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lunes, 14 de marzo de 2011

La moral en los mediums


Nunca el médium  debe olvidar que los Espíritus buenos, asisten nada más que a los que sirven a Dios con humildad y desinterés y que rechazan a todos aquellos que buscan en el camino del cielo un escabel para los logros de las cosas de la tierra.

El orgullo y la ambición son siempre una barrera entre el hombre y Dios; es un velo corrido ante los celestes destellos y Dios no puede servirse de un ciego para dar a comprender la luz.

La facultad de médium depende de su organismo, y esta es independiente de su moral. No sucede igual con el uso, que puede ser mas o menos bueno según las cualidades del médium.

Todo médium debe agradecer a Dios sus facultades puesto que hay almas que no las poseen, que carecen de ellas. Si preguntamos a Dios porque da buena vista a los malhechores, destreza a los tramposos, elocuencia a aquellos que se sirven de ella para decir cosas malas, igual podemos hacer con la mediúmnidad, ¿ por qué  son dotados  de facultades personas indignas?.

La razón es bien sencilla porque esos médium tienen necesidad de esa facultad para mejorarse. Dios da siempre al culpable los medios para salvarse, se los pone en las manos, los multiplica a su paso y a los médium les toca aprovecharse de  ellos. Un ejemplo lo tenemos en Judas, el traidor, hizo milagros y sano enfermos como apóstol. Dios quiso que tuviese este don, para que su traición fuese más odiosa.

Los Mediums que hacen mal uso de sus facultades serán doblemente castigados, porque poseen un medio mas para ilustrarse y no lo aprovechan. El que con vista se cae en el hoyo, es más responsable que el ciego que no ve.

Los Mediums  reciben de los Espíritus comunicaciones donde el fin es iluminarles y corregirles de ciertos defectos, para ello les hablaran repetidas veces del orgullo, la vanidad etc. Y eso es porque solo la saciedad puede al fin abrirles los ojos. De esto se deduce que los médiums que hacen mal uso  de su facultad por su ambición, interés, por una falta capital, por su orgullo, o egoísmo, por su ligereza, etc, recibirán de tiempo en tiempo amonestaciones de los Espíritus, pero una gran mayoría de las veces los que son amonestados no toman para si las lecciones.

Los Espíritus usan siempre la prudencia en las lecciones que nos dan, las dicen de un modo indirecto para que aquel que sepa aplicarlas reciba su mérito, son muchos los médiums a los que su ceguedad y orgullo no les deja ver y reconocer la lección que han dejado delante de sus ojos.Cuantas más veces el Espíritu las da a entender y se dirigen a estos médiums más frecuentemente, estos se enfadan y tratan a los Espíritus de mentirosos o bromistas, incluso de mala categoría y esto prueba que el Espíritu tiene razón.

En las lecciones que se dictan a un médium de forma general y sin aplicación personal, los Espíritus le avisan y aconsejan la mayoría de las veces, que no  podemos dirigirnos directamente a los que les ciega el amor propio y a los que personalmente no podemos dirigirnos sino  es por la intervención de este médium, pero a su vez este no debe olvidar que de la lección, debe él tomar su parte si no le ciega el amor propio.

La facultad medianímica no se ha dado para corregir solo a una  o dos personas, su fin es más grande, su fin es la humanidad.

Un médium es un instrumento muy poco importante, por esto cuando los Espíritus dan instrucciones para la generalidad se sirven de aquellos que poseen las facultades necesarias.  Habrá un día en que abunden en la tierra los médium buenos y bastantes comunes, así los Espíritus buenos no tendrán necesidad de servirse de malos instrumentos. Las cualidades morales del médium alejan a los Espíritus imperfectos pero  estos en ocasiones son necesarios para una lección y les es permitido dar comunicaciones falsas y groseras, para ver si saben distinguir el bien del mal, lo verdadero y lógico de lo falso.

