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martes, 16 de noviembre de 2010

La mediumnidad y el fenómeno disociable de identidad

  Kim Noble, una artista plástica inglesa, que carga 20 personalidades diferentes en su “cerebro” demuestra por qué el desorden disociable de identidad (DDI) confunde y fascina médicos y psicólogos hace varios años. Para los estudiosos, el disturbio de las múltiples personalidades (DMP)  es un mecanismo de defensa por medio del cual una persona crea personalidades alternativas para enfrentar situaciones que, originalmente, no serian soportadas. Existen estudios de personas que presentan dos, y hasta ciento de personalidades diferentes.  Kim fue internada, varias veces, en hospitales psiquiátricos, experimentando diversos medicamentos y, en muchas ocasiones, fue diagnosticada como esquizofrénica  razón por la cual era tratada con antisépticos. Hace cuatro años, una asistente social sugirió a Kim que comenzase a pintar. Fue como si una puerta se hubiese abierto en su cerebro.
Ella paso a conocer sus veinte alteres  por el estilo artístico de cada uno. Noble sufre “apagones” de memoria, durante tres o cuatro horas, todos los días, y otra persona asume el comando de su cuerpo. Después de un trance, (“apagón”), Kim ve una pintura nueva o alteraciones en un cuadro que ya había comenzado a pintar y es capaz de decir quien estuvo por allí. Al ser preguntada sobre Bonnie, uno de los alteres, responde que está pesarosa porque hace tiempo que ella no “aparece”. Sin embargo, algunas veces. Alguno de los alteres causa incómodos. “Dentro de Kim” hay Judy, una típica adolescente de 15 años. Más allá de las pinturas, consigue transmitir mensajes por medio de tarjetas y recados verbales.
El trastorno disociativo de identidad es una condición mental donde un único individuo demuestra característica de dos o más personalidades o de identidad distinta, cada una con su manera de percibir y actuar con el medio. El disturbio es un campo de investigación lleno de controversias instigantes para la comprensión del complejo funcionamiento de la mente humana. El fenómeno, aun, es mal comprendido por la ciencia. Especialistas afirman que el disturbio es, generalmente, desencadenado por un trauma recurrente ocurrido en la infancia, principalmente el abuso sexual. Es curioso que muchos especialistas acreditan que la DDI no existe, pues la literatura médica sobre el tema es poco fiable. Hay médicos y psicólogos que acreditan que el disturbio no es genuino- no pasará de fingimiento de alguien con una memoria muy buena. Otros creen que la DDI es, en verdad, un estado semejante al hipnótico, en el cual las personas se comportan de manera como halla, se deberían comportar.
Especialistas analizan el disturbio de las múltiples personalidades del punto de vista biológico. Para tales profesionales, o stress traumático afecta la química del cerebro. A pesar de ser clasificado como “trastorno mental”, la condición no tiene relación con la esquizofrenia, al contrario de lo que acredita la mayoría de las personas. La gran mayoría de los estudiosos no explica la epilepsia, los desordenes genéticos y los desequilibrios neuroquímicos. Otros apelan para la idea de personas demoniaca [en un pasado, no tan remoto, tal justificaba sería perfectamente razonable]. En esa época, teólogos elaboran “rituales sociales”, presentando bases que parecían validar la sugestión de la posesión demoniaca. En el contexto socio cognitivo, esas creencias eran tomadas por “correctas” y reforzadas por la tradición.
El tema se torna más relevante en Brasil, donde poseemos diversas religiones que enfatizan los trances: espiritas, afro brasileños, evangélicos pentecostés y católicos carismáticos. Más allá del valor cognitivo de estudiar y comprender mejor esa milenaria vivencia disociativo, se debe resaltar las implicaciones clínicas. Se hace menester la realización de un adecuado diagnostico diferencial de esas vivencias consideradas mediúmnicas, buscando distinguir cuando se trata de una vivencia religiosa no patológica de las situaciones en que son manifestaciones de psicopatología disociativo o psicótica. Brasil, en el comienzo del siglo, asistió a innumerables interpretaciones de la mediúmnidad, también relacionadas a disposición, sin embargo, descontextualizando tales experiencias de sus aspectos culturales. La mediúmnidad fue descrita, casi invariablemente, como señal de psicopatología. Los análisis hechos en la mediúmnidad, apenas raramente, fueron realizados por pesquisidores con formación psicológica.
Hay tendencia, antigua y actual, en interpretar el fenómeno de la mediúmnidad como un estado disociativo. En el contexto de la mediúmnidad, se discuten las diferencias conceptuales entre “trance”, “posesión” y “trance de posesión”, sustentando que la “posesión” no envuelve un “trance” u otra alteración de conciencia, más una dolencia pretensiosamente causada por la introducción de espíritus malévolos en la mente y en el cuerpo de alguien.
En el “trance de posesión”, habrá una alteración de conciencia inducida por espíritus, durante el cual el comportamiento y el habla de las entidades poseedoras podrán ser observadas. Algunas veces, las entidades serian benevolentes (como en el caso de los médiums que “incorporan” sus “espíritus guías”) y, en otras veces, inoportunas (como en el caso de espíritus malévolos o entidades nocivas que hablan y actúan por el cuerpo de los médiums).el investigador Bourguignon utilizó el término “trance” para referirse a los estados alterados de conciencia inducidos que no están relacionados a las ideas culturales de posesión.
Hagamos algunos análisis desde el punto de vista psicológico del fenómeno “mediúmnidad” que, completa o no, constituyen importantes contribuciones a a las que debemos hacer referencia. La investigación científica de los médiums y de la mediúmnidad tuvo su inicio organizado en 1882, con la fundación de la Society for Psychical Research, en Londres. De entre los miembros de la Society figuraban personalidades que serian conocidas como las fundadoras de la Psicología moderna, como Sigmund Freud, Carl Gustav Jung e William James. Las investigaciones realizadas por los miembros de la Society estuvieron menos ligadas a los análisis psicológicos de los médiums de lo que la tentativa de constatación de los supuestos hechos mediúmnicos, como la capacidad de provocar alteraciones físicas en el ambiente (descolocamiento de objetos) y la capacidad de comunicarse con los espíritus de personas fallecidas.

