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sábado, 7 de mayo de 2016

UNA ETERNA VERDAD

El Espiritismo es la una "Eterna Verdad" y se constituye una Verdad Espiritual Absoluta, ya que no se pueden cambiar lo específico sin el aval de los Espíritus. 
CAPÍTULO I – Libro de Génesis Espiritual 
“Caracteres de la revelación espírita”. 1. ¿Se puede considerar el espiritismo como una revelación? En ese caso, ¿cuál es su carácter? ¿En qué se funda su autenticidad? 
Sí, es la Tercera Revelación espiritual dada a la humanidad… Su carácter es el de una “Verdad Eterna”, eso sella su autenticidad, es inspiración divina. 
Ítem #10. Sólo los Espíritus puros reciben la palabra de Dios con la misión de transmitirla. No obstante, hoy se sabe que no todos los Espíritus son perfectos, y que existen algunos que se presentan bajo falsas apariencias, lo que llevó a san Juan a decir: “No creáis en cualquier Espíritu; ved antes si los Espíritus son de Dios”. (Primera Epístola, 4:1.) 
Puede haber, pues, revelaciones serias y verdaderas, como hay revelaciones apócrifas y mentirosas. El carácter esencial de la revelación divina es el de la eterna verdad. Toda revelación contaminada de errores o sujeta a modificaciones no puede emanar de Dios. 
Allan Kardec, Sí; tenía la Verdad Espiritual Absoluta… porque la “Verdad Eterna” de Dios no se puede cambiar… 
Ítem #13, […] porque la doctrina no fue dictada completa, ni impuesta a una creencia ciega; porque es deducida, mediante el trabajo del hombre, de la observación de los hechos que los Espíritus colocan delante de sus ojos, así como de las instrucciones que le dan, instrucciones que él estudia, comenta, compara, a fin de que él mismo extraiga las consecuencias y aplicaciones. 
Entonces, la Revelación Espírita, no puede cambiarse, y el hombre es responsable de su elaboración. Lo que nunca se completara será la elaboración de las ideas científicas. El Espiritismo, no tiene que contener todos los adelantos científicos, que no cambiarán el mensaje de los Espíritus. Los adelantos científicos se darán de acuerdo a la iniciativa del hombre en querer que el Espiritismo sea de conocimiento general a la Humanidad. En suma: lo que caracteriza a la revelación espírita es el hecho de que su origen es divino, la iniciativa es de los Espíritus, y su elaboración es fruto del trabajo del hombre. 
Esta bella Filosofía con su educación bien comprendida logrará el adelantamiento Moral de la Humanidad. 
¡Viva el Espiritismo Moralizador y Consolador al mundo.!!!!! 

- Frank Montañez-

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EXORTACIONES DE JOANNA DE 

ÁNGELIS


Dios te dotó de fuerza de voluntad. 
Si te parece débil, es porque no la has ejercitado. 
Todo y cualquier función orgánica o moral necesita de ejercicio a fin de atender con rapidez a los comandos mentales. 
Entrénala en los pequeños hábitos-viciosos, buscando corregirlos, y, lentamente, ve pasando para desafíos más expresivos. 
A través de una voluntad disciplinada conseguirás alcanzar los objetivos máximos de tu actual existencia. 
No desistas si, de inicio, fracasas. 

*** 
Quien guarda rencor, colecciona basura moral y, consecuentemente, termina enfermando. 
El mal que te hagan, no debe merecer tu sacrificio. 
Si alguien desea verte infeliz, obra de forma contraria, viviendo con alegría. 
Si otro planea perturbarte, insiste en la posición de armonía. 
Si aquel que se tornó tu adversario trabaja por tu desdicha, continua en paz. 
Para quien procura hacer infelices a los otros, el mayor dolor es verlos imperturbables. 
Se inteligente y no te desgaste inútilmente. 

*** 
El perdón real es siempre acompañado por el olvido del mal recibido. 
Si perdonas, pero te refieres al acontecimiento, estás vitalizando el error. 
Trabaja la inferioridad personal que se fija en el recuerdo del sufrimiento experimentado y agradece la oportunidad de perdonar. 
¿Cómo evolucionar sin las pruebas de perfeccionamiento moral? 
El perdón, que ahora concedes, será tu padrino mañana cuando necesites de la benevolencia y de la disculpa de otra persona. 
Perdonar es siempre mejor para quien lo hace. 
Obra siempre así y vivirás. 

*** 
Los malos pensamientos intoxican al alma. 
Atraen el pesimismo y las presencias enfermas de los Espíritus perturbados y malos. 
Mantén tu mente presa a las ideas positivas, iluminativas, a los programas de ennoblecimiento, de cuya conducta te dará el bienestar íntimo y la alegría de vivir. 
Lo que pienses con insistencia, hoy o más tarde se concretizará. 
Los hechos se corporifican, de inicio, en el campo mental, para después hacerse realidad en el cuerpo físico. 
Piensa en el bien y báñate con la luz del amor. 

