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jueves, 1 de octubre de 2015

¿ Qué tenemos con Cristo ?-Los obreros de la última hora



       Vida Social en el Más Allá











La sociedad es el organismo complejo que reúne a las criaturas humanas, como células individuales que son, trabajándolas en favor de la armonía general.

La conquista del proceso de evolución, es un paso agigantado del período primario, cuando el ser, en la fase del instinto gregario buscó a otro, al cual se acercó formando el grupo tribal que evolucionó hacia la vida social.

Sin este desarrollo, que enriquece a sus miembros con valores cualitativos, se constituye en instrumento valioso para quitar las aristas morales y el perfeccionamiento de las expresiones elevadas que permanecen en reposo.

En ese intercambio de intereses y necesidades, las aspiraciones se sutilizan y el egoísmo, poco a poco cede lugar al altruismo, contribuyendo a que la fraternidad se establezca sin mácula.

En la vida social el progreso se manifiesta, teniendo en cuenta las necesidades del grupo que se perfecciona y crece en aspiraciones cada vez más complejas y sutiles.

La ciencia, el arte, la tecnología, el pensamiento, la ética y la religión se presentan como vehículos poderosos para alcanzar los mejores resultados que siempre culminan en  felicidad,  bienestar, salud, y armonía…

Cada período de la sociedad se caracteriza por sus glorias o miserias, no obstante los pasos del progreso conseguido en la estela del tiempo, que son siempre gigantescos.

En la Tierra, sin embargo, los límites orgánicos establecen también la finitud, la pequeña dimensión de los logros de la evolución, que se circunscriben a factores económicos y morales, en favor de la sociedad.

Más allá de la tumba, sin embargo, por las características de que se reviste la vida social, sus escalas se multiplican al infinito, no habiendo límites para las aspiraciones y conquistas del espíritu.

Pujante, la vida social en el mundo de las causas, es rica en las Esferas Superiores, de belleza y realización, donde se equipan los misioneros de la evolución de la humanidad para transferir hacia la Tierra lo que se presenta como invento y penetración en el meollo de los enigmas cósmicos y microscópicos.

Atrás han quedado los días en que ingenuos, se creía en una vida social más allá del cuerpo, carente de vibración y de movimiento, de acción y de trabajo.

El Espiritismo vino a demostrar que el cielo utilitario y sin finalidad, en el parasitismo estático de la contemplación infinita y el inferno de eterna punición, no pasan de conceptos míticos del agrado arquetípico de los privilegios y de las puniciones crueles.

Las estancias felices, al contrario de las megalópolis terrenas, son colmenas vivas de amor y de acción, felicitando a sus habitantes con los gozos que se derivan de la conciencia lúcida y acorde con las leyes de Dios, impulsando al espíritu a la búsqueda incesante del aprendizaje, en el deseo de conquistar la sabiduría.

Comunidades resultantes de la afinidad de intereses y conquistas morales, se armonizan por las metas que persiguen y por las labores que emprenden.

Entre ellas reina la perfecta confianza y la afectividad está desprovista de pasiones egoístas y tormentosas, propiciando relaciones duraderas en realizaciones futuras para el bien general.

Instituciones de gran porte preparan aprendices de la belleza y del conocimiento, a fin de que, periódicamente, como lluvia de estrellas, caigan sobre la Tierra, iluminando los oscuros caminos humanos, liberando a las criaturas de las imposiciones severas y penosas de los flagelos destructores, de las enfermedades desgarradoras, de las angustias punitivas, de la ignorancia y de la perversidad…

Aptos para la renuncia, que aprendieron en esos santuarios de bendiciones, se afanan en la edificación del Bien y de la Verdad, sin esperar ninguna recompensa o comprensión, que solo se expresan en la paz de la conciencia.

En esos infinitos nidos de amor luz el verdadero entendimiento de los Soberanos Códigos y la imaginación rompen las amarras que la limitan, facultando la elaboración de incomparables paisajes y edificaciones donde viven y se movilizan.

Esto, porque a medida que asciende, el espíritu se libera de la condición de esclavo del trabajo, pasando a realizarlo por necesidad, alcanzando el nivel superior anhelado de belleza y sublimación.

El esfuerzo físico y la actividad corporal, tan comunes en la Tierra, son sustituidos por la acción mental que plasma, que mueve, que vitaliza y perfecciona en razón del perfecto control de las facultades psíquicas que expresa Dios en el ser en crecimiento.
De alguna forma, ya se pueden observar en el planeta algunos de estos aspectos, cuando la robótica substituye seres humanos en tareas desgastantes y la informática proporciona operaciones fantásticas que antes constituían desafíos, no siempre exitosos.

