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sábado, 28 de diciembre de 2013

TIEMPO CUESTIÓN DE ESCUELA

 TIEMPO CUESTIÓN DE ESCUELA
¿Cuanto tiempo usted dispensa a su hijo, al día?
 ¿Cuánto tiempo usted dedica  a una lectura edificante, que le trae elevados objetivos y le reanima el ánimo?
¿Cuánto tiempo usted dedica a la oración?
¿Es usted uno de aquellos que afirma no tener tiempo para nada y lleva  la vida rodando? ¿Una verdadera rueda viva, un torbellino?
Tiempo es una cuestión de escuela. Dividir  las horas para de cierta forma resolver todo, sin desequilibrio, olvidos  y carreras es cuestión de administración.
Existen criaturas que sorprenden por tanto como realizan  en las mismas 24 horas en que muchos  nada hacemos, más allá que reclamar la falta de tiempo.
Un consagrado escritor, James Michener, que murió en octubre 1997, era una de esas personas que sabía exactamente cómo lidiar con el tiempo.
Fue profesor, revisor de libros, se alisto en la marina durante la segunda guerra mundial, tuve historias suyas adaptadas para musicales en el Broadway.
Cierta vez una chavala de ocho años, acompañada de su padre, lo visito en su residencia. Le llevo un libro que contenía una historia que ella misma escribiera.
El hombre ocupado con tantas cosas después en el tiempo para sentarse en el sofá junto a la pequeña, abrió la primera pagina y leyó en voz alta: focas, por Ana Grobel.
Conforme  proseguía la lectura, el teléfono toco. El atendió y el interlocutor explico: “estoy leyendo los originales de una joven escritora:” “Pidió licencia y atendió la llamada en otra sala.”
Después volvió a sentarse al lado de Ana y prosiguió la lectura.
Este hombre increíble fue una criatura rechazada. Jamás supo quienes fueron sus padres.

Fue recogido por una viuda  y por ella criado y amado. Jamás descubrió la casa y fecha de su nacimiento.
Paso toda su vida ayudando discretamente a quien desease estudiar, reconociendo que su instrucción fue lo que más preciado le diera su madre adoptiva.
Disponía de tiempo para todo y para todos. Hasta aun mismo para una criatura que escribió una historia minúscula en un pequeño libro.
“La historia es muy buena”, fue su comentario, “porque al final todos son felices.”
Incentivar a las generaciones futuras era una misión que consideraba importante y a la que se dedicaba.
Atender a una criatura de ocho años que buscaba estimulo, una estudiante de ingeniería que le venía a agradecer la bolsa de estudios, atender las lecciones de instituciones de enseñanza que le solicitaban recursos.
Diez días antes de su muerte, con los rines hablando, tuvo tiempo para ofrecer a una joven la oportunidad de estudiar en la Universidad de Texas, ofreciéndose para el custodiar la primera mensualidad escolar.
Aun mismo faltándole pocos días su tiempo era para hacer el bien.
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Valoricemos el tiempo, usándolo con propiedad. No menospreciemos el tesoro de los minutos porque la eternidad es hecha de segundos.
Utilicemos los valores del tiempo y conquistemos méritos, no permitiendo la  des valoración  en actitud  vana e inútil.
El tiempo nos es dado por la Divinidad para la realización de la gran tarea de la transformación de nosotros mismos, en la jornada de la perfección.

Trabajo realizado por  (Merchita)
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                               LITIGIOS:
             
Juana de Ángelis,

Por instinto, la criatura es agresiva, y cuando no logra exteriorizar esa violencia cae en mecanismos de fuga, de depresión, de amargura. Herencia de las etapas inferiores de la evolución, la agresividad debe ser canalizada para poder adquirir valores morales, intelectuales, artísticos, profesionales. La conquista de la razón proporciona la transmutación de la agresividad y permite que se establezca el predominio de la naturaleza espiritual, en detrimento de la animal, en el ser humano. Cuando el individuo no logra o no desea modificarse y alterar el comportamiento rumbo al equilibrio y el progreso, elige el litigio como forma de satisfacción personal, de exaltación al ego. Se torna sumamente agresivo, envidioso, celoso y trabaja en oposición al proceso natural de la evolución.

