Un judío llamado Pekkand, fallecido accidentalmente, en el año 1874 hizo a su amigo Edmonds, médium psicógrafo, vidente y parlante , el siguiente relato pocos meses después de su muerte:
“En el momento de la muerte reviví como en un panorama, los acontecimientos de mi existencia.Todas las escenas y acciones que yo hice, pasaron delante de mi vista ,como si se hubiesen grabado en mi mente,en fórmulas luminosas. Ni uno solo de mis amigos,desde la infancia hasta la muerte,faltó a la llamada. Cuando me hundí en el mar llevando en brazos a mi mujer, se me aparecieron mi padre y mi madre, y fue esta última la que nos sacó del agua, haciendo muestra de una energía cuya naturaleza solo ahora comprendo. No recuerdo haber sufrido. Cuando me sumergí en las aguas, no experimenté sensación alguna de miedo, ni siquiera de frío o de asfixia. No me acuerdo de oír el estruendo de las olas quebrando sobre nuestras cabezas. Me desprendí del cuerpo casi sin darme cuenta y, siempre abrazado a mi mujer, seguí a mi madre que había venido para acogernos y guiarnos.
El primer sentimiento triste no me asaltó hasta que no dirigí el pensamiento hacia mi querido hermano, por ello mi madre, sintiendo mi inquietud me anunció:”tu hermano tampoco tardará mucho en estar con nosotros”. A partir de ese instante toda sensación de tristeza desapareció de mi espíritu. Pensaba en la escena dramática que acababa de vivir, únicamente con el propósito de socorrer a mis compañeros de desgracia. De inmediato vi que estaban saliendo de las aguas del mismo modo que yo lo hacía. Todos los objetos me parecían tan reales a mi alrededor que, si no hubiese por la presencia de tantas personas que sabía muertas, habría corrido al lado de los náufragos.
Quise informarte de todo esto a fin de que puedas transmitir una palabra de consuelo a los que imaginan que sus seres amados y desaparecidos conmigo, sufrieron agonías terribles al verse presas de la muerte. No tengo palabras para describirte la felicidad que sentí cuando ví llegar a mi encuentro una a una, las personas que amé en la Tierra acudiendo a darme la bienvenida a las esferas inmortales. No habiendo estado enfermo y no habiendo sufrido, fácil me fue adaptarme inmediatamente a las nuevas condiciones de existencia....”
“ La cuna tiene un ayer y la tumba tiene un mañana”
- Victor Hugo -
Por Jose Luis
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