Los equipos sofisticados de la biónica, de la ingeniería genética, de la biología molecular, de la computación, sólo para citar algunos, que llegaron al planeta en los últimos cinco decenios son materializaciones de los extraordinarios instrumentos de esas Esferas espirituales, encargadas de fomentar el progreso humano para apresurar la transición del mundo de expiación y pruebas y proporcionar las bases del mundo de regeneración.

Esos espíritus que se sumergen en el grupo social, procedentes del más allá, provienen del siglo V de Pericles, en la Grecia antigua y se corporificaron como Praxíteles, Esquilo, Sófocles, entre muchos otros, para resurgir en los cuerpos de Sócrates, Platón, Aristóteles, Leucipo, Lucrécio, Demócrito y avanzar hacia los días de Cayo Julio César Octavio, en el cuerpo de Marco Aurelio, Tito Livio, Mecenas y así sucesivamente en la Escuela Neoplatónica de Alexandria, en el período medieval y en el Renacimiento hasta los días actuales, alterando el planeta en sus diversas expresiones.

La vida social en el más allá, real y formal, activa cuan grandiosa, es el depósito de luz de donde la Divinidad transfiere hacia el mundo físico los gérmenes de vida, belleza y sabiduría, a fin de arrastrar en sus redes de amor y de servicio a los espíritus aún retardados u obstinados en la ignorancia que, igualmente, irán a vivir en esos lugares de plenitud en la erraticidad, cuando se hallen liberados del yugo de las pasiones y las impurezas morales.

Tomado del libro: “Encuentro Marcado” de Manoel Philomeno de Miranda
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís
Santa Marta – Colombia

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Con la paciencia todo se alcanza

Santa Teresa de Jesús 

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                        TOQUE DE 

Emmanuel

Guardaste  conflictos del pensamiento sin darte cuenta y, por eso, te afliges.

Entretanto, tranquilízate y espera.

Muchas de las  inquietudes que te preocupan en el  espíritu no pasan de nubes formadas por tu propria imaginación.

La  persona que te parece sospechosa, cual si  fuese un adversario dispuesto a herirte, tal vez esté en tu área de acción, buscando auxiliarte.

El desencanto experimentado habrá sido probablemente el medio de que se valió la Sabiduria Divina para librarte de tribulaciones futuras, cuyo peso no soportarías de pie.

Suceda  lo que suceda, quédate en paz, ofreciendo a los otros lo mejor de ti, a fin de que los otros te ofrezcan lo mejor de que dispongan.

Aunque  fardos de sufrimiento se te amontonen en la vida, permanece firme en tu fe y en tu camino, por cuanto ninguna tempestad, por mas arrasadora que sea, te puede arrancar la protección de Dios.

SEÑALES DE RUMBO, Espíritus Diversos, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)

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  El espírita ante el sufrimiento

Sabemos que la Tierra es lugar de expiación y dolor, como sabemos que el dolor purifica y eleva. El dolor es uno de los medios por los que progresamos más rápidamente. ¿Cómo, pues, debemos encarar los dolores y los sufrimientos físicos de la vida? Con calma y resignación, y hasta con alegría.

Recordando siempre que el dolor es el camino más rápido para nuestra ascensión a las más altas regiones, y el medio más seguro de alejarnos de las veleidades humanas. Hemos visto espíritas que supieron sufrir con resignación y alegría. Empero en los momentos de paroxismo del dolor estuviesen quietos y serios, y a veces cansados, lo que es muy natural, una vez pasados esos momentos estaban relativamente tranquilos y alegres. Y cuando la dolencia les daba treguas, mostrábanse expansivos y dispuestos a exaltar la Justicia de Dios.

Fueran pocos los que vimos. Mas lo que desencarnaran, y de los cuales pudimos saber posteriormente, se mostraban siempre en un estado muy feliz en el mundo espiritual, satisfechos por haber sabido sufrir con serenidad los dolores de la existencia material. Vimos otros espiritas que, empero aparentasen resignación, también lloraban y lamentaban sus muchos sufrimientos. Entiendo que esos espíritas no andaban bien, y no estaban libres de caer. Porque la tristeza engendra el mal humor, que puede dar lugar a la murmuración contra el destino. Y cuando llegamos a la murmuración, estamos a un paso de la revuelta. Un espíritu en ese estado revela atraso moral y desconocimiento de la ley divina.

¿Qué diríamos de un comerciante que reclamase de tener muchos negocios a realizar, ganando mucho dinero? Diríamos que era un mal comerciante, incapaz de aprovechar las buenas oportunidades. Así son los espíritas que, delante de los dolores de la vida, se entristecen o se atribulan, y a veces se rebelan. El espírita debe encarar la existencia material como un curso de pruebas de toda especie: físicas y morales, que sirven para llevarlo a un verdadero progreso. Nunca debe confundir esa existencia con la verdadera vida, mas encararla como un período de estudios y pruebas, en que se prepara con vistas a esta última, que se encuentra en la erraticidad. Cada día que pasamos en la carne corresponde a millares de años que iremos a vivir en el Espacio.

