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jueves, 23 de enero de 2014

Defectos y disculpas

DEFECTOS Y DISCULPAS    

 Reproducimos aquí el artículo titulado Defectos y Disculpas, publicado en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia”  del periódico Diario de S. Paulo, en la década de 1970
El presenta el menaje Llamados a Servir, dictado a Chico Xavier por el espíritu Emmanuel, que Herculano Pires (con el pseudónimo de Hermano Saulo) comenta por medio  de su texto Rumbo a la Angelitud.

                               DEFECTOS Y DISCULPAS
· Francisco Cándido Xavier

Los antecedentes del mensaje ahora estudiado son relatados por el médium Francisco Cándido Xavier  en una carta que nos envió. Veámoslos:
“Diversos amigos nos visitaban solicitando francamente alguna opinión del mundo espiritual sobre las tareas que viene siendo convocados en la será espírita.  Y preguntas como estas fueron repetidas por varios de ellos:
-¿Se que no soy bueno, como voy a trabajar en la causa del bien?
-¿Quién soy yo para poder ayudar, si conozco mis defectos.
-¿Qué hacer con las imperfecciones que cargo, si fuera a servir a la mediúmnidad?
-¿Cómo aceptar encargos espiritas, si conozco las faltas que traigo?
En ese ambiente, hablábamos de la grandeza de nuestra doctrina de amor y luz que nos concede a todo trabajo y bendición, cuando la reunión comenzó. Abierto al acaso el Evangelio según el Espiritismo, la lección que salió fue del capítulo XX, ítem 2, que se refiere a los trabajadores de última hora. Al término de la reunión, nuestro Emmanuel  escribió la página que nos envía.

LLAMADOS A SERVIR. Emmanuel


¿Llamados para servir, cuántos de nosotros hemos alegado, hasta ahora, insuficiencia,  falta, defecto  o incapacidad, intentando  justificar la propia omisión?
Es curioso pensar, sin embargo, que el Evangelio  del Señor no nos invita para ejercer el ministerio de los ángeles, y si nos solicita  encajamiento  para desempeñar el papel de servidores. En este sentido importa recordar  los elementos imperfectos de la propia Tierra, convocados a la organización socio planetario, con las deficiencias con que se caracterizan.
Enumeramos algunas.
La piedra es agresiva y capaz de herir, más soportando corte y ajustamiento es la base de la morada  y de la estrada noble en las que los hombres edifican intercambio  y seguridad.
El suelo en si es materia primitiva concentrada, todavía,  en dejándose tratar convenientemente,   es granero intensivo de reproducción.
Ciertos hilos metálicos  son arrojados  al azar en los residuos para la chatarra, sin embargo,  si son utilizados en el servicio eléctrico, se hacen de inmediato conductores de luz y fuerza.
Los gusanos de seda no son agradables a la mirada,  más si atienden a los programas de trabajo del sericultor, dan origen a valiosos tejidos.
El oro es la garantía de las riquezas de la cúpula en la organización social, entre tanto, el estiércol es el agente que asegura la vitalidad y el perfume de las rosas.
¡Llamados para servir! Es la indicación del más alto rumbo de cuantos maduran en las experiencias del mundo buscando la comprensión del bien.
El Señor nos conoce claramente la condición de espíritus aun incompletos, más si nos dispusiéramos a oírle la palabra, disciplinándonos para el valor de la utilidad, estaremos logrando en el clima del progreso en plenitud, de mejoría y de elevación.

RUMBO A  LA ÁNGELITUD· Hermano Saulo


En los términos de la doctrina  espirita, del demonio nace el hombre y del hombre nace el ángel.  Estamos rumbo a la Angelitud. Nuestra humanidad (nuestra naturaleza humana) se caracteriza por la imperfección, por el predominio de los instintos, por los residuos de la animalidad aun actuantes en nuestra constitución psicosomática. Más esos residuos van siendo eliminados  en la lapidación de las vidas sucesivas. Y como somos conscientes del proceso de lapidación a que estamos sujetos, podemos y debemos ayudar ese proceso.
 Basta una mirada a nuestro alrededor para que verifiquemos la realidad de esa concepción. Las criaturas humanas están dispuestas  en una escala progresiva que va de bandido a santo. El Malhechor  de hoy será el ciudadano honesto del futuro. Y este, por su vez, será el santo  de mañana, dependiendo ese mañana, en gran parte, del esfuerzo evolutivo del interesado. Porque el ser consiente aprisa o retarda su propia evolución.
El llamado para el servicio del bien es la oportunidad que Dios ofrece a la criatura imperfecta, para acelerar su caminata rumbo a la perfección. Quien no aprovecha la oportunidad divina, apegándose por comodismo o displicencia  a sus defectos, disculpándose  con las imperfecciones naturales que aun carga, se hurta al cumplimiento del deber espiritual. Más las leyes de la evolución  no lo dejaran parado por mucho tiempo. por eso enseñó Jesús: “Quien se apega a su vida, la perderá , más quien la perdiera por amor  a Mi, la salvará”.
El cómodo será sacudido  y alejado de su comodismo, más tarde o más temprano por el silbido del dolor.  El sufrimiento es tan grande  en la Tierra porque es mayor el comodismo de los hombres. ¡La siega continua  y los trabajadores aun son tan pocos! No somos ángeles para ser perfectos y puros, más traemos en nosotros las potencialidades de la Angelitud. Si no aceleramos nuestra lapidación  por el servicio,  el lapidario oculto – y que está oculto en nosotros mismos – actuará como conviene para completar su obra.
Traducido por M. C. R. 