Los espíritus Superiores influencian a los buenos médiums, pero si estos se dejan llevar por el mal camino, les dejan y se sirven de ellos raras veces, porque la verdad no puede ser interpretada por la mentira. Un médium imperfecto puede, algunas veces obtener buenas cosas, por ser hermosa su facultad, los Espíritus buenos pueden servirse de él a falta de otro mejor en una circunstancia particular, pero esto sucede solo momentáneamente, porque en cuanto encuentran uno mejor, a este le dan la preferencia.

Cuando los buenos Espíritus juzgan que un médium cesa de estar bien asistido y es presa de los Espíritus mentirosos por sus imperfecciones, provocan casi siempre circunstancias que descubren sus faltas y les separan de las personas formales y bien intencionadas de cuya buena fe podría abusarse.

En estos casos sea cual sea la facultad no es de envidiar. El Médium perfecto no existe en la tierra, porque la perfección en este planeta no existe, entonces si hay médiums buenos y es decir mucho pues estos son raros.

El médium perfecto es aquel a quien  los malos Espíritus no se atreven jamás a hacer una tentativa para engañarlo;  el mejor médium es aquel que  simpatizando solo con los buenos Espíritus, ha sido engañado  menos veces.

Los buenos Espíritus permiten algunas veces estos engaños en los mejores médiums para ejercitar su juicio y enseñarlos a discernir lo verdadero de lo falso. Por muy bueno que sea un médium, no es tan perfecto como para no poder ser atacado por algún punto débil y esto debe de servirle siempre de lección.

Las falsas comunicaciones que de vez en cuando recibe, son advertencias para que no se crea infalible y así no se enorgullezca; son muchos los que se envanecen y no se acuerdan que son como el que toca el organillo, que produce buenos aires dando vueltas al manubrio de su instrumento.

Los médiums reciben de los Espíritus superiores las palabras sin alteración y con pureza, cuando estos desean el bien y destierran de si mismos el orgullo y el egoísmo. La luz llega siempre para aquel que quiere recibirla pero este debe huir de las tinieblas, que residen en las impurezas del corazón.

Los buenos Espíritus no se presentan de buena gana al llamamiento de aquellos cuyo corazón está manchado por el orgullo, la ambición y la falta de caridad. Aquellos que quieran ver claro deben despojarse de toda vanidad humana y  humillar su corazón, ante el poder infinito del Creador; esta será la mejor prueba de su sinceridad. El médium es el instrumento y el Espíritu para manifestarse debe identificarse con el Espíritu del médium pero esto solo tiene lugar cuando entre los dos hay simpatías y afinidad.

El alma ejerce sobre el Espíritu una especie de atracción o de repulsión según el grado de su semejanza o diferencia, así los buenos tienen afinidad por los buenos y los malos por los malos. De donde se deduce que las cualidades morales del médium tienen una influencia capital sobre la naturaleza de los espíritus que se comunican por su inmediato.

Si el médium es vicioso, los Espíritus inferiores y viciosos se agrupan a su alrededor y estos están siempre dispuestos para tomar el puesto de los buenos.

 Las cualidades que atraen a los buenos Espíritus son: La bondad, la benevolencia, la sencillez del corazón, el amor al prójimo, el desprendimiento de las cosas materiales.

Los defectos que los alejan son el orgullo, el egoísmo, la envidia, los celos, la ira, la ambición, la sensualidad y todas las pasiones por las cuales el hombre se une a la  materia.

Todas las imperfecciones morales son puertas abiertas que dan entrada a los espíritus malos; ellos explotan con más habilidad el orgullo por que es  la falta que más se da a conocer ante uno mismo. El orgullo ha perdido a muchos médiums que dotados de hermosas facultades podrían haber sido hombres notables y útiles, en cambio presa de los espíritus mentirosos, sus facultades se pervierten en primer lugar, y después aniquilados y humillados son presa de amargas decepciones.

