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jueves, 1 de diciembre de 2011

Matrimonio




Muchos de nosotros nos preguntamos  sobre la validez del matrimonio, de la unión entre dos personas que se aman.

Algunos afirman que el casamiento está basado de moda o que mantener un casamiento por muchos años es para personas dependientes, que no consiguen vivir solos.

Otros afirman que la pareja solo consigue permanecer junto  si cada cual mantuviera una relación extra conyugal.

Es indudable que la unión entre un hombre y una mujer para constituir una familia, está comprendido  en las leyes divinas y por eso nunca estará fuera de moda.

La familia es el embrión de la sociedad, y como tal, necesita de la pareja como aliciente básico en esa pequeña estructura social.

Un día de esos, un amigo nos dijo que estaba durmiendo siempre muy tarde. Pensamos que estuviese haciendo alguna hora extra en el trabajo, más el esclareció que el motivo era otro.

Lo que estaba haciendo era dialogar con la esposa. Ambos quedaban conversando distraídamente  sin percibir que la madrugada iba de paso.

Y el asunto de aquellos días era uno de los cinco hijos de la pareja.

Ambos comentaban de la alegría que estaban sintiendo porque ese hijo les contó que, en el colegio donde estudiaba,  los colegas le ofrecieron drogas varias veces y, por varias veces el dijo que no.

Y lo que más nos dejaba felices era porque, más allá del joven rechazar las drogas, aun les contase el hecho,  lo que no es muy común.

Aquellos padres tenían motivos para alegrarse, pues tanto otros no tienen la misma suerte.

Muchos padres solo ven que los hijos están usando drogas por las páginas  policiales  o cuando reciben la noticia de que su hijo está preso, por delincuencia.

Nosotros entendemos que, en el hogar que hay dialogo entre los esposos  y entre los padres e hijos, muchas situaciones desagradables son evitadas.

Juana de Angelis, Espíritu, habla sobre algunas señales de alarma que pueden informar  de la situación de dificultad antes que se agrave la unión conyugal. Son algunos de ellos: silencios injustificables cuando los esposos están juntos; tedio inexplicable  ante la presencia del compañero o de la compañera; ira disfrazada cuando el esposo o la esposa emite una opinión; saturación de los temas habituales; tratados en casa, huyendo para interminables lecturas de periódicos o inacabables novelas  de televisión; irritabilidad contumaz siempre que se acerca  al hogar; desinterés por los problemas del otro; falta de intercambio de opiniones; atritos constantes que prenden fuego a la irritación, capaces de provocar incendios en forma de agresión de esta u  otra manera… y otros muchos más.

    Observándose esas señales de alarma es importante que, antes que las dificultades abran distancias  y los espinos de la incomprensión produzcan heridas capaces de deteriorar la unión conyugal, tomemos actitudes de lealtad y hagamos un examen , recordemos que el casamiento es excelente oportunidad que Dios nos ofrece para los debidos reajustes con el compañero o compañera con quien nos comprometimos antes del nacimiento.
     Y cuando la situación se ponga difícil, roguemos a Dios  para que nos ayude a superar los obstáculos para nuestro propio bien, y para el bien de los hijos que nos han sido confiados.

Redacción de Momento Espirita 

  ¿ Tú quieres ser feliz por un instante?.-  ¡ Véngate ¡
 ¿ Tú quieres ser feliz para siempre ?.-     ¡ Perdona !
 Frase publicada por  Regina Lucía de Souza -

Ver el blog  inquietudesespiritas.blogspot.com

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