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sábado, 31 de octubre de 2015

Fisiología de la Reencarnación (2ª Parte)




Fisiologia de la reencarnación

Parte 2 y final


 
Recuerda Jorge Andréa que el procesamiento de la aproximación madre/futuro hijo va a obedecer a una coyuntura vibratoria de afinidades, de sintonías, de verdadera hipnosis, con influencias mutuas (madre y reencarnante), de un mecanismo originario de vidas pasadas.

Escribió André Luiz:

Hijos y padres, indudablemente, aún incluso cuando se cataloguen distantes unos de los otros, bajo el punto de vista moral, guardan siempre afinidad magnética entre sí. 

Eventualmente Espíritus no vinculados a determinadas familias pueden ser encaminados a ellas, atendiendo a objetivos que atienden al progreso de todos. Kardec comenta a ese respecto:

Dios permite que, en las familias, ocurran esas encarnaciones de Espíritus antipáticos o extraños, con el doble objetivo de servir de prueba para unos y, para otros, de medio de progreso. Así, los malos se mejoran poco a poco, al contacto de los buenos y por efecto de los cuidados que se les dispensan. El carácter de ellos se debilita, sus costumbres se filtran, las antipatías se desvanecen. Es de ese modo que se opera la fusión de las diferentes categorías de Espíritus. 

5 - ¿Como reencarnamos?

La ley general de evolución establece principios básicos que guían el proceso reencarnatorio: un automatismo biológico-espiritual preside el proceso.

Recuerda André Luiz que:

[...] reencarnaciones y desencarnaciones, de modo general, obedecen simplemente a la ley. Hay principios biogenéticos orientando el mundo de las formas vivas a la del renacimiento físico, y principios transformadores que presiden a los fenómenos de la muerte, en todos los sectores de manifestación. 

Esos “principios biogenéticos”, citados por el autor espiritual, siguen, en la especie humana, una línea más o menos definida, particularizada en los procesos siguientes:

1 – Embotamiento y debilitamiento general de la entidad me vías de reencarnar con miniaturización de su cuerpo espiritual.

Un evento constituyente de la fisiología reencarnatoria es el restringimiento del cuerpo espiritual del Espíritu reencarnante. Leon Denis elucida:

La reencarnación se realiza por aproximación graduada, por asimilación de las moléculas materiales al periespíritu, el cual se reduce y se condensa [...] 

La condición de sopor y flaqueza del Espíritu en vías de reencarnar y la necesidad imperiosa de vincularse una vez más a los fluidos pesados del planeta se acompañan de reducción “volumétrica” del cuerpo espiritual, que se debe, según André Luiz, a una disminución de los espacios intermoleculares. 

André Luiz refiriéndose a la reducción del periespíritu. Dice:

Los candidatos a la reencarnación, sin superioridad suficiente de modo a supervisarla con su propio criterio y distantes de la inferioridad primitiva que de ellos haría esclavos absolutos de la herencia física, son admitidos a instituciones-hospitales en que magnetizadores desencarnados, bastante competentes por la nobleza íntima, se incumben de aplicarles fluidos balsámicos que los adormezcan, por periodos variables, de conformidad con la evolución moral que enuncien, a fin de que los principios psicosomáticos se adapten a una justa reducción, en bases a la sueñoterapia. 


2 - Vinculación psíquica a una mujer en condiciones reproductivas con quién guarda relaciones de afinidad y asimilación de la entidad miniaturizada por el centro genésico de la futura madre.

Después de la reducción del cuerpo espiritual, estando la individualidad junto al campo magnético de la futura madre, el intercambio fluídico entre ellos va a intensificarse. Las energías psíquicas del reencarnante pasan a disminuirse progresivamente dirigiéndose para la región del aparato genital femenino.

André Luiz esclarece:

La reencarnación, tanto en cuanto a la desencarnación, es un choque biológico de los más apreciables. Unido a la matriz generadora del santuario materno, en búsqueda de una nueva forma, el periespíritu sufre la influencia de fuertes corrientes electromagnéticas, que le imponen la reducción automática. Constituido a la base de principios químicos semejantes, en sus propiedades, al hidrógeno, a expresarse a través de moléculas significativamente distanciadas unas de las otras, cuando es conectado al centro genésico femenino experimenta una expresiva contracción, a la manera del indumento de carne bajo una carga eléctrica de elevado poder. Se observa, entonces, la reducción volumétrica del vehículo sutil por la disminución de los espacios intermoleculares. Toda materia que no sirve al trabajo fundamental de refundición de la forma es devuelta al plano etéreo, ofreciéndonos el periespíritu ese aspecto de desgaste o de mayor fluidez. 


3 – Generación de un campo magnético por el Espíritu reencarnante, con selección magnética de los gametos, unión a la célula óvulo y generación de la forma fetal.

