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sábado, 4 de abril de 2015

Conciencia emocional y enfermedades

                     
                    ¿ Todos reencarnamos?.-

Evidentemente, la respuesta solo puede ser afirmativa, pues por sentido de Justicia, vemos que no podría ser de otra manera; así por ejemplo vemos como existen las desigualdades humanas en cuanto a diferencias entre distintos niveles de moralidad, virtudes, defectos, ambientes y lugares en donde nacen unas personas y otras, etc. lo cual nos demuestra la imposibilidad de que esto no sea así, pues Dios, Padre Creador, Infinitamente Justo y Bueno, no ha creado a sus hijos sino en una total igualdad y capacidades en sus comienzos como Seres espirituales; luego cada uno con el uso del libre albedrío, escogió sus caminos en la vida y cometió sus errores que tuvo que aprender a enmendar en nuevas existencias, y así, en este conglomerado humano que entre todos formamos, estamos gentes de todas clases de aptitudes, mentalidades, principios éticos, etc.
En el Universo del que formamos parte, tanto en el inmenso macrocosmos como en el microcosmos microscópico, existe una inteligencia, un equilibrio, un orden y una sabiduría perfectos, lo cual vemos que no sucede con el Ser humano. Esto demuestra que nuestras vidas actuales son solamente a modo de peldaños de una única e inmensa escalera que es la Vida Una, como una Escuela de Evolución que nos elevará a todos hasta la Meta común.
Si consideramos a los Seres espirituales, hijos del mismo Padre u Origen, sería absurdo e injusto que unos para llegar o aproximarse hasta esa Meta Infinita, tuviesen que reencarnar y vivir muchas veces, mientras que otros una sola o ninguna. No olvidemos que por lo que se puede observar en nuestro mundo, la vida humana en aisladas ocasiones es placentera y generosa, porque en la mayor parte de las veces, resulta mas o menos penosa. Y esto es lo normal cuando sabemos que la categoría de nuestro querido planeta Tierra, hasta aquí ha sido un “Mundo de Expiaciones y de Pruebas”. Quiere decir esto que la reencarnación es una dádiva divina para aprender y progresar, pero no es como un crucero de placer, aunque en el conjunto de las existencias del espíritu humano, aparezcan excepcionalmente las llamadas “vida muelle o de jauja”, que desde un punto de vista espiritual, también son de prueba, y una prueba espiritual difícil, para el ser cuando las experimenta.
Si no existiese la Reencarnación, una de dos: o estaríamos condenados a vivir eternamente estancados, lo que equivale a decir vivir para siempre condenados a la inmovilidad, o bien Dios tendría que hacer el “milagro” de situarnos repentinamente y sin ningún esfuerzo ni mérito por nuestra parte, al lado de Sus Seres más perfectos, felices y cercanos a Él ; este aparente regalo además de injusto, no sería tal, porque en realidad no gozaríamos de la auténtica felicidad que gozan los Seres próximos a Dios, porque esta solo es auténtica y se valora y se goza, cuando se gana y se conquista , no si se recibe como regalo y sin esfuerzo.
El que unos tuviesen que reencarnar, incluídas las vidas difíciles o de sufrimiento, para poder crecer y perfeccionarse espiritualmente, mientras que a otros Dios les ahorrase el esfuerzo o sacrificio de esas vidas por motivo de haberlos creado ya perfectos, sería aceptar ese concepto de un dios menor, más injusto que el ser humano imperfecto ; ese dios injusto no puede existir, porque nuestro propio sentido de la justicia, reflejo del Suyo, rechaza la existencia de un Ser pretendidamente superior y origen de Todo lo creado, que al mismo tiempo fuera tan injusto e imperfecto. Nuestro sentido de la existencia de un Ser Supremo nos señala que, forzosamente, Dios ha de ser Infinito en todas las Perfecciones.
Vemos por tanto que la Reencarnación es un fenómeno natural, justo y necesario, para todos por igual. La única diferencia estriba en que unos necesitan experimentar un mayor número de vidas que otros porque estos últimos, gracias a su mayor esfuerzo, con un menor número de existencias, pero mejor aprovechadas, pueden llegar antes a la misma Meta.
Démonos cuenta de que nadie alcanza la Perfección absoluta en una sola existencia humana por larga que esta sea, y menos aún si se considera la desigualdad de la duración de la vida humana y de las oportunidades de unas personas con respecto a otras. No creo que nadie esté sinceramente convencido de haber alcanzado ya la perfección en este mundo atrasado que no es mas que una escuela de aprendizaje de grado menor; aún tenemos que terminar de aprender todo lo que la vida en la Tierra nos ofrece o nos puede ofrecer, y después aún deberemos continuar las clases en otros cursos superiores, en otras aulas del Universo, hasta que nos graduemos en Perfección y no tengamos que venir más a experimentar las ingratitudes de mundos atrasados como lo es aún la Tierra.
Por tanto, la Reencarnación nos debe quedar claro que es un fenómeno natural que forma parte del engranaje de la vida y que nos afecta absolutamente a todos, nos guste la idea o no nos guste, pues Dios en su infinita sabiduría lo ha dispuesto así, porque en el “Mundo Espiritual”, apenas somos todavía como incipientes arbolitos en desarrollo, pero todos estamos llamados a ser un día gigantescos y frondosísimos árboles, cuando desarrollemos todas las virtudes latentes que en nosotros apenas han germinado o que aún están por germinar.
Jesucristo dijo: “ser perfectos como mi Padre Celestial es Perfecto”, y como ya se ha dicho, esa Perfección Divina absolutamente nadie la puede alcanzar en una sola vida humana. La perfección de Dios es infinita, por lo cual nos ha hecho a nosotros también infinitos o eternos para poder acercarnos sin cesar a Su Divina Perfección.