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Por ti mismo
Los compañeros son siempre alabanzas de apoyo que debemos agradecer a Dios.
Ante las tareas a realizar, no exijas tanto de los amigos queridos que te extienden su amparo.
Ese, tal vez hoy, esté enfermo.
Aquel otro, probablemente, estará haciendo  por resolver, amargos problemas.
Levántate, mientras sea tiempo, y haz por tí mismo, el bien que puedas.

(Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)

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CICLOS DE REENCARNACIÓN
SEBASTIAN DE ARAUCO

La vida del Espíritu es una sola e inmortal, compuesta de ciclos en concordancia con su necesidad de progreso. Cada uno de esos ciclos, comprende un programa amplio a realizar en el mundo donde baja a encarnar. Cuando dicho programa se realiza en una sola existencia, como suele suceder en las encarnaciones de seres espirituales de gran evolución, el ciclo se circunscribe a esa sola existencia en ese mundo. Pero, dado el atraso evolutivo de nuestra humanidad, ninguno de nosotros realiza el programa en una sola existencia, por lo que necesario es volver una y otra vez, hasta realizarlo. Este mundo nuestro, que dicho sea de paso, no es de los más adelantados pero tampoco de los más atrasados, es una escuela de aprendizaje para espíritus de mediana evolución.
En cada vida venimos para hacer un curso (o completarlo) en el ambiente que corresponda a cada cual, de acuerdo con el estado de adelanto o atraso en que se encuentre. Y como somos malos estudiantes de la vida,  Aun cuando la comparación no es exacta, consideremos cada ciclo un curso para una mejor comprensión.
 ¿Cuál podría ser, entonces, el número de reencarnaciones para realizar ese programa? No hay número prefijado, ya que depende del mayor o menor esfuerzo y de la conducta de cada espíritu en la realización de ese programa, trazado en el plano extrafísico. No obstante, debemos considerar que lo peor queda atrás en la noche de los tiempos.
Supongamos que comienza un ciclo con un programa para la conquista de la paciencia, prudencia y cualidades análogas complementarias; que lleva implícito la superación de la impaciencia, irritabilidad, iracundia, etc. Puede que llegue a realizar dicho programa en cinco vidas humanas, puede que emplee diez, veinte o más. No está limitado, depende del propio esfuerzo. Y este número de vidas, componen un ciclo de reencarnaciones. Naturalmente que, en ese mismo ciclo de vidas, adquiere también múltiples experiencias que irán desarrollando su inteligencia y poder mental, a la vez que conquistando cualidades positivas que contribuirán a su progreso.
Supongamos que, ya realizados varios ciclos, haya llegado a un punto o grado de progreso intelectual y desarrollado una gran capacidad mental, pero le falta la conquista más valiosa en el progreso espiritual: el AMOR.
Tendrá que comenzar un nuevo ciclo de encarnaciones para superar el EGOISMO, fuertemente enraizado en el alma humana, y tronco de cuyas ramas salen otras muchas imperfecciones, tales como; envidia, avaricia, amor propio, celos, orgullo, soberbia, etcétera. ¿Cuántas vidas puede necesitar para arrancar de sí, para superar todas esas imperfecciones y adquirir el amor fraterno? Muchas o pocas, depende del grado de imperfección en que cada cual se halle y el esfuerzo que ponga en ello.