La individualidad reencarnante, con su cuerpo espiritual miniaturizado, acoplada al centro genésico de la futura madre, genera un campo magnético, de peso fundamental, en la selección de los gametos que formarán su futuro cuerpo, en la fecundación y en el desarrollo embrionario/fetal. El psiquismo del Espíritu que vuelve a la superficie planetaria, retratando su condición evolutiva, su identidad personal, sus gustos y tendencias, virtudes y adicciones, y su necesidad de progreso se proyecta en el espacio donde los fenómenos reproductivos se darán, participando activamente de la fisiología reencarnatoria.

¿Cómo actúa, entonces, el Espíritu? La conexión inicial de la entidad reencarnante con su cuerpo espiritual miniaturizado será al óvulo materno (gameto femenino). Los ovarios de la mujer poseen cerca de 400 mil óvulos cuando la primera menstruación. Mensualmente, un óvulo (los ovarios se alternan cíclicamente), por influencia de hormonas liberadas por la glándula hipófisis, sufre proceso de maduración y es liberado por el ovario, siendo recogido por la trompa uterina. Los científicos admiten, hasta entonces, que la ovulación sea un proceso aleatorio, o sea, no son conocidos los factores que determinan cual óvulo, en detrimento de otros, sufrirá proceso de maduración y liberación. Ese proceso, sin embargo, no es aleatorio. El psiquismo reencarnante, vía su campo magnético, se sintoniza con el gameto femenino cuyo conjunto de genes se identifica con sus características personales, o sea, su identidad espiritual, donde se reflejan, de forma automática, sus necesidades evolutivas. Las energías de la entidad reencarnante proyectadas en el óvulo “seleccionado”, va a magnetizar esa célula, disparando el mecanismo fisiológico conocido por la biología reproductiva como ovulación.

Proceso idéntico va a ocurrir en cuanto a la “selección” del gameto masculino. En la ejecución humana, millones de espermatozoides disputan el privilegio de unirse al gameto femenino al término de la disputada carrera, a través del aparato genital femenino. ¿Cuál espermatozoide vencerá la carrera? ¡El más apto, afirman los investigadores! En verdad, vencerá la carrera el espermatozoide que carga en sus veintitrés cromosomas los genes que sintonizan con el psiquismo reencarnante.

Final del proceso

Al fin de la carrera, que se da, por regla, en el tercio posterior de la trompa uterina, espermatozoide (cargando 23 cromosomas) y óvulo (igualmente con sus 23 cromosomas) funden sus núcleos, dando origen a la célula huevo, con los 46 cromosomas de la especie humana. En ese instante, el Espíritu reencarnante concentra sus energías en la célula que acaba de formarse, uniéndose, entonces, de forma más ostensiva, a la dimensión material.

Al término de la fecundación, con la constitución de la célula huevo, se inicia el proceso de multiplicación celular, que redundará en la formación del embrión y posteriormente del feto. Según la ciencia oficial, el desarrollo de la célula huevo, la diferenciación de las células y la migración de las células para los específicos órganos se dan a partir de una intricada interacción de un conjunto complejo de genes, mecanismo ese muy poco comprendido. Lo que se verifica, sin embargo, es que el campo magnético generado por el psiquismo reencarnante participa activamente en la formación del embrión y del feto, actuando en la diferenciación de las células y en la organización estructural de los tejidos y órganos del ser en desarrollo. Obviamente, hay genes que responden por el proceso de formación de los órganos fetales, pero esos genes, como todos los otros, estarían bajo la influencia de las poderosas irradiaciones del psiquismo reencarnante.

Kardec, examinando el proceso encarnatorio, comenta:

Para ser más exacto, es preciso decir que es el propio Espíritu que modela su envoltorio y lo apropia a sus nuevas necesidades; lo perfecciona y le desarrolla y completa el organismo, a medida que experimenta la necesidad de manifestar nuevas facultades; en una palabra, lo talla de acuerdo con su inteligencia. Dios le ofrece los materiales; le cabe a él emplearlos. 

Según Emmanuel, en el libro Pensamiento y vida.

[...] las células germinales, por semillas vivas, reproducen nuestros clichés de la conciencia en el trabajo impalpable de la formación de un cuerpo nuevo. En la cámara uterina, el reflejo dominante de nuestra individualidad impresiona el grabado fetal o el conjunto de principios germinativos que nos forjan los cimientos del nuevo instrumento físico, sellándonos el destino para las tareas que somos llamados a ejecutar en el mundo, en cierta cuota de tiempo.

Y André Luiz:

En la mente reside el mando. La conciencia traza el destino, el cuerpo refleja el alma. Toda agregación de materia obedece a impulsos del espíritu. Nuestros pensamientos fabrican las formas que utilizamos en la vida. 