Vida feliz 
Espíritu Joanna de Ângelis 
Médium Divaldo Pereira Franco 

  
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OBSESIÓN Y RECIPROCIDAD 

   Jorge Hessen


La obsesión corresponde a cierta influencia perniciosa en la mente. 

Etimologicamente el término tiene su origen en el vocablo obsesione, palabra latina que significa impertinencia, persecución. Los diccionaristas acostumbran a  definir la palabra como siendo una preocupación con determinada idea, que domina enfermizamente al espíritu, resultante o no de sentimientos reprimidos. El término obsesión es usado, comúnmente, para denotar una idea fija en alguna cosa, tic nervioso, generador de manías, actitudes estrañas etc.  En la perspectiva espírita, el término tiene una acepción y explicación más amplia. Se consustancia en la influencia maléfica relativamente inflexíble que desencarnados y/o encarnados, tan atrasados o más  que nosotros  mismos, pueden ejercer sobre  nuestra estructura psicofísica.

Kardec elucida que "si los médicos son infructuosos, tratando la mayor parte de las moléstias, es que tratan el cuerpo, sin tratar el alma.   Ahora, no encontrándose el todo en buen estado, imposible es que una parte de él pase bien". (1) El psiquiatra tradicional por ejemplo, dice que la obsesión es un pensamiento o un impulso persistente o recurrente, indeseado y aflictivo, que viene a la mente involuntariamente, a despecho de la tentativa de ignorarlo o de suprimirlo.

Los ortodoxos de la medicina, bajo las anteojeras del materialismo decrépito, no admiten nada fuera de la materia, por tanto, no pueden entender una causa oculta (espiritual). Cuando la academia científica  salga de la extemporanea rutina mecanicista, ella reconocerá en la acción del mundo invisíble que nos rodea y en medio del cual vivimos, una fuerza que recae sobre las coisas físicas tanto como sobre las cosas morales. Ese será un nuevo camino abierto al progreso y la llave de una multitud de fenómenos mal comprendidos por la escuela psiquiátrica.

No hay razón para que la Psiquiatria condene los procedimientos espíritas en el tratamiento de los casos de obsesión y auto-obsesión. Es muy importante ampliar el entendimiento de las causas originales de una esquizofrenia bajo el impacto de la obsesión y considerar imprescindíble el tratamiento espiritual [desobsesión, pase, agua fluidificada, oración] ofrecido por la Doctrina Espírita, con base en las enseñanza de Cristo, que un dia, inevitablemente, constará en las propuestas científicas para el tratamiento de todas las dolencias humanas.

Nuestro mundo mental es como um cielo, con todo del firmamento descienden rayos de sol y lluvias benéficas para la vida planetaria, asi como, en el instante de la fricción de elementos atmosféricos, de ese mismo cielo proceden chispas eléctricas destructivas. De la misma forma funciona la mente humana. De ella se originan las fuerzas equilibrantes y restauradoras para los trillones de células del organismo físico, pero cuando está perturbada, emite rayos magnéticos de elevado tenor destructivo para  nuestra estructura psíquica.

Como una máquina, nuestro cuerpo se encuentra sujeto a desgastes naturales,  porque muchos obsesados no saben utilizar el cuerpo de forma correcta. En ese sentido, los obsesores (encarnados y desencarnados) saben explorar, hasta que el enfermo llegue a una patologia de difícil diagnóstico. El estado obsesivo procede de la intimidad del hombre, exteriorizandose en forma de tormentos físicos, mentales y emocionales. Sus causas casi siempre se remontan a vidas pasadas.

Pasiones, odios, fanatismo, avaricia y muchos otros factores son las fuentes generadoras de la obsesión, que actualmente se constituye uno de los mas terribles flagelos de la humanidad. La mente transmite al cuerpo, al que se ajusta durante la encarnación, todos  sus estados felices o infelices, equilibrando o conturbando el ciclo dle causa y efecto, por tanto, la obsesión es una patologia que guarda  su origen profundo en el Espíritu que delinquio.

El mejor proceso para  librarnos de un obsesor es que nos tornemos buenos. Chico Xavier dijo no “dejar al diablo quedar soplando donde no hay brasas”. ¡ Es verdad ! Las oscuridades exteriores se forman por las sombras interiores.  Lo que nos ata a un obsesor es la iniquidad que alimentamos en las actitudes e intenciones. Lo que nos vincula a un obsesor vengativo es  nuestra obstinación de no perdonar. Lo que nos conecta a un obsesor infeliz es es disgusto que cultivamos en el corazón.

Muchas veces Jesús fue buscado por obsesados. Él se adentraba mentalmente en las causas de su inquietud y, usando de su autoridad moral, liberaba tanto a los obsesores como a los obsesados, permitiéndoles despertar para la vida animada rumbo a la recuperación y a la pacificación de la propia conciencia. 

Entre  tanto, Jesús no liberó a los obsesados sin antes imponerles la intransferible necesidad de renovación íntima, ni expulsó a los perseguidores inconscientes sin  proporcionarles la dirección de Dios.