¿Qué significan, pues, estos pequeños períodos que llamamos de vida material, delante de la vida espiritual que nos aguarda? Si la ley nos obliga a sufrir, porque nada en la Creación escapa a la Justicia, debemos hacerlo con la mayor serenidad. Pues sabemos que eso constituye para nosotros un gran bien, y que llegamos a la hora de probar si el Espiritismo penetró en nuestro interior o si permanece apenas superficialmente. Si es superficial, no podemos llamarnos espíritas. Si estuviese arraigado en lo más hondo de nuestra alma, sabremos encarar las pruebas y dolores de la existencia como necesarias, y honraremos la doctrina que profesamos. Ningún espírita debe dudar de que en el Reino de Dios no se entra de sorpresa, ni se alcanza la felicidad, sino después de la purificación.

Así es, que las comodidades, las alegrías mundanas, los goces de la Tierra, no son los caminos indicados para que alcancemos la felicidad en el espacio. También no debe dudar de que, cuanto más próximo se encuentra de su felicidad espiritual, más sometido será a todas las pruebas terrenas. Basta recordar la vida de los mártires, de los justos, de los humildes y de los buenos, y compararla con la manera de vivir de los grandes del mundo, de los opulentos, de los potentados, para ver que, mientras los primeros tienen los ojos vueltos para el futuro, los segundos no ven más allá de las delicias mundanas. De eso nos da una excelente prueba el Señor y Maestro, en sus mandamientos y en sus actos. Bienaventurados los que sufren, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados.

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Estas son las palabras del Señor. Confiemos en Él. Sigamos su ejemplo. Todo espírita sometido a grandes dolores manténgase fuerte, lleno de calma, de amor al Padre, de resignación y sumisión a la Justicia Divina. Y si a veces la tentación lo envuelve, que se defienda con la oración con el amor por los que sufrieran antes que él, no olvidando jamás que, por detrás del dolor soportado con alegría y calma, vendrá la felicidad en la vida eterna.(7)

7. Debemos recordar todavía que la revuelta aumenta el dolor, intensifica el sufrimiento, mientras la resignación favorece la acción benéfica de los Espíritus Superiores, siempre dispuestos a auxiliar a los que sufren. La oración es el gran lenitivo de los dolores sin remedio. Por ella, el espíritu en pruebas establece ligación fluídica con sus Bienhechores Espirituales, que le darán el alivio posible y la fuerza moral necesaria para soportar las pruebas hasta el fin. (N. del T.)

Miguel Vives
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¿QUE TENEMOS CON CRISTO? - LOS OBREROS DE LA ÚLTIMA HORA