El médium orgulloso tiene confianza ciega sobre estas comunicaciones, cree en su superioridad y en la inhabilidad del espíritu que las da, de aquí dimana cierto desdén por todo lo que no viene de ellos, se creen con el privilegio de la verdad, el prestigio del nombre del espíritu que lo protege les enorgullece y como al ser descubierto su amor propio sufriría, rechazan toda clase de consejos, evitándoles y alejándose de todo aquel que intenta abrirles los ojos. Si aceptan escuchar, no hacen caso de los avisos pues dudar de la superioridad de su espíritu es una profanación. Se ofuscan por la menor contradicción, por la mínima critica y a veces  llegan a aborrecer a las personas que les han hecho favores. Siendo presos de los Espíritus que no quieren tener contradictores, son aislados por estos y entretenidos en ilusiones inspiradas por ellos, les hacen aceptar los más grandes absurdos por cosas sublimes.

Tienen confianza absoluta en la superioridad de que obtienen, desprecian lo que no viene de ellos, dan importancia irreflexiva a los grandes nombres, no admiten consejos, toman a mal toda crítica, se alejan de aquellos que pueden darles avisos desinteresados, creen en su habilidad a pesar de su falta de experiencia,estas son las características de los médiums orgullosos.

Muchas veces el orgullo en los médiums es provocado por aquellos que les rodean elogiándolos, así  estos se creen indispensables, se crecen y desdeñan a todo el que presta su concurso.

Al médium bueno, aquel en el que se tiene  confianza y que tiene la capacidad de permitir a los  Espíritus comunicarse libremente y sin ninguna dificultad material, lo que más le interesa es considerar la naturaleza  de los Espíritus  que habitualmente le asisten y para esto  en lo que menos se fija  es el nombre del Espíritu, sino  en su lenguaje.

Es consciente de su facultad, sabe que se le ha dado para el bien, no hace de ella ningún uso indebido ni abusa obteniendo de ella beneficio alguno. Las comunicaciones buenas que se le hacen las acepta y procura hacerse digno, por su bondad, benevolencia y modestia. No creyéndose de este favor merecedor, este se humilla.

Cuando el médium es orgulloso y vanidoso, es una falsa modestia lo que siente al relacionarse con los Espíritus Superiores. Los médiums son el teléfono del mundo espiritual, por él se comunican los espíritus con los hombres. Ellos transmiten los mensajes del otro lado, y por muy larga que nos parezca la distancia, no encuentran en ella ningún impedimento ni obstáculo.

La influencia moral de los médiums afecta turbando algunas veces la comunicación  y los espíritus se ven obligados a dejar esos mensajes utilizando médiums que no son los adecuados pero la energía y voluntad de la influencia del espíritu  comunicante anula esas interferencias e  impide que nada perturbe esa manifestación.

Los dictados importantes de elevada filosofía y los mensajes de elevada y perfecta moralidad son transmitidos a veces por médiums poco a propósito para estas enseñanzas superiores y al igual sucede también cuando comunicaciones poco edificantes son transmitidas a veces por médiums que sienten vergüenza de haber servido de conductor a dichos espíritus. En tesis general se puede afirmar que espíritus semejantes atraen a sus semejantes y que rara vez los espíritus señalados y de orden elevado se comunican por aparatos malos, cuando tienen a la mano buenos instrumentos medianímicos.
Los médiums poco formales y ligeros atraen  las comunicaciones de su misma naturaleza y por ello sus comunicados están llenos de elogios y frivolidades, de ideas sin continuidad y a menudo muy heterodoxas.  Dicen algunas cosas buenas a veces, pero hay que examinar en estos casos sus comunicados porque ciertos espíritus insinúan con habilidad y con perfidia calculada, hechos calumniosos y aserciones mentirosas con el fin de engañar la buena fe de sus oyentes. En tal caso se debe hacer desaparecer sin consideración todas las frases equivocas y  conservar de
 la comunicación solo lo que la lógica acepta o lo que la doctrina ha enseñado.

Estas comunicaciones perjudican sobre todo a los espiritas aislados, a los grupos recientes o poco instruidos, pues en los grupos con experiencia y esclarecidos aunque el grajo se adorne con plumas de pavo real, es siempre  descubierto y despedido.