A pesar de ser criticados por provocar sus efectos por medio de fraude, los médiums también merecieron análisis menos desacreditados. En ese particular, la mayoría de los miembros de la Society concordaría, con William James: “Lo que quiero atestiguar inmediatamente para seguir es la presencia en el medio de todos los ingredientes de la farsa de un conocimiento verdaderamente súper anormal. Entiendo tal conocimiento, siendo aquel cuyo origen no pueda ser atribuida a las fuentes ordinarias de información o sea, a los sentidos del sujeto.
Evoco aquí a Theodore Flournoy, profesor de Psicología en La Universidad de Ginebra, que realizó los primeros análisis psicológicos de los médiums. Flournoy se preocupó, por ejemplo, en inquirir al respecto de la influencia de condiciones fisiológicas y mentales sobre la mediúmnidad y, inversamente, la influencia de la mediúmnidad en la salud orgánica y mental de los médiums; bajo qué circunstancias (si espontáneamente, si durante una sesión espirita…) los médiums descubrieron su mediúmnidad; la importancia de la mediúmnidad para la vida mental, religiosa y moral de los médiums; y los orígenes familiares de la mediúmnidad.
A pesar de tamaño impacto ejercido sobre la humanidad, ella ha sido prácticamente ignorada por los investigadores del área de salud mental. Sin embargo, encontramos Pierre Janet, que tuvo formación en psicología y psiquiatría, a pesar de poco conocido actualmente, más ampliamente reconocido como fundador de las modernas visiones sobre disociación. El estudio de la mediúmnidad y del espiritismo ocupa relevante espacio en su investigación destinada al estudio de las “desagregaciones psicológicas”, pues buscó escrutarlas a partir de sujetos que las presentaban en su más alto grado (médiums). A `pesar de considerar el espiritismo “una de las más curiosas supersticiones de nuestra época” afirma ser este el precursor de la psicología experimental, así como la astronomía y la química comenzar a través de la astrología y de la alquimia.
De los estudiosos, citamos, también, William James que, al lado de Freud, Piaget, Pavlov e Skinner, fue considerado uno de los cinco psicólogos más importantes de todos los tiempos. La investigación de la mediúmnidad recibió especial destaque de James, habiendo realizado, por más de dos décadas, pesquisas con una de las más renombradas médiums del siglo XIX, Leonor Piper. Consideraba la posesión mediúmnica una forma natural de personalidad alternativa en personas, muchas veces, sin cualquier otra señal obvia de problemas mentales.
Introducimos dentro del debate Carl Gustav Jung, pues su interés por la mediúmnidad ya se manifestó en su disertación, publicada en 1902, para la obtención del título médico: “Sobre la Psicología y la Patología de los Fenómenos Llamados Ocultos”. Afirmaba “con absoluta claridad que en todo movimiento espirita había una compulsión inconsciente para hacer que el inconsciente llegase a la conciencia”. Anota dos razones por las cuales “los contenidos inconscientes se manifiesten en la forma de personificaciones (espíritus)” porque esta siempre fue la forma tradicional de compensación inconsciente y porque es difícil probar, con certeza, que no se trate realmente de espíritus. Por otro lado, también dice ser muy difícil, sino imposible, la prueba de que se trate realmente de espíritus.
En  rigor, para James y Jung: la mediúmnidad no es necesariamente patológica; tendría origen en el inconsciente del médium, más no fue excluida la posibilidad de un origen paranormal, inclusive la real comunicación de un espíritu desencarnado y ambos refuerzan la necesidad de mayores estudios, sin embargo en estas anotaciones que es digno de nota es el hecho de la mediúmnidad haber sido objeto de intensas pesquisas que nos llevaron a una teoría única y, aun mismo así, los estudios han sido interrumpidos. En un sentido “kuhniano”, no había, aun, llegado a un paradigma maduro y acertado, consensualmente, por el medio científico. Otro aspecto relevante son las declaraciones de los pesquisidores discutidos, enfatizando la importancia que la investigación y el mejor entendimiento de las vivencias, tenidas como mediúmnicas tiene para la exploración de la mente humana.
La mediúmnidad no es la causa primera de los desequilibrios orgánicos y psicológicos. Ella desempeña papel esencial en el establecimiento de la base experimental de la ciencia espirita y en las actividades de los centros espiritas. Cualquier persona apta para recibir o transmitir comunicaciones de los Espíritus es, por eso mismo, médium, cualquiera que sea el modo impregnado y el grado de desenvolvimiento de la facultad, desde la simple influencia oculta hasta la producción de los más insólitos fenómenos. Se ha visto personas, enteramente, incrédulas quedar espantadas al escribir [mediumnicamente] mal grado, en cuanto que creyentes sinceros no consiguen, lo que prueba que esa facultad especial que ciertas personas poseen para servir de intermediarias entre los Espíritus y los hombres. Ella tiene origen orgánico, es independiente de la condición moral del médium; de sus creencias; y de su desenvolvimiento intelectual. Cuando existe el principio, el germen de una facultad, esta se manifiesta siempre por señales inequívocas.


Jorge Hessen

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