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domingo, 20 de marzo de 2011

Memoria palingenésica de León Denis



Leon Denis


El genio espiritual de León Denis captó, como muy pocos el alma viva de los parajes. Percibió en forma amplia el alma de la naturaleza. “Una tarde de Julio -dice- durante un paseo solitario por los alrededores de Eaux-Bonnes, me extravié en la montaña llamada Gourzy” ¡Bendito extravió, éste! Pues fue la causa para que León Denis se resignase a pasar la noche en aquellas soledades donde comprendió el sentido filosófico y religioso de la montaña. Por eso luego dijo: ¡La montaña es mi templo! ¡Allí el espíritu se siente mas cerca del cielo, más próximo a Dios!. Extraviado en la montaña su alma no dejó por eso de meditar sobre los grandes problemas del ser y el Universo. Olvidando todo peligro material, nuestro filosofo-poeta expresó: “Alla arriba, otros problemas me atraen. ¿Donde van estos innumerables mundos? ¿En virtud de que fuerza se mueven, se buscan en el seno del insondable abismo? . Su espíritu problematizando la existencia de los seres y las cosas penetró en la esencia que los anima. Confirmó así la realidad espiritual con un por que que indaga, para responder, como siempre lo hizo, con un porque que sabe e ilumina.

En una de sus excursiones por las montañas de su país, llegó a la Grande Chartreuse, santuario alpestre rodeado de bosques, donde pasó varios días entregado a profundas reflexiones sobre el destino del Ser. Escuchó la canción de armoniosos torrentes y “los grandes órganos del viento en los ramajes". Sintió el grito de pastores y leñadores; el sonido melancólico de la campana del solitario monasterio. Admiró un paisaje limitado por elevadas y ásperas cumbres carentes de toda, vegetación, "batidas -como él dijo- por las tempestades”. Sin embargo fue en ese lugar donde Denis sintió hondamente la idea de lo infinito, así como la mirada de Dios sobre la naturaleza. '

Nuestro pensador espirita reconoció los beneficios espirituales concedidos por ese antiguo monasterio, de gran prestigio religioso en otros tiempos. "Cuantas almas, dice, sacudidas por las tormentas de la vida han venido a buscar aquí el reposo y el olvido!". En efecto, Denis nos recuerda que la vida espiritual y recoleta de un manasterio puede resultar benéfica hasta para la vida moderna. La señala como un "entrenamiento hacia les cosas superiores, una preparación al más alla".

Estuvo en la Chartreuse con espiritu analítico y religioso percibiendo el. rumor del mundo invisible. Asistió al oficio de 1á medianoche desde la tribuna reservada a los visitantes. Los cartujos elevaron me salmodias a lo Eterno como una necesidad de unir los espíritus a lo invisible. Era todo solemne: y profundo. El "Deus in adjuntorium meun nitende!" voló hacia lo alto como una lamentación, Su estancia en aquel monasterio le hizo comprender a Denis, una vez más, que el. alma humana no puede vivir solo de concepciones científicas y que el acto religioso, cuando es verdadero, es similar en todos los templos y en todos los lugares de la tierra.

Pero en aquel instante de recogimiento espiritual aquellos salmos graves y rítmicos, así como las notas melancólicas surgidas de aquellas voces como cansadas de lo humano y terrenal, conmovieron el alma de Denis hasta descorrerle el velo de sus vidas pasadas. Todo lo que allí observó lo predispuso para verse como alma inmortal pasando de un cuerpo a otro. El mismo cementerio del monasterio de triste aspecto, lo conmovió íntimamente al ver que solo una humilde cruz, sin ninguna inscripción, señalaba 1as tumbas de los cartujos destinados al más absoluto anonimato. Denis se conmovió intensamente frente a ese cementerio percibiendo en sí mismo una ligazón misteriosa como aquellos cuerpos que allí reposaban, lo que lo llevó a expresar:”¿Será esta la primera vez que recorro estos corredores, estos solitarios claustros? ¡No! Cuando sondeo mi pasado, siento estremecer en mi la misteriosa cadena que une personalidad actual a la de los siglos pasados. Yo se que entre los restos mortales que yacen allí, en aquel cementerio, hay el de uno que mi espíritu animó.

León Denis era un Ser superior que podía reencontrarse en los dédalos del pasado. El sabia con seguridad que había pasado a través de las edades; por eso reconocía los lugares donde había vivido en vidas anteriores.

El mismo lo reveló: "Poseo el terrible privilegio; el de conocer mis  anteriores existencias. Ahora bien, ¿por qué Denis llamó “'terrible privilegio” a una memoria palingenésica?. Porque en el Ser hay profundos abismos donde nos vemos ora como héroes, ora como malhechores. Y cosa terrible es ver esa secuencia de vidas a través de la cual pasaron los Espíritus rumbo a la luz y la verdad. Solo los Grandes Seres pueden mirar serenamente esos profundos abismos del alma donde la sombra se mezcla con la luz y el error con la verdad.

Los hombres medianos no pueden aún asomarse a ese oscuro gozo del Espíritu; de ahi que la idea palingenésica avance con tanta lentitud en la tierra.

El propio León Denis dice al respecto: ¿Seria acaso bueno que todas las almas encarnadas conservasen el recuerdo de sus anteriores existencias?. No lo creo así, Dios ha obrado cuerdamente velando a nuestros ojos, al menos durante el difícil transcurso de la vida terrena, las trágicas escenas, los desfallecimientos, los funestos errores de nuestra propia historia”.

Como se verá, el hombre no es un minúsculo ser ni tampoco cumulo de carne y huesos destinado a la nada. El hombre es un gigante espiritual encerrado en un cuerpo por cuya razón olvidó su origen espiritual y divino, Pero esta en trance de recordar de donde viene. La filosofía espirita lo hará consciente de su naturaleza palingénesica con el aporte filosófico de un hombre como León Denis que solo vivió para elevar espiritualmente a la humanidad. Las reflexiones de su trabajo El libro de la naturaleza, mediante las cuales nos adentramos en su genio Filosófico-religioso, son el fruto del Espiritismo que nos permite esclarecer el dramático problema del Ser y del Destino.


Humberto Mariotti
Humberto Mariotti ( el autor)

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