Autor: Ricardo Baesso de Oliveira-

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                    LA SEXUALIDAD

Desde Freud, la sexualidad ha ganado importante papel en los estudios de la psicología. Ella se constituye en una gran desconocida para mucha gente. El ser humano de forma desenfrenada busca conocerla, tropezándose con las consecuencias, no siempre agradables, de su uso. Son muchos los problemas ocasionados por el uso inadecuado de esa importante función psíquica. Mucho más que una función conectada al cuerpo, la sexualidad tiene sus raíces en el espíritu. La búsqueda del placer del cuerpo puede, muchas veces, representar una búsqueda del alma, que ansía un encuentro con lo divino. El sexo no es impuro, como pensaba (o piensa) nuestra cultura. Es algo placentero que debe ser entendido como herramienta de aprendizaje del espíritu.

La sexualidad es una función que se manifiesta por la utilización de la energía en el campo sexual. Tal energía puede ser canalizada para varias actividades. El espíritu La utiliza como quiere y de acuerdo con su nivel de evolución. Muchos, por utilizarla en el campo de la permuta de energías primarias, resbalan hacia procesos educativos dolorosos. Por ser una energía conectada a los orígenes del ser humano, se constituye en una fuerza poderosa para las realizaciones del espíritu.

Hay personas que tienen el sentimiento de haber nacido con el cuerpo errado. Esta idea puede aparecer bien temprano en la infancia. En algunos casos, los padres del niño o aún en el medio en que vive, lo influencian a querer parecerse con el otro sexo, contrario a su cuerpo físico. La convicción de ser realmente del sexo opuesto puede continuar durante toda su vida. Algunas personas que sienten eso pueden asumir la inversión o buscar un médico que pueda efectuar quirúrgicamente el cambio de sexo. Los niños que tienen ese tipo de comportamiento, muestran, generalmente, peculiaridades del sexo opuesto, como jugar con juguetes característicos del sexo opuesto y juntarse, de preferencia con personas del mismo sexo. Si esa tendencia al sexo opuesto es redireccionada terapéuticamente desde la infancia, ya sea por los padres o por un especialista, podrá ser revertida, especialmente si la línea direccional es el respeto por el sexo del cuerpo. La mayoría de los niños hasta la adolescencia, y después hasta la edad adulta, se adaptan a su sexo anatómico, pero otras veces no. Eso puede ocurrir debido al cambio de sexo entre una y otra encarnación. No debemos por lo tanto, esperar una constante correspondencia entre los hechos y los efectos, en la medida en que, a los mismos efectos pueden atribuirse diversas causas. Hay otros factores que intervienen en esos casos. Una misma observación de ese tipo, en criaturas diferentes, podrá tener causas diferentes. Tales causas normalmente están directamente relacionadas con experiencias sexuales anteriores a la actual encarnación. El análisis, por lo tanto, será peculiar para cada caso. Un espíritu que reencarnó en un cuerpo femenino, en una próxima, al reencarnar en un cuerpo masculino, no tendrá tendencias homosexuales. La homosexualidad no corresponde siempre a la inversión de sexo de una hacia otra encarnación.

Como se puede ver a partir de las investigaciones de la Dr.ª Helen Wambach, el espíritu reencarna en ambos sexos, lo que corresponde a decir que todos tendríamos aquellas tendencias de forma acentuada. Sin embargo esto no corresponde a los hechos observados. Las reencarnaciones en sexos diferentes podrían justificar la existencia del ánimus y el ánima a que se refería Jung.

Léon Denis, en El problema del ser, del destino y del dolor, p. 177, sin discordar en la posibilidad del espíritu escoger reencarnar en el sexo opuesto al de la encarnación anterior, considera tal cambio inútil y peligroso. Algunas características físicas de un cuerpo presentadas en el otro (hombre imberbe) serían, para él, síntomas de ese cambio. Para nosotros, la utilidad del cambio, no necesariamente alternada, está en la oportunidad de que el espíritu adquiera aptitudes características de cada sexo. Tal vez la colocación haya sido hecha en función de un contexto y de una época de poco conocimiento y discusión respecto de la problemática sexual y, particularmente, homosexual.

El encuentro con el placer puede llevar al espíritu a no distinguir más el sexo del cuerpo objeto de su deseo. La satisfacción de aquel deseo lo hace insensible a esa percepción. Sus frenos inhibitorios desaparecen. Poco importa para él cuál es el cuerpo, o parte de él, que utilizará en la relación. Ese es uno de los motivos que pueden llevar el espíritu a una experiencia homosexual. Pasando de una a otra encarnación, esas tendencias pueden conservarse. El espíritu sólo cambiará su actitud si, en el intervalo de tiempo, se determinó para tal. Asimismo, es en la carne que él, verdaderamente, colocará a prueba su cambio.