"¡Ah! ¿Que tenemos contigo, Jesús Nazareno? ¿Viniste a destruirnos? Bien se quién eres: el Santo de Dios". - (Marcos, 1 24.) 
Gran error suponer que el Divino Maestro hubiese terminado el servicio activo, en el Calvario. 
Jesús continua caminando en todas las direcciones del mundo; su Evangelio redentor va triunfando, palmo a palmo, en el terreno de los corazones. 
Semejante circunstancia debe ser recordada porque también los Espíritus maléficos intentan repeler al Señor diariamente. 
Se refiere el evangelista a entidades perversas que se enseñoreaban del cuerpo de la criatura. Entretanto, esas inteligencias infernales prosiguen dominando vastos organismos del mundo. 
En la edificación de la política, erguida para mantener los principios del orden divino, surgen bajo los nombres de discordia y tiranía; en el comercio, formado para establecer la fraternidad, aparecen con los apellidos de ambición y egoísmo; en las religiones y en las ciencias, organizaciones sagradas del progreso universal, acuden por las denominaciones de orgullo, vanidad, dogmatismo e intolerancia sectaria. 
No solamente el cuerpo de las criaturas humanas padece la obsesión de Espíritus perversos. Las agrupaciones e instituciones de los hombres sufren mucho más. 
Y cuando Jesús se aproxima, a través del Evangelio, personas y organizaciones indagan con prisa: "¿Que tenemos con Cristo? ¿Qué tenemos que ver con la vida espiritual?" 
Es necesario permanecer vigilante al frente de tales sutilezas, por cuanto el adversario va penetrando también los círculos del Espiritismo evangélico, vestido con las túnicas brillantes de la falsa ciencia. 
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En este pasaje evangélico, vemos a los espíritus perversos  como viéndose acorralados por Jesús,  y al no querer soltar su presa humana, se le enfrentan, con el temor  evidente ante su poder, y reconociendo su tremenda  superioridad divina,  por eso precisamente, ante tal confrontación que no son capaces de evitar, hacen que no le conocen , no teniendo nada que ver con El. Y ciertamente que nada en común tenían con El, salvo el hecho de ser espíritus  creados por el mismo Padre, unque infinitamente inferiores con respecto al de Jesús.
  Ciertamente sería un error creer que Jesús culminó su misión, pues vemos como su enseñanza evangélica  aún sigue avanzando en todos los ambientes y en toda la Tierra, aún no ha concluido. Y debemos ser conscientes que ahí es en donde entra nuestra función  de obreros de la última hora, como brazos  activos  y eficaces del Maestro en un trabajo que está aún por culminar, y nuestra presencia física en el mundo debe ser valorada  en cuanto que somos sus obreros de la última hora, en referencia a la parábola del Maestro. 
    La misión iniciada como Jesús de Nazaret aún sigue pendiente, al menos hasta que este planeta ya sea por completo un mundo nuevo de Regeneración. Ese es precisamente el motivo que tiene nuestro nacimiento y presencia en este planeta, aquí y ahora, pues esa misión divina, depende de nuestra dedicación y  labor para extender  Sus enseñanzas con la amplitud y esclarecimiento que trajo la Doctrina Espírita.  Cristo nos necesita  para completar la misión de Jesús, y el éxito más temprano que tarde, depende de  lo buena  y eficaz que pueda ser  nuestra aportación al trabajo que quedó pendiente tras recibir en este planeta  al Consolador que Jesús dejó prometido.
     Trabajemos por tanto en la viña del Señor. Mientras sus discípulos y seguidores tengamos en este mundo a hermanos que necesitan del conocimiento de su enseñanza, o sea, que apenas conocen las enseñanzas de las revelaciones anteriores y menos aún las ampliadas y clarificadas de la tdrcera revelación, nuestra labor y la labor del Maestro no habrá concluído.
        Los espíritus maléficos no solamente influyen y hasta poseen cuerpos humanos sobre los que se enseñorean, sino que en todas las instancias sociales humanas, dejan en este final de los tiempos, hacer notar su influencia,  tratando de ganar la batalla final contra el Cristo para evitar ser arrojados de la Tierra,  como ya lo intuyen o saben  que les sucederá,  tal como los del relato evangélico que  temían ser destruidos por Jesús, o expulsados de la víctima que poseían. Así, se puede notar ya su influencia sobre las instancias políticas de las naciones, sobre los decretos y determinaciones morales que los gobiernos imponen al pueblo, al que siguen manteniendo en la ignorancia para poder someterlos mas fácilmente a sus designios. Influyen  también en la ciencia oficial en donde  se mantienen  postulados  materialistas, opuestos a toda idea de espiritualidad. Vemos como las iglesias y religiones se apegan a sus dogmas que desfiguran y desdicen la realidad de la existencia de Dios y del espíritu.etc.
    Y lo mas triste , es cuando también constatamos como en las filas del Espiritismo, también ha penetrado un  cierto tufillo a espiritualidad atrasada, a bajo astral disimulado y camuflado  en afán de liderazgos, de grupos y organizaciones que tratan de resaltarlo solamente en cuanto a su parte científica o filosófica, pero olvidando tantas veces la parte moral, porque huyen de que parezca una religión más.  Aquí los defectos morales de los espíritas son bien aprovechados por esas legiones de espíritus dedicados a  borrar y a confundir la presencia de  Cristo que  sienten entre nosotros, y al que quieren ignorar y confundir, pero ellos  en el fondo saben ciertamente que por mucho que ahora urdan contra el mensaje evangélico de Jesús,  esa es una guerra que finalmente tendrán  perdida, aunque ahora puedan ganar algunas batallas.
   No podemos los espíritas olvidar  que en el Espiritismo, hay tres aspectos importantes que no pueden, ignorarse entre ellos porque van unidos indisolublemente  tal como  en el cuerpo de una   banqueta que necesita de las tres patas que la sostienen para seguir cumpliendo su función y no dejar de ser banqueta ; las tres  necesarias para que se sostenga en pie, y estos son: Filosofía, que da  luz a la razón para avanzar en el conocimiento  que nos explica y aclara los por qué de la vida  humana; Ciencia, como ciencia de observación que experimenta y analiza las relaciones entre los seres humanos y los que pueblan los planos espirituales; y finalmente el de la Moral, que viene a ser el fundamento y conclusión de los anteriores , y constituye una auténtica religión  exclusivamente ética y moral, que aclara los preceptos del Evangelio de Jesús; un auténtico religare del hombre con su Creador.

    Analicemos todo en su aspecto ético y moral, llevando a Cristo por bandera  guiando  nuestro criterio, y así distinguiremos esos “demonios escondidos” que  acechan a Cristo en nuestras vidas.
- Jose Luis Martín -

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