Los médium que se complacen en solicitar y escuchar comunicaciones obscenas, son atendidos por Espíritus cínicos y estos espíritus son desdeñados por los grupos filosóficos y formales. La influencia moral del médium se siente cuando este sustituye sus ideas personales por las que los Espíritus se esfuerzan en sugerirles y cuando sacan de su imaginación teorías fantásticas que el mismo cree de buena fe y que son resultantes de una buena comunicación intuitiva. Se asegura en estos casos que una de cada mil  comunicaciones solo son el reflejo del espíritu personal del médium y a veces la mano del médium se mueve casi mecánicamente impulsada por un Espíritu secundario y burlón.

Muchas imaginaciones ardientes son arrastradas por la ilusión de sus propias ideas y por el arte de sus conocimientos literarios, estos médium desconocen el modesto dictado de un espíritu prudente, las personalidades ambiciosas presentan sus propias obras como obras de los Espíritus, por ello es preciso  que los jefes de los grupos espiritas estén dotados  de un tacto exquisito, sagacidad para discernir las comunicaciones autenticas de las que no lo son y para no herir a aquellos que se hacen ilusión a si mismos.

En las dudas debemos abstenernos, no debemos admitir sino aquello que tenga una vigencia cierta. Cuando aparezca una opinión nueva, en cuanto sintamos alguna duda sobre ella se deberá pasar por el tamiz de la razón y de la lógica; lo que la razón y el buen sentido reprueban se debe rechazar con vigor. Es mejor rechazar diez verdades que aceptar una sola mentira.

Sobre una mentira se puede edificar todo un sistema pero no dudemos que al primer soplo de la verdad se derrumbaría; seria como un monumento levantado sobre arenas movedizas. Si hoy rechazamos verdades por no demostrar lógica y claridad, muy pronto un hecho brusco e irrefutable vendrá a afirmarnos que es auténtica.

El espiritismo está muy esparcido entre los hombres y sus adeptos sinceros se han moralizado bastante, por ello los espíritus no se ven precisados hoy en día a emplear a los malos instrumentos o sea a los médium imperfectos e ignorantes.

Si un médium da un motivo de sospecha por sus costumbres, conducta, orgullo, por su falta de amor y caridad, rechacemos sus comunicaciones, porque hay veneno oculto en sus matas, dice el Espíritu Erasto.

El espiritismo practicado con prudencia y conocimiento no solo es para los médiums un profundo manantial de enseñanza, es también un medio de impulsión moral. Las advertencias, los consejos, de los espíritus, sus descripciones de la vida del más hallá influirán en los pensamientos y actos, modificarán el carácter y la forma de vivir de aquellos que los escuchen.

Nada impresiona más que oír en el curso de las comunicaciones de evocación, el relato, la confesión de las angustias experimentadas por el Espíritu que ha empleado mal su vida terrena, del egoísta que solo encuentra a su alrededor indiferencia y vacío, del envidioso sumido en una especie oscuridad fruto de sus malos pensamientos y de sus murmuraciones.

Citaremos el hecho del Espíritu de una vendedora de hortalizas de Amiens que se complacía en recordar su ansiedad y su turbación cuando después de su fallecimiento se encontró rodeada de espesas tinieblas, efecto de su maledicencia y sus frecuentes disputas.  Larga y penosa fue su expectación, después de años de incertidumbre y de sombrío aislamiento, oyó voces, que le decían ora Shopia, ora y arrepiéntete. Sophia oró; su oración ferviente iluminaba como un débil resplandor la noche fluídica que la envolvía. Según su expresión, lo negro iba convirtiéndose en gris y el gris iba atenuándose cada vez más hasta que recobró la libertad relativa de los espíritus poco adelantados.

Los espíritus malos se ven rodeados, por sus pensamientos y actos, de una atmósfera fluídica que se condensa reduciéndolos hasta encerrarlos en una cárcel. Sophie por espacio de cinco años tomó parte en trabajos y aunque poco adelantada, sus comunicaciones y razonamientos no carecían de interés.