Hay momentos para las aclaraciones y las disensiones en niveles elevados de discordancia. No a cualquier hora, ni por cualquier motivo. ¡Ten cuidado contigo! deja que te invada y te envuelva la energía divina, a fin de que puedas superar la tentación de contender o debilitarte ante los perseguidores contumaces, los litigantes de la inutilidad. Herencia de la naturaleza animal que predomina en el ser humano, la tendencia a la discusión, a competir, a la desaveniencia, se tranforma poco a poco en agresiva y sórdida, con esa característica del primitivismo del cual no se liberó. Muchas veces, disentir es una actitud saludable cuando no se está de acuerdo por una u otra razón.

Entre tanto, transformar la discrepancia en un motivo de litigio es injustificable, sólo comprensible porque se trata de un remanente de la inferioridad moral de la personalidad del opositor. Con el fin de mantener su punto de vista, el litigante generalmente, urde mecanismos de violencia y recurre a la calumnia, a la infamia, a la agresión injustificable. Vestigio de las fases iniciales de la evolución en la lucha por la vida, el ser racional permanece, cuando se encuentra así, en actitud de autodefensa en razón de la inseguridad que posee, y se inclina por la agresividad, por el litigio perturbador en el cual el ego predomina y se satisface. A medida que el adversario ve el triunfo del otro, de aquel a quien combate, se torna más despiadado, y recurre a actitudes de desmoralización ante la imposibilidad de superarlo a través de los valores del espíritu.

Ayer se utilizaba la emboscada, el duelo o el combate físico para satisfacer las pasiones inferiores. Hoy, guardadas las proporciones, aún se valen de recursos equivalentes, en forma solapada, con el pretexto de defender nobles ideales, para librarse de los peligrosos enemigos que son aquellos a los cuales se combate. Los litigios son reminicencias del pasado, señales para la identificación del atraso en que permanece un gran número de miembros de la sociedad humana. No te extrañe, en el ideal al que te entregas, la presencia del opositor, del desafío para litigar. Esos compañeros no están luchando por la Causa que dicen defender, sino que trabajan estimulados por la envidia, por la falta de respeto, por el amor propio herido. Al sentirse disminuidos, se exaltan, exhiben y esgrimen las armas de la arrogancia, de la crueldad, y anhelan el sufrimiento, la ruina, la caída del otro, aquel que ha sido elegido para que sea derrotado. De ninguna manera les des espacio en tus sentimientos.

Quien se dispone a una tarea ennoblecedora se equipa de coraje, para enfrentar las consecuencias de la decisión y de la acción. Por consiguiente, ignora a aquellos que pretenden crucificarte, aunque aparezcan enmascarados como benefactores, como defensores de la verdad -la verdad de ellos... Guarda silencio y prosigue. Rectifica lo que consideres equivocado, dudoso, incorrecto, y haz lo mejor que esté a tu alcance. Siempre habrá razones para los litigantes. Viven emocionalmente de las polémicas que sostienen. Se sienten afines, los unos con los otros, hasta el momento en que surge la desavenencia, puesto que no logran vivir sin imponerse, sin llamar la atención, sin el alimento de la presunción... La muerte que tomará tu cuerpo los buscará también a ellos, y pasarán, olvidados o recordados solamente por aquellos con los cuales mantuvieron afinidad. Más allá del velo de sombras del cuerpo, ellos cambiarán su forma de pensar, de entender, de comportarse, y se recuperarán.

Jesús no transitó por el mundo sin sufrir su presencia. A cada paso los enfrentaba o era desafiado por los litigantes. Allan Kardec también los encontró en aquellos que decían ser afiliados a la Doctrina de la que él era el Codificador. Todos los hombres y mujeres de Bien sufrieron su acción, su oposición. Sé tú aquel que no litiga, pero haz el bien; aquel que no contesta, pero permanece con firmeza en el ideal hasta el fin de la existencia física.