Vale destacar que, el tabú existente sobre los asuntos que envuelven al sexo y su complejo relacionamiento con la moral, lleva el ser humano a tener muchos conflictos en esa área. La gran mayoría de los conflictos humanos se relaciona con la función sexual. Los procesos educativos que se establecen de una hacia otra encarnación, tienen relación con esa cuestión. Saber, conscientemente, dominar sus emociones en ese campo, es tener la certeza de que no habrá problemas a causa de la inversión de sexo en las sucesivas encarnaciones. Para los espíritus más experimentados, es igual reencarnar en un cuerpo masculino como en un femenino. Para esos espíritus el cuerpo es instrumento de evolución. Su identidad con el cuerpo es aparente, necesaria mientras encarnado, sin apego a la forma física. La búsqueda sexual es hecha dentro de los límites sociales, sin ningún énfasis. En algunos casos el espíritu prefiere ser célibe, buscando el reequilibrio. Para ellos el sexo no es impuro, sino energía creadora cuya utilización comprende los altos designios de la vida. 

Tomado del Libro “Reencarnación: Proceso Educativo” de Adenáuer Novaes
Traducción: Oscar Cervantes Velásquez

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Fernandez Colavida
 LA ÉTICA ESPIRITA

    A Cicerón se debe la traducción del adjetivo griego ethikós (que se refiere a la costumbre) al adjetivo latino moralis, de donde se ha derivado el substantivo moral, para tener la significación general de ética.
    
Sin embargo, llamaremos moral, en su carácter psicológico, lo perteneciente al espíritu... De ese modo, el término moral es sinónimo de bueno, en franca oposición al inmoral y al amoral. 

La moral, por tanto, en la filosofía, es la regla de conducta que el hombre debe seguir para vivir en conformidad con su naturaleza. 

No se puede exigir en la moral una exactitud o un rigor que proporcionan las ciencias físicas y matemáticas, por ejemplo, cuando se refieren al conocimiento y al comportamiento psicológico. 

Como consecuencia, la filosofía instituye que el hombre es el único ser que tiene conciencia de sí, de la finalidad de su vida en la Tierra y que se puede mover en el mundo visible con determinación razonable y libertad.

Por medio del entendimiento y de la voluntad este ser es diferente de los demás, pues sus facultades y atributos le propician la identificación de la verdad y del bien, equivalentes al conocimiento y al amor.

Que le impulsan a la adquisición de la felicidad por medio de reglas, principios y normas de deberes, comportamientos y derechos en relación a sí mismo, a su prójimo, a la vida y a Dios...

Su propósito esencial es descubrir cuál es el fin del hombre, así como cuáles son los principios y normas a que éste se debe someter, como individuo y como ciudadano...

La ética se propone, por tanto, moralizar las acciones humanas, utilizándose de reglas que estén de acuerdo con su naturaleza, con las leyes naturales que corresponden a la naturaleza de Dios.

La razón necesita distinguir cuáles son los juicios morales o principios primeros que se le imponen para distinguir lo bueno y lo malo, lo honesto y lo vituperable, lo digno y lo inmoral.

De los cuales se origina la responsabilidad moral imponiéndose como conciencia moral con fuerza y necesidad que conducen la inteligencia y el comportamiento.

La ley moral es manifestación de la ley eterna (de Dios) que se presenta en el hombre, en la condición de su conciencia moral, que es lo lógico, que es la razón cuando examina y juzga el valor ético de sus acciones.

Se exceptúan los ejemplos de los líderes y constructores del pensamiento ético universal, tales como: Sócrates, Cristo, Francisco de Asís, Lulero, Gandhi, que se sobrepusieron a los tiempos y comunidades donde vivieron.

La conciencia moral puede presentarse con caracteres subjetivos (individuales) y objetivos (sociales o colectivos).

Los primeros son las nociones que establecen los juicios de cuyas apreciaciones resultan las ideas del bien y del mal, de lo noble y de lo indigno, de la mentira y de la verdad, de lo justo e injusto, etc.

Son considerados principios universales e indispensables, porque se aplican en todas las cosas y circunstancias, acatados por todas las personas normales, lo que les da universalidad, y porque se originan en la naturaleza íntima de las cosas...

Estas conciencias - individual y colectiva - no solamente determinan las cosas, sino que establecen las reglas de conducta, prescriben los deberes en tomo del precepto básico.

Es indispensable practicar el bien y evitar el mal, resultando de tal observancia recompensas o castigos, de acuerdo con la acción practicada...

Los conceptos de moral tienen origen en dos órdenes de acontecimientos: efecto de la educación , del medio familiar, social, ambiental y porque son innatos, surgiendo como cualidades o atributos de la mente humana...

La esencia divina está presente en todas las manifestaciones de la vida, por tanto, igualmente en el orden moral: Ahí establece el destino y la naturaleza racional del hombre.

