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viernes, 29 de marzo de 2013

EDUCACIÓN : REGLA DEL BUEN VIVIR




“El hombre es por sí mismo una esencia que tiene un órgano del íntimo saber del bien y del mal. Pero para llegar a ser lo que ya es por sí mismo necesita la ayuda de los demás: la conciencia necesita de formación y de educación; puede atrofiarse, ser falseada y hablar de manera distorsionada y desfigurada.

El hombre virtuoso sabe siempre juzgar las cosas como es debido, y conoce la verdad respecto de cada una de ellas, porque según son las disposiciones morales del hombre, así las cosas varían (...)

Quizá la gran superioridad del hombre virtuoso consiste en que ve la verdad en todas las cosas, porque él es como su regla y medida, mientras que para el vulgo en general el error procede del placer, el cual parece ser el bien, sin serlo realmente. El vulgo escoge el placer, que toma por el bien; y huye del dolor, que confunde con el mal por eso es necesario formar la propia conciencia.

La conciencia es un “órgano”, no un “oráculo”. Como señala RATZINGER, “es un órgano, es decir: algo que se nos ha dado, que pertenece a nuestra esencia, no algo hecho desde fuera. Pero como órgano que es necesita crecer, formarse y ejercitarse.

El estudio es la fuente  de dulces y nobles goces; nos libera de las preocupaciones vulgares y nos hace olvidar los males de la vida. El libro es un amigo sincero que nos pone buena cara la misma en los días felices que en los de mala fortuna. Claro está, hablamos del libro serio, útil, que instruye, consuela y reanima, y no del libro frívolo que distrae y con harta frecuencia  desmoralizadora.

La mayor parte de los hombres pretenden amar el estudio, y  objetan que les falta tiempo para dedicarse a él. Sin embargo, muchos de ellos  consagran veladas enteras al juego y a las conversaciones ociosas.

 La instrucción, es la recopilación de conocimientos que nadie puede arrebatarnos, en los conceptos espirituales. Es acumulación de experiencias en los archivos del alma. Quien no se instruye, no acompaña al progreso, que en verdad  es la fuerza de Dios  en el camino del hombre.

Aprender es una gran bendición que nos ayuda  a liberar el corazón  de las tinieblas, pues la instrucción repele, si no deshace la ignorancia, ampliando los sentimientos  en todas las direcciones.

Todavía, ella necesita algo más de lo que sabe. Para saber con discernimiento, la instrucción necesita de disciplina   y de analizar con buen sentido  el empleo de la inteligencia, para que ella no sea motivo de escándalo. La instrucción nunca dejará de existir, porque quien no conoce  no puede vivir bien.

Hemos de procurar instruirnos, sin olvidarnos  de las leyes naturales  y de quien las hizo, así andaremos por buenos caminos.

Otra de las cosas muy necesarias  en la instrucción del hombre, es la educación, esta es un tesoro, que nace primeramente  en el engendrado ambiente de la evolución  espiritual. Donde existe ignorancia, no puede existir educación. Ella es una  fuerza de Dios en el corazón del hombre, que se debe despertar por varios  medios, y principalmente, por la disposición en el bien común y en el respeto a los derechos ajenos.

En el mundo, muchas veces se confunde la educación con la instrucción. Son fuerzas paralelas, de objetivos idénticos. Para entregarse el hombre a la tranquilidad de conciencia, la educación necesita de la sabiduría, y esta no tendrá vida noble sin aquella. En la instrucción, la criatura necesita  más de maestros que dirija sus caminos  y de libros que aseguren sus experiencias. En la educación, el maestro es el tiempo y los libros, la naturaleza que consustancia todos los valores, entregándolos a la conciencia.

Educar, en el sentido que hablamos, es nuestra meta, pero, primeramente, debemos educarnos a nosotros mismos, para después ayudar a los otros, por los ejemplos. El mundo y la humanidad tienen que pasar por millares y millares  de años, en este trabajo  de educarse y de concienciarse de que el Amor, es la vida, buscando luz para el alma. Entretanto, la educación sin el saber está sujeta  a atrofiar los sentimientos. Es por eso que la naturaleza es, casi siempre, binaria: hombre y mujer, día y noche, claro y oscuro, dos piernas, dos ojos, dos brazos y muchas otras cosas  que podemos analizar con una sencilla meditación.  Sabiduría es Amor posando en la cumbre de la vida, para gloria de la propia vida.

Es por medio de la educación, que las generaciones se transforman y se mejoran. Para obtener una sociedad nueva es preciso que haya hombres nuevos.  Por eso es de vital importancia la educación de la infancia. No les proporcionemos desde un principio demasiados goces con el fin  de que, acostumbrados desde el principio  al desencanto, sus jóvenes almas comprendan que la vida terrenal es ardua, y que solo hay que contar  con uno mismo y con su trabajo; únicas cosas  que proporcionan la independencia  y la dignidad. 

No confiéis a vuestros hijos a otros como no os veáis absolutamente  obligados a ello. La educación no puede ser mercenaria.