- Jose Luis Martín -

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Cuando me acueste en la tumba, podré decir como tantos otros: ¡he terminado mi jornada!.Pero no diré que he terminado mi vida. Mi jornada comenzará al otro día a la mañana. La tumba no es un callejón sin salida, sino una avenida que se cierra en el crepúsculo y se vuelve a abrir con la aurora”
- Victor Hugo -

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            CONCIENCIA  EMOCIONAL  Y                                         ENFERMEDADES

Un porcentaje muy elevado de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. 
El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta , a la energía vital, y puede convertirse en pánico. 
La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se aprecia como una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, el vacío aumenta cada vez más. La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el    “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro.
Tenemos un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarnos; otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es nuestro maestro..Si nosotros no nos queremos, no vamos a encontrar a nadie que nos pueda querer. El amor produce amor. Si nos amamos, vamos a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busquemos una migaja; eso es indigno. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar y la vida es una corriente de transformación permanente.En nuestro interior está la clave para encontrar la medicina que tanto necesita nuestra alma para su constante evolución y progreso.
La medicina del futuro deberia utilizar más y mejores técnicas, pero con la magia viva del sentir. Afrontar la enfermedad y el dolor , pero sin perder de vista el sentido del vivir. Tal vez tendremos menos hospitales y más trabajo ambulatorio, menos cirugías y más dedicación, menos medicamentos y mas medicinas del alma.
    Apostamos por una ciencia con alma, una disciplina que no destruya la fe y la esperanza. Una propuesta para que cada quien rescate el poder de gestionar su propia salud, para que nacer y morir no sean los límites infranqueables de la vida y vivir se convierta en el arte original de ser. Un movimiento hacia la participación, un cese de la conspiración que ha dejado marginado al hombre de la responsabilidad sobre su propia vida; un rescatar a la indivisible integridad del ser humano.
    El paradigma dominante en el mundo ha sido el de la ciencia, pero la ciencia se convirtió en una nueva religión, en el único código de lectura aceptado. Hemos de salir del fundamentalismo científico. El paradigma de la ciencia puede ser interpretado desde un código de lectura más incluyente, generando una ciencia con conciencia.
    Es imposible acceder al ser humano olvidando la esencia del ser humano que es la “psique”, que es el alma. No se trata de dejarle la psicología a los psicólogos, a los psiquiatras, es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los especialistas.      Tenemos que rescatar la psicología para la vida cotidiana.
    Se trata de ver como un sentimiento de hostilidad genera enfermedad , genera hipertensión arterial, aumenta el riesgo de infarto, aumenta la liberación de noradrenalina, aumenta el consumo de oxígeno, te mete en un régimen de economía energética pésimo donde hay un gran desgaste, y una gran fricción, impide la respuesta de relajación, te impide tener paz interior a pesar de que tengas todas las razones del mundo para tenerla. Si nosotros como médicos no tenemos paz interior, si no somos capaces de dar respuesta de relajación, no podemos reconocer la necesidad en otros. La primera necesidad de un paciente es la paz.
   Sin paz ninguna de las cosas que haga tiene sentido. Es el dígito en una gran cifra. Todas las acciones son ceros y sin el dígito de la paz nada vale la pena, ni tu dinero, ni tu posición, ni tu prestigio... Pero si tienes paz interior, todo lo demás se vuelve valioso.  La paz interior es la respuesta de mirar al interior,de reflexionar.


(Aportado por Mónica Bonzini )
-Adaptado por Jose L.Martín)

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 LOS ESPÍRITUS NO TIENEN     UN FINAL


83.Los Espíritus ¿tienen un fin? Se comprende que el principio de que dimanan sea eterno, pero lo que preguntamos es si su individualidad tendrá un término y si en determinado tiempo, más o menos prolongado, el elemento de que están formados no se disgrega y retorna a la masa, como acontece con los cuerpos materiales. Resulta difícil entender que algo que tuvo principio pueda no tener fin.*
- Muchas cosas hay que vosotros no comprendéis, por cuanto vuestra inteligencia es limitada, y esa no es una razón para rechazarlas. El niño no comprende todo lo que entiende su padre, ni el ignorante todo lo que comprende el sabio. Te decimos que la existencia de los Espíritus no concluye en modo alguno, y es todo cuanto podemos ahora decir.


EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC

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Convéncete de que el desánimo no presta ayuda a nadie. 
Emmanuel

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COMPETENCIA Y HUMILDAD


   El día 14 de marzo del 2004, un hecho ocurrido en Recife, capital 
pernambucana, en el Hospital de la Restauración, el mayor centro de urgencia 
público del Nordeste, se convirtió en una noticia nacional.
El reportaje decía lo siguiente:
¡Una mujer que tenía un tiro en el corazón sale andando del cuarto del 
hospital!” Quien vio la escena imaginó: ¿cómo es posible que alguien escape
 vivo de una situación de esas?
Aquel lunes de carnaval, el cirujano Joâo Veiga sólo debería tener guardia a 
las 4h de la madrugada. Pero él tuvo insomnio y decidió ir más pronto para el
 trabajo. Era para llegar a la unidad de traumas a las 4h de la mañana. Volví 
a media noche, contó Joâo.
Una hora después, la turista israelí Moran Bomflek dio entrada en emergencia
 con una bala en el corazón, en estado gravísimo.
Ella no respiraba, el corazón no latía, las pupilas estaban dilatadas, quiere 
decir, el cerebro estaba sufriendo. Entonces es muerte aparente. No tenía 
ningún reflejo, recordó el cirujano.
Un médico de guardia menos experimentado podría haber dado el caso como
 perdido. Pero Joâo Veiga, 17 años de profesión, obró rápido: abrió el pecho
 de Moran e intentó un procedimiento arriesgado. Masajeó el corazón de la 
paciente con las propias manos.
"Yo solo empujé un poquito el corazón para exponer la lesión e hice dos puntos.
 Cosí la parte alcanzada y el corazón se quedó sin latir. Fue ahí cuando yo 
comencé el procedimiento de masaje cardiaco, o sea, coger el corazón y hacer
 un movimiento alrededor de dos a cuatro minutos", relató el médico.
La vida de la paciente dependía de una transfusión de sangre, urgente. El tipo 
de sangre necesario ya estaba disponible.
Yo había pedido, hacia 20 minutos, sangre para otra paciente que estaba 
estable pero necesitaba la sangre y cuando esta sangre llegó para la otra 
paciente yo la usé para ella. La sangre “o” negativo, que fue fundamental
contó el Dr. Joâo.
* * *
Es importante recordar que el médico que debería llegar al hospital solamente 
a las 4h de la madrugada, tuvo insomnio y decidió ir antes para el trabajo.
Solamente un profesional que ama lo que hace es capaz de tomar una decisión
 de esas.
Él podría haberse quedado en casa descansando, viendo la televisión, oyendo 
música, haciendo algo para pasar el tiempo…
Pero el prefirió ir para el hospital. Dígase, un hospital público.
No es de admirar que un hombre con tan gran competencia y humildad, tenga 
tanto amparo de lo alto en sus tareas.
Por causa de su extremada dedicación, él había solicitado sangre para otra 
paciente, y eso lo ayudó a salvar una vida.
Sin duda, podemos afirmar que no hubo suerte ni coincidencia. Hubo 
competencia y dedicación, aliadas a la providencia divina.
Acostumbrado a luchar con casos graves, Joâo Veiga no quiere ser tratado 
como un héroe.
Una prueba más de que él es realmente un gran hombre, un profesional 
competente y un corazón generoso.
Al final del reportaje, Joâo Veiga dice, con simplicidad y sincera humildad: “
mí me gusta hacer exactamente eso, fue para eso que yo me entrené.”
Solamente personas verdaderamente abnegadas consiguen hacer cosas 
grandiosas con la naturalidad de quien decide pequeñas cuestiones.
Un hecho que nos lleva a creer que este mundo tiene disposición. Que existen profesionales que desempeñan sus tareas con competencia y dedicación.
Y, por encima de todo, que Dios atiende a sus hijos a través de sus hijos. Sean 
ellos médicos, científicos, agricultores, o simplemente  hombres buenos.

¡Piense en eso!

 Equipo de Redacción del Momento Espírita, con base en un reportaje exhibido 
en la Red Globo, en el Fantástico día 14/03/2004. 

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