Hacia las Estrellas

(Fernández Colavida) Divaldo P. Franco 

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Mei Mei
     Íntimamente


Te enterneces con la historia de los personajes infelices en los romances que la televisión presenta. Te sensibilizas con la situación de las víctimas del drama social en los noticieros de la prensa. Entre tanto, anota por ti mismo.

Las actitudes de las personas que te comparten lo cotidiano, casi siempre, son duramente analizadas por tu sentido de observación, mientras que tus gestos son detallados en profundidad por las criaturas de las cuales dependes o por las que sientes afecto. Eso nos induce a pedirte misericordia en casa y en el grupo de trabajo al que te vinculas.

Ahí, en esos reductos estrechos de acción, es que se encuentran los maridos-problemas y las esposas-enigmas, los hijos en rebeldía y los padres enceguecidos en la intolerancia, los parientes adversarios y los compañeros antagónicos, junto a los cuales, en la Tierra, somos examinados por la Vida, en cuanto a los valores espirituales que ya hayamos conquistado en la escuela de la experiencia.

La familia y el núcleo de afinidades son los recursos de la senda evolutiva, en que todas las criaturas humanas son convocadas a los exámenes precisos cuyos resultados les barran o abren las puertas de la Espiritualidad Superior.

Sea cual sea la cuestión que te aflige el mundo interior, deja que la comprensión te ampare las manifestaciones personales y auxilia a los que aún no te pueden auxiliar. No siempre conseguirás besar la mano que te hiere, pero, en cualquier momento, dispones de la posibilidad de ofrecerle la bendición de la tolerancia.

Paciencia y amor son los medicamentos del alma, capaces de curar cualquier relación enfermiza. Adversarios y compromisos de existencias pasadas vuelven a nosotros, matemáticamente, en las áreas de la reencarnación para que le convirtamos la aversión en simpatía y el débito en rescate.

Nunca te olvides.

Te será siempre fácil enseñar el camino de la luz a los compañeros que desconoces, no obstante, en la vida particular, cada corazón es invitado a encender la luz del camino, en sí mismo, a fin de que seamos viajeros desviados en la jornada de elevación.
Extiende tu propia alma en la dádiva que hicieres.

Espíritu Meimei
Médium Francisco Cândido Xavier
Extraído del libro “Palabras del corazón”
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viernes, 30 de octubre de 2015

FISIOLOGÍA DE LA REENCARNACIÓN



“Quedo triste cuando alguien me ofende, pero, con seguridad, yo quedaría más triste si fuese yo el ofensor… Herir a alguien es terrible!” 

Chico Xavier

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Fisiologia de la reencarnación

( 1ª Parte )

El estudio del proceso de reencarnación de los Espíritus puede ser hecho, de forma didáctica, a partir del examen de cinco preguntas: ¿Para qué reencarnamos? ¿Por qué reencarnamos? ¿Cuándo reencarnamos? ¿Dónde reencarnamos? ¿Cómo reencarnamos?

1 - ¿Para qué reencarnamos?

Emmanuel, a través de la mediumnidad de Chico Xavier, coloca la reencarnación como un impositivo natural i, o sea, una condición a la cual el Espíritu no puede eludirse, un determinismo evolutivo, establecido por leyes específicas. Para que el principio inteligente, creado simple e ignorante, se identifique con el proyecto de perfectibilidad, que le es innato, es imperativo que se someta, durante largo periodo de su historia, a la ley de la reencarnación. Esta es una ley natural, cósmica, espiritual y biológica, inherente a todos los seres, que tiene como finalidad el desarrollo del principio espiritual.

Según Kardec:

[...] la reencarnación surge como una necesidad absoluta, como condición inherente a la humanidad; en una palabra: como ley de la Naturaleza. 

Y aún el codificador:

El paso de los Espíritus por la vida corporal es necesario para que ellos puedan cumplir, por medio de una acción material, los designios cuya ejecución Dios les confía. Les es necesaria, para bien de ellos, ya que la actividad a que son obligados a ejercer les auxilia el desarrollo de la inteligencia. 

Y también Kardec:

Para el Espíritu del salvaje, que está sólo en el inicio de la vida espiritual, la encarnación es un medio de él desarrollar su inteligencia [...] aquel que trabaja activamente por su progreso moral, además de abreviar el tiempo de la encarnación material, puede también transponer de una sola vez los grados intermedios que lo separan de los mundos superiores. 

2 - ¿Por qué reencarnamos?

La literatura mediúmnica nos muestra que la evolución se verifica también en la dimensión espiritual. ¿Por qué entonces la obligatoriedad de las experiencias en la dimensión física? ¿No podría el principio inteligente desarrollar todas sus potencialidades exclusivamente en la dimensión espiritual? Eso no es posible, y puede ser explicado en razón de determinadas características particulares de la dimensión física, que la diferencian de la dimensión espiritual. Esas características hacen las experiencias en la dimensión física esenciales al desarrollo de las potencialidades del Espíritu.

