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Sebastián de Arauco |
Ante
esta profunda cuestión, la filosofía que ofrece la filosofía
espírita sobre la existencia del alma y su reencarnación, nos da
la respuesta de que todos los seres humanos, además de tener un
cuerpo de carne y huesos, también somos Conciencia. Esta se podría
definir como Energía pura que reconoce en Si misma al Yo o Ser
pensante, y que me da un sentido de libertad para pensar y actuar,
experimentando sentimientos; una Energía- Conciencia que vive en
nosotros, que es nuestro YO mismo y que nos capacita para
desarrollar múltiples potencialidades psíquicas y mentales a
diferencia de las especies animales que tienen un alma inmersa en
otra escala evolutiva, pero que por esto mismo están muy limitadas
en este aspecto. Esta Energía que es nuestro propio Ser nos lleva
a ser capaces de actuar conscientemente y con voluntad propia, a
apreciar el arte, el sentido de lo estético o el sentido de lo ético
y moral, siendo nuestra materia corporal solamente el soporte de
esta energía a la que también llamamos Alma o Espíritu, según el
momento que atraviese como encarnado o desencarnado.
Constituimos cada uno una Entidad espiritual creada
por esa grandiosidad cósmica que llamamos Dios, a partir de un acto
de su Voluntad Divina, y esta Entidad espiritual que ahora somos se
ha ido formando y desarrollando a través de una larga evolución, a
lo largo de tantas y tantas existencias y experiencias en la materia,
en pos de alcanzar finalmente la proximidad y comprensión de
nuestra Fuente de Origen , que es la
insondable meta a alcanzar.
Podemos
afirmar que somos Espíritus de Energía divina, y que por la
misma Esencia de nuestra Fuente de Origen – Dios- que es el Amor,
hemos sido creados a Su Imagen y semejanza en cuanto a
potencialidades, pero Él nos ha dejado el cuidado y la
responsabilidad de desarrollarlos con nuestro esfuerzo,
experimentando a lo largo de muchas vidas y en muchos mundos.
Se
podría añadir en síntesis que somos Seres de un grado evolutivo
medio, que estamos transitoriamente en este mundo en donde la dicha
es escasa y limitada por nuestros propios defectos e imperfecciones
humanas y morales, pero que finalmente estamos inmersos en pleno
proceso de evolución espiritual y abocados a alcanzar después del
aprendizaje y perfeccionamiento en este y en otros mundos, una
dicha eterna e infinita, cerca del Padre – nuestra Fuente de
Origen-, como colaboradores y trabajadores en Su Gran Obra de la
Creación infinita de mundos y Espíritus.
Jose Luis Martín, con base al curso de conocimiento espiritual de Sebastián de Arauco-
“En
todas las épocas han existido seres humanos con inquietudes
filosóficas o metafísicas que han buscado el sentido a la vida”
- Ramiro Calle -
Cuando encuentres algún compañero en pruebas, no digas simplemente: Es el Carma que se cumple. Quien debe precisa pagar.
Si las leyes del Señor te conducen a ese alguien que sufre y que se te ofrece la enseñanza de rescatar anticipadamente los propios débitos de existencias pasadas, por el Cambio del Bien Eterno.
Para eso, en el Banco de la Providencia Divina, tenemos siempre abierta en nuestro favor en la Bolsa de la Caridad.
Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)
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COMIENCE POR USTED
Para quien tiene ojos para ver, en todas partes las enseñanzas se hacen presentes.
En el túmulo de un obispo anglicano, que está en la cripta de la Abadía de Westminster, en la plaza del Parlamento, en Londres, se pudo leer lo siguiente:
Cuando yo era joven, libre, y mi imaginación no tenia limites, yo soñaba en cambiar el mundo.
A medida que me torne más viejo y más sabio, descubrí que el mundo no iba a cambiar. Reduje, entonces, mi campo de visión y resolví cambiar apenas mi país.
Más acabé hallando que eso, también, yo era incapaz de cambiar.
Envejeciendo, en una última y desesperada intento, decidí mudar apenas mi familia, los más próximos, más, ay de mi, ellos no estaban más allí.
Ahora en mi lecho de muerte, de repente percibo: si yo primero hubiese intentado cambiarme a mí mismo, por mi ejemplo yo habría podido cambiar a mi familia.
Con la inspiración de la familia y encorajado por ella, habría sido capaz de mejorar mi país y, quien sabe, podría hasta haber cambiado el mundo.
* * *
Casi siempre, pensamos y actuamos exactamente así. Es como leer un trecho del Evangelio y luego pensáramos que aquellas frases son muy importantes para alguien de nuestra familia.
Cuando escuchamos una conferencia, que concita al bien, enseguida nos viene a la mente el pensamiento de que sería muy bueno si determinada persona estuviese a nuestro lado para escucharla.
¡Eso sería muy bueno para ella! Es lo que decimos para nosotros mismos.
Como esta información la podría modificar, cambiar su forma de actuar.
Cuando estamos vinculados a una determinada religión, el pensamiento no es diferente.
Solemos desear, que nuestros parientes, nuestros amigos, colegas profesen la misma creencia, comulguen con los mismos ideales.
Algunas veces, llegamos a tornarnos un poco inconvenientes, o tal vez hasta demasiado, mandando recados, frases elegidas para los amigos.
Todo en ese intento de que ellas los lean, los absorban y lleven a la práctica.
Son frases que se refieren a las buenas costumbres, a la ética, a la moral y quien las recibe, con certeza, pensará también:
Sería muy bueno que el remitente pusiese en práctica esas formulas. El precisa de eso.
Por eso es que el Mundo aun no es ese local especial que tanto ansiamos: un oasis de comprensión, con aires de paz y fuentes constantes de fraternidad.
Porque cada uno de nosotros desea, piensa, ansia el cambiar al otro. Por hacer que el otro se revista de comprensión, de cortesía.
Con todo, el Modelo y Guía de loa Humanidad estableció que cada uno debe dar cuenta de su propia administración.
Administración de su vida, de sus deberes, de su misión.
El mundo es la suma de todos nosotros, de las acciones de todos los hombres.
Nos cabe pues la ineludible decisión de intentar la propia mejoría.
Y hoy, hoy es el mejor día para eso. No mañana, ni después.
Hoy. Comencemos a pensar en lo que podemos mejorarnos.
¿Quién sabe, un gesto de gentileza? ¿Qué tal en un Buenos Dias? ¿Obligado, una sonrisa?
Pensemos en eso.
Redacción de Momento Espirita.