Mei Mei espíritu, nos dice:

Mei Mei

ACUÉRDATE DE DIOS


Acuérdate de Dios para que no olvides  a tu alma en el laberinto de las sombras.
El Creador vive y palpita en la Creación  que Lo refleja.
Cuando estés herido por las farpas del sufrimiento, acuérdate de Dios que, en muchas ocasiones, socorre la tierra seca  por intermedio  de tempestuosas nubes.
     Cuando te sientas   ofuscado ante las miserias del mundo, acuérdate de Dios, cuya majestad permanece incorruptible, en la propia fruta podrida,  a través de la simiente pura  en la que la planta exuberante  se renueva victoriosa.
      Acuérdate de Dios y aprende  a no juzgar con los ojos físicos, que apenas señalan en la Tierra ligeros  tonos de la verdad.
     Todo en los infinitos dominios del Infinito Universo está en transformación incesante para la gloria del bien.
     En razón de eso, el mal siempre es efímera niebla en exaltación de la eterna paz, y toda sombra,  por más dilatada que sea en el espacio y en el tiempo, no pasa de ser expresión transitoria  en el juego de las apariencias.
     No repruebes, así,  el suelo estéril por la carencia  que plantas  y no condenes  la víscera cadavérica por el aire viciado, porque, mañana, la Bondad de Dios puede reunir lo  uno y lo otro,  edificando con ellos   un vivero de lirios.
     No te anticipes a la Justicia del Padre Celeste cuando fueras incomodado, porque el Padre Celeste sabe distribuir el pan y la corrección de los errores  a los hijos que constituyen  el patrimonio del excelso amor.
Incluso delante del infierno que nos creamos con  la conciencia de nuestros errores deliberados, oye tu, bondadoso, expresarse al Padre con su Divina Devoción  transformándolos en legía que nos sane las heridas  del alma.
     Trabaja, ayudando siempre, en la certeza de que Dios sustenta la vida, para que la vida mejore
     Siendo así, al inicio de cada día en el comienzo de cada nueva tarea, haz de la oración  la nota inicial de tu primer  paso, para, que no te falte la inspiración del Cielo en toda medida justa.
     Cuando estés  fatigado, que sea Dios tu descanso.
    Cuando estés afligido, que sea Dios tu consuelo.
    Cuando supuestamente estés derrotado, que sea Dios tu  ánimo.
    Cuando estés en desaliento, que sea Dios tu fe.
    Levántate, diariamente, en el templo vivo de amor a Dios de tu espíritu y ríndele homenaje incesante, a través del servicio al prójimo,y en las luchas de cada hora.
    En todos los lances de nuestra peregrinación para  las alturas, acordémonos de Dios de que no se olvida de nosotros.

Por el Espíritu Meimei – del Libro Grandes Voces del Más Allá. Médium: Francisco Cándido Xavier

Por más grises que sean los días,
por más agobiantes que sean los problemas,
no pierdas la jovialidad,
ella te ayudará a no caer en la presión de la angustia,
el desajuste del miedo y los abismos de la depresión.

Cuída siempre tu estado de ánimo,
estimúlate, edúcate, proyectando pensamientos positivos,
que atraerán positividad a tu vida.
Confianza en Dios, porque lo que pasa en tu mundo íntimo y en el Universo,
es el cumplimiento de sus leyes.
Por Hermana María - Libro: Fidelidad

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