La dimensión física se diferencian de la dimensión espiritual por los siguientes aspectos:

1- La inserción en un ciclo vital que es propio de la biología reencarnatoria: nacer, crecer, reproducirse, crear hijos, envejecer, vivir enfermedades que son exclusivas de la vida física.

2- La lucha por la vida: la inserción en la dimensión física coloca al Espíritu en un medio en que la actividad y el trabajo son prácticamente obligatorios, de lo contrario, viene el hambre, la enfermedad y la muerte. Tal estado de cosas no parece existir en la dimensión espiritual.

3- El periodo de la infancia haciendo al Espíritu más accesible al perfeccionamiento de su carácter, a través de la educación y de los buenos ejemplos de los padres, profesores y otras personas pueden auxiliar en la transformación moral de la individualidad. No existe infancia, como la conocemos, en la erraticidad.

4- El olvido del pasado, que permite a la individualidad convivir con sus desafectos, sin acordarse de los desatinos perpetrados recíprocamente. Tales recuerdos podrían revivir animosidades, creando obstáculos a la armonización de las relaciones.

5- La convivencia con personas de nivel evolutivo diferente. En la dimensión espiritual, la ley de sintonía es absoluta. Los iguales se buscan en la inmensidad del espacio y viven entre sí. En la dimensión física, eso no se da – viven todos en una “cesta de gato”. La convivencia en la diversidad estimula el progreso. Los que se hallan en condición evolutiva inferior tienen, en sus superiores, el ejemplo y el estímulo para la auto-superación. Los últimos encuentran, en la convivencia con los primeros, oportunidades para ejercitar la tolerancia, la paciencia y la perseverancia.

3 - ¿Cuándo reencarnamos?

Considerando la condición de la individualidad encontrándose en la dimensión espiritual, ¿qué factores determinan el momento en que su retorno al escenario físico deberá verificarse?

En El Libro de los Espíritus se lee:

[...] la fatalidad sólo consiste en estas dos horas: aquellas en que debéis aparecer y desaparecer en este mundo

Los Benefactores colocan, entonces, el momento en que debemos aparecer en el mundo, o sea, la reencarnación, como una fatalidad, algo que está determinado por principios bien definidos. Eso es porque la reencarnación es una necesidad de la vida espiritual, como la muerte es una necesidad de la vida corporal. Así los Espíritus presienten la época en que reencarnaran como el invidente siente el fuego que se aproxima. Aunque no todos se preocupen con ella, pues están los que no piensan en ella y que ni aún la comprenden pronto o tarde el Espíritu siente la necesidad de progresar, pues la condición de desencarnado no puede prolongarse indefinidamente.

   Cree el psiquiatra y escritor espírita Jorge Andréa que la “estructura energética del Espíritu”, con el pasar de los años en la dimensión espiritual, va teniendo mayor dificultad en recargarse”, imposibilitando la permanencia de la individualidad desencarnada en la dimensión espiritual, por un periodo de tiempo superior a su capacidad de renovación fluídica. Mientras más primitiva sea la condición evolutiva de la entidad espiritual, más brevemente deberá volver a la dimensión física. Ocurre, según él, un desgaste progresivo de las “unidades energéticas”, que pasan a “vibrar más lentamente”. Los Espíritus menos evolucionados, estando más necesitados del retorno a la superficie planetaria, reencarnarían con intervalo de tiempo más pequeño; los más evolucionados reencarnarían con mayor intervalo de tiempo, por la posibilidad de más fácil adquisición de material necesaria al metabolismo del psicosoma y por poseer, en potencia, cualidades energéticas que le permitirían "vivir" más tiempo en el estadio dimensional en que se encuentran.

    El tiempo de permanencia del Espíritu desencarnado en la dimensión espiritual es, según André Luiz, directamente proporcional a su condición evolutiva:

   El porcentaje de tiempo en el plano espiritual para las criaturas de evolución mediana varía con el grado de aprovechamiento de tiempo en el estadio reciente que disfrutaron en el cuerpo físico. Cuánto más vasta la provisión de conocimiento y mayor la adquisición de virtudes, por parte del Espíritu, más largo periodo disfruta en la Esfera Superior para obtención de más nobles recursos para más alta ascensión. 
   A medida, entonces, que las vibraciones espirituales se hacen más “pobres”, en el transcurso de una especie de “debilitamiento espiritual”, comenta Jorge Andréa, se observa una reducción progresiva de las actividades del Espíritu. Esa condición lo lleva a un estado de sopor y flaqueza progresiva. La ley de causa y efecto, por mecanismos desconocidos, lo impulsa a la vinculación al aparato genésico de una mujer en edad fértil, con la cual él mismo se relaciona por hilos de afinidad espiritual. Se desencadena así el mecanismo reencarnatorio automático por necesidad imperiosa de la entidad desencarnada de volver a la dimensión física, por absoluta falta de condiciones fisiopsíquicas de mantenerse distante de las vibraciones materiales.

