EL PERDÓN
SI ALGUNO TE GOLPEA EN LA MEJILLA DERECHA
OFRÉCELE TAMBIÉN LA OTRA
7. Habéis aprendido que fue dicho:
ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no os resistáis al mal que
os quieran hacer; mas, si
alguno os golpea en la mejilla derecha, ofrecedle también la izquierda; y si alguno quiere pelear con
vosotros para tomar vuestra túnica, dejadle también la capa; y si alguno os
obligare a marchar mil pasos con él, haced aun dos mil. Dad al que os pidiere y
no rechacéis al que los quiere pedir prestado. (San Mateo, cap. V, v. de 38 a
42).
Al iniciar
la lectura de este pasaje evangélico de San Mateo, lo primero que me viene a la
mente es la famosa frase de Gandhi: “Ojo por ojo, y todos acabaremos ciegos”. O
sea, que la venganza del ojo por ojo, no solo no soluciona nada, sino que
empeora más aún las situaciones desarmónicas o violentas, creadas entre
ofensores y ofendidos.
Y es que es
cierto que la venganza solo genera más venganza y más odio, lo cual supone acceder a una espiral de horror del que después cuesta mucho salir.
Podría parecer
como que Jesús nos estuviese indicando
que debemos dejarnos matar o avasallar sin poner en acción el derecho natural
de la autodefensa o a la autoprotección
de la vida propia o de otros a quienes tenemos obligación de proteger en un momento dado. Creo que Jesús más
bien indicaba la necesidad de ser tolerantes y de estar dispuestos a perdonar
siempre y a tolerar cualquier abuso hasta los límites de lo tolerable, estando
dispuestos siempre a dar una nueva oportunidad a quien pretende ser nuestro
enemigo o a querer dañarnos en algún modo. En cualquier caso, es un acto de
caridad el tratar de defenderse de las
agresiones y abusos, sin herir, o hiriendo lo menos posible al ofensor. No
olvidemos que tenemos el derecho y la obligación moral de defendernos y
protegernos, así como de defender y
proteger a los desvalidos que estén a merced
de los abusos o de la fuerza de otros. Siempre deberemos tener el poder
y la fuerza de la razón, pero nunca la razón de la fuerza.
En la autodefensa se debe tratar de guardar el
equilibrio y la proporción, de modo que si el hecho de defendernos puede ocasionar algún daño, físico o de otra clase al ofensor, que
este daño sea el menor posible, pues
tengamos en cuenta que un mal no quita otro mal, como un fuego no apaga otro fuego,
ni lo puede justificar sino en raros casos.
Jesús no
prohibió la defensa, sino que condenó la venganza posterior que nos lleva al
horror del odio y hasta de la violencia nuestra y la de otras personas que a su
vez incentivemos con nuestra venganza o agresión, a cambio del placer efímero
que puede ocasionar esa venganza, pero que al final termina por desaparecer y
deja solamente un gran vacío.
A veces la
venganza se puede confundir con la justicia, de modo que mientras que la
venganza es siempre un acto de revancha posterior en el que se busca un
perjuicio o daño al rival o enemigo para compensar otro daño recibido de él, la
justicia supone el equilibrio del alma ante un acto en el que el perdón y la
magnanimidad pueden ser el auténtico gran premio de la experiencia que se puede
lograr de ese acto de generosidad que es capaz de devolver bien por mal. Para obtener la justicia, en muchos casos la
podemos esperar de las leyes penales que rijan
en el país, pero cuando así no suceda, estemos convencidos de que existe
una Justicia Universal, inmanente y Divina, que siempre actúa, en todos los
casos, inexorablemente, por lo que esa bofetada que deseamos devolver cuando
nos la dan, dejemosla en suspenso, porque las propias leyes Divinas la
administrarán, antes o después, en la proporción y en el momento oportuno.
Aunque es
muy humano en nuestro nivel evolutivo, el ansia de venganza tras recibir un mal
o una ofensa, cuando el nivel espiritual del ofendido o de la víctima, o bien
cuando se posee el conocimiento espiritual correcto, bien sabemos que existe
siempre por encima de los humanos, la Justicia Divina, y esta nunca deja de
actuar a través de la Ley de Causa y Efecto. No significa esto que en el fondo
nos debamos alegrar porque nos sabemos “vengados” por esa justicia divina, pues
a pesar de conocer de su existencia, no olvidemos que Dios es infinitamente
bueno, y que ama a todos sus hijos por igual, de modo que Su justicia siempre
va encaminada a corregirnos y encauzarnos por el camino del bien, y nunca
supone un castigo sin otro fin que el del castigo en sí. Dios es Fuente y
Origen de todo bien, por tanto ningún mal procede de Él, sino de nuestros
propios errores. Esto significa que si habiendo hecho mal nos arrepentimos a
Dios, este nos perdona siempre, pero la expiación que debamos experimentar por
nuestra falta, es inevitable, aunque bien puede ser atenuada a cambio de un
comportamiento bueno y altruista para con los demás.