En resumen, identificamos siempre en la obsesión espiritual, el resultado de la invigilancia y de los desvíos morales. Para protegernos contra su influencia, urge fortalecer la fe por la renovación mental y por la práctica del bien en los moldes de los códigos evangélicos propuestos por Jesús Cristo,. no nos olvidemos del relato de Mateo: " Vigilad y orad para que no entreis en tentación".

 

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    RENOVACIÓN

El espiritualismo moderno descansa sobre testimonios universales, apoyase en hechos experimentales observados en todos los puntos del globo por hombres de las más diversas condiciones, entre quienes se encuentran sabios pertenecientes a todas las grandes universidades y a muchas academias célebres. Gracias a ellos, merced a su esfuerzos, la ciencia contemporánea, a pesar de sus vacilaciones, se ha visto poco a poco arrastrada a interesarse en el estudio del mundo invisible.

Crece de año en año el número de los experimentadores; sucédense unas a otras Investigaciones, y afirmaciones precedentes. De tales observaciones, multiplicadas hasta lo infinito, se ha desprendido una certeza: la supervivencia del ser humano, y con ella, las más precisas nociones acerca de las condiciones de la vida futura.

Por el atento estudio de los fenómenos, por la comunicación permanente establecida con el más allá, el espiritualismo moderno viene a reafirmar las grandes tradiciones del pasado, las enseñanzas de todas las religiones, de todas las filosofías elevadas en lo que concierne a la inmortalidad del ser y a la existencia de una causa reguladora del Universo. Les ha prestado una sanción definitiva. Cuanto anterior a él fue hipótesis y especulación del pensamiento, fue después un hecho reconocido tal.

Ha hecho más el espiritualismo, con toda esa suma de estudios e investigaciones proseguida durante medio siglo, con todos los hechos y con todas las revelaciones que de ellos derivan, ha constituido una enseñanza nueva, despojada de todo formalismo oscuro o simbólico, de fácil acceso, aun para los más humildes, y que abre a los eruditos y a los varias perspectivas acerca de los grados más elevados del humano conocimiento, acerca de la concepción de un ideal superior.

Tal enseñanza puede satisfacer así a los espíritus más refinados como a los modestos; pero va dirigida, sobre todo, a los que sufren, a los que gimen bajo el peso de gravosa carga o de pruebas difíciles, a todos los que tienen necesidad de una fe que les sostenga en el camino de la Vida, en sus trabajos, en sus dolores.

El espiritualismo moderno responde a esas necesidades ingénitas en el alma humana. Con la ley de las existencias sucesivas nos presenta la Justicia regulando el destino de todos los seres, con lo que desaparecen las gracias particulares y los privilegios, la redención de la sangre por un justo, los desheredados y los favorecidos; todos los espíritus que pueblan la inmensidad, ya diseminados por el espacio, ya morando en los mundos materiales, son hijos de sus propias obras: todas las almas, sea que animen cuerpos carnales, sea que esperen ulteriores encarnaciones, proceden de idéntico origen y están llamadas al mismo porvenir. Distinguenlas sus méritos, las virtudes adquiridas, no otra cosa; pero todas pueden elevarse por sus esfuerzos y recorrer la vía de los perfeccionamientos infinitos. Todos esos espíritus, encaminándose hacia un fin común, forman una sola familia subdividida en numerosas agrupaciones simpáticas, , en asociaciones espirituales, de las que la familia humana es una reducción o un reflejo, y cuyos miembros se siguen unos a otros y asisten mutuamente a través de sus múltiples existencia viviendo alternativamente la vida terrestre y la vida libre de los espacios, para volver a reunirse tarde o temprano.

Siendo ello así, la muerte ha perdido ya ese carácter lúgubre y terrorífico con que hasta hoy se la ha revestido. Todas nuestras existencias se entrelazan formando un conjunto único; la 'muerte no es más que el tránsito, el paso de una a otra: para el hombre de bien, puerta de oro que abre ante sus ojos horizontes cada vez más hermosos.

Con el materialismo, la fraternidad era no más que una palabra; el altruismo, una teoría sin raíces y sin alcance alguno. Sin el porvenir, el hombre había de concretar forzosamente su atención en el presente, y a los goces que en él puedan tener satisfacción. Si es la muerte el fin de todo, ¿a qué imponerse privaciones que nada habrán de compensar? ¿Para qué la virtud y el sacrificio si todo acaba en la nada?

Resultado inevitable de tales doctrinas había de ser el desarrollo del egoísmo, febril ansia de riqueza la preocupación exclusiva por los placeres materiales, lo que equivalía al desencadenamiento de las pasiones. A impulsos de esos hálitos destructores, la sociedad oscila sobre sus bases, y con ella, todas las nociones de moralidad, de fraternidad y de solidaridad que el nuevo espiritualismo se presenta a restaurar y consolidar.

Nuestra época, impelida a la duda y a la negación por las exageraciones teológicas, perdía de vista esa idea salvadora. El espiritualismo experimental le devuelve la fe perdida, apoyándola sobre bases nuevas e indestructibles.

LEON DENIS

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