Entradas populares

jueves, 4 de agosto de 2011

¿Seremos unos pobres fanáticos?....



Chico Xavier

En su conceptuación de explorador de la retórica, los problemas del Espiritualismo contemporáneo se resumen a una exploración de baja estirpe, alimentada por una chusma de idiotas, en los cuales el sufrimiento o la ignorancia galvanizaron el complejo de la fe inconsciente.

Con el mayor menosprecio de este mundo, asevera usted que la convicción de los espiritistas hoy es una peste mental, surgida con Allan Kardec , en el siglo diecinueve, y acentúa que el pensamiento aristocrático de la antigüedad jamás analizó semejante movimiento idealista.

Su noviciado en el asunto es demasiado claro como para que nos dispongamos a la minuciosa clarificación del pretérito.

Sin embargo si pudiera escucharnos por algunos momentos, no nos vea ridículos si le recordamos que la idea de la inmortalidad nació con la propia razón en el cerebro humano.


No se si usted leyó ya la historia de Egipto, más, aun mismo sin la vocación de un Champollion, podrá informarse de que, hace milenios, la nobleza faraónica admitía, sin restricciones, la sobrevivencia de los muertos, que serian juzgados por un tribunal presidido por Osiris, dentro del más elevado padrón de justicia.
Los grandes conductores hindúes, hace muchos siglos, llegaban a dividir el Cielo en diversos caminos y el Infierno en varios departamentos, según las Leyes de Manu.
Los chinos, no menos atentos para con la suprema cuestión, declaraban que los muertos eran recibidos, más allá del túmulo, en los lugares agradables o atormentados que habían hecho por merecer.

Los romanos vivían en torno de los oráculos y de los hechiceros, consultando las veces que habían atravesado el lecho oscuro del río de la muerte.

Narra Suetonio que el asesino de Julio Cesar fue revelado en sueños.
Nerón, Calígula y Cómodo fueron obsesados célebres, perseguidos por fantasmas.

Marco Aurelio se sintió inspirado por entidades superiores, legando sus reflexiones a la posteridad.

En Grecia, los genios de la Filosofía y de la Ciencia formulan preguntas a los muertos, en el recinto de los santuarios.
Tales enseña que el mundo está poblado por ángeles y demonios.

Sócrates era acompañado, de cerca, por un Espíritu Guía, que le dictaba los consejos pertinentes a la misión que le cabía desempeñar.

En Persia, el zoroastrismo enciende la creencia en la ley de retribución, después del sepulcro, bajo el liderazgo de Ormuzd y Arima, los donadores del bien y del mal.
.
En todos los círculos de la cultura antigua y moderna, sentimos el surco marcado de la espiritualidad en la evolución terrestre.

Por encima de todas las referencias, sin embargo, invocamos al Evangelio, en cuya sublime autoridad usted se basa para menospreciar la verdad.

El Nuevo testamento es manantial de Espiritismo divino.
El nacimiento de Jesús es anunciado, por vías mediumnicas, no solo con la pureza de Maria, sino también por la preocupación de José y la esperanza de Isabel, Ana y Simeón.

En todos los ángulos del pasaje del Maestro, hay fenómenos de profundización de la materia, de clariaudiencia, de clarividencia, de materialización, de cura, de incorporación, de levitación y de gloria espiritual.

En Canaan, se transformó el agua en vino; junto a la corriente del Jordán, se hacen oír las voces directas del Cielo; en el Tabor, se corporifican Espíritus sublimados; en diversos lugares, entidades de las tinieblas poseían a mediúms infelices, entrando en contacto con el Señor; en el lago, Jesús Cristo camina sobre la masa liquida y, después del Calvario, surge el Amigo Celeste ante los compañeros llenos de asombro, demostrando la resurrección individual, más allá de la muerte…
Todo esto es realidad histórica, incuestionable, pero usted afirma que para creer en Espíritus será necesario trazar complicaciones en la cabeza y llagas en la piel.

No seré yo, “Hombre muerto” hace dieciséis años, quien tendrá el coraje de contradecirlo.

Naturalmente, si este correo de fraternidad llega a sus manos, una sonrisa cordial aparecerá triunfante en sus caras felices; pero no se glorifique excesivamente, en la madurez adornada de salud y dinero, porque aunque yo le desee a usted una existencia en el cuerpo de carne tan larga como la de Matusalén, es probable que usted venga para acá, en breves días, enseñando la sonrisa amarilla del desencanto.

Del libro Puntos y Cuentos - Por el Espíritu  Hermano X - Psicografia de Francisco Cândido Xavier.


( Ver también  inquietudesespiritas.blogspot.com )