Realmente a
veces hay que ser interiormente mucho más fuertes para poder aguantar y
perdonar una ofensa sin sentimientos de rencor, que para responder con la misma moneda
al ofensor. Podemos creer a veces que en realidad no seríamos capaces de
perdonar, que es lo que viene a significar lo de poner la otra mejilla, y en
realidad el alma no preparada para
realizar este acto de valor moral que es el perdón, no lo puede lograr
plenamente de un día para otro, pero sin embargo sí podemos todos comenzar por
el deseo de perdonar, sin rencores, venganzas ni resentimientos a pesar del
dolor recibido, o de poner la otra mejilla, lo que significa lo mismo. En la medida que lo vayamos
logrando en pequeñas cosas notaremos que vamos estando más fuertes y maduros
para lograr el perdón de las ofensas, ante cuestiones más graves, lo cual ya es
un verdadero progreso en el camino evolutivo de nuestro espíritu, hacia una mayor perfección y por tanto hacia la
auténtica felicidad.
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José Luis Martín -
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¿ Sería útil saber quienes fuimos o que hicimos en otras vidas?
Wellington Balbo – Salvador BA
Uno de los tópicos que más llaman el interés del público cuando se habla de reencarnación y la posibilidad de saber quien fue quien en una existencia pasada, o aún, identificar algunas experiencias vividas en el pasado con nuestros seres de la actualidad.
Es natural la curiosidad de la esposa, de querer saber quien fue y que representó en su vida anterior su actual marido, o la madre que tiene muchas afinidades con los hijos y quiere saber de donde viene todo ese bien querer.
Aquellos que traen consigo gustos refinados, no son raros, desean saber si usaron coronas o fueron nobles. Los que mucho sufren intentan desvelar las razones por las que el dolor llama cruelmente a su puerta.
Esta curiosidad es parte de la condición de seres en progreso, y es complicada cuando se vuelve una fijación.
Conozco mucha gente que daría su vida para saber lo que fue en la otra, y por eso, procuran mediums que infelizmente abren el baúl de las revelaciones, como si tuviesen una lista completa de lo que fuimos y lo que hicimos en pretéritos estadios por este mundo.
Esos médiums revelan situaciones y casos, asociaciones, romances vividos, asesinatos e intrigas.
Yo vi mucha gente desequilibrarse y entrar en confusión a cuenta de esas revelaciones.
En cierta ocasión un médium dice al esposo de una amiga que el hijo de ella había sido su asesino en anterior existencia. El marido creyó en la relación con el hijastro, estremecido.
Casi puso fin a su matrimonio a causa de esto.
Despues de algunas dudas, el esposo de esta amiga resolvió dejar para luego la "supuesta"violencia del hijastro.
Este caso tuvo un final feliz, pero el resultado, podría haber sido otro.
El tema es tan palpitante que hay muchos cofrades estudiando para saber las reencarnaciones de Chico Xavier, Allan Kardec y tantos otros.
No se si habrá algún provecho real en saber si Chico fue Kardec o no, como también, no se si hay utilidad en identificarnos si fuimos padres, coronados o un operario.
Nuestro foco no debe ser el pasado, sino el presente.
¿ Qué importa quien fuimos?
Lo fundamental es como estamos.
¿ Y cómo estamos?
¿ Cómo anda nuestro progreso?
Antes de buscar el pasado más vale vivir el presente.
Farol seguro es el Espiritismo y este dice que el olvido temporal de lo que fuimos y de lo que hicimos en existencias pasadas es fundamental para que podamos actuar sin las culpas del pasado o inhibir iniciativas en el presente, p crear barreras de relacionamiento.
Kardec, además enseña que al estudiar nuestro propio comportamiento, tendencias y aptitudes, tenemos la intuición de lo que hicimos anteriormente.
Definitivamente no tendríamos condiciones psicológicas de convivir con alguien que sabemos que fue nuestro verdugo.
Esta, por tanto, es solo una de las razones por las cuales nuestro pasado queda bajo un velo, y pienso ser bien fuerte para justificar tal regla impuesta por la espiritualidad.
Las revelaciones de otras existencias, según los Espíritus, vienen solo en situaciones especialísimas.
Por tanto, es útil que guardemos serenidad ante el pasado.
Foco en el presente, foco en el hoy, en el ahora.