La educación, basada  en una concepción exacta de la vida, cambiaría la faz del mundo.  Todas las llagas morales  se deben  a la mala educación. Reformar la educación, establecerla sobre nuevas bases, tendría  para la humanidad consecuencias incalculables. Instruyendo a la juventud e iluminando su inteligencia; hablémosle al corazón y enseñémosla a despojarse de la imperfección y estaremos preparando un mundo mejor. Recordando  que la ciencia  por excelencia consiste en hacernos mejores.

En una sociedad considerada justa, los derechos mínimos del hombre son: salud, educación, trabajo, alimentos, preservando, así, las condiciones humanas.

La educación, por medio de la adquisición de conocimientos, impulsa al progreso.

No es por otra razón que el Espíritu de Verdad señaló, con decisión: “Espiritas: amaos, este es el primer mandamiento; e instruíros, es el segundo”.

Tanto el amor  como la educación, caminando unidos, llevaran al hombre hacia la verdad, que es la única forma de liberarle, como en definitiva, lo enseñó Jesús y Kardec lo confirmó.

¿Quién aun no se educo a sí mismo, como podría trabajar en la educación colectiva? ¡Quien aun no perdono, como podrá hablar y enseñar el valor del perdón? ¿Quién aun no ama a Dios y así mismo, como podrá demostrar a las criaturas que el amor  es la propia felicidad? Primero hay que sentir y vivir las cosas que pretendemos enseñar.

Trabajo de Merchita extraído del Libro “Francisco de Asís”
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 EVANGELIO Y ALEGRÍA

Comete gran injusticia quien afirma encontrar en el Evangelio la religión de la tristeza y la amargura.
Indudablemente, el clero muchas veces impregnó el horizonte cristiano de nubes sombrías con ciertas ceremonias del culto exterior, pero el Cristianismo es, en esencia,la revelación de la profunda alegría del Cielo en medio de las sombras de la Tierra.
La venida del Maestro es precedida por la visita de los ángeles.
María, jubilosa, conversa con un mensajero divino que la ilustra sobre la llegada del Embajador Celestial.
Nace Jesús en un humilde pesebre que se ilumina con el fulgor de inesperada estrella.
Los pastores son atraídos por un emisario espiritual, materializado repentinamente frente a ellos, que se declara portador de "noticias de enorme regocijo" para todo el pueblo. En ese mismo instante, voces cristalinas entonan cánticos en lo Alto, glorificando al Creador y ensalzando la paz y la buena voluntad entre los hombres.
Empiezan a reinar la alegría y la esperanza.
Más tarde, el Maestro inicia su apostolado en una fiesta de bodas, subrayando el alborozo de la familia.
El Señor comienza sus predicaciones al borde de un lago, en pleno santuario natural,como si dentro de un templo de piedra percibiera limitación y estrechez para propagar su palabra en el mundo. Flores y pájaros, luz y perfume constituyen el marco de sus enseñanzas.
Multitudes oyen su voz balsámica.
Enfermos y tullidos se embriagan de infinito consuelo.
Pobres y afligidos vislumbran nuevos horizontes para el futuro.
Mujeres y niños lo acompañan alegremente.
El Sermón de la Montaña es el himno de las bienaventuranzas que suprime aflicciones y desesperación.
Por donde pasa el Divino Amigo se instala contagiosa alegría.
En pleno campo se multiplica el pan destinado a los hambrientos.
El tratamiento dispensado por el Maestro a los sufrientes, que eran considerados inútiles o despreciables, crea nuevos patrones de esperanza en el mundo.
El apostolado de la Buena Nueva se desenvuelve en un clima de alegría perfecta.
Cada criatura que registra las notas consoladoras del Evangelio empieza a contemplar el mundo y la vida a través de un prisma diferente.
La Tierra se le aparece como bendita escuela de preparación espiritual, con oportunidades santificantes para todos.
Cada enfermo que recupera la salud es vehículo de buen ánimo para toda la comunidad.
Cada sufriente que es confortado constituye edificación moral para la turba inmensa.
Magdalena, que se ennoblece en el amor, es la belleza que renace eterna y Lázaro, que se yergue del sepulcro, es la vida triunfante que resurge inmortal.
Y aun de las lágrimas de sangre de la cruz, el Señor hace que fluya el manantial de la vida victoriosa para el mundo entero, para que el sol de la resurrección brille sobre toda la Humanidad y sustente su crecimiento espiritual en dirección a los siglos sin fin.

Francisco Cândido Xavier
DERROTERO
DICTADO POR EL ESPÍRITU EMMANUEL                       ****************************




Espera Sirviendo

 En la hora en que la vida te exija renovación, no admitas la rebeldia entre las sugestiones que te ofrezcan consejo.
Espera sirviendo.

En los días nublados de mudanza y desencanto, recuerda que el auxílio de la Vida Superior está llegando a tus áreas de actividad y expectativa.

No respondas al Cielo con el barullo de la aflicción.

Ruido y desequilíbrio impiden el amparo del amor y el mensaje de la paz.
Espera sirviendo.
  
En la luz da la esperanza y por las bendiciones de tu propio servicio, Dios te socorrerá.

(Instrumentos del Tempo - Espíritu Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)