Aquellos que creen conseguir la llamada salvación o la gloria en una sola vida, ¿han meditado sobre lo que es la salvación y lo que es la gloria? ¿Conocen acaso, el número de imperfecciones que aún arrastran? ¿Se consideran tan perfectos como para alcanzar ese estado sublime en el corto tiempo de unos años? ¿No será, acaso, que viven con la pueril esperanza de alcanzar graciosamente toda una eternidad de bienaventuranza y felicidad, lo que por el propio esfuerzo ha de conquistarse?
Nuestros errores, en pensamiento, palabras y acciones, productores de fuerzas psíquicas desequilibrantes que hemos hecho gravitar sobre nosotros mismos (según será demostrado al enfocar la Ley de Consecuencias), han impregnado nuestra propia naturaleza psíquica, han oscurecido y densificado el alma y producido un desequilibrio en nuestra sección del Cosmos, y cuyo equilibrio tiene que ser restablecido: ya voluntariamente con amor, amor sentido y vivido en nuestras relaciones humanas , con todo lo creado; y movidos por el dolor.
Concluiremos con la siguiente tesis: el número de vidas futuras o renacimientos necesarios para llegar a la meta, no está determinado por la Ley. Como dijimos al comienzo, la vida del Espíritu es una sola; y las encarnaciones o vidas en los planos físicos, se suceden durante esa vida, que es eterna, en procura de purificación y sabiduría, que elevarán al Espíritu hacia la perfección. Meta hacia la cual TODOS VAMOS; y le liberará de la necesidad de encarnaciones en los mundos atrasados, primero, y más adelantados, después.
Necesario es aclarar que, el tiempo que media entre una y otra vida física, tampoco está fijado cronológicamente, como alguien pueda creer: ya que son varios y variados los factores que influyen en ello.
Mientras algunos seres deseosos de progreso vuelven con frecuencia, otros permanecen largos períodos en el ASTRAL, esa otra dimensión extrafísica.
Como regla general, podemos decir que, los que más necesitan, los más atrasados, reencarnan con relativa frecuencia (aunque mucho depende de las “disponibilidades”). Y a medida que el alma se purifica y el intelecto se desarrolla, es decir, a medida del progreso del Espíritu, el intervalo de tiempo entre una existencia y otra, es mayor.
Lo mismo puede ser de cinco, cincuenta, como de quinientos o más años. En las primeras fases de la etapa humana, las reencarnaciones son más frecuentes por la necesidad que el Espíritu tiene de adquirir experiencias. A medida que va saliendo de esa primera fase bestial de la vida tribual, completamente salvaje y va entrando ya en civilizaciones semisalvajes, y luego en ambientes con mayores facilidades de progreso, comienza a acentuarse más en su alma el egoísmo, con su secuela de: ambición, deseo de dominio, etc.; que endurecen su alma al punto de llegar al crimen, en las diversas modalidades.
En el estado salvaje, apenas infringe las leyes de la vida, ya que actúa instintivamente; pero, ya en esta otra fase, las transgrede con harta frecuencia, adquiriendo deudas para con la Ley y aferrándose a su modalidad egoísta, se niega a aceptar una vida de rectificación y dolor, permaneciendo largos períodos en el astral inferior, interviniendo casi siempre en el plano humano, incidiendo en la mente de los humanos, azuzando sus pasiones, etc.
Son los demonios de las religiones. Empero, como no pueden permanecer eternamente en esa condición, porque ello es contrario a la Ley de Evolución, llega un momento en que la Luz penetra en su mente, enseñándoles el verdadero camino del progreso espiritual y haciéndoles sentir la necesidad de avanzar hacia él. Entonces, arrepentidos, rectifican su rumbo y comienzan su expiación en nuevas vidas de dolor.
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REFLEJOS DEL PASADO EN LA 
PERSONALIDAD