León Denis esclarece, en Después de la muerte:
   Cuando llega la ocasión de reencarnar, el Espíritu se siente arrastrado por una fuerza irresistible, por una misteriosa afinidad, para el medio que le conviene.

Y aún Denis:
   Las leyes inflexibles de la Naturaleza, o antes, los efectos resultantes del pasado, deciden la reencarnación. El Espíritu inferior, ignorante de esas leyes, poco cuidadoso de su futuro, sufre maquinalmente su suerte y viene a tomar su lugar en la Tierra bajo el impulso de una fuerza que ni el mismo busca conocer.
   La hipótesis presentada por Jorge Andréa, según la interpretación que hace de algunas citas de Kardec y André Luiz, nos permite trazar un paralelo entre la necesidad de renovación del cuerpo físico que se da con la muerte física y la equivalente necesidad de renovación del cuerpo espiritual con la reencarnación.
    Importante considerar que, en muchas ocasiones, el proceso reencarnatorio es realizado bien pronto del agotamiento de los recursos fisiopsíquicos, pues Espíritus lúcidos y almas más evolucionadas pueden dirigir el proceso encarnatorio de sus tutelados, haciendo que vuelvan a la superficie planetaria, en encarnaciones previamente organizadas, dirigiendo todo el proceso.


4 - ¿Dónde reencarnamos?

Los Espíritus forman familias espirituales, cuyos lazos se deben a tendencias y características comunes. La necesidad de estar juntos hace que ellos se busquen, movidos por fuerzas inconscientes. Kardec, examinando las relaciones entre individuos, preguntó a los Espíritus Superiores si los encuentros, que acostumbran a darse, de algunas personas y que comúnmente se atribuyen al acaso, ¿no serán efecto de cierta relación de simpatía? Ellos respondieron que entre los seres pensantes hay conexión que aún no conocemos, y que el magnetismo es el piloto de esta ciencia, que más tarde comprenderemos mejor.     Relaciones magnéticas, ignoradas por nosotros, conectan a los Espíritus unos a los otros, y el Espíritu reencarnante tenderá a vincularse a Espíritus “simpáticos” domiciliados en la esfera física en condición de recibirlo en la condición de hijo. (Continúa en el próximo número.)

Autor: Ricardo Baesso de Oliveira

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               Ante la zozobra


El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.

Cansado, finalmente opto por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar sus pocas pertenencias.

Entonces un día, tras de merodear por la isla en busca de alimento, regresó a su casa para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido, lo había perdido todo. Quedo anonadado de tristeza y rabia.

"Dios, Como pudiste hacerme esto?" -se lamentó.

Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el sonido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.

"¿Como supieron que estaba aquí?" -preguntó el cansado hombre a sus salvadores. "Vimos su señal de humo" -contestaron ellos.

Es fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal, pero no debemos desanimarnos porque Dios trabaja en nuestras vidas aun en medio del dolor y el sufrimiento. Recuerda la próxima  vez que aunque tu cabaña se vuelva humo, puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios viene en camino.
( Autor desconocido )
                                                                 
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         ACCIÓN DEL MUNDO ESPIRITUAL
 
En cierta ocasión se comunicaron tres Espíritus que tenían una problemática en relación al aborto. Las comunicaciones, una tras otras, eran todas vinculadas al asunto.
La primera de ellas fue la de un médico que, cuando estaba encarnado, se dedicó a hacer abortos. Se presentó muy turbado, perseguido por varios Espíritus. Se acusaba a sí mismo de criminal y se sentía aterrorizado con los propios actos. Estaba arrepentido- decía sin cesar- y tenía mucho miedo de los que le perseguían.
  El segundo comunicante fue una mujer. Acusaba al médico, a quien perseguía, deseosa de vengarse. Expliicó haber muerto en sus manos, cuando este intentaba provocarle la interrupción de la gravidez. Estaba atormentada por el remordimiento de esa acción y por el odio que tenía por el médico.
  Ambos fueron esclarecidos y se retiraron bastante reconfortados.
La tercera entidad era también una mujer. Vino para apoyar y estimular nuestro trabajo. Ya poseía bastante conocimiento sobre la vida espiritual y trabajaba mucho, principalmente ayudando a combatir la idea y la práctica del aborto. Ella misma, en su existencia, había cometido ese crimen, cuando la gestación de su sexto hijo. Siendo pobre y luchando con dificultades de todo orden, al engravidar por sexta vez, se desorientó y provocó el aborto, del cual se arrepintió inmediatamente. Jamás se perdonará y de ahí en adelante sufrió doblemente, cargando el peso del remordimiento. Tuvo una existencia larga, de muchas luchas, y desencarnó después de una prolongada dolencia. En el plano espiritual, se encontró con aquel que sería su sexto hijo y tuvo un gran choque al darse cuenta de que era un ente muy querido de su corazón y que iba a reencarnar con la finalidad de ayudarla. Él la había perdonado, pero ella, inconforme con el caso, hasta entonces no había conseguido perdonarse a sí misma. Se dedicó por esto, al trabajo de preservación de la vida, al mismo tiempo que formó parte de un grupo de atendientes (o enfermeros), dedicados a socorrer a los que practican ese delito y que yacen en el remordimiento y el desespero. Estaba con nosotros aquella noche, acompañando a varios Espíritus comprometidos por ese mismo crimen.