Con mucha antelación anunció que reencarnaría en la ciudad que había habitado. Hoy día tiene un cuerpo terrestre y es progenitora de unos pobres artesanos, una serie de pequeños seres cuya venida a este mundo ha protagonizado, preparándose así una existencia oscura y laboriosa que facilitará su adelanto y cuyas vicisitudes serán suavizadas por la posesión de una hermosa facultad medianímica.
En el curso de las sesiones, espíritus orgullosos  vienen a expresar su despecho y su humillación al encontrarse  en el espacio por debajo de aquellos a quienes habían despreciado. Vienen ávaros desesperados por la dispersión de sus bienes.Los sensuales lamentan amargamente el verse privados  de lo que les encantaba en la tierra. Los suicidas nos refieren sus tormentos, diciéndonos que experimentan la sensación del género de muerte que eligieron, unos oyen el ruido continuo del tiro de la pistola, otros experimentan la angustia de la asfixia, todos están sumidos en profundo abatimiento, comprenden tardíamente que la prueba que han querido evitar era la reparación debida, el rescate de su pasado  y que les será preciso arrastrarlo de nuevo en condiciones más duras volviéndose a reencarnar.

Una reunión es un ser colectivo cuyas cualidades y propiedades son las resultantes de todos sus miembros y forman un conjunto que será más fuerte  cuanto más homogénea sea. Todo médium  si desea recibir buenas comunicaciones  de los buenos espíritus  se deben preparar para este favor, con el recogimiento, por las sanas intenciones y por su deseo  de hacer el bien  con respecto al progreso general sin olvidar que el egoísmo  es una causa de retraso para el adelantamiento, deben sacar provecho de su facultad dada por Dios, tener fe en la mansedumbre del Maestro, tener siempre la caridad en practica, sublime virtud, así como tolerancia.

 El médium que no se sienta con fuerzas para perseverar en la enseñanza dada por los Espíritus que se abstenga, porque no sacando provecho de la luz que le ilumina será menos excusable que otro y deberá expiar su ceguedad. Todos los médiums son llamados a servir la causa del espiritismo según y conforme a la medida de su facultad.
El amor propio es un obstáculo que entorpece y dificulta la labor de los médium.

Muchos médium hay que al principio de su facultad se creen llamados a obtener resultados superiores y predestinados a grandes misiones. Los que sucumben a esta vanidosa esperanza son presa de los espíritus obsesores que no tardan en subyugarlos adulando su orgullo.
Las grandes misiones solo se confían a los hombres elegidos y Dios mismo los coloca, sin que ellos lo busquen, en el Centro y la posición adecuada para que su concurso sea eficaz, esto es lo que la doctrina espirita enseña para el caso de los que se crecen.

Es un deber de todo médium,  leer, estudiar y analizar el libro de los Médiums. Gracias a esa labor se verán los errores, se aclararán las dudas y sabrán a ciencia cierta la misión de todos los médiums, tarea muy especial y delicada por la responsabilidad contraída en el plano espiritual cuando antes de reencarnar la aceptamos para redimir nuestras debilidades del ayer.

El libro de los Médium abrirá nuestros ojos espirituales para ver nuestra facultad y aplicarla debidamente en todo lugar y nos impulsará a la mejoría, para así obtener el concurso de espíritus bondadosos y formales que nos aconsejarán y ayudarán a desdeñar a los ignorantes e inicuos que nos engañan y entorpecen por nuestra afinidad con ellos.
La mediúmnidad es un madero de espinos dilacerantes, pero con el avance de la subida  calvario  arriba, los pinchazos se transformarán en flores y los brazos de la cruz se convierten en alas de luz para el alma libre de la Eternidad.........................

EXTRAÍDO DEL LIBRO DE LOS MÉDIUM Y DE EN LO INVISIBLE DE (LEÓN DENIS)
Por Merchita miembro fundador del Centro Espirita Amor fraterno


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