexistencia, de su complementariedad. No afirmó la supremacía de la fe, como hicieron los medievales, ni tampoco negó la trascendencia tal como hicieron los modernos hasta nuestros días... Afirmó, si, un ideal de formación humana en donde la razón orienta el camino para lo sobrenatural, el contacto con los que ya partieron, y el recibimiento de instrucciones de estos últimos. Reafirmó la pedagogía de Jesús, su mensaje en su originalidad, surgen alteraciones, sin interpretaciones motivadas por intereses de grupos ligados al poder o de carácter local o étnico. El Espiritismo elevó a la mujer definitivamente a la posición de igualdad ante el hombre, ya que el espíritu no tiene sexo, pero posee ambas las polaridades psíquicas, la femenina y la masculina, o el anima y el “animus”, en la conceptuación del eminente psicoanalista C.G. Jung, siendo que el hombre de hoy ya fue mujer en el ayer y vendrá a serlo mañana, nuevamente; lo mismo es así con la mujer de hoy. Sumándose a la legitimación de la femeneidad, esta nueva pedagogía valorizó la crianza infantil y le destinó un lugar de atención y de destaque tal como lo hiciera Jesús, solo que ahora afirmando el bagaje cultural y espiritual que trae consigo, juntamente con los planes y sueños, los cuales no deben ser suplantados por los intereses de los adultos. Como nunca antes fue visto en la historia de la humanidad, el ideal de formación del hombre para el Espiritismo – la idea espirita – propone un hombre completamente abierto sin reservas a los conocimientos, tanto el propiciado por las diversas ciencias, como por otras doctrinas espiritualizadas, entre ellas el budismo. El Espiritismo no se afirma, por lo tanto, como la verdad absoluta, pero si como una parcela de la verdad, como la tercera revelación para la humanidad, siendo el consolador prometido por Jesús, al traer nuevos y necesarios conocimientos para las criaturas. Otras revelaciones, otros aspectos de la realidad y de las leyes del universo no son encontrados en el espiritismo, y si en las ciencias y en otras doctrinas espiritualizadas, igualmente parcelas de la verdad. El Espiritismo propone, por lo tanto, un hombre libre, autónomo, flexible,en vez del hombre seguro del pasado, poseedor de verdades absolutas, pues como afirma Hammed, la verdad es relativa en el actual periodo de la humanidad. En lugar del sujeto dogmático surge entonces un hombre que organiza y actualiza en su saber en “síntesis provisorias”, tal como propone el eminente sociólogo francés Edgar Morin, para quien en la educación actual debe operar una religación de los saberes, justamente como hace el espiritismo, al estar siempre en estrecha conexión con las diversas áreas de la cultura y de la ciencia, en constante actualización. El hombre y la mujer espiritas son, así, como propone Edgar Morin, sujetos interrogantes, siempre dispuestos a desbravar el mundo sin prejuicios e conduciéndose a través de la racionalidad. En un momento en que la educación se encuentra en crisis, en el que se discute la necesidad de limites para la infancia y la adolescencia; cuando los profesores son culpabilizados por no “educar” a quien ya debería estar educado, el espiritismo, en su ideal de formación humana, viene a afirmar a la familia como su prioridad, como la escuela del espíritu, donde se aprenden los valores morales, que no están en los libros pero si en los ejemplos, y que son de fundamental importancia para la superación de los atavismos ancestrales. Al lado, pues, del desenvolvimiento cultural, intelectual, que son importantes, está la educación del espíritu, aquella de carácter moral, para operar la formación de un hombre ético, no sumiso como el medieval, o conformado como el moderno, sino una mujer y hombre idealistas, que actúan para la transformación de la sociedad en la que viven, como sujetos históricos. Al lado de esta doctrina, cuyo centro es la familia, se ofrecen como reductos de desenvolvimiento espiritual las escuelas de evangelización, en donde el pequeño ser, al dibujar el espíritu saliendo del cuerpo de un muñeco, con un bolígrafo en una hoja de papel, aprende que su vida es eterna, que nació para ser feliz, y que la muerte es solamente una vieja historieta del pasado para asustar a los niños. Aprende todavía que El Dios de todas las cosas es un Dios bueno, amigo, comprensivo y que le ayudará a vencer los obstáculos de la vida. Aprende que nunca está solo, que tiene un amigo que lo protege, aunque no lo vea... Interioriza, por consiguiente, que vale la pena vivir en ese planeta,y toma conciencia de que es necesario cuidar también de él. Esta revolución educativa se encuentra en plena efervescencia, al proponer para la sociedad un nuevo hombre – no mas separado por conceptos irracionales, pero un hombre espiritual, conectado al cuerpo por diversos engranajes, los cuales todos pueden descubrir a través de su vasta literatura.. . Este nuevo ideal terminará, con la valiosa cuota contributiva de la Psicología Transpersonal, que considera al hombre precedente a la cuna y sobreviviente al túmulo, por modificar los modelos pedagógicos, los cuales hoy no poseen soluciones para los problemas de la infancia y de la adolescencia, y afirmará el hombre integral, el ser espiritual que somos, encerrando la primacía de la razón y dando inicio a la Era de la Intuición. La compleja aventura educativa de la criatura humana, desde el surgimiento del Homo sapiens, a cerca de 40 mil años atrás, hasta nuestros días, se encuentra en la propuesta de los espíritus con su aspecto más elevado, en toda la historia. Esta revolución, vale resaltar, no empieza en las universidades pero si en los hogares, en la vivencia del amor de los padres por los hijos, guiados por la ruta luminosa de las enseñanzas de Jesús. Nos cabe a nosotros, como individuos actuantes y no pasivos en la historia, ser los protagonistas de esta revolución educativa que se da – una revolución educativa llamada Espiritismo.
Traducido y adaptado por Cássio y Jose Luis Martín)
 Este artículo, también, está publicado en la Revista Espirita HARMONIA, Ano XVII, Nº. 176

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El error humano ( reflexión de significados )

El error intencional tiene que ser corregido, no importa el nivel o el tiempo.... Si se perjudicó en otras vidas... tiene que volver para corregir o dejar secuelas en los descendientes.... porque la existencia juzga, condena y absuelve sin errores... Es la naturalidad intencional que mantiene la posibilidad de la evolución de la vida...
Así el sufrimiento humano, procede del error humano, puede ser un día curado por actitudes de generosidad en un tiempo infinitamente disponible....



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