Dr. Bezerra |
Sabemos que toda idea, cuya estructura se muestra modificada en relación a la anterior, o sea, innovadora, genera disidencias. Con el Espiritismo no ha de ser diferente. Desde el inicio del Movimiento Espirita Nacional, dos líneas de debates doctrinarios se formaron: la de los laicos, también llamados de “científicos”, liderados por Angeli Torteroli, y la de los “místicos”, liderados por Becerra de Menezes, que, con su carisma y espíritu de liderazgo, fue un ardiente propagador de las ideas Espíritas. Ese eminente apóstol de la paz y de la caridad y sus seguidores triunfaron sobre sus antagonistas, hegemonizando el movimiento espirita con mayor énfasis del Evangelio.
Muchos hermanos usan indebida y erradamente el nombre de Allan Kardec para intentar vender la idea de que la Doctrina Espirita es apenas una Ciencia. ¡Es ciencia, si! ¡Filosofía, también! Más, por encima de todo, tiene por base principal, la indestructible moral d e Cristo. ¡Por tanto, es religión sobretodo! Llega a ser redundante, sin embargo, insistimos, con serenidad y buen sentido, en los argumentos de refuerzo sobre la cuestión.
Los principios Espiritas están expresados de manera completa en El Libro de los Espíritus, por su aspecto filosófico; en El Libro de los Mediúms, por su aspecto fenoménico y experimental, y en el Evangelio Según el espiritismo, por su aspecto moral religioso. En un discurso pronunciado en la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritas, el 1º de noviembre de 1868, el afirmo:
“El lazo establecido por una religión, sea cual sea su objetivo, es un hilo esencialmente moral que liga los corazones, que identifica los pensamientos, las aspiraciones, y no es solo el hecho de compromisos materiales que se rompen a voluntad, o del cumplimiento de formulas que hablan más a los ojos que al espíritu. El efecto de ese hilo moral es establecer entre los que el une la fraternidad y la solidaridad, la indulgencia y benevolencia, la religión de la familia.
Es imperioso resaltar que la Doctrina Espirita no comparta casta sacerdotal con su cortejo de jerarquizas, de ceremonias y de privilegios. Se considera que la Doctrina no es religión en el sentido común del término, pues, no tiene culto material exterior, ni sacerdocio organizado. No adopta ceremonias de especie alguna, no tiene rituales, ni velas, ni vestidos especiales, ni cualquier simbología, sin actos sacramentales. No adopta ornamentaciones para cultos, ni gestos de reverencia, ni señales cabalísticas, ni bendiciones, ni talismanes, ni difamadores, ni cánticos ceremoniosos (cantinelas, danzas, rituales, etc.), ni bebida alcohólica, ni ofrendas etc.
Distante de ese “culto exterior”, de la “organización Jerárquica”, de la jefatura humana, la Doctrina Espirita coloca el “amaos los unos a los otros” de Jesús, corporificado en la legitima moral religiosa.
El Espíritu Sal Luis, en El Libro de los Espíritus, en la Cuestión 1010, recuerda que “los Espíritus, no vienen a subvertir la religión, como algunos pretenden. Viene, al contrario, a confirmarla, sancionarla por pruebas irrecusables. De aquí a algún tiempo, mucho mayor será que lo que hoy el numero de personas sinceramente religiosas y creyentes.
El maestro lionés en el Libro de los Mediúms – Capitulo III, Del Método, ítem 24, aun asevera con todas las letras “el espiritismo reposa sobre las bases fundamentales de la religión y respeta todas las creencias; uno de sus efectos es inculcar sentimientos religiosos en los que no lo poseen, fortalecerlos en los que los tienen vacilantes.” Los enemigos de la Doctrina (encarnados y desencarnados) objetivan el aprisionamiento mental y la esclavitud psíquica de los desatentos de las ideas esdrújulas que injertan en el cuerpo doctrinario. En verdad, la ausencia de humildad, en no dejarse conducir por las orientaciones kardecianas, es prueba explicita de que ansían la destrucción del movimiento doctrinario, desacreditando el espiritismo, para retardar la implantación definitiva del Consolador en la Tierra.
¿Será que el Espiritismo depende de prosélitos cientifistas? Emmanuel en el Consolador, enfatiza: “De modo alguno, la dirección del espiritismo pertenece a Cristo y sus propuestos, antes de cualquier esfuerzo humano, precario y perecible.” Aun, en la misma obra, elucida: “solamente el cristianismo restaurado podrá salvar el mundo que se pierde. Nuestra misión es esencialmente religiosa, en la restauración de la fe viva y en la revivencia de las tradiciones simples de los tiempos apostólicos. No tenemos la presunción de pedir el atestado de óbito de las escuelas religiosas, ni deseamos establecer la lucha dogmática y el sectarismo. Deseamos tan solo reavivar la creencia pura, a fin de que el hombre, en la calidad de heredero divino, pueda entrar en la gloria espiritual de la comprensión de Jesucristo”.
Las falanges de las tinieblas (encarnados y desencarnados) son muy poderosas y organizadas. Lo que ellas desean es proscribir a Cristo del espiritismo y, a si confirmar esa despreciable idea, la Doctrina Espirita desaparecerá. Han surgido últimamente, muchas practicas extrañas al Movimiento Espirita, motivo por el cual precisamos salvaguardar ese tesoro y preservarlo, obligatoriamente, contra las influencias ideológicas que buscan adulterar su legitimo valor. Hasta porque, si incorporamos el espiritismo Cristiano, no le debemos negar fidelidad. El espiritismo surgió para que todos se ajusten a la moral de Cristo y, fundamentalmente, para “religar” el hombre a Dios. ¿El Espiritismo es entonces una religión? Obviamente que lo es, como lo confirma Kardec “el espiritismo es una religión y nosotros no dudamos de eso.” En ese sentido, cabe resaltar que el aspecto religioso fue desenvuelto por Kardec en el “Evangelio según el espiritismo” y en “El Cielo y el Infierno”.
¡Concluimos que el espiritismo es, sin duda, la Sublime Religión!
- Jorge Hessen -
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