Nada nos importa más que saber como estamos.
Y repito la pregunta de arriba:
¿Como estamos?
Wellington Balbo es profesor universitário, escritor y conferenciante espírita. Es autor del libro "Lecciones de la História Humana", síntesis biográfica de figuras de la História, a la luz del pensamiento espírita.
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La creencia en la existencia del perdón y de la gracia, tal como muchos la entienden, es la causa de tantos errores y maldades; es la valla que detiene el progreso moral de la humanidad de nuestro mundo occidental.
Si bien es verdad que el más favorecido por el perdón es precisamente la víctima, o sea, quien perdona; porque no se une al victimario por los lazos de odio, que tanto daño hace al alma y a la salud del cuerpo, y aún al pasar el umbral del Más Allá; el perdón de la víctima, no puede borrar la falta del victimario. Porque, toda acción es una fuerza psicocinética que graba, mancha, densifica el alma de quien la realiza. Así, las acciones, sentimientos y pensamientos de maldad, impregnan el alma de un magnetismo denso, deletéreo que, ni el arrepentimiento ni el perdón, podrán borrar, ya que el perdón de la víctima no da al victimario la tranquilidad perdida; sino el dolor purificador, pasando por el mismo sufrimiento que haya causado. Empero, el Eterno Amor, ofrece un recurso maravilloso para depurar el alma de ese magnetismo deletéreo: el AMOR; el amor sentido y realizado en la práctica del bien.
Sólo cuando estemos vibrando en Amor (con mayúscula), cuando amemos a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos y entremos en la práctica del bien, aliviando el sufrimiento humano y otras múltiples modalidades; sólo entonces nos asemejaremos a Cristo, porque estaremos unidos a esa vibración divina, poderosa, y nuestra alma irá depurándose.
Es increíble que se acepten ciertas creencias que un detenido análisis rechaza por ilógicas e inadmisibles, y son contrarias a la ley del progreso del ser espiritual. Pero, como son más cómodas..., como ellas no piden el esfuerzo de la propia superación, son las que siguen las mentalidades infantiles que aún continúan creyendo en la cigüeña y en los Reyes Magos.
De todo lo expuesto se deduce que, TODO EL BIEN O EL MAL QUE HAGAMOS A LOS DEMÁS, LO HACEMOS A NOSOTROS MISMOS. Tenemos libertad de acción, podemos hacer lo que nos plazca; pero, somos responsables de las consecuencias de nuestros actos, pensamientos, sentimientos y deseos.
De aquí, se desprende esta conclusión: cada vez que hagamos un bien o un mal a alguien, estamos haciéndolo para nosotros mismos: porque nadie puede escapar a las consecuencias de sus propias acciones.
Cuando la humanidad haya asimilado este principio fundamental para una mejor convivencia humana, ¡qué mundo maravilloso será el nuestro!
Por ello, aquel reformador social —el sublime Profeta Nazareno— repetía con frecuencia a quienes presenciaban sus famosas sanaciones: «HAZ CON TU PRÓJIMO COMO QUIERES QUE SE HAGA CONTIGO».
Sebastián de Arauco.
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EL APEGO AFECTIVO
Francisco Cándido Xavier
En una carta Chico Xavier nos explica los antecedentes del mensaje referente al apego afectivo en el medio familiar:
“En la noche anterior a una de nuestras reuniones públicas estuvimos juntos, probablemente unas cincuenta personas, en un encuentro amigo dedicado al culto del Evangelio en el hogar. Y el asunto de esa reunión domestica fue la dificultad para separarnos de los lazos de la familia, cuando los entes amados escogen caminos diferentes a los nuestros. Como era natural, ardientemente fue debatido el tema. Y, a la noche siguiente, antes de la sesión pública, el asunto prosiguió.
Iniciadas nuestras tareas, El Evangelio Según el espiritismo nos ofreció para el estudio el ítem 9 del capítulo XIV, claramente colocado en las apreciaciones focalizadas. Y, al fin de la reunión, nuestro abnegado Emmanuel nos dio la página titulada Desvinculación, que se expone a continuación con la esperanza de que ella sirva al querido lector para estudio y reflexiones.”
DESVINCULACIÓN· Emmanuel
Para muchos compañeros en la Tierra, la desvinculación en el campo afectivo es una prueba difícil.
Desligamiento del grupo familiar, distancia de la convivencia.
Hora de la diferenciación de alguien delante de otro alguien.
Si te ves en un momento así, en la posición de quien puede liberar asociados de ideal y de afinidad, no hesites en el bien por hacer.