La infancia se caracteriza, según la psicología tradicional, por el egocentrismo, el niño, todavía, amoral y, a veces cruel, exige ser amado, protegido, pasando posteriormente, a una posición oblativa, cuando le surgen los deseos y las aptitudes para amar, para ofrecer, para servir, iniciándose el periodo de la madurez del área de la afectividad. En consecuencia, el niño por falta de raciocinio y de reflexión, vive el presente, no teniendo una visión, sino muy incompleta e incluso fragmentada, de las realidades, del tiempo y espacio. El adulto, en razón de las necesidades que identifica, de la escala de valores de la vida que pasa a nortearle la existencia y del instinto de preservación de si mismo, se dispone a vivir el futuro.
Organiza tareas, programa actividades teniendo en cuenta el mañana, cuando espera proseguir disfrutando los bienes y las realizaciones logrados. La persona de edad avanzada, cree que el futuro perdió todo sentido, por la falta de tiempo que la vida tal vez no le faculte, se apega al pasado, viviendo recuerdos y remonta a los mismos con cualquier pretexto.
Muchas veces el niño, no pudiendo superar algún hecho que lo asusta y no encontrando apoyo emocional para hacer desaparecer el incidente, genera un bloqueo como trauma que le impide el desarrollo y la transposición de una fase para otra, llegando al periodo adulto, retenido en una etapa de infantilismo. Esto explica las reacciones de la falta de madurez de muchas personas ante las coyunturas y las circunstancias más variadas de la vida. En razón de tal estado, se revelan inseguras y egocéntricas, poseen frágil estructura moral y no demuestran sentido del equilibrio, difícilmente asumiendo e incumbiéndose de responsabilidades, presentando gran inestabilidad en las decisiones y una terrible incapacidad de donar sin recibir; de auxiliar sin obtener gratificación de cualquier naturaleza, sus actitudes son ilógicas, destituidas de crítico discernimiento. Como consecuencia tienen la forma y las fuerzas de adultos, y ejercen funciones y desarrollan programas pertinentes a la edad de la infancia. Porque son dicotómicos- una apariencia física adulta y una psiquis infantil – se vuelven peligrosos a causa de sus imprevisibles reacciones ante los hechos que les sorprenden o promueven.
Desde el punto de vista espiritual, se trata de criaturas jóvenes en la responsabilidad, desacostumbradas a los compromisos superiores, cuyas experiencias se desarrollan en el campo de superficialidad e intereses personales, sin mayores adquisiciones morales. A ello se suma la interferencia psíquica de los Espíritus afines, la de los adversarios de la retaguardia que les llevan a estados de grave apatía, al desinterés por los valores ennoblecedores y, por ser maleables a las inducciones perniciosas se transforman en instrumentos de perturbación y delincuencia.
Para el bien de la comunidad y de ellos mismos, compete a los adultos hacer un examen de si mismos, un auto análisis de sus actitudes, una evaluación periódica del comportamiento empeñando esfuerzos para educarse o reeducarse en el campo emocional o en el sector del comportamiento, en el cual sea necesario. De esta forma, mediante la disciplina de la voluntad, ejercicio mental correcto en torno a los ideales relevantes y de los pensamientos ennoblecidos, se les tornan más duraderos los impulsos para el equilibrio que se estructurará a lo largo del tiempo en actividades constructivas; evitándose perjuicios sociales expresivos, numerosos disturbios psicológicos y de comportamiento y serán interrumpidos graves connubios obsesivos de largo curso…
La madurez psicológica del hombre lo lleva a una actitud dinámica, en la que busca desarrollarse cada vez más, ofreciendo posibilidades de realizar una situación armónica entre el, la sociedad y el ambiente en el cual se encuentra situado. Esta conducta es obtenida a través de las reencarnaciones, como resultado de las vivencias y aprendizajes que despiertan la conciencia en el ser, que abre las posibilidades hacia más allá del pensamiento – la franja de la intuición.
Todo factor, oculto u olvidado, de un trauma, mientras no sea liberado prosigue como bloqueo, impidiendo la renovación del campo en el que se instala. La concienciación de cualquier hecho es indispensable para una legítima evaluación de resultados con el competente interés por perfeccionar la realización, corrigiendo el acto, por la reeducación y nuevos intentos de reparación.
Las personas cuando caen en errores y cuando son descubiertas, acostumbran a justificarse con el desconocimiento de los factores que las llevaron a los engaños, produciéndose el recuerdo de los fracasos, al otro lado; y contentándose igualmente con el parcial olvido cuando al volver al cuerpo, siempre quedan reminiscencias que afloran, en los momentos propios; luces rojas en la mente como advertencias inconscientes ante nuevas decisiones como advertencias inconscientes ante nuevas decisiones precipitadas que llevan al caos; recelos de perjudicar a los otros, dando surgimiento a responsabilidades y conciencia de justicia…
Las reacciones de enfado y resentimiento, de amargura y de cólera dimanan del temperamento apasionado y caprichoso de quien se acostumbró a la usurpación sin admitir reproches, al abuso de la posición sin dar lugar a advertencias y de la arrogancia que no permite amonestación. El dolor, se encargará de cincelar las aristas y someterle la cerviz mediante los limites orgánicos y las resistencias debilitadas, junto a los continuos conflictos en la afectividad y en las relaciones de emulación, resucitando las viejas pasiones.
Todos conducimos, inevitablemente, las propias experiencias. Ignorarlas, no significa haberlas superado. La deuda olvidada, por mejor que sea la intención del comprometido, permanece aguardando liquidación. Las muestras, como las de nuestros afectos, resurgen por el camino con las disposiciones que les establecemos o motivamos.
Nadie camina desacompañado de compañeros, amores o enemigos…
Renacimiento en el cuerpo es dieta para la evolución con los ingredientes necesarios para la salud moral y espiritual de cada cual.


Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco



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