( Aportación de Viviana Gianitelli, de la obra Despierte y Sea Feliz, del Espíritu Juana de Angelis
Médium Divaldo Pereira Franco)

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LA CURA DE LA OBSESIÓN

La cura de la obsesión es un trabajo milenario sobre la tierra. Por eso mismo no es atributo ni obligación de un único obrero erradicarla del camino de los hombres.

Es muy diáfana la línea divisoria entre la salud y el equilibrio mental.

Una ligera excitación, alguna situación depresiva, una ansiedad o un momento de aflicción, la escasez de recursos financieros, la imposibilidad social, la falta de trabajo digno, entre otros muchos factores, pueden llevar al hombre  a cambiar su salud mental enajenándolo de forma temporal, pudiendo luego retornar a la posición normal de salud.

Los problemas de orden emocional y psicológico comúnmente son los que conducen al trastorno de la conducta psíquica.

Además de los factores que disponen a la locura, entre lo que se ubica en el karma del Espíritu,  hace que muchos individuos se encuentren en plena frontera de la obsesión espiritual que los induce a dar el paso al frente, arrojándolos al angosto camino de la alineación de comportamiento grave y de difícil recuperación…

 Los idolatras del sexo, los violentos, los exagerados. Los adictos a vicios de cualquier naturaleza, los pesimistas, los envidiosos, los amargados, los sospechosos incondicionales, los celosos, los obsesos, con los que con mayor facilidad trasponen los límites de la salud mental.

La obsesión es una frontera peligrosa para la locura irreversible.

Al principio, es sutil y transparente; luego, se agrava en razón de la tendencia negativa con que la recibe el infractor de los Soberanos Códigos de la Vida.

Da origen a diversas enfermedades, la principio imaginarias, que recibe por vía telepática, las cuales se pueden transformar en males orgánicos con derivaciones insospechadas a voluntad del agente que induce a la victima  que lo hospeda, a situaciones lamentables.

En la tierra, hay mucha más obsesión propagándose de lo que nadie puede imaginar y creer.

En este mundo que es de intercambio mental, vivo y pulsante, cada ser sintoniza  con otros equivalentes, prevaleciendo, entretanto, las especies más pesadas de vibraciones negativas, que perturban gravemente la riqueza psíquica, social y moral de los hombres que en el habitan.

No obstante, la vigilancia del amor de Jesucristo actúa en forma positiva, al trabajar con eficiencia, a fin de modificar los dolorosos cuadros de la actualidad, y dar así  surgimiento a un nuevo periodo de salud y de paz.

En este contexto, el Espiritismo – que es el más eficaz y sencillo tratado de Higiene Mental – desempeña un importante papel, como el de prevenir al hombre de los males que él genera para si mismo y que puede evitar, como también, le facilita los recursos para superar la problemática obsesiva, al mismo tiempo, apoya y enriquece a los nobles profesionales y misioneros de la Psicología, de la Psiquiatría, del Psicoanálisis…

La adquisición de la paz es el resultado de luchas y esfuerzos que nos disciplinan, condicionándonos los  hábitos saludables, con los cuales entramos en armonía con  la vida.

La mente es el espejo que refleja los estados íntimos, las conquistas logradas y las que están por conseguir.

Dinamo generador de recursos psicofísicos, dirigido por el Espíritu que se vale de la constitución cerebral, en los paisajes mentales fácilmente se expresan los múltiples estados de la personalidad, que encadenan éxitos o fracasos, que se exteriorizan en formas depresivas, ansiosas, traumáticas, neurasténicas y otras, que dan origen a enfermedades psíquicas de variada y compleja enumeración.

