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sábado, 25 de diciembre de 2010

Todas las Navidades juntas


Aldo Díaz Rivero
 

Navidad, tiempo de pensar en las navidades pasadas y comparar cual fue la más triste y la más alegre, dividirla en etapas, cuando eras niño y vivías pendiente solo del calendario y del regalo que te traería PAPA NOEL, las navidades de la época de estudiante, especialmente cuando te despides de tus eternos amigos del colegio, instituto o universidad y cuando descubres entre lágrimas que es
la ultima navidad con ellos...

La navidad cuando algún ser querido se va de viaje, se separa o se muere, y descubres que ninguna navidad será igual... o las navidades de adolescentes y de la juventud, donde vas descubriendo o aun no terminas por descubrir el lugar que te toca en el universo cuando el reloj anuncia la llegada del niño.

Recuerdas, no sin pena, las navidades pasadas y observas casi con preocupación, casi con miedo la navidad que te toca vivir y las que vendrán conforme pasa la vida, siempre escuchando las mismas canciones, y presencias como los abrazos y las caras o se alargan, se arrugan envejecen o notas también que poco a poco recibes menos abrazos
(de tus abuelos, de tus tíos, de tus padres de tus amigos y hermanos que es el orden lógico de fallecimiento).

Luego llegan las navidades de adulto, ya trabajando, ya con novia o novio, ya casado o con hijos, y ahora vives pendiente del calendario y del regalo. En el caso de los padres; ven con emoción el primer regalo y como sus hijos crecen y al final el círculo alegría o pena se repite. Pero están los otros. Los que no quieren saber nada de la navidad...por obvias razones, especialmente porque están decididos a romper ese circulo de  alegríapena...

Por mi parte, recuerdo mis navidades en ese mismo circulo que no pretendo romper, en ese círculo donde mis recuerdos pesan mucho más, donde siento que mis lagrimas arden y pesan como anclas, recuerdo a una berrinchuda, a una persona con su sonrisa de manicomio, una dulce tentación de chocolate, recuerdo los pasos como levitando y un grato regalo de un polo marrón... y recuerdo a todas las personas maravillosas que me acompaño en todas la navidades durante los 35 años que estuve celebrando este fiesta en Perú.

Recuerdo, con emoción, el primer regalo de mi hija mayor un muñeco barney (obtenido de emergencia) la emoción de la primera navidad de mi segunda hija; el llanto mío
junto a mis hermanos (cuando mi madre estaba en el extranjero).

Pero sobretodo recuerdo esa mágica navidad, sin pavo, sin panetón donde mi madre muy emocionada nos entregaba una caja en forma de cámara fotográfica envuelta en papel de un viejo diario, mis tres hermanos y yo creíamos que era la más moderna cámara fotográfica de la época.

Mirando a nuestra madre, quien estaba feliz, abrimos el regalo y encontrábamos tres cintas de audio (cassette que ahora serian piezas de un museo).

Pero dejando de lado, todo el trajín de la navidad, el significado de la navidad, es que ese día (o quizá fue un día de marzo) llego una gran persona con un gran mensaje, el cual contenía amor, rebeldía, unión y cambio....la navidad no es un abrazo, no es los regalos, ni toda la parafernalia que se ha creado e incluido alrededor de un nacimiento ocurrido hace más de 2010 o 2014 años... es la oportunidad que tenemos todos de recordar que podemos ser mejores, pero que nunca podemos olvidarnos de SER HUMANOS y HERMANOS, pero para ser mejores también  debe existir el deseo de utilizar las herramientas para lograrlo.

Lima, 24/12/2010

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