Fue un bello trabajo, y una vez más nos emocionamos ante las lecciones maravillosas que recibimos en las reuniones de desobsesión.
(Obra: Obsesión y Desobsesión - Suely Caldas Schubert)
 
 
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Fco.C. Xavier
Que yo jamás me olvide de que Dios me ama infinitamente, que un pequeño grano de alegria es esperanza dentro de cada uno es capaz de cambiar y de transformar cualquier cosa,pues...
La vida es construída en los sueños y concretada en el amor.

 (Chico Xavier)
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LA FE Y EL AMOR

“Y una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años, que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado toda su fortuna sin obtener ninguna mejoría, incluso había empeorado, al oír hablar de Jesús, se acercó a él
por detrás entre la gente y le tocó el manto, pues se decía: Con sólo tocar sus vestidos, me curo. Inmediatamente, la fuente de las hemorragias se secó y sintió que su cuerpo estaba curado de la enfermedad. Jesús, al sentir que había salido de él aquella fuerza, se volvió a la gente y dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le contestaron: Ves que la multitud te apretuja, ¿y dices que quién te ha tocado? Él seguía mirando alrededor para ver a la que lo había hecho. Entonces la mujer, que sabía lo que había ocurrido en ella, se acercó asustada y temblorosa, se postró ante Jesús y le dijo toda la verdad. Él dijo a la mujer: Hija, tu fe te ha curado; vete en paz, libre ya de tu enfermedad.”
(Marcos, V. 25-34).

Sabiduría y santidad son los dos atributos para la adquisición de la felicidad.
La Luz da sabiduría, la Religión da santidad, pero sólo el Amor resume toda la Ley y los Profetas.
La Esperanza consuela y anima; la Caridad robustece y ampara; la Fe salva; el Amor anima todas estas virtudes; el Amor es la Ley.
Los hombres titubean; la Humanidad degrada; todo parece perdido como la nave golpeada por la tempestad. Aparece el Amor y hace oír su voz convincente: todo se calma.
La bonanza sucede a la impetuosidad de los vientos y a la furia de los mares. La luz sucede a las tinieblas como el día sucede a la noche.
No hay nada que manifieste mejor la Ley de Dios que el Amor. Su nombre, escrito únicamente con cuatro letras, indica los cuatro puntos cardinales de la felicidad espiritual; sus letras son luces; su luz brilla más y arde mejor que el Sol.
La Esperanza está unidad a la Inmortalidad; mas la Fe es inseparable del Amor.
La mujer enferma, llena de fe, se aproxima al Señor, le toca los vestidos. “Haciendo eso, pensó: quedaré curada del mal que hace muchos años me aflige.” ¡Y el milagro se efectuó!
Así les sucederá también a todos aquellos que tuvieran fe y se aproximasen a Jesús: “El que me siga no estará en tinieblas.”
Todos los que tuvieran Fe, y con Fe buscasen vencer las dificultades, triunfarán porque el Amor coopera con la Fe para derrumbar barreras, destruir dominios, aniquilar obstáculos y suprimir dificultades.
“Si tuvieras fe, dijo Jesús, dirás a este monte: pásate para allá y él pasará.”
“Si tuvieras fe, dirás a esta higuera: trasplántate más allá, y así ocurrirá.”
La misión exclusiva de Jesús fue revivir los corazones en la Fe, para que las almas lleguen a las alturas del amor de Dios.
En todos sus viajes, el Maestro sembraba Fe, para que las gentes, con su producción, adquiriesen los tesoros del Amor.
Es así como, cultivando sus enseñanzas, nosotros alcanzaremos los mundos de luz que se mueven en el Éter accionados por la voluntad de Dios.
La Luz da Sabiduría y salva; Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; el Amor es la Ley.

CAIRBAR SCHUTEL – Mari Carmen-España

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