Frente a esos estados enfermizos, se abren anchas brechas que permiten y estimulan las parasitosis espirituales que degeneran en síndromes obsesivos que muchas veces se prolongan hasta convertirse en subyugaciones de curso irreversible.

a)        Recepción de la idea perturbadora

Viviendo en un permanente intercambio, consciente o inconsciente, los espíritus – tanto encarnados como desencarnados – participamos de las vivencias en el cuerpo y fuera del.

No solos por los procesos de venganza personal, en los cuales los enemigos se buscan para provocarse males y cobranzas injustificables, como también, por factores de distintos motivos, se asimilan ideas y pensamientos a través de la simple  sintonía de la propia onda en que se sitúan las mentes.

Abordada por vibraciones negativas, la mente ociosa o indisciplinada, viciada o rebelde, registra la interferencia y en virtud de no ajustarse a un programa educativo de la voluntad, recibe el impulso de la idea, permitiéndose aceptar la sugestión perturbadora que alberga y se fortalece bajo la natural adaptación de los complejos y traumas de los comportamientos pesimistas que son peculiares a cada uno.

Aceptada la persuasión, se establece un vínculo con las sombras como forma de intercambio psíquico.
Manuel Filomeno de
Miranda

b) Intercambio mental.

Una vez fijada la idea infeliz, los archivos del inconsciente desbordan las impresiones angustiosas que duermen almacenadas, confundiéndose en la conciencia con las informaciones actuales, al mismo tiempo que se encuentra en desorden por la influencia de la parasitosis externa que se adueña del campo expuesto, sin defensas.

Por un natural proceso selectivo y teniendo en cuenta las tendencias, las preferencias emocionales e intelectuales del paciente, la obligación impuesta produce una mejor aceptación de los recuerdos perniciosos, que sirven de vehiculo y acceso al pensamiento del invasor.

La polivalencia mental, en casos de esta naturaleza, tiende a la idea fija, que produce los cuadros de la fascinación torturante y finalmente los de la subyugación de difícil reversibilidad.

La obsesión simple es una parasitosis común en casi todos los individuos, cuando se la considera la natural comunicación psíquico vigente en todas partes del Universo.
Al tener en cuenta la infinita variedad de las posiciones vibratorias en las que se detienen los hombres, estos sufren, cuando intervienen en esas fajas, al sintonizar a través de un proceso normal, con los otros comensales hay situados.
Si son portadores de aspiraciones nobles, en donde se instalen, consiguen mayor impulso para el crecimiento.
Al permanecer en la construcción del bien, difícilmente serán objeto de las influencias perversas o criminales procedentes de las regiones inferiores.
A pesar de eso no quedan indemnes a la agresión temporaria o permanente de la que se liberan frente a los objetivos morales que persiguen, gracias a los cuales vibran en una escala psíquica más elevada.

No obstante, si se interesan en situaciones de vulgaridad y de placer, de falta de piedad o de pereza, de vicio o desorden, reciben mayor influjo de ondas mentales  equivalentes, cayendo en los abismos de la emoción aturdida del desequilibrio…

Esos pacientes, llevan al lecho, antes del reposo físico las angustias preocupantes, las ambiciones desenfrenadas, las pasiones inquietantes, deteniéndole en reflexiones que las vitalizan, viviéndolas a través de la mente, cuando no encuentran los medios de disfrutarlas físicamente… al desdoblarse bajo la acción del suelo, se encuentran con los afines – encarnados, o no – con los cuales se identifican y reciben amplias cargas de falsas necesidades o dando oportunidad a los estados anhelados que más los perturban y afligen.

Cuando despiertan, con la mente atribulada, torpe, dominados por el cansancio físico y psíquico, encuentran dificultad para concretar los compromisos y las lecciones edificantes de la vida.

En esa posición – con la idea obsesiva fija y la acción viciosa establecida – se produce el intercambio mental.

Ya no se trata del pensamiento que busca acogida, sino de la actividad que intenta el intercambio, manteniendo el dialogo, la discusión, el análisis  de los asuntos  pautados – siempre de naturaleza perjudicial y que a una persona  sana, le causaría repulsión instintiva, pero que el paciente se complace en cultivar -, motivos estos que originan el predominio del parasito espiritual, que poco a poco se acerca más psíquicamente a la casa mental y a la voluntad de su semejante.

c) Reflejos de la interferencia.