Aquellos que ansían por independencia y cambio, después de compartir la vida, son mendigos de la tranquilidad y renovación. No precisan tanto de tu oro y asistencia, nombre y prestigio. Te ruegan, por encima de todo, escoras de tolerancia y bondad, a fin de que te puedan dejar sin que el espino de la angustia te inunde el corazón.
Medita en aquel que, un día, igualmente dejaste para tomar otras embarcaciones, diferentes del navío en el que se te localizaba en el área domestica, de modo a lanzarte al mar profundo y vasto de la experiencia terrestre.
Los familiares que amaban tu presencia y los amigos que disputaban la la compañía se vieron, de un instante para otro, apartados de ti por efecto de tus propias deliberaciones.
Nos expresamos así porque, frecuentemente, la harmonía en la desvinculación depende de aquellos que ya maduraron en la vida física, a los cuales se pide amparo y seguridad, auxilio y aprobación.
Si alguien a tu lado te solicita la cancelación de compromisos y deberes asumidos para contigo, concede la paz a quien necesita de paz, a fin de entender los impositivos de la vida en otros sectores de evolución.
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Realmente deseas que los descendientes se aseguren para la felicidad, no quieres que los hijos muy amados atraviesen tribulaciones y engaños que te amargaran la infancia o la juventud; te habituaste a desaprobar las resoluciones de amigos que se apartan para caminos que ya sabes estarán encharcados de lagrimas , ni concuerdas en que los entes queridos vengan a transitar por caminos que ya trillaste entre piedras y aflicciones, entretanto, por más que nos duela el corazón – muchos de aquellos que más amamos llegaron a la Tierra exactamente para eso.
Ante los compañeros que se distancian de la convivencia o que te dicen adiós para reencontrarte más tarde, en otros nuevos niveles de espacio y tiempo, no lastimes y no condenes.
Bendice y auxilia siempre.
Los que parten o se separan del camino, en el día a día, esperan de ti, sobretodo, el patrocinio del amor y el refugio de la bendición.
EN EL TREN DE LOS ESTUDIANTES·
J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Emmanuel coloca el problema de la desvinculación afectiva en dos planos: el del alejamiento de personas queridas que se retiran del hogar y el de la partida para “otros y nuevos niveles de espacio y tiempo”. En ambos casos se rompe el vínculo de la convivencia. En ambos casos hay sufrimiento moral de parte a parte. El asunto es tratado en el ítem 9 del capítulo XIV de El Evangelio según el Espiritismo, y allí encontramos el siguiente aviso a los que sufren: “Las grandes pruebas son casi siempre el indicio de un fin de sufrimiento y de un perfeccionamiento del espíritu, desde el momento que sean aceptadas por amor a Dios.”
El desastre del Tren de los Estudiantes, el 8 de junio de 1972, entre Suzano y Jundiapeba, se incluye en el capítulo de las pruebas colectivas. Más allá de los muertos y heridos están sufriendo esa prueba los familiares golpeados duramente, los amigos y colegas de las víctimas. La tragedia cayó sobre la verdadera multitud. Estamos cara a un proceso de desvinculación en masa. ¡Cuántos hogares enlutados por la pérdida de entes queridos, cuantos corazones dilacerados, cuantos espíritus aturdidos por la brutalidad de las ocurrencias!
Lo que más impresiona es el número de jóvenes que tuvieron su vida bruscamente cortada, cuando a camino de las escuelas superiores que cursaban en Mogi de las Cruces. Todo eso parece aterrador, inaudito, como si estuviésemos en un mundo caótico, sin orden, sin ley, sin Dios. No obstante, el Universo nos responde con el orden absoluto de sus leyes que todo lo rigen, desde el césped humilde en la Tierra hasta las constelaciones gigantescas en el infinito.
Nada acontece por acaso. Todo resulta de la ley de causa y efecto. Y todo efecto tiene un sentido: el de la evolución. Todos somos espíritus imperfectos y sufrimos las pruebas que pedimos antes de encarnar. Tenemos deudas colectivas que recargar. Más allá del rescate nos espera la libertad, la paz y el progreso los jóvenes que murieron fueron evitados de sufrimientos futuros en una vida en la que la enfermedad, la vejez y la muerte son el salario de todos nosotros.
Transferidos para la vida mayor, que realmente corresponde a sus necesidades y a su naturaleza, son todos ellos seres espirituales y no materiales. Ahora precisan de la comprensión de los padres, de los hermanos, de los amigos que dejaron en la Tierra. Precisan de paz, de oraciones, de buenos pensamientos, de vibraciones de sincera amistad para recuperarse en espíritu.
Artículo publicado originalmente en la columna dominical “chico Xavier pide licencia” del jornal Diario de S. Paulo, en la década de 1970.
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