Entradas populares

domingo, 12 de agosto de 2012

Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones





Muchas personas nos han pedido que les indiquemos las condiciones que deben cumplir para ser médiums, así como la manera de proceder al respecto. La solución de esta cuestión es más complicada de lo que a primera vista parece, porque se basa en conocimientos preliminares de cierta extensión; para hacer experiencias de Física y de Química es necesario primeramente conocer Física y Química. Las respuestas que nosotros hemos dado a esas personas no podían contener desarrollos incompatibles con los límites propios de una correspondencia; además, el tiempo material no nos hubiera permitido satisfacer a todos los pedidos: por esto es que nos hemos determinado a publicar estas Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones Espíritas, necesariamente más completas que todo cuanto pudiéramos escribir a cada uno directamente.
Incurriría en un error el que creyese encontrar en esta obra una receta universal e infalible para formar médiums. Aunque cada uno tenga en sí mismo el germen de las cualidades necesarias para llegar a serlo, esas cualidades existen en grados muy diferentes, y su desarrollo se debe a causas que no depende de nadie hacer nacer a voluntad. Las reglas de la Poesía, de la Pintura y de la Música no convierten en poetas, pintores y músicos a los que carecen de genio: ellas guían en el empleo de las facultades naturales. Lo mismo sucede con nuestro trabajo: su objeto es indicar los medios de desarrollar la facultad mediúmnica tanto como lo permitan las disposiciones de cada uno y, sobre todo, dirigir su empleo de una manera útil cuando exista esa facultad. Pero de ningún modo es ése el único objetivo que nos hemos propuesto. Al lado de los médiums propiamente dichos, existe una multitud creciente de personas que a cada día se interesan más en ocuparse de las manifestaciones espíritas. Guiarlas en sus observaciones, señalarles los escollos que pueden y deben necesariamente encontrar en un asunto tan nuevo, iniciarlas en la manera de conversar con los Espíritus, indicarles los medios de tener buenas comunicaciones: tal es el círculo que debemos abarcar, bajo
pena de hacer un trabajo incompleto. Por lo tanto, el lector no deberá sorprenderse por encontrar en nuestra obra enseñanzas que, a primera vista, podrán parecer ajenas a la misma: la experiencia nos mostrará su utilidad. Después de haberla estudiado con cuidado, comprenderá mejor los hechos de que será testigo; el lenguaje de ciertos Espíritus parecerá menos extraño. Por consiguiente, como Instrucciones Prácticas, este trabajo no se dirige exclusivamente a los médiums, sino a todos aquellos que estén en condiciones de ver y de observar los fenómenos espíritas.

     La ciencia espírita se basa necesariamente en la existencia de los Espíritus y en su intervención en el mundo corporal. Este hecho es admitido hoy en día por un número tan grande de individuos que su demostración se volvería superflua. Como nuestro objetivo es guiar a las personas que desean ocuparse de las manifestaciones, presuponemos que están lo suficientemente compenetradas sobre este punto y sobre las verdades fundamentales que del mismo derivan, que sería inútil explayarnos al respecto. He aquí por qué no las discutiremos ni buscaremos establecer controversias o refutar objeciones. Nos dirigimos tan sólo a los que se han convencido y a los que, de buena fe, están dispuestos a convencerse; en cuanto a los que aún tienen todo por aprender, no hallarán aquí ciertas demostraciones que quizás desearían encontrar, porque consideramos como admitido el punto de partida. A los que niegan ese punto de partida, les diremos: «Ved y observad cuando se os presente la ocasión. Si a pesar de los hechos y de los razonamientos persistís en vuestra incredulidad, consideraríamos como tiempo perdido el que pudiéramos emplear en querer sacaros de un error en el cual os complacéis indudablemente. Respetamos vuestra opinión; tened a bien respetar la nuestra: es todo lo que os pedimos».

     Comenzaremos estas Instrucciones exponiendo los principios generales de la Doctrina. Aunque pueda parecer más racional comenzar por la práctica, creemos que aquí no es este el caso; hay una convicción moral que solamente el razonamiento puede dar; por lo tanto, los que hayan adquirido las primeras nociones mediante el estudio de la teoría comprenderán mejor la necesidad de ciertos preceptos recomendados en la práctica y, al respecto, tendrán disposiciones más favorables. Al conducir a los indecisos al terreno de la realidad, esperamos destruir los prejuicios que pueden perjudicar el resultado que se busca, ahorrando ensayos inútiles – por ser mal dirigidos u orientados hacia lo imposible – y combatiendo, en fin, las ideas supersticiosas que siempre se originan en la noción falsa o incompleta de las cosas.

     Las manifestaciones espíritas son la fuente de una multitud de ideas nuevas que no han podido encontrar su representación en el lenguaje usual; se las ha expresado por analogía, como sucede en el inicio de toda Ciencia. De ahí la ambigüedad de las palabras, origen de interminables discusiones. Con términos claramente definidos y un vocablo para cada cosa, nos entendemos más fácilmente. Entonces, si se discute, se lo hace sobre el fondo y no sobre la forma. Con miras a alcanzar dicho objetivo, poniendo en orden esas ideas nuevas y todavía confusas, daremos en primer lugar explicaciones bastantes completas – aunque sucintas – sobre todas las palabras que directa o indirectamente se relacionan con la Doctrina, con la finalidad de fijar las ideas. La ciencia espírita debe poseer su propio vocabulario como todas las otras Ciencias. Para comprender una Ciencia es necesario, primeramente, comprender su terminología: he aquí lo primero que recomendamos a aquellos que quieran emprender un estudio serio del Espiritismo. Cualquiera que pueda ser ulteriormente su opinión personal sobre los diversos puntos de la Doctrina, podrán entonces discutirlos con conocimiento de causa. Además, la forma alfabética adoptada permitirá recurrir más fácilmente a las definiciones y a sus enseñanzas, que son como la clave de la bóveda del edificio y que servirán para refutar ciertas críticas en pocas palabras, así como para evitar una multitud de preguntas.

     La especialidad del objeto que nos hemos propuesto indica los límites naturales de esta obra. Al tocar la ciencia espírita en todos los puntos de la metafísica y de la moral, e incluso se puede decir en la mayoría de los conocimientos humanos, de ninguna manera podíamos abordar todas las cuestiones ni discutir todas las objeciones dentro de un cuadro tan restringido. Para los desarrollos complementares, remitimos al lector a El Libro de los Espíritus y a la Revista Espírita. En el primero se encontrará una exposición completa y metódica de la Doctrina, tal como ha sido dictada por los propios Espíritus; en la segunda, además de los relatos y de la apreciación de los hechos, se hallará una variedad de temas que sólo es posible abarcar gracias a su publicación periódica. La Colección de esta Revista ha de formar el repertorio más completo sobre la materia, desde el triple punto de vista histórico, dogmático y crítico.
- Allan Kardec -

" El Cielo auxilia siempre a quien trabaja, pero espera de quien trabaja, el auxilio posible para todos aquellos que aún no han descubierto la felicidad de trabajar..."
( Emmanuel , mensaje "Afirmación" de "Caminos", de Francisco Cándido Xavier) 




Ver también los  Blog        inquietudesespiritas.blogspot.com
                             elblogdeazucena.blogspot.com
                                       marinamiesdeamor.blogspot.com
                             boletin-nuevaesperanza.blogspot.com
                             ade-sergipe.com.br
                                      ceesinfronteras.es/eventos.htm
                                             espiritistas. es