Como efecto natural, surgen los síndromes  de la inquietud: las desconfianzas, los estados de inseguridad personal, las enfermedades de poca importancia, los fracasos en torno al obseso que aumenta las angustias, dando así lugar a la incertidumbre y a la más amplia perturbación interior.

Genera una psicosfera perniciosa alrededor de si mismo mediante la eliminación de fluidos dañinos de los que es víctima y los absorbe en forma más condensada; por negarse a escuchar temas saludables, participar en convivencias amenas, leer paginas edificantes, auxiliar al prójimo, y renovarse mediante la oración.

Conforme la constitución temperamental, que es un factor de relevante importancia, se hace apático, tiende a la depresión, se sumerge en la melancolía por el mensaje telepático deprimente y de los formatos mentales pesimistas que se filtran del archivo de la inconsciencia. Por el contrario, si es dotado de constitución nerviosa excitada, se vuelve agresivo, violento, en actitudes discordantes – estalla por niñerías, de las cuales luego se arrepiente – exponiendo el aparato psíquico y los nervios a altas cargas de energías que daña los sensores y los conductores nerviosos, con prejuicios singulares para la organización fisio – psíquica.

 En ese periodo, se pueden percibir los estereotipos de la obsesión, que se revelan con facilidad por las actitudes insólitas, por el comportamiento ambivalente – equilibrio y distonía, depresión y excitación – que perturban al individuo.

A los hábitos saludables se suceden a las reacciones intempestivas señaladas como exóticas, la pérdida de los conceptos de criterio y valor  que juntos, dan lugar a extrañas y contradictorias formas de conducta.

La línea del equilibrio psíquico es muy tenue y delicada.

Las interferencias de cualquier naturaleza en la faja de la movilización de la personalidad, casi siempre producen disturbios, que empujan al individuo a procedimientos irregulares al principio, que después se establecen como delineamientos  neuróticos.
La acción fluidica de los desencarnados, por la flexibilidad y la obstinación  de estos, cuando son ignorantes, envidiosos, perversos, por su insistencia interfieren en el mecanismo del huésped, lo que complica el cuadro con la persuasión inteligente, en telepatía perjudicial, que facilita la simbiosis con el anfitrión.

En esa fase, y antes que el paciente asuma la  interferencia de que es víctima, la terapia espirita se transforma en resultado positivo, liberador.

No obstante, lo ideal es la actitud noble frente a la vida, que funciona como psicoterapia preventiva y que constituye el sistema para el optimismo y la paz.

OBSESIÓN POR FASCINACIÓN

Establecidos los lazos de la comunión, el proceso continúa y ajustando los conectores del canal obsesivo con el receptor, que a partir de ese instante comparte sus ideas con las ideas que le son insufladas.

A medida que el campo mental de la victima cede terreno, está no solo asimila la influencia telepática, sino también las actitudes y maneras de ser de su huésped.

En ese intervalo la persona pierde la noción del ridículo y de las medidas habituales que caracterizan el discernimiento, acatando sugerencias que incorpora, aceptando inspiraciones como criterios, que a todos se presentan como disparates y que a ella se son perfectamente lógicos.

Por conocer las imperfecciones morales, el carácter y la conducta de aquellos a los que perturban, los Espíritus les inspiran e imponen las ideas  absurdas con el objetivo de aislar al paciente de los recursos y personas que los pueden auxiliar.

Les inspiran el orgullo de misiones especiales, disfrazados de humildad y paciencia erróneas, que los vuelven falsamente místicos o rebeldes cuando se sienten descubiertos por la razón y perspicacia de las personas lúcidas y conocedoras de esas técnicas infelices, creyendo que son formadores y apóstoles encargados de cambiar las estructuras de la vida al arbitrio de la irresponsabilidad y presunción.

Mientras se debaten en el desorden de la fascinación de la que se convierten en presa fácil, se desligan de las últimas defensas y aflojan las compuertas de los diques de la lógica, dando con esto, oportunidad al episodio más complejo de la turbación mental.

Puede deducirse, entonces, las dificultades que el problema sugiere e impone, por no poder contar con el auxilio del obseso.

En toda obsesión, como en cualquier sufrimiento, están como ejemplo los recursos débito-crédito del individuo. No hay duda de que la disposición con que este se revista, contribuirá mucho y decisivamente para los resultados del intento, liberador o angustioso, conforme el empeño que emplee.
El dolor nace de la falta de respeto al orden establecido, como el odio es el fruto del egoísmo. Del personalismo amargado.

No existe persona alguna que esté destinada al sufrimiento, la desidia o el mal.
El hombre, al desprenderse de los recursos defensivos, cae en la agresión que lo acorrala  o enferma.

Los esfuerzos que emprende junto a las acciones que ejecuta, se constituyen en una coraza contra el mal, conquistas que deberá alcanzar para elevarlo a las fajas vibratorias propias que lo defienden y liberan.

Por eso mismo, la fascinación procede de la indolencia moral y mental del paciente y exacerba sus valores negativos, los que son hábilmente instigados por su antagonista espiritual.

Por lógica consecuencia, los intentos para  la liberación se presentan más complejos, exigiendo por lo tanto, abnegación, esfuerzo y asistencia continua.

OBSESIÓN POR SUBYUGACIÓN

En cada caso de alineación obsesiva se encuentran razones hostiles que caracterizan, específicamente, el proceso. Por eso mismo, a pesar del que el origen son las faltas morales del enfermo y el agente, la Entidad desencarnada, los móviles influyentes y predominantes varían de acuerdo a cada persona.

La terapéutica, aunque generalmente es la misma, lo resultados varían según los pacientes, sus fichas cármicas y los esfuerzos que estos emprenden para desenmarañar la trama en que se envuelven.

En el panel de las obsesiones, a medida que se agrava el cuadro de la interferencia, la voluntad del huésped pierde el control del comando personal, en razón directa con la que el invasor asume el gobierno.

Es más grave cuando se trata de un espíritu lucido, técnica e intelectualmente, que se adueña de los centros cerebrales con la imposición de una liberación bien concentrada en los móviles que persigue, manipulando con habilidad los dispositivos mentales y físicos del perturbado.

De esta forma, la subyugación puede ser física, psíquica o fisio-psíquica, simultáneamente.

La primera, no significa la perdida de la lucidez intelectual, porque la acción se produce directamente sobre los centros motores y obliga al individuo, no obstante se niegue a obedecer, a ceder a la violencia que lo oprime. En este caso, pueden irrumpir  enfermedades orgánicas, al crearse condiciones celulares propias para la contaminación por virus y bacterias  o también  bajo  la vigorosa y continua acción fluidica, destruyendo los tejidos fisiológicos o perturbando tanto el anabolismo como el catabolismo, manifestándose en disturbios del metabolismo general, con singulares perjuicios físicos…

En el segundo caso, el paciente dominado mentalmente, cae en un estado de pasividad, muchas veces bajo tortura emocional, que llega a perder por completo la lucidez, aunque no afecta al Espíritu encarnado propiamente dicho, que experimenta  la imposición penosa por medio de la cual depura la irresponsabilidad y los delitos pasados. De esta manera pierde temporaria o definidamente, durante su actual reencarnación, el área de la conciencia, sin poder expresarse libremente.

Un incesante aturdimiento lo domina, la visión, la audición, así como los demás sentidos, se confunden con la realidad objetiva al imperio de las vibraciones y fajas que registra en forma desordenada en la esfera física y en la espiritual.

El Espíritu encarnado se mueve en un laberinto que lo atemoriza, sujeto a un adversario obstinado que lo maltrata, lo aterroriza con crueles amenazas, en un firme parasitosis en la desconcertada casa mental.

Finalmente, se apodera, simultáneamente, de los centros del comando motor y domina físicamente a la victima, la que queda inerte, subyugada cometiendo atrocidades sin nombre.

En los procesos obsesivos, sin dejar de repetirlo, están involucradas en la Ley las personas que constituyen el grupo familiar y social del paciente, situado ahí por la necesidad evolutiva y de rescate para todos.


No pueden evadirse a la responsabilidad los que fueron cómplices o coautores  de los delitos, cuando los infractores más comprometidos son alcanzados por la innegable justicia. Reunidos o enlazados por el parentesco  sanguíneo o  a través  de circunstancias de afectividad y de afinidad, forman los grupos a los cuales se les prevé de los recursos reeducativos en el intento de progreso.

La cruz de la obsesión es un peso que cae siempre sobre los hombros de las conciencias comprometidas.

 TERAPIA DE LA OBSESIÓN

Conforme se presente el cuadro de alineación, también varían los recursos terapéuticos.

Se sabe que el agente es un ser que piensa y actúa movido por una razón que le parece justa, cualquier política de engaño aparente de la honestidad se vuelve ineficaz, aumentando la hostilidad y la tenacidad del perseguidor.
El principal motivo, debe ser concentrar todas las atenciones en el enfermo desencarnado, tratándolo con bondad y respeto, aunque no se éste de acuerdo con lo que hace.

La principal urgencia es la de conquistar al agente infeliz para la intima renovación, por cuanto la mala acción siempre procede de quien no esta bien, por más que este oculte o disimule los sentimientos y su propio estado.

Debe evitarse la discusión inútil, revestirse de real humildad que refleje el interés amoroso por el bienestar del otro, quien acabará por envolverse en ondas de confianza y armonía con los que se beneficiara, cuando cambie de actitud en relación a los propósitos mantenidos hasta entonces.

Al mismo tiempo, debe educarse al paciente a la luz del evangelio, insistiendo con afabilidad por su transformación moral y creando a su alrededor condiciones psíquicas armónicas, con las que se restablecerá emocionalmente y esto le estimulará a contribuir con la parte que le corresponde.

Atraerlo a la práctica de acciones dignificantes y de beneficencia, con las que se granjeara simpatías y vibraciones positivas, lo fortalecerán y modificaran su campo psíquico.

Asimismo, estimularle el habito de la oración y de la lectura edificante, al mismo tiempo, formarle el carácter que debe tornarse maleable al bien y resistente al vicio.

Las mentes viciosas se impregnan de vibraciones y parásitos extraños, desvariados por el desarrollo de los excesos perniciosos.

Junto a esta psicoterapia, es necesario la aplicación de los recursos fluidicos, ya sea a través  del pase, del agua magnetizada o mediante la oración intercesora con la que se vitalizan los núcleos generadores de fuerzas, estimulantes de la salud, con el poder para desconectar los plugs de las respectivas matrices, de modo que el deudor se rehabilite ante la Conciencia Cósmica por la aplicación de los valores y servicios dignificantes.

No ocurren milagros en estas situaciones ni en otras de cualquier naturaleza. El acontecimiento milagroso, cuando parece acontecer, es el resultado de una acción muy bien programada, cuyos efectos son registrados y las causas no son necesariamente por el momento, conocidas.
Toda persona que desee contribuir en la esfera del socorro desobsesivo, no debe descuidar su conducta intima ni sus ligaciones con el Plano Espiritual Superior, de donde fluyen los recursos suavizantes y saludables para el cometido del amor.

Al recordad a Jesús, delante de los obsesos y de los obsesores, busquemos Su ayuda e inspiración en la condición elevada que Él ocupa como “Señor de los Espíritus”

   Trabajo  de Merche, extraído del libro: EN LAS FRONTERAS DE LA LOCURA
   De: Divaldo Franco.  Por el espíritu Manuel